JUNIO
MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Estas son las 12 Promesas del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque, en favor de aquellos que son sus devotos adoradores:
1ª - A las almas consagradas a mi Corazón les daré las gracias necesarias para su estado.
2ª - Daré paz a sus familias.
3ª - Las consolaré en todas sus aflicciones.
4ª - Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, principalmente en la hora de la muerte.
5ª - Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
6ª - Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
7ª - Las almas tibias se harán fervorosas.
8ª - Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
9ª - Bendeciré las casas en las que la imagen de mi Corazón se exponga y sea honrada.
10ª - Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
11ª - Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
12ª - A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final… a los que me tributen gloria, amor y reparación, prometo un especial auxilio durante su vida pero principalmente a la hora de su muerte.
Las condiciones para ganar esta gracia son tres:
1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
(Santa Margarita María Alacoque)
Con esta oración todos los católicos podemos consagrarnos al Sagrado Corazón de Jesús:
Yo _______________ me entrego y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, mi persona y vida, acciones, penas y sufrimientos para que utilice mi cuerpo solo para honrar, amar y glorificar al Sagrado Corazón. Este es mi propósito definitivo, único, ser todo de Él, y hacer todo por amor a Él, y al mismo tiempo renunciar con todo mi corazón cualquier cosa que no le complace, además tomarte, Oh Sagrado Corazón, para que seas el único objeto de mi amor, el guardián de mi vida, mi seguro de salvación, el remedio para mis debilidades e inconstancia, la solución a los errores de mi vida y mi refugio seguro a la hora de la muerte. Sé pues, Oh Corazón de Bondad, mi intercesor ante Dios Padre, y líbrame de su sabia ira. Oh Corazón de amor, pongo toda mi confianza en ti, temo mis debilidades y fallas, pero tengo esperanza en tu Divinidad y Bondad. Quita de mí todo lo que está mal y todo lo que provoque que no haga tu santa voluntad, permite a tu amor puro a que se imprima en lo más profundo de mi corazón, para que yo no me olvide ni separe de ti. Que yo obtenga de tu amada bondad la gracia de tener mi nombre escrito en Tu corazón, para depositar en ti toda mi felicidad y gloria, vivir y morir en bondad tuya. Amén.
DETENTE – EL CORAZÓN DE JESÚS ESTÁ CONMIGO
Entre las diversas representaciones del Sagrado Corazón de Jesús, una se destaca por la milagrosa circunstancia en que se volvió célebre a los ojos del mundo católico.
Se trata del “¡Detente!”, un pedazo de paño donde se pinta o borda la figura del Corazón divino revelado a Santa Margarita María, teniendo como molde la frase: “¡Detente! ¡El Corazón de Jesús está conmigo!
El origen de ese objeto piadoso se remonta a un caso de protección sobrenatural en que se vio favorecido un joven romano, que se alistara como zuavo pontificio para defender al Papado en las guerras de unificación italiana del siglo XIX.
Antes de partir, su madre le colgó al cuello un pedazo de paño en que ella había bordado el Sagrado Corazón de Jesús con la cruz, la corona de espinas y las llamas, de la misma forma en que fuera visto en éxtasis por la vidente de Paray-le-Monial.
Armado con este singular escudo que le forjara el afecto materno, el joven combatiente se lanzó con denuedo y coraje en reñidas y sangrientas batallas. Durante uno de esos enfrentamientos, cuando las balas adversarias hacían gran estrago en las filas pontificias, una de ellas alcanzó de lleno el pecho del heróico joven, quedando clavada en la estampa del Corazón de Jesús suspendida en su cuello.
Al tomar conocimiento de ese hecho, el Papa Pío IX concedió una bendición especial a todos los escapularios elaborados según el modelo hecho por aquella cariñosa madre cristiana.
Texto: ¡Detente! ¡El Corazón de Jesús está conmigo! - Tomado del folleto Campaña Salvadme Reina de Fátima por la gracia de Jesús.