El diablo es la antítesis de Dios. La Carta de San Juan describe a Dios como Amor. El diablo, por el contrario, es el epítome del odio; el diablo odia a Dios, odia a toda la humanidad y a todos nosotros individualmente, y el diablo incluso se odia a sí mismo.
Lucifer y los otros demonios con él son ángeles caídos. (Apocalipsis 12). A pesar de que los demonios son la encarnación del mal, sus intelectos todavía son muy agudos, aunque inclinados a la perversidad, la maldad y la destrucción. Conspirando y conspirando día y noche, el diablo se esfuerza por usar todas sus astutas estrategias para las llamas eternas del infierno para siempre.
Siendo este el caso, ofrezcamos una presentación de cinco de las herramientas más comunes que el diablo tiene en su arsenal para tentarnos, y luego cinco de las armas más eficaces que podemos utilizar para ganar la batalla: la salvación de nuestra alma inmortal y aquellos confiados a nuestro cuidado y providencia.
Herramientas destructivas en el Arsenal del diablo
1. Desolación
San Ignacio de Loyola reitera en las Reglas para el Discernimiento de los Espíritus, así como en la meditación de los Dos Estándares, la importancia de la vigilancia. Es decir, debemos estar constantemente atentos al estado interior de nuestra vida emocional para detectar cuándo nos encontramos en un estado de desolación, pues es entonces cuando el enemigo de nuestra salvación eterna, el diablo y su ejército, están levantando sus arcos y flechas, sus rifles, sus ametralladoras para disparar a matar! Por tanto, con una conciencia atenta de estar en la desolación, podemos resistir el embate del enemigo con mayor coraje e inteligencia para no sucumbir a sus astutos ataques.
2. Kriptonita: nuestro principal punto débil
Los atletas estudian a sus oponentes para detectar su punto débil y derrotarlos. En el debate, descubrir una laguna o un punto débil en el argumento del oponente puede resultar en la victoria. Los soldados usan tácticas militares para descubrir el punto vulnerable del enemigo y así derrotar al enemigo.
Así es con nosotros: todos tenemos nuestra propia kriptonita. ¿Por qué la palabra kriptonita? Superman era una fortaleza con una excepción: cuando estuvo expuesto a la kriptonita; luego se volvió tan débil como cualquier ser humano.
Los Padres del desierto acuñaron este conciso adagio, que es útil para el combate espiritual: conócete a ti mismo.
3. Entorno social
Vivimos en un entorno muy desafiante, más desafiante que los siglos anteriores. El mundo laboral, el entorno social, las redes sociales, el entretenimiento y, a menudo, incluso el contexto familiar, le dan al diablo una puerta abierta a las tentaciones.
4. Proliferación demoníaca de impurezas
Hace más de 100 años, la Virgen de Fátima dijo con tristeza que la mayoría de las almas se pierden para siempre debido a los pecados contra el 6° y 9° Mandamientos, es decir: los pecados contra la virtud de la pureza o castidad. En el medio social actual, nadie con razón podría dejar de admitir que esta situación se ha exacerbado y se ha deteriorado hasta niveles mínimos con respecto a la virtud de la pureza. Es cierto que la impureza implica pecados de la carne, pero el diablo, una vez más tras bambalinas, sabe avivar el fuego.
5. Diablo de la desesperación
Con el diablo en el fondo, pero verdaderamente presente, muchos en nuestra sociedad moderna han renunciado a toda esperanza y confianza en el Amor y la Misericordia de Jesús nuestro Salvador y el poder maternal de intercesión de María.
Cinco formas de resistir al diablo
Hemos hablado de cinco de las tentaciones más destacadas del diablo, que, en palabras de San Pedro, acecha como un león rugiente, buscando a quien devorar. (1 Pedro 5: 8). A decir verdad, el diablo nunca se toma un descanso, no toma un año sabático ni se va de vacaciones. Trabaja día y noche, en los hogares, en las calles, en los lugares de trabajo, en las iglesias y monasterios, en todos los lugares para ganar su premio: ¡la condenación eterna de las almas!
Por tanto, ofrezcamos el contraataque, nuestra estrategia de defensa. Tendremos cinco herramientas para ganar el combate contra el diablo, a quien Ignacio llama el enemigo de nuestra salvación.
1. Oración ferviente
No importa cuán poderosas, insistentes, insidiosas y astutas sean las tentaciones del diablo, si recurrimos a la oración frecuente, ferviente, humilde y perseverante, la victoria definitivamente será nuestra sobre el diablo y su ejército. El mejor ejemplo es Jesús en el Huerto de Getsemaní, como se presenta en la película La Pasión de Cristo.
Jesús está orando con tanto fervor que suda enormes gotas de sangre. ¡Entonces Él se levanta para aplastar al diablo con el talón de Su pie! ¡La oración puede conquistarlo todo!
2. Práctica de la penitencia
"El hombre no vive solo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". (Mateo 4: 3-4)
Los intentos del diablo fueron frustrados, fracasaron miserablemente. En otro pasaje bíblico, cuando los Apóstoles le preguntaron al Señor por qué no podían echar fuera a los demonios, Jesús respondió:
"Aquellos sólo pueden ser expulsados con oración y ayuno". (Mt. 17:21).
Por lo tanto, si podemos imbuir e impregnar nuestras vidas con al menos pequeños actos de penitencia y mortificación, ¡podemos mantener a raya al diablo y las tentaciones!
3. Transparencia y dirección espiritual periódica
Tanto San Ignacio de Loyola como Santa Teresa de Ávila insisten en la extrema necesidad de dirección espiritual en la búsqueda de la santidad. Todos tenemos puntos ciegos que solo se pueden detectar con la ayuda de un director espiritual capacitado. Sin embargo, muy especialmente, es indispensable abrir nuestra alma y conciencia atribulada a un director espiritual capacitado cuando nos encontramos en medio de una confusión o en medio de una tormenta espiritual.
Esta es la Regla clásica en el esquema de las Reglas para el discernimiento de los espíritus de San Ignacio de Loyola. El diablo quiere que mantengamos nuestras tentaciones ocultas; si hacemos esto, el enemigo puede transformar fácilmente un grano de arena en una montaña, un pequeño corte en una infección gangrenosa.
4. Nunc Coepi: ¡Comience de nuevo!
Siendo débiles y expuestos a muchas tentaciones, es posible que nos derrumbemos y capitulemos ante las insidiosas e insistentes murmuraciones del diablo. Solo Dios es perfecto y todos somos pecadores, ojalá en el camino hacia la santidad.
Un ataque del diablo muy feo pero omnipresente es precisamente este: después de caer en el pecado, nos desesperamos y perdemos la esperanza. ¡O podría ser el complejo de atracones! Con esto nos referimos a la tentación diabólica que podría expresarse como tal: " Bueno, ya te caíste, por qué no caes una y otra vez: bebida, pornografía, drogas, glotonería, promiscuidad, etc."
El verdadero soldado de Jesús, después de una caída no se desesperará, tirará la toalla y sucumbirá a hundirse más profundamente en el lodazal del pecado. ¡Todo lo contrario!
Admitirá humildemente su caída, recurrirá a la Confesión Sacramental y empezará de nuevo.
En palabras del Venerable Bruno Lanteri, Fundador de la Congregación de los Oblatos de la Virgen María: Nunc Coepi —¡Empezar de nuevo! Los brazos del Padre Amoroso del Hijo Pródigo están siempre abiertos para recibirnos.
5. María
Jesús es el Rey y María es la Reina. En Guadalajara, México, hay un título digno de mención que se le da a María: “La Generala del Ejército”, que significa: ¡El General del Ejército! En nuestra constante batalla contra el diablo y su ejército debemos recurrir a María.
¡Si se hace, la victoria será nuestra gracias a la poderosa intercesión de María!
Invoca el Santo Nombre de María, piensa a menudo en María, ¡y la victoria seguramente será nuestra!
Fuente - Texto tomado de CATHOLICEXCHANGE.COM:
https://catholicexchange.com/five-ways-to-resist-the-devils-attacks