
Por INFOVATICANA | 27 de Agosto de 2025
El atacante de la Iglesia de la Anunciación, en Minneapolis, ha dejado tras de sí un inquietante retrato personal a través de un video publicado en su propio canal de YouTube (ahora eliminado). En la grabación, Robin Westman, de 22 años, aparece exhibiendo banderas LGTB y lemas como “Defend Equality” con un fusil AK-47 impreso. Junto a esos símbolos, se muestra con una estética que podría corresponder a la de una persona trans. Su imagen pública combina así símbolos de reivindicación social con elementos de violencia explícita.
El material audiovisual revela también una profunda obsesión con lo demoníaco. Westman utiliza un lenguaje inventado, mezcla alfabetos y escribe nombres que remiten a supuestos espíritus malignos. En sus dibujos, se representa frente a un espejo donde su reflejo adopta rasgos satánicos, una clara proyección de sí mismo bajo la figura del mal. Estos elementos no parecen apuntes marginales, sino parte central de un imaginario personal que le acompañó hasta el momento del ataque.
Uno de los pasajes más sobrecogedores del video muestra un plano de la Iglesia de la Anunciación, el templo en el que finalmente cometió la masacre. Sobre ese plano, Westman clava un cuchillo, un gesto que anticipa de manera simbólica la violencia posterior y que refuerza el carácter ritual de su acción. La escena resume con crudeza el vínculo entre sus obsesiones demoníacas y la decisión de atacar un lugar sagrado.
Ha trascendido también un video en redes en el que el asesino estaría preparando el material para el ataque, sobre el que habría escrito consignas como «¿Dónde está vuestro Dios?» en los cartuchos con los que ha disparado a los niños mientras asistían a Misa.
El caso de Westman pone de relieve un perfil marcado por el aislamiento, la depresión y la fascinación por la oscuridad. Sus mensajes combinan consignas de igualdad con invocaciones demoníacas y armas de guerra, componiendo un legado audiovisual destinado a impactar. La tragedia de Minneapolis deja así expuesto no solo el horror del crimen, sino también un inquietante relato ideológico llevado al extremo.
Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM: