Pandemia
Una pandemia es la afectación de una enfermedad infecciosa de los humanos a lo largo de un área geográficamente extensa. El vocablo procede del griego πανδημία, de παν (pan, todo) y de δήμος (demos, pueblo), expresión que significa reunión de todo un pueblo.
1. Causas comunes
En el mes de mayo del 2009, la OMS modificó la definición de pandemia. Antes de este cambio, pandemia se definía como: “Infección por un agente infeccioso, simultánea en diferentes países, con una mortalidad significativa en relación con la proporción de población infectada”. En la nueva definición, se eliminó la característica de “mortalidad”.
2. Pandemias históricas
Ha habido un número importante de pandemias en la historia humana, todas ellas generalmente zoonosis, que han llegado con la domesticación de animales, tales como la viruela, difteria, gripe y tuberculosis. Ha habido un número de epidemias particularmente importantes que merecen una mención por encima de la «mera» destrucción de ciudades:
La plaga de Atenas: durante la guerra del Peloponeso, 430 a. C., un agente desconocido, posiblemente fiebre tifoidea mató a la cuarta parte de las tropas atenienses y a una cuarta parte de la población a lo largo de cuatro años. Esto debilitó fatalmente la preeminencia de Atenas, pero la virulencia absoluta de la enfermedad evitó una mayor expansión.
La peste antonina: (165-180). posiblemente viruela traída del Oriente próximo, mató a una cuarta parte de los infectados y hasta cinco millones en total. En el momento más activo de un segundo brote (251-266), se dijo que morían 5.000 personas por día en Roma.
La peste de Justiniano: comenzó en 541. Fue el primer brote registrado de la peste bubónica. Empezó en Egipto alcanzó Constantinopla en la siguiente primavera y mató (según el cronista bizantino Procopio de Cesarea) a 10.000 personas por día, en su momento más activo, y quizá a un 40 por ciento de los habitantes de la ciudad. Continuó hasta destruir incluso la cuarta parte de los habitantes del Mediterráneo oriental.
La peste negra: comenzó en el siglo XIV. Ochocientos años tras el último brote, la peste bubónica volvía a Europa. Comenzando en Asia, la enfermedad alcanzó el Mediterráneo y Europa occidental en 1348 (posiblemente llevada por mercaderes italianos que huían de la guerra en Crimea), y mató a veinte millones de europeos en seis años, una cuarta parte de la población total y hasta la mitad en las zonas urbanas más afectadas.
El cólera: (siglo XIX):
- La primera pandemia (1816-1826). Previamente restringida al subcontinente indio, la pandemia comenzó en Bengala y se expandió a través de la India hacia 1820. Se extendió hasta la China y el mar Caspio antes de disminuir.
- La segunda pandemia (1829-1851). Alcanzó Europa, Londres en 1832, Nueva York en el mismo año, y la costa del Pacífico en Norteamérica por 1834.
- La tercera pandemia (1852-1860). Principalmente afectó a Rusia, con más de un millón de muertos.
- La cuarta pandemia (1863-1875). Se extendió en su mayor parte por Europa y África.
- La quinta pandemia (1899-1923). Tuvo pocos efectos en Europa gracias a los progresos en salud pública, pero Rusia fue gravemente afectada de nuevo.
- La sexta pandemia, llamada «El Tor» por la cepa. Comenzó en Indonesia en 1961 y alcanzó Bangladés en 1963, India en 1964, y la URSS en 1966.
La «gripe española» (1918-1919). Comenzó en marzo de 1918 en Fort Riley, Kansas, Estados Unidos. Una grave y mortífera cepa de gripe se expandió por el mundo. La enfermedad mató a 25 millones de personas en el curso de seis meses; algunos estiman el total de muertos en todo el mundo en más del doble de ese número. Unos 17 millones se estima que murieron en la India, 500.000 en los EE.UU. y 200.000 en Inglaterra. Se desvaneció en 18 meses y la cepa concreta fue la H1N1.
La gripe asiática de 1957.
La gripe de Hong Kong de 1968.
La gripe rusa de 1977.
El VIH/SIDA: es la enfermedad que consiste en la incapacidad del sistema inmunitario para hacer frente a las infecciones y otros procesos patológicos. Se considera pandemia debido a su rápida propagación. Sus víctimas se estiman entre los 20 y 25 millones, sobre todo en África.
El Tifus: es la enfermedad epidémica de tiempo de guerra, y ha sido llamada algunas veces «fiebre de los campamentos» debido a su patrón de estallar en tiempos de penalidades. Emergiendo durante las Cruzadas, tuvo su primer impacto en Europa en 1489, en España. Durante la lucha entre los españoles cristianos y musulmanes en Granada, los cristianos perdieron 3.000 efectivos por bajas de guerra y 20.000 por tifus. En 1528 los franceses perdieron 18.000 efectivos de sus tropas en Italia y perdieron la supremacía en Italia en favor de los españoles. En 1542, 30.000 personas murieron de tifus mientras combatían a los otomanos en los Balcanes. La enfermedad también jugó un papel de importancia en la destrucción de la Grande Armée de Napoleón en Rusia en 1811.
Otras epidemias se produjeron en los encuentros entre los exploradores europeos y las poblaciones del resto del mundo, produciéndose frecuentemente epidemias locales de extraordinaria virulencia. La enfermedad mató a gran parte de la población nativa (guanche) de las Islas Canarias en el siglo XVI.
La mitad de la población nativa de la isla La Española en 1518 murió por la viruela. La viruela también destrozó México en la década de 1520, matando a 150.000 personas sólo en Tenochtitlan, incluyendo el emperador, y Perú en la década de 1530, ayudando a los conquistadores españoles.
El sarampión mató a dos millones más de nativos mexicanos en la década de 1600. Y aún en 1848-49, tanto como 40.000 de 150.000 nativos hawaianos se estima que murieron de sarampión, tos ferina y gripe.
El síndrome respiratorio agudo severo (SARS) de 2002.
La gripe aviaria de 2003, en su cepa H5N1, se convirtió en amenaza de pandemia en 2005, cuando se produjeron los primeros contagios en seres humanos.
La gripe A (H1N1). También conocida como gripe porcina (2009-2010), es una enfermedad infecciosa causada por un virus perteneciente a la familia Orthomyxoviridae, que es endémica en poblaciones porcinas. Estas cepas virales, conocidas como virus de la influenza porcina o SIV (por las siglas en inglés de «Swine Influenza Viruses») han sido clasificadas en Influenzavirus C o en alguno de los subtipos del género Influenzavirus A, siendo las cepas más conocidas H1N1, H3N2, H3N3. El 11 de junio la Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasificó como de nivel de alerta seis; es decir, actualmente es una pandemia. La tasa de letalidad de la enfermedad que inicialmente fue alta, ha pasado a ser baja al iniciar los tratamientos antivirales a los que es sensible.
El ébola.
El COVID-19. Producido por el coronavirus SARS-CoV-2 (2020).
Hay también un número de enfermedades desconocidas que fueron extremamente graves pero que ahora se han desvanecido, de manera que su etiología no puede ser establecida. Los ejemplos incluyen la peste antes mencionada de Grecia en 430 a. C. y el Sudor inglés de la Inglaterra del siglo XVI, que fulminaba a la gente en un instante y que fue mucho más temido que la peste bubónica.
3. Condiciones para una posible pandemia vírica
La OMS indica que para que pueda aparecer una pandemia, se necesita:
- Que aparezca un virus nuevo, que no haya circulado previamente y por lo tanto, no exista población inmune a él.
- Que el virus sea capaz de producir casos graves de enfermedad.
- Que el virus tenga la capacidad de transmitirse de persona a persona de forma eficaz.
Fuente - Texto tomado de ES.WIKIPEDIA.ORG:
Las pandemias que arrasaron el mundo antes que el coronavirus
La emergencia del coronavirus a la que estamos asistiendo estos días puede sonar a broma si se compara con todas las veces a lo largo de la historia que las distintas sociedades se han enfrentado a pestes, plagas y epidemias que provocaron verdaderas aniquilaciones de población en las que España también tiene experiencia.
David Hernández de la Fuente
Última actualización: 02-03-2020 | 12:36 H / Creada: 29-02-2020
La peste era, para los antiguos, un castigo de la divinidad: ya fuera del fulminante Apolo, ya de un Dios padre enojado por la iniquidad de los hombres. Y no por casualidad el estallido de las grandes plagas de la historia ha coincidido con profundas crisis económicas, ecológicas o humanitarias, con guerras y desastres, cuando la sociedad se tambalea desde sus cimientos y diversos signos permiten prever un gran cambio estructural del proceso histórico de la humanidad.
La primera gran peste de la historia es, sin lugar a dudas, la mortífera plaga que se desató en Atenas en el segundo año de la guerra del Peloponeso (430 a.C). Se conjugaban una serie de circunstancias en la gran metrópoli del mundo griego antiguo, superpoblada capital de un imperio marítimo, que servía de refugio a aliados desprotegidos y estaba sitiada por la potencia rival, Esparta. Los primeros casos de una misteriosa plaga fueron interpretados como una señal de que los dioses estaban del lado de los espartanos.
La superstición y el terror cundieron a la par que los contagios de una enfermedad cuya identificación sigue siendo discutida. Parece que la peste llegó por mar, del país de los etíopes, a través de Egipto, y se calcula que se llevó por delante unos dos tercios de los atenienses, incluido el propio estratego Pericles, su mujer y sus hijos. Sus síntomas han sido discutidos entre los historiadores de la medicina, frente a la tesis tradicional de que se trataba del primer brote de peste bubónica: se han propuesto diversas identificaciones, tifus o fiebre tifoidea, ántrax, viruela o incluso, últimamente, ébola.
La muerte de Marco Aurelio
Otro episodio emblemático fue la llamada «Peste Antonina» (165-180), muy recordada por las descripciones que hizo Galeno, médico de Marco Aurelio y autor de memorables obras. Parece que la enfermedad, asimilada por sus síntomas con viruela, fue introducida en el Imperio Romano por las tropas que regresaban de las campañas de Oriente. Fue una epidemia de gran virulencia que diezmó el ejército romano y cuya incidencia se ha estimado en un tercio de la población en ciertas zonas que, como Egipto, la sufrieron especialmente.
La capital del imperio no se libró de numerosas muertes por infección e incluso probablemente dos emperadores, Lucio Vero y el propio Marco Aurelio, murieron por ella. Hay historiadores que relacionan este brote con un cambio climático profundo y el paso a una época de enfriamiento global (la historia económica de la antigüedad estudia cómo influyó en el auge de Roma el ciclo de clima suave que va desde época tardorrepublicana hasta el siglo II).
La antigüedad concluye en 542 con la llamada «peste de Justiniano», que azotó el Imperio bizantino, especialmente Constantinopla, asolada en un tercio de su población en lo que sí que parece el primer brote de peste bubónica de la historia.
El impacto de la enfermedad fue global y dejó una profunda huella social, coincidiendo parcialmente, además, con las guerras de Justiniano para recuperar el Mediterráneo occidental y con graves disturbios sociales. Para muchos autores fue la primera de varias pestes sucesivas que se repitieron cíclicamente a lo largo y ancho del Mediterráneo.
En ese sentido, la gran «Muerte Negra» de 1347-1351 puede que sea, por su enorme impacto histórico-cultural, la pandemia más relevante de esta serie de iteraciones de la peste en Europa. Sus orígenes se han situado en China o el sur de Rusia y aniquiló a una parte importante de la población europea, tal vez veinticinco millones de personas. Desde entonces la peste se repitió periódicamente con diversa vehemencia hasta los siglos XVIII y XIX.
Nativos diezmados
Sin contar las plagas que fueron introducidas en América tras la conquista europea (enfermedades ante las que los europeos ya estaban inmunizados) y que, como el sarampión o la viruela, diezmaron radicalmente a los pueblos nativos y redujeron drásticamente la población, la historia de las pandemias presenta episodios memorables por el recuerdo literario que han dejado en la historia cultural.
La gran peste bubónica de Milán de 1629, probablemente relacionada con los movimientos de tropas alemanas y francesas en el marco de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), arrasó el norte de Italia en uno de los brotes más importantes de esta enfermedad en la Europa moderna.
Otro episodio virulento azotó Londres en 1665 matando a una quinta parte de la población de la ciudad. Hay estudiosos que sostienen que no se trató de una peste bubónica sino que, a juzgar por los síntomas, pudo ser una enfermedad parecida a la fiebre hemorrágica viral.
Salta a la vista que muchos de estos brotes se dan en grandes ciudades portuarias y capitales de imperios coloniales, o en lugares de trasiego internacional e insalubridad proverbial.
Un ejemplo es la peste de Marsella en 1720, que mató a 100.000 personas en la ciudad y sus inmediaciones. Las radicales medidas del gobierno para poner en cuarentena la ciudad y frenar la expansión de la enfermedad llegaron a la construcción de un muro de la peste que separaba Marsella de su provincia y al castigo con pena de muerte a quien intentara cruzarlo.
La “gripe española”
Cincuenta años después, aún diezmaría Moscú otra terrible peste, coincidiendo con la penuria económica que asolaba a la población de la ciudad. Todo sumado, la falta de alimentos y las estrictas cuarentenas a las que se sometía a la población, llevó a una violenta revuelta social duramente reprimida por el ejército.
Otro episodio señalado de esta pandemia fue la peste (aunque se discute a veces la naturaleza de la enfermedad), que se desató en China a partir de 1855: fue provocada en principio por una infección a partir de las ratas y sus últimas postrimerías se extienden hasta los años cincuenta de la centuria siguiente.
Tal vez sea este episodio el más mortífero de toda la historia, por los millones de personas que murieron durante el largo proceso de su propagación. A todo ello hay que sumar las persistentes pandemias de cólera desde comienzos del siglo XIX, que comenzaron en la India y China hacia 1820 y se extendieron durante las siguientes décadas por toda Europa, o la mortal epidemia de “gripe española” (curiosamente por uno de los pocos países donde no existió censura sobre el tema), que surgió en 1918 en Estados Unidos y llegó a matar a unos 25 millones de personas en su veloz expansión.
Nuestro país (España) ha sufrido especialmente, por su situación geográfica, la incidencia de varias de estas epidemias en su historia, si consideramos la plaga de 1596–1602, la gran peste de Sevilla de 1649, que, procedente de África, mató al menos a 60.000 personas, la que se propagó al final del siglo XVII, la fiebre amarilla de Cádiz en 1730 y el dengue de 1778, la fiebre amarilla de 1800, coincidente con la Guerra de la Independencia, y la de Barcelona en 1821, o la pandemia de cólera en 1834, entre otros muchos episodios.
No es, por tanto, de extrañar que en cada nueva enfermedad, desde el ébola al actual coronavirus, golpeen en España. El historiador y el filósofo pueden reflexionar sobre la coincidencia con una crisis mundial en la economía, la sociedad, la política y los valores. El gobernante, en cambio, aprendiendo de la historia, debe centrar sus esfuerzos en su labor prioritaria: controlar cuanto antes la enfermedad por el bien común.
Las más terribles epidemias
La famosa peste de Atenas asoló la ciudad durante la guerra con Esparta desde 430 a.C. y se cree que llegó por mar a través del puerto de El Pireo, esencial para los suministros de la ciudad. Tras las murallas de la ciudad-estado se hacinaba la población del campo huyendo de la guerra.
La plaga regresó en 429 a. C. y en 426-425 a. C. y se llevó por delante al estratega Pericles. La devastación fue total en la ciudad. Tucídides definió lo sucedido de «una catástrofe tan devastadora que las personas, sin saber que vendría lo próximo, se volvieron indiferentes a las reglas morales o legales».
Los desastres rara vez vienen solos, y la terrible peste que diezmó el Imperio Bizantino, en la década de 540, venía tras años de crisis económica y cambio climático. El año 532 fue la famosa revuelta de Nika, que acabó con la masacre de 30.000 civiles. Ese verano fue espantoso, frío y desapacible (se habla de LALIA, la «Late Antiquity Little Ice Age» o «pequeña edad de hielo» de la antigüedad tardía. Nevó en agosto (también hay informes de un clima enloquecido en América del Sur y China), las cosechas se estropearon y llegó la hambruna y las tensiones sociales.
Fuente - Texto tomado de LARAZON.ES:
Las cinco pandemias más mortíferas de la historia
27 de febrero de 2020
Desde que el mundo existe, los virus han resistido y mutado al paso de los siglos. Muchos de ellos han sido los culpables, a través de pandemias, de millones de muertes a lo largo de los tiempos y en todos los continentes.
Es tal la fortaleza de los virus, que muchos de ellos aunque se creían erradicados, han vuelto mutados con más fuerza que nunca.
QUINTA PANDEMIA (VIH o SIDA)
El VIH o el SIDA es la quinta pandemia más importante de la historia moderna. Existe oficialmente como enfermedad desde 1981, cuando tras el estudio de cinco casos de personas con mismos síntomas, dieron con la devastadora conclusión. Esta enfermedad provoca que el sistema inmunológico funcione de manera deficiente, haciendo al cuerpo vulnerable a numerosas infecciones que son las que acaban con la persona.
Actualmente no tiene cura, a pesar de que existan tratamientos que hacen que el virus se considere «indetectable» y mejoren la calidad de vida de las personas. Un individuo portador de este virus no tiene por qué desarrollar la enfermedad en un período corto de tiempo aunque sí lo hará a la larga sin el control pertinente. Se contagia a través de mucosas como semen, secreciones vaginales, sangre o leche materna del portador del virus. Actualmente ha acabado con más de 25 millones de personas en todo el mundo. Recientemente se han desarrollado tratamientos preventivos, como el PreP, para colectivos de riesgo que consiguen reducir las infecciones en más de un 90% si se administra de la manera adecuada. En algunos países como Reino Unido o Estados Unidos, este tratamiento preventivo está ya aprobado y se suministra, en España aún no.
Actualmente no tiene cura, a pesar de que existan tratamientos que hacen que el virus se considere «indetectable» y mejoren la calidad de vida de las personas. Un individuo portador de este virus no tiene por qué desarrollar la enfermedad en un período corto de tiempo aunque sí lo hará a la larga sin el control pertinente. Se contagia a través de mucosas como semen, secreciones vaginales, sangre o leche materna del portador del virus. Actualmente ha acabado con más de 25 millones de personas en todo el mundo. Recientemente se han desarrollado tratamientos preventivos, como el PreP, para colectivos de riesgo que consiguen reducir las infecciones en más de un 90% si se administra de la manera adecuada. En algunos países como Reino Unido o Estados Unidos, este tratamiento preventivo está ya aprobado y se suministra, en España aún no.
CUARTA PANDEMIA (LA PESTE NEGRA o BUBÓNICA)
La cuarta pandemia más mortífera data de la Edad Media. La peste negra o bubónica está causada por la bacteria Yersinia pestis. Se propaga a través de pequeños parásitos como las pulgas de las ratas. Su origen podría estar en Asia central, llegando a Europa a través de la ruta de Crimea. Asoló el continente europeo durante el siglo XIV causando más de 75 millones de muertes en muy poco tiempo.
TERCERA PANDEMIA (LA GRIPE "ESPAÑOLA")
Entre 1918 y 1920 se dio una de las peores pandemias de la Historia. La gripe española mermó la población mundial un 6%, siendo la causante de casi 100 millones de muertes de personas. Ningún país se atrevía a hablar sobre esta enfermedad con miles de infectados y muertos cada día. En cambio España fue un ejemplo de libertad de expresión dando a conocer a sus ciudadanos y al mundo lo que estaba ocurriendo. Por ello esta terrible enfermedad tendrá siempre el nombre de gripe española.
SEGUNDA PANDEMIA (SARAMPIÓN)
Unas marcas rojizas en la piel eran el detonante del sarampión, enfermedad que causó 200 millones de muertes. A las manchas rojizas de la piel hay que añadir fiebres altas y malestar general, síntomas externos de la inflamación pulmonar y de las meninges que acaba con la vida de la mayoría de los enfermos. Esta enfermedad que lleva más de 3.000 años en el planeta, actualmente se considera erradicada gracias a las vacunas.
PRIMERA PANDEMIA (VIRUELA)
La mayor pandemia de nuestra historia es la viruela con más de 300 millones de muertes por su culpa. Además, aquellas personas que sobreviven lo harán con marcas imborrables en su piel por las pústulas que aparecen en todo el cuerpo. La fiebre alta y la deshidratación es la causa principal por la que se acaba falleciendo. En sus primeros años de conocimiento, tan sólo el 25% de los infectados lograba superar la enfermedad. Actualmente esta enfermedad está erradicada aunque se sigue muy de cerca las muestras de virus guardados en laboratorios.
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Fuente - Texto tomado de CANALHISTORIA.ES: