Nace en Ávila el 28 de marzo de 1515, en la casa señorial de Don Alonso Sánchez de Cepeda y Doña Beatriz Dávila de Ahumada. Desde muy pequeña manifestó interés por las vidas de los santos y las gestas de caballería. Su madre muere en 1528 contando ella 13 años, y pide entonces a la Virgen que la adopte hija suya. A medida que se hace mayor, la vocación religiosa se le va planteando como una alternativa, aunque en lucha con el atractivo del mundo.
Su hermano Rodrigo parte a América, su hermana María al matrimonio y una amiga suya ingresa en La Encarnación. Con ella mantendrá largas conversaciones que la llevan al convencimiento de su vocación, ingresando, con la oposición de su padre, en 1535. Dos años después, en 1537, sufre una dura enfermedad, que provoca que su padre la saque de la Encarnación para darle cuidados médicos, pero no mejora y llega a estar cuatro días inconsciente, todo el mundo la da por muerta. Finalmente se recupera y puede volver a la Encarnación dos años después en 1539, aunque tullida por las secuelas, tardará en valerse por sí misma alrededor de tres años. Muere su padre en 1544.
En la Cuaresma del año 1554, contando ella 39 años y 19 como religiosa llora ante un Cristo llagado pidiéndole fuerzas para no ofenderle. Desde este momento su oración mental se llena de visiones y estados sobrenaturales, aunque alternados siempre con períodos de sequedad. Aunque recibe muchas visiones y experiencias místicas elevadas, es una visión muy viva y terrible del infierno la que le produce el anhelo de querer vivir su entrega religiosa con todo su rigor y perfección, llevándola a la reforma del Carmelo y la primera fundación.
Fundó en total 17 conventos:
- Ávila (1562)
- Medina del Campo (1567)
- Malagón (1568)
- Valladolid (1568)
- Toledo (1569)
- Pastrana (1569)
- Salamanca (1570)
- Alba de Tormes (1571)
- Segovia (1574)
- Beas de Segura (1575)
- Sevilla (1575)
- Caravaca de la Cruz (1576)
- Villanueva de la Jara (1580)
- Palencia (1580)
- Soria (1581)
- Granada (1582)
- Burgos (1582) en el año de su muerte
Muere sin haber publicado ninguna de sus obras, sin haber logrado fundar en Madrid (a pesar de su ilusión), sin haber separado la orden de los descalzos de la de calzados y con dudas sobre si sus monasterios se podrían mantener con el espíritu que ella infundió. Teresa escribió muy poco por iniciativa suya, muchas cartas, alguna poesía y anotaciones. Pero sus obras maestras son fruto de la obediencia a sus superiores, que veían el interés de que escribiera sus experiencias y enseñanzas. Y así comienza todos sus escritos mayores aceptando su encargo con obediencia, pero con notable esfuerzo por su parte. Su vida es fiel reflejo de lo que avisaba a sus monjas: que las gracias recibidas en la oración son para darnos fuerza en servir a los demás. Aunque Teresa es conocida por lo elevado de las gracias místicas y visiones que recibe, su oración no la aparta del mundo, sino que hace que se entregue con especial fuerza y respaldo a las obras que le son encomendadas sufriendo en viajes, discusiones y continuas trabas, burlas y desplantes de sus contemporáneos.
Fue beatificada por Pablo V en 1614, canonizada por Gregorio XV en 1622, y nombrada doctora de la Iglesia Universal por Pablo VI en 1970. La primera mujer de las tres actuales doctoras de la Iglesia. Las otras son Santa Catalina de Siena y otra carmelita descalza: Santa Teresita del Niño Jesús.
Jesús confío en Ti
¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?
Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor.
Cuando te entregues a Mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios.
No te desesperes, no me dirijas una oración agitada,
como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos,
cierra los ojos del alma y dime con calma: JESÚS CONFÍO EN TI.
Evita las preocupaciones angustiosas
y los pensamientos sobre lo que puede suceder,
y los pensamientos sobre lo que puede suceder,
no estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas.
Déjame ser Dios y actuar con libertad.
Entrégate confiadamente en Mí, reposa en Mi,
y deja en mis manos tu futuro,
y deja en mis manos tu futuro,
dime frecuentemente: JESÚS CONFÍO EN TI.
Lo que más te daña querer resolver las cosas a tu manera,
cuando me dices: JESÚS CONFÍO EN TI.
No seas como el paciente que le dice al médico que lo cure,
pero le dice el modo de hacerlo.
Déjate llevar en mis brazos divinos,
no tengas miedo, Yo te amo.
no tengas miedo, Yo te amo.
Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración.
Sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía.
Continúa diciéndome a todas horas: JESÚS CONFÍO EN TI.
Necesito las manos libres para poder obrar,
no me ates con tus preocupaciones inútiles.
no me ates con tus preocupaciones inútiles.
Satanás quiere agitarte, angustiarte, quitarte la paz.
CONFÍA EN MÍ.
REPOSA EN MÍ.
ENTRÉGATE A MÍ.
Yo hago los milagros en la proporción de la entrega y de la confianza que tienes en Mí.
Así que no te preocupes, echa en Mí todas tus angustias y duerme tranquilo.
Dime siempre: JESÚS CONFÍO EN TI, y verás grandes milagros.
Te lo prometo por mi amor.
Fuente - Texto tomado de SANTATERESADEJESUS.COM:
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