Padre Pío habría recibido apocalíptico mensaje de Jesús sobre el inminente fin del mundo
Este famoso santo italiano envió en 1950 una carta al Vaticano relatando cómo se producirá el temido Apocalipsis.
Domingo 8 de octubre de 2017
Héctor Fuentes
El fraile italiano Pío de Pietrelcina (1887-1968), sacerdote católico de la Orden de los Hermanos Menores de los Capuchinos, es considerado el santo más popular de Italia. Además de los numerosos milagros que realizó durante todo su ministerio y de tener la capacidad de ver apariciones de ángeles, demonios, personas fallecidas, la Virgen María y Jesucristo, poseía una serie de sorprendentes dones como la clarividencia y la capacidad de leer las conciencias, la curación de enfermedades mediante el poder de la oración, la levitación, la xenoglosia y la bilocación o la capacidad de estar en dos lugares al mismo tiempo.
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El Padre Pío de Pietrelcina, canonizado el año 2000, con uno de los estigmas pasionarios en una de sus manos |
Sin embargo, este sacerdote italiano se haría famoso, sobre todo, por sufrir los estigmas de Jesucristo en sus manos, pies y costado, heridas que, según numerosos testigos, desprendían una inexplicable fragancia de flores (el denominado “olor a santidad”). Según se sabe hoy, el Padre Pío recibió de Dios los estigmas pasionarios el 20 de Septiembre de 1918, llevándolos consigo visiblemente durante 50 años, desapareciendo éstos sin dejar cicatriz alguna 3 días antes de su fallecimiento.
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El cadáver incorrupto del Padre Pío, el cual es visitado anualmente por miles de fieles en San Giovanni Rotondo (sur de Italia) |
El Padre Pío, cuyo cadáver todavía permanece incorrupto pese a haber fallecido hace casi 50 años, envió en 1950 una misteriosa carta dirigida a la Comisión de Heroldsbach -creada por el Vaticano- en la que detallaba y anunciaba la inminente llegada del fin de los tiempos sobre la tierra. El contenido de esta carta, por cierto, tenía una gran particularidad: le habría sido revelado al Padre Pío por Jesucristo en persona, para prevenir a los fieles y a los impíos cómo se iba a producir el fin de los tiempos y el inminente castigo a la humanidad.
Según informó en su momento el Padre Pío, para comprender mejor esta carta, había que remitirse a lo que dice San Pedro en la Sagrada Biblia (Cap. 3, vs. 2-12), cuando afirma que “… en los postreros días vendrán burladores, andando en sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa del advenimiento de Dios? … Más, oh amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡Como no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurandoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos siendo quemados, se fundirán!”
El extracto de la carta que el Padre Pío envió al Vaticano, y cuyo contenido le habría sido dado por el mismísimo Nazareno, es el siguiente:
“…Perseverad en la oración para que el adversario no tenga dominio sobre vos. Decid al pueblo que esté preparado en todo momento porque Mi juicio caerá sobre ellos repentinamente y cuando menos lo esperen. Nadie escapará de Mi mano, los encontraré a todos. Protegeré al justo.
Observad el sol, la luna y las estrellas de los cielos y cuando aparezcan indebidamente alterados y revueltos, debéis saber que no está lejano el día. Permaneced unidos en la oración y vigilantes hasta que el ángel de la destrucción haya pasado de vuestras puertas. Rogad para que esos días sean acortados.
Una y otra vez he avisado a los hombres y a menudo les he dado oportunidades especiales para volver al verdadero camino, pero ahora la perversidad ha alcanzado su punto máximo y el castigo no puede aplazarse por más tiempo… Decid a todos los hombres que ha llegado el tiempo en que todas estas cosas se cumplirán. Mi bien amado, tened confianza que estoy entre vosotros. Mi reino será glorificado, y Mi nombre será bendito desde la salida hasta la puesta del sol y Mi reino no tendrá fin. Rogad, haced reparación, sed fervientes y mortificados. Muchas cosas están en peligro. Rogad… Mantened las ventanas bien cubiertas. No miréis fuera. Encended una vela bendita que bastará para muchos días. Rezad el Rosario, leed libros espirituales y haced actos de amor que tanto Nos agradan. Rezad con los brazos extendidos o postrados sobre el suelo de manera que se puedan salvar muchas almas.
Los hombres corren hacia el abismo del infierno, dedicados a las diversiones y a pasarlo bien, como si fueran a un baile de máscaras o a las fiestas de una boda del mismo diablo. La medida del pecado está colmada y el día de la venganza, con sus terroríficos sucesos, está cerca, más cerca de lo que os podéis imaginar, y el mundo duerme en una falsa seguridad.
No salgáis de casa. Haced acopio de alimentos. ¡Se desatarán las fuerzas de la naturaleza y una lluvia de fuego hará temblar de miedo a las gentes! Tened valor, estoy entre vosotros.
Cuidad de los animales en esos días. Soy el Creador y preservador de todos los animales, así como del hombre. Os daré de antemano algunos signos para que en ese tiempo pongáis más alimento delante de los animales. Preservaré la propiedad del escogido, incluyendo los animales, pues ellos necesitarán sustento después. Que nadie atraviese los recintos ni salga incluso para alimentar a los animales. El que dé un paso fuera perecerá. Cubrid las ventanas cuidadosamente. Mi escogido no deberá ver Mi ira.
Tened confianza en Mí. Yo seré vuestra protección. Vuestra confianza me obliga a ir en vuestra ayuda. La hora de Mi llegada está cerca, pero mostraré misericordia.
Los tiempos serán testigos de los más terribles castigos. Mis ángeles, que serán los ejecutores de este trabajo, están preparados con sus afiladas espadas. Tendrán especial cuidado en aniquilar a todos aquellos que se burlan de Mí y no creen en mis revelaciones.
Huracanes de fuego se derramarán a través de las nubes y se extenderán por toda la tierra durante dos días; una lluvia ininterrumpida de fuego tendrá lugar. Empezará durante una noche muy fría, y todo esto para probar que Dios es el dueño de la creación. A aquellos que estén en estado de gracia no les sucederá ningún mal, ni tampoco a los que busquen la protección de Mi bendita Madre María Santísima.
Para que estéis preparados para estas visitas os daré los siguientes signos e instrucciones:
-La noche será muy fría. El viento rugirá y a continuación se oirán rayos y centellas. Cerrad vuestras puertas y ventanas, y no habléis a nadie fuera de la casa.
-Arrodillaos delante de un crucifijo, arrepentíos de vuestros pecados y pedid la protección de Mi bendita Madre María Santísima. No miréis durante el terremoto porque la cólera de Dios es Santa.
El viento traerá consigo gases envenenados que serán difundidos sobre la tierra entera.
Aquellos que sufran y mueran inocentemente serán mártires y estarán conmigo en Mi Reino.
Satanás triunfará, pero al cabo de tres noches el terremoto y el fuego cesarán. Después de estos días el sol volverá a brillar y los ángeles descenderán del cielo y extenderán el espíritu de paz sobre la tierra. Un sentimiento de inmensa gratitud tomará posesión de aquellos que sobrevivan a ésta terrible prueba, el castigo más amenazador con que Dios haya visitado la tierra desde la creación.
Pronto caerá sobre el mundo entero el más terrible castigo, como nunca antes ha sido testigo, un castigo terrible que nunca antes se ha experimentado. Con qué indiferencia miran los hombres estas cosas que tan pronto caerán sobre ellos, contrariamente a lo que esperaban. Con qué indiferencia se preparan para estos inauditos hechos por los cuales tendrán que pasar en breve. El peso de la Divina balanza ha alcanzado la tierra.
La ira de Mi Padre se derrama sobre el mundo entero. Estoy de nuevo avisando al mundo a través vuestro, como a menudo he hecho en otros tiempos.
Los pecados de los hombres se han multiplicado sin medida; las irreverencias en la Iglesia, orgullo pecaminoso cometido en fingidas actividades religiosas, falta de amor fraterno… ¡El mundo está lleno de iniquidades!
Esta catástrofe caerá sobre la tierra como un chorro de luz, en cuyo momento la luz del sol de la mañana será reemplazada por profunda obscuridad. Nadie deberá abandonar la casa ni mirar a través de la ventana desde aquel momento en adelante.
Yo mismo vendré entre el trueno y el relámpago. El perverso contemplará Mi Divino Corazón.
Habrá gran confusión a causa de esta profunda oscuridad en la cual la tierra será envuelta, y muchos morirán de miedo y desesperación. Aquellos que hayan luchado por Mí recibirán gracias de Mi Divino Corazón, y el grito de:
¡Quién como Dios!
Servirá de medio de protección para muchos.
Sin embargo, muchos se quemarán en los campos como hierba seca. Los sin-Dios serán aniquilados, de manera que el justo, después, podrá empezar de nuevo.
Durante el día, tan pronto como la completa oscuridad se haya introducido, nadie abandonará la casa, ni deberá ver a través de la ventana. La oscuridad durará un día y una noche, seguida por otro día y otra noche, y otro día; pero en la noche siguiente el sol se levantará y será primavera.
En los días de oscuridad, Mi escogido no deberá dormir como los discípulos en el Huerto de los Olivos. Orarán incesantemente y no serán defraudados por Mí. Reuniré a mis escogidos.
El mismo infierno se creerá estar en posesión de toda la tierra, pero Yo la reclamaré. ¿Pensáis quizá, que Yo permitiría a Mi Padre que tan terribles castigos cayeran sobre el mundo, si el mundo volviera de la iniquidad a la justicia? Pero, a causa de Mi gran amor, será permitido que estas aflicciones caigan sobre el hombre; aunque muchos renegarán de Mí, aún millares de almas serán salvadas por ellos. Ningún entendimiento humano puede sondear la profundidad de Mi Amor.
Rezad, rezad, deseo vuestras oraciones. Mi querida Madre María Santísima, San José, Santa Isabel, San Conrado, San Miguel, San Pedro, Santa Teresa y vuestros ángeles custodios serán vuestros intercesores, implorad su ayuda.
Valientes soldados de Cristo, a la vuelta de la luz, dad cada uno gracias a la Santísima Trinidad por su protección.
La devastación será grande, muy grande, pero Yo vuestro Dios habré purificado la tierra. Estoy con vosotros, tened confianza en Mí. Pensad que no sois eternos. Pensad, el tiempo es breve. Sí, pensad que esto es para que cambiéis, para que vuestra vida sea amor. Pensad que podéis morir dentro de un momento. Que tal vez muchos de vosotros que leéis estas líneas no amaneceréis…
Tomad todo esto como misericordia y amor del Dios que es amor y por amor ya no permitirá que os perdáis más. ¡Cambiad!
No penséis más en lo vano, pensad en lo eterno, que para eso fuisteis creados, para vivir eternamente.
Rogad, sí, para que se os conceda la gracia de tener el alma preparada para recibir la muerte en gracia de Dios. ¡Esto es lo más importante!”.
Fuente - Texto tomado de GUIOTECA.COM:
Maria Paola Daud | Septiembre 23 de 2017
12 mensajes sobre cuando llegará el Apocalipsis
No muchos saben que el Padre Pío entre tantos dones tenía uno muy especial, el de la profecía y el mismísimo Señor Jesucristo se comunicaba con él, y en una carta de 1959 dirigida a su superior, padre Pío cuenta la revelación que le hizo Jesús sobre el fin del mundo.
La epístola, atribuida al Padre Pío, es bastante larga llena de mensajes así que tomaremos sólo un extracto con 12 mensajes tomados del libro de Renzo Baschera “I grandi profeti”.
1. El mundo está andando en ruinas.
Los hombres han abandonado el camino correcto para aventurarse en caminos que terminan en el desierto de la violencia… Si no vuelven a beber de la fuente de la humildad, la caridad y el amor, será una catástrofe.
2. Cosas terribles vendrán.
Ya no puedo interceder por los hombres. La piedad divina está a punto de terminar. El hombre había sido creado para amar la vida, y terminó destruyendo la vida…
3. Cuando el mundo fue confiado al hombre, era un jardín.
El hombre lo ha convertido en una atmósfera llena de venenos. Nada sirve ahora para purificar la casa del hombre. Es necesario un trabajo profundo, que sólo puede venir del cielo.
4. Prepárense para vivir tres días en total oscuridad.
Estos tres días están muy cerca… Y en estos días permanecerán como muertos sin comer ni beber. Luego la luz volverá. Pero muchos serán los hombres que no la verán más.
5. Mucha gente escapará asustada.
Correrá sin tener una meta. Dirán que hay salvación al oriente y la gente correrá hacia el oriente, pero caerá en un acantilado. Dirán que al occidente hay salvación y la gente correrá al occidente, pero caerán en un horno.
6. La tierra temblará y el pánico será grande… La Tierra está enferma.
El terremoto será como una serpiente: lo sentirán arrastrarse por todos lados. Y muchas piedras caerán. Y muchos hombres perecerán.
7. Vosotros sois como hormigas, porque vendrá el tiempo en que los hombres se quitarán los ojos por una miga de pan.
Los negocios serán saqueados, los almacenes serán tomados en asalto y destruidos. Pobre será aquel que en esos días oscuros se encontrará sin una vela, sin una jarra de agua y sin el necesario por tres meses.
8. Una tierra va a desaparecer… una gran tierra.
Un país será borrado para siempre de los mapas geográficos… Y con él será arrastrado en el fango la historia, la riqueza y los hombres.
9. El amor del hombre por el hombre se ha convertido en una palabra vacía.
¿Cómo puedes esperar que Jesús te ame, si ni siquiera amas a los que comen en tu propia mesa? … De la ira de Dios no serán perdonados los hombres de ciencia, sino los hombres de corazón.
10. Estoy desesperado… No sé qué hacer para que la humanidad se arrepienta.
Si continúa por este camino, la tremenda ira de Dios se desencadenará como un tremendo rayo.
11. Un meteorito caerá sobre la tierra y todo brillará.
Será un desastre, mucho peor que una guerra. Muchas cosas serán canceladas. Y este será uno de los signos…
12. Los hombres vivirán una experiencia trágica.
Muchos serán abrumados por el río, muchos serán quemados por el fuego, muchos serán enterrados por los venenos… Pero me mantendré cerca de los puros de corazón.
Realmente para pensarlo y meditarlo, pero...
¿Cuándo sucederá este día?
Y a estar atentos, porque el Señor vendrá como un ladrón…
La clave está en la misma
Sagrada Biblia (2 Pedro 3, 2-13):
Acuérdense de las palabras dichas en el pasado por los santos profetas y del aviso de sus apóstoles, que era el del Señor y Salvador.
Sepan, en primer lugar, que en los últimos días se presentarán burlones que no harán caso más que de sus propios apetitos, y preguntarán en son de burla:
«¿En qué quedó la promesa de su venida? Desde que murieron nuestros padres en la fe todo sigue igual que al comienzo del mundo»
Estos quieren ignorar que al principio hubo un cielo, y una tierra que surgió del agua y se mantuvo sobre ella por la palabra de Dios.
Y por la misma palabra este mundo pereció anegado por las aguas del diluvio.
Del mismo modo ahora la palabra de Dios es la que conserva nuestro cielo y nuestra tierra, pero serán destruidos por el fuego el día del Juicio, cuando los impíos también sean destruidos.
No olviden, hermanos, que ante el Señor un día es como mil años y mil años son como un día.
El Señor no se demora en cumplir su promesa, como algunos dicen, sino que es generoso con ustedes, y no quiere que se pierda nadie, sino que todos lleguen a la conversión.
Llegará el día del Señor como hace un ladrón, y entonces los cielos se desarmarán entre un ruido ensordecedor, los elementos se derretirán por el calor y la tierra con todo lo que hay en ella se consumirá.
Si el universo ha de descomponerse así, ¡cómo deberían ser ustedes! Les corresponde llevar una vida santa y piadosa, mientras esperan y ansían la venida del día de Dios, en la que los cielos se desarmarán en el fuego y los elementos se derretirán por el calor.
Mas nosotros esperamos, según la promesa de Dios, cielos nuevos y una tierra nueva en que reine la justicia.