El “Atrio de los Gentiles” se abre a los periodistas y se convierte en un fórum sobre la fe y la razón en la época de la comunicación global.
Los protagonistas son los directores de los principales periódicos italianos (Ferruccio De Bortoli, Ezio Mauro, Mario Calabresi, Roberto Napoletano, Virman Cusenza, Marco Tarquinio) y el fundador de “Repubblica”, Eugenio Scalfari. El anfitrión es el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura que creó una estructura para favorecer el diálogo entre creyentes y ateos.
La sede de este diálogo es el milenario Templo de Adriano en Roma. «Un límite en la relación entre la Iglesia y los medios de comunicación fue el de tener una agenda común, afirmó el director de “La Stampa”, Mario Calabresi. Es un error de los periodistas analizar a la Iglesia con las mismas coordenadas de la política. Entonces, el Papa es de izquierdas si el domingo habla de los inmigrantes, y se vuelve de derechas si el miércoles condena el aborto o insiste en los principios no negociables de la bioética. Todos se esperaban una advertencia del pontífice en contra del matrimonio homosexual en Francia, pero no ha llegado. Francisco no se hace dictar los temas por la política y de esta manera la Iglesia sale de la lógica del “ping-pong” cotidiano y regresa a sus tiempos naturales. Por lo demás, la fe y la razón conviven en las personas. No se trata de un argumento público que se actualiza cotidianamente. Hay un equilibrio en la consciencia que nunca pierde importancia».
Además, subrayó Calabresi, «la verdad y la objetividad son términos que hoy sufren abusos o que son utilizados polémicamente, como demuestran las teorías complotistas sobre el 11 de septiembre o las “chemtrails”. Es decir, la verdad es usada por individuos o grupos como una clave en batalla».
Por ello, «la tarea de los periodistas es contextualizar los hechos con responsabilidad en lugar de manipularlos o confundir al lector». Calabresi señaló que es necesario «dar su justo peso a lo que está sucediendo, a pesar del ruido de fondo». Hay que «entregar al lector lo que es verdaderamente importante». Al director de “La Stampa” le llegó un correo electrónico de un joven lector que hablaba de su generación sin futuro que encuentra en todas partes el letrero:
“Todo agotado: futuro, casa, trabajo, préstamos”
Por este motivo, hay que darle a las cosas la perspectiva correcta «y entender cuál es el peso que tiene un razonamiento con respecto a otro, sin presentar las cosas de forma sensacionalista o escandalosa». Además, indicó Calabresi,
«Uno vale desde el punto de vista del respeto humano, pero no por las competencias y experiencias»
Por su parte, el director de “Il Corriere della Sera”, Ferruccio De Bortoli, advirtió que «los medios pueden destruir a las personas», por lo que puso en guardia ante «una información “de prisa”, que olvida la centralidad del individuo». En cambio, normalmente sucede que «si los hechos desmienten las opiniones, los hechos sucumben». De Bortoli atribuye a los comunicadores «un papel socialmente activo», porque «no debemos dar mercancías estropeadas que transforman la vida pública en un enfrentamiento entre hinchas opuestos». Para salvaguardar los valores de una justa dimensión social, «la Iglesia tiene un papel suplementario».
El cardenal Ravasi contextualizó teológicamente los efectos sobre los individuos y las sociedades de las innovaciones tecnológicas. «La lengua italiana tiene 150 mil vocablos, mientras que los jóvenes de hoy usan entre 800 y mil, explicó el purpurado. Ha cambiado el modelo antropológico de los “nativos digitales”, por ello un obispo que no se sabe mover en esta nueva atmósfera se queda afuera de su misión». Nada nuevo bajo el sol.
«Jesús anticipa el lenguaje sintético de los tuits:
“El Reino de Dios está cerca, ¡conviértete!”
“Ama al prójimo como a tí mismo”
Precisó Ravasi. Una predicación fulgurante que llevó al judío Kafka a considerar a Cristo:
“Un abismo de luz dentro del que hay que cerrar los ojos para no precipitar”
Una capacidad incisiva para transmitir el mensaje evangélico:
Porque la verdad es como el diamante: yo veo una cara, solo Dios las ve todas».
Fuente - Texto tomado de VATICANINSIDER.LASTAMPA.IT: