Aquel singular caso en que Benedicto XVI derrotó al demonio
Ary Waldir Ramos Díaz - Publicado el 13/04/18
Anécdota del Libro ‘De Profesión Exorcista’, el testimonio del discípulo del padre Gabriel Amorth.
El primer caso de auténtica posesión no se olvida nunca. Palabras del sacerdote mexicano que fue discípulo del padre Gabriel Amorth durante cuatro años. Charles, un noble francés, comenzó a sentirse mal después de un retiro espiritual en Dijon, en la Borgoña. Entraba en trance inexplicablemente. Y nada, ni nadie lograba liberarlo.
El libro en italiano De Profesión exorcista (‘Professione Esorcista’), del padre Cesare Truqui con la periodista vaticanista Chiara Santomiero (ed. Piemme 2018) explica cómo el exorcista establece un coloquio con la presunta víctima del maligno y una vez comprobado el caso, excluyendo que sea un problema psiquiátrico o médico, obliga al demonio a revelarse a través de oración y preguntas.
Así fue en el caso de Charles, alto: un metro y noventa, casado felizmente con un hijo y a quien Benedicto XVI liberó del demonio sólo con el poder de la oración.
La voz que salía del cuerpo del poseído se identificó:
“Soy el príncipe del mundo”
E insistía soberbio y altanero ante el experimentado exorcista Francesco Bamonte:
“¡Tú no puedes conmigo!”
“¿Quién, entonces?”
“- El Papa o un obispo-”, respondió la voz infernal.
Charles era un hombre normal, de éxito, de familia rica y de sangre azul. En la mañana del retiro espiritual asaltó con una fuerza descomunal a un compañero que se le acercó preocupado por su reacción a la oración.
Interminables encuentros con psiquiatras, especialistas, sacerdotes. Nadie explicaba la situación y era desesperante para él y su familia.
Padre Bamonte siente que está perdiendo la pelea espiritual con Satanás, el ángel caído, en el campo de batalla que es el cuerpo martirizado de Charles.
Entonces consulta al padre Gabriel Amorth que le invita a no dejarse engañar y amedrentar. Satanás insiste que sólo el Papa le puede sacar de allí.
Charles empeora. Así, le aconsejan de escribir directamente al papa Benedicto XVI. La carta llega por medio de un sacerdote de confianza a través de la Secretaría de Estado.
La respuesta llega una semana después firmada por el secretario del papa Ratzinger en la que prometía rezar por el poseído.
Benedicto XVI ofreció intenciones en las misas sucesivas para liberar al hombre.
Truqui narra que tres meses después recibió una llamada del Padre Bamonte:
“¡Padre, no me va creer, pero pienso que Charles ha sido liberado!”. Durante el último exorcismo, Charles dio un grito liberatorio y se alzó feliz.
La única explicación -sostiene Truqui- es la potente oración del Papa, la cual arrodilló a Satanás después de que los padres de Charles -quien no lo sabía– habían hecho un pacto diabólico y lo ofrecieron a él siendo niño como tributo a cambio de poder y dinero, junto a su hermano gemelo abortado.
Truqui, también hoy profesor del curso anual de exorcismo y oración de liberación organizado por el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum en Roma (XIII edición, 16 al 21 de abril de 2018), narra que no tuvo miedo en esa primera visión de una posesión, sino que fue iluminador reconocer la verdad del mal descrito en el Evangelio.
Otro episodio similar y que involucra a Benedicto XVI, ocurrido en mayo de 2009, fue contado por el mismo padre Gabriel Amorth en el libro L’ultimo exorcista.
En esa versión, el Papa alemán ayudó a curar a dos jóvenes poseídos, Marco y Giovanni, quienes fueron llevados a la plaza de San Pedro porque parecían no mejorar con las oraciones y el rito.
Ellos en la audiencia general de ese miércoles en el momento que se acercaba el papamóvil comienzan a convulsionar y mirar extrañamente.
Antes, una de las dos asistentes del padre Amorth que acompañaban a los jóvenes, le pregunta a Giovanni qué como estaba.
“Yo no soy Giovanni”, mustió una voz ronca.
La chica no responde.
“Sabe que con el diablo sólo un exorcista puede hablar”, afirma Amorth.
El Papa desciende del jeep y saluda a la multitud. Los jóvenes poseídos temblaban, babeaban. Una de las mujeres grita:
“¡Santidad, Santidad, estamos aquí!”.
El Papa se vuelve hacia ellas, observa desde la distancia, no se turba, alza su brazo y les bendice. Los dos poseídos sienten un sacudón y fueron arrojados tres metros más lejos, sostiene Amorth. Los jóvenes comienzan a llorar. Cuando se aleja el Papa ambos vuelven en sí.
Por otro lado, Truqui cuenta en el libro escrito con Santomiero:
Que el demonio le teme a Jesús y a la Virgen María, en especial a la madre de Cristo, pero que Lucifer en la tierra lucha contra la Iglesia de Cristo.
De hecho, según las revelaciones de los demonios durante el rito, los obispos son los únicos en enviar a los sacerdotes exorcistas a que cumplan ese ministerio especial, a pesar de que por mucho tiempo esta práctica liberatoria ha sido desacreditada por la ciencia e incluso por algunas iglesias que la consideran supersticiosa y anacrónica y esto conlleva a la falta de presbíteros preparados en algunas diócesis de la región del norte de Europa y en otras más en el mundo.
En este sentido, cabe recordar -según los expertos- que la posesión demoniaca ocurre rara vez. Sante Babolin, otro reconocido exorcista constata que en los miles de casos atendidos en la diócesis de Padua, Italia, sólo pocos muy pocos son verdaderas posesiones.
Fuente - Texto tomado de ES.ALETEIA.ORG:
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