24. Ninguno puede servir a dos señores; porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o si se sujeta al primero, mirará con desdén al segundo. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
25. En razón de esto os digo: No os acongojéis por el cuidado de hallar qué comer para sustentar vuestra vida, o de dónde sacaréis vestidos para cubrir vuestro cuerpo. Qué ¿no vale más la vida, o el alma, que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
26. Mirad las aves del cielo cómo no siembran, ni siegan, ni tienen graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿Pues no valéis mucho más sin comparación que ellas?
27. Y ¿quién de vosotros a fuerza de discursos puede añadir un codo a su estatura?
28. Y acerca del vestido ¿a qué propósito inquietaros? Contemplad los lirios del campo cómo crecen y florecen. Ellos no labran, ni tampoco hilan.
29. Sin embargo, yo os digo que ni Salomón, en medio de toda su gloria, se vistió con tanto primor como uno de estos lirios.
30. Pues si una hierba del campo que hoy es, o florece, y mañana se echa en el horno, Dios así la viste, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
31. Así que no vayáis diciendo acongojados: ¿Dónde hallaremos qué comer y beber? ¿Dónde hallaremos con qué vestirnos?
32. Como hacen los paganos, los cuales andan ansiosos tras de todas estas cosas; que bien sabe vuestro Padre la necesidad que de ellas tenéis.
33. Así que, buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os darán por añadidura.
34. No andéis, pues, acongojados por el día de mañana; que el día de mañana harto cuidado traerá por sí; bástale ya a cada día su propio afán o tarea.
Palabra de Dios
Gloria a Ti, Señor Jesús