Fiesta Litúrgica del Reinado de María instituida por Pío XII en 1954, al coronar a la Virgen en Santa María La Mayor (Roma). En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la dignidad y realeza de María, la Encíclica Ad Coeli Reginam (Oct. 11, 1954). Se celebra ahora en la octava de la Asunción para manifestar la conexión entre la realeza de María y su Asunción a los cielos.
Fundamento Teológico de la Realeza de la Virgen María
La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina, se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser Corredentora del género humano.
- Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey Universal por derecho propio.
En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen concebirá:
"Hijo del Altísimo será llamado y a Él le dará el Señor Dios por trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará eternamente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1, 32-33). Y a María se le llama "Madre del Señor" (Lc. 1, 43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora de todas las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la Enc. Ad Coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).
- Por ser Corredentora del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísima en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afirmarse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de Su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.
"La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por razón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino también nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino también, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc. Ad Coeli Reginam).
Naturaleza del Reino de María
El reino de Santa María, a semejanza y en perfecta coincidencia con el reino de Jesucristo, no es un reino temporal y terreno, sino más bien un reino eterno y universal: "Reino de verdad y de vida, de santidad, de gracia, de amor y de paz" (cfr. Prefacio de la Misa de Cristo Rey).
- Es un reino eterno porque existirá siempre y no tendrá fin (cfr. Lc. 1, 33) y, es universal porque se extiende al Cielo, a la tierra y a los abismos (cfr. Fil. 2, 10-11).
- Es un reino de verdad y de vida. Para ésto vino Jesús al mundo, para dar testimonio de la verdad (cfr. Jn. 18, 37) y para dar la vida sobrenatural a los hombres.
- Es un reino de santidad y justicia porque María, la llena de gracia, nos alcanza las gracias de su Hijo para que seamos santos (cfr. Jn. 1, 12-14); y de justicia porque premia las buenas obras de todos (cfr. Rom. 2, 5-6).
- Es un reino de amor porque de su eximia caridad nos ama con corazón maternal como hijos suyos y hermanos de su Hijo (cfr. 1 Cor. 13, 8).
- Es un reino de paz, nunca de odios y rencores; de la paz con que se llenan los corazones que reciben las gracias de Dios (cfr. Is. 9, 6).
La oración colecta de la Memoria de Santa María Reina
dice:
"Oh Dios, que nos has dado como Madre y como Reina, a la Madre de tu Unigénito; concédenos, por su intercesión, el poder llegar a participar en el Reino celestial de la gloria reservada a tus hijos".
Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG: