ReL - 5 de febrero de 2017
La Oración al Arcángel Miguel fue compuesta por el Papa León XIII, después de que tuviera una visión de la batalla entre la “mujer vestida de sol” y el gran dragón que intentó devorar a su hijo al nacer, tal como se narra en el libro de Apocalipsis, capítulo 12. Y en 1886, el Papa decretó que esta oración fuese recitada al final de la Santa Misa por toda la Iglesia universal. Esta práctica de invocación a San Miguel Arcángel continuó, explica la web Píldoras de fe, hasta que el Concilio Vaticano II, cuyo mandato de recitar esta oración al finalizar la misa fue revocado, aunque los fieles podían continuar con esta devoción pero de manera privada.
San Juan Pablo II y la oración a San Miguel Arcángel
En 1994, durante el Año Internacional de la Familia, el Papa San Juan Pablo II pidió a todos los católicos que rezaran esta oración diariamente. Él advirtió que el destino de la humanidad estaba en grave peligro.
A pesar de que San Juan Pablo II no ordenó que la oración fuese pronunciada después de la Santa Misa, exhortó a todos los católicos a rezarla juntos para superar las fuerzas de la oscuridad y el mal en el mundo.
En su mensaje durante la oración del Ángelus, dado en la Plaza de San Pedro, el domingo 24 de abril de 1994, poco antes de la Conferencia de las Naciones Unidas en El Cairo, San Juan Pablo II habló de “la mujer vestida de sol”, de la que se hacía mención en la visión apocalíptica de San Juan, con el dragón a punto de devorar a su hijo recién nacido (Ap 12, 1-4).
El Santo Padre dijo en aquel entonces que en nuestro tiempo “todas las amenazas acumuladas a la vida” son colocadas ante la Mujer, y nosotros debemos dirigirnos a la “Mujer vestida de sol” para superar todas estas trampas”
Este mensaje animó al pueblo católico para que nuevamente invocaran a San Miguel Arcángel a través de la oración que el Papa León XIII había compuesto.
“Que la oración nos fortalezca para la batalla espiritual de la que se nos dice en la Carta a los Efesios: Fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio” (Efesios 6,10-11). “Esta es la misma batalla a la que el libro Apocalipsis hace mención, recordando ante nuestros ojos la imagen de San Miguel Arcángel (cf. Apocalipsis 12,7)”
“El Papa León XIII sin duda tenía una visión muy vívida de esta escena cuando, al final del siglo pasado, introdujo una oración especial a San Miguel Árcangel en toda la Iglesia. Incluso si esta oración ya no se recita al final de cada misa, nosotros podemos recordar esta llamada a la lucha espiritual y recitarla para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de la oscuridad y en contra del enemigo malo”, decía el Papa Juan Pablo II
San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla,
sé nuestro amparo
contra la perversidad
y las asechanzas del demonio.
Reprímale Dios
pedimos suplicantes;
pedimos suplicantes;
y tú, Príncipe de la milicia celestial,
arroja al infierno
con tu divino poder
con tu divino poder
a Satanás y a los otros
espíritus malignos
espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén
Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM: