Súplicas que pueden ser utilizadas privadamente por los fieles en la lucha contra el poder de las tinieblas
Ritual Romano de exorcismos y otras súplicas, Apéndice II.
Versión castellana de la edición típica, 2005
Oraciones contra el poder de las tinieblas
1. Señor Dios, apiádate de mi, siervo tuyo, que, a causa de muchas insidias, me he vuelto como un objeto perdido; sálvame de la mano de mis enemigos y ven a buscarme si estoy perdido, acógeme cuando me encuentres, y no me abandones, así podré agradarte por siempre, porque sé que me has redimido con tu fuerza.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
2. Dios todopoderoso, que das cobijo a los afligidos en tu casa y conduces a los cautivos a la prosperidad, mira mi aflicción y ven en mi auxilio; derrota al enemigo malvado, para que, una vez vencida la acción del adversario, la libertad me conduzca a la paz, de modo que restablecido en la piedad serena, proclame que eres admirable, Tú que diste fuerza a tu pueblo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
3. Oh Dios, creador y defensor del género humano, que formaste al hombre a tu imagen y lo recreaste mas admirablemente con la gracia del Bautismo, dirige tu mirada sobre mi, siervo tuyo, y sé propicio a mis súplicas. Te pido que nazca en mi corazón el esplendor de tu gloria para que, eliminado plenamente todo temor, pueda alabarte con ánimo y espíritu sereno, junto a mis hermanos en tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
4. Oh Dios, origen de toda misericordia y de toda bondad, que quisiste que tu Hijo sufriera por nosotros el suplicio de la Cruz para librarnos del poder del enemigo; mira propicio mi humillación y dolor, y concédeme, pues me renovaste en la fuente bautismal, que, habiendo vencido el ataque del Maligno, me colme la gracia de tu bendición.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
5. Oh Dios, que por la gracia de la adopción, quisiste que yo fuera hijo de la luz, te pido que me concedas no verme envuelto en las tinieblas de los demonios sino que pueda por siempre permanecer plenamente en el esplendor de la libertad recibida de Ti.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Invocaciones a la Trinidad
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Sólo a Dios honor y gloria.
Bendigamos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo; sea alabado y ensalzado por los siglos de los siglos.
Te invocamos, te alabamos, te adoramos, Oh Santa Trinidad. Esperanza nuestra, salvación nuestra, honor nuestro, Oh Santa Trinidad. Líbrame, sálvame, vivifícame, Oh Santa Trinidad. Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que vendrá.
A Ti el honor y la fuerza, oh Santa Trinidad, a Ti la gloria y el poder por los siglos de los siglos.
A Ti la alabanza, a Ti la gloria, a Ti la acción de gracias
por los siglos de los siglos, oh Santa Trinidad.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de mí.
Invocaciones a Nuestro Señor Jesucristo
a)
Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de mí.
Jesús, imagen del Padre, ten piedad de mí.
Jesús, Sabiduría eterna, ten piedad de mí.
Jesús, resplandor de la luz eterna, ten piedad de mí.
Jesús, Palabra de vida, ten piedad de mí.
Jesús, Hijo de la Virgen María, ten piedad de mí.
Jesús, Dios y hombre, ten piedad de mí.
Jesús, Sumo Sacerdote, ten piedad de mí.
Jesús, heraldo del reino de Dios, ten piedad de mí.
Jesús, camino, verdad y vida, ten piedad de mí.
Jesús, pan de vida, ten piedad de mí.
Jesús, vid verdadera, ten piedad de mí.
Jesús, hermano de los pobres, ten piedad de mí.
Jesús, amigo de los pecadores, ten piedad de mí.
Jesús, médico del alma y del cuerpo, ten piedad de mí.
Jesús, salvación de los oprimidos, ten piedad de mí.
Jesús, descanso de los abandonados, ten piedad de mí.
Tú que viniste a este mundo, ten piedad de mí.
Tú que libraste a los oprimidos por el diablo, ten piedad de mí.
Tú que estuviste colgado en la cruz, ten piedad de mí.
Tú que aceptaste la muerte por nosotros, ten piedad de mí.
Tú que yaciste en el sepulcro, ten piedad de mí.
Tú que descendiste a los infiernos, ten piedad de mí.
Tú que resucitaste de entre los muertos, ten piedad de mí.
Tú que subiste a los cielos, ten piedad de mí.
Tú que enviaste el Espíritu Santo sobre los Apóstoles, ten piedad de mí.
Tú que te sientas a la derecha del Padre, ten piedad de mí.
Tú que vendrás a juzgar a vivos y muertos, ten piedad de mí.
b)
Por tu encarnación. Líbrame, Señor.
Por tu nacimiento. Líbrame, Señor.
Por tu bautismo y santo ayuno. Líbrame, Señor.
Por tu pasión y cruz. Líbrame, Señor.
Por tu muerte y sepultura. Líbrame, Señor.
Por tu santa resurrección. Líbrame, Señor.
Por tu admirable ascensión. Líbrame, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo. Líbrame, Señor.
Por tu gloriosa venida. Líbrame, Señor.
Otras invocaciones al Señor
Cuando se nombra la cruz, puede el fiel oportunamente hacer la señal de la cruz.
Sálvame, Cristo Salvador, por la fuerza de la Cruz ✞: Tú que salvaste a Pedro en el mar, ten piedad de mí.
Por la señal de la Santa Cruz ✞, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
Por tu Cruz ✞ sálvanos, oh Cristo Redentor, Tú que muriendo destruiste nuestra muerte y resucitando restauraste la vida.
Tu Cruz ✞ adoramos, Señor, Tu gloriosa pasión contemplamos: ten misericordia de nosotros, Tú que padeciste por nosotros.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu Cruz ✞ has redimido al mundo.
Invocaciones a Santa María Virgen
Bajo tu protección nos acogemos,
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
Consoladora de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.
Dígnate aceptar mis alabanzas, oh Virgen santa;
hazme fuerte contra tus enemigos.
Madre mía, confianza mía.
María, Virgen Madre de Dios, ruega a Jesús por mí.
Dignísima Reina del mundo, Virgen perpetua María,
intercede por nuestra paz y salvación,
tú que engendraste a Cristo Señor,
Salvador de todos.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
defiéndenos del enemigo,
y ampáranos en la hora de la muerte.
Socórreme, oh piadosísima Virgen María,
en todas mis tribulaciones, angustias y necesidades,
alcánzame de tu Hijo querido
la liberación de todos los males
y de los peligros de alma y cuerpo.
Acuérdate, oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir,
que ni uno solo de cuantos han acudido
a tu protección e implorado tu socorro,
haya sido desamparado por ti.
Yo pecador, animado con esta confianza,
acudo a ti, oh Madre, Virgen de las Vírgenes;
a ti vengo, ante ti me presento con dolor.
No desprecies, Madre del Verbo, mis súplicas,
antes bien inclina a ellas tus oídos
y dígnate atenderlas favorablemente.
Invocación a San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Se nuestro amparo contra la perversidad
y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú príncipe de la milicia celestial
arroja al infierno con el divino poder
a satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros / por mí.
San Miguel, ruega por nosotros / por mí.
San Gabriel, ruega por nosotros / por mí.
San Rafael, ruega por nosotros / por mí.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros / por mí.
San Juan Bautista, ruega por nosotros / por mí.
San José, ruega por nosotros / por mí.
San Pedro, ruega por nosotros / por mí.
San Pablo, ruega por nosotros / por mí.
San Juan, ruega por nosotros / por mí.
Todos los santos Apóstoles, rogad por nosotros / por mí.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros / por mí.
(Pueden añadirse los nombres de otros Santos y Beatos)
De todo mal, Líbranos / me, Señor.
De todo pecado, Líbranos / me, Señor.
De las insidias del diablo, Líbranos / me, Señor.
De la muerte eterna, Líbranos / me, Señor.
Cristo, óyenos / me.
Cristo, escúchanos / me.
Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG: