En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia Universal la fiesta de los Ángeles Custodios. En la Biblia, la palabra Ángel significa "Mensajero", un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.
Los Ángeles en los relatos bíblicos
El ángel del fuego. Cuando los tres jóvenes hebreos Misaj, Sidraj y Abed-Nego, fueron echados al horno de fuego en Babilonia por el rey Nabucodonosor, el fuego no los quemó y se paseaban entre el fuego cantando y alabando a Dios, pero se veían cuatro en vez de tres. Por eso el rey preguntó a sus consejeros: ¿No hemos echado al fuego a estos tres hombres atados? Pero yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir daño alguno, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses. Y Nabucodonosor exclamó: Bendito sea el Dios de Sidraj, Misaj y Abed-Nego, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos, que confiando en Él quebrantaron la ley y entregaron su cuerpo antes de servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios.
El ángel los libró del fuego y se paseaba con ellos, cantando y alabando a Dios. En caso de catástrofes naturales, incendios o desgracias de cualquier tipo, Dios nos puede ayudar y salvar por medio de nuestro ángel. Incluso, nos puede salvar de animales peligrosos, como salvó a Daniel del foso de los leones.
El ángel proveedor. En una oportunidad, el profeta Elías estaba en pleno desierto, después de haber huido a Jezabel y estaba hambriento y sediento, y quería morirse. Deseó la muerte, se acostó y se durmió bajo una retama, pero un ángel lo tocó y dijo: "levántate y come". Miró y vio a su cabecera una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió y bebió y se volvió a acostar. Volvió por segunda vez el Ángel de Dios, le tocó y le dijo: "levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti". Se levantó, comió, bebió y con la fuerza de aquella bebida, caminó 40 días y 40 noches hasta el monte de Dios, el Horeb.
Así como el ángel le dio de comer y beber a Elías, también Dios nos puede dar de comer y beber por medio de nuestro ángel, cuando estamos en momentos angustiosos. Puede hacerlo con un milagro o por medio de otras personas que compartan su pan y su comida con nosotros. Por eso, Jesús nos dice en el Evangelio: Dadles vosotros de comer. Nosotros también somos como ángeles proveedores para otros que están en necesidad.
El ángel liberador. "Metieron a los apóstoles en la cárcel pública. Pero el Ángel del Señor les abrió de noche las puertas de la prisión". También San Pedro estaba en la cárcel y se le presentó el Ángel del Señor. La celda se llenó de luz y el Ángel despertó a Pedro, a quien dijo: "Cíñete y cálzate las sandalias". Así lo hizo. Añadió: "Ponte el manto y sígueme". Y salió siguiéndole... Salieron (de la cárcel), y anduvieron hasta el fin de una calle. Y de pronto, el Ángel lo dejó. El ángel lo libró de las cadenas y también nos puede librar a nosotros de la cadena de la droga, del alcohol, de la pornografía o de cualquier otro vicio. Pidamos ayuda a Dios y a nuestro ángel, sin olvidar a María, que es nuestra Madre.
El ángel de la predicación. El profeta Isaías tiene una experiencia que cambia su vida. Él la relata así: "El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor, sentado sobre su trono alto y sublime. Había ante Él serafines... Uno de los serafines voló hacia mí, teniendo en sus manos un carbón y tocando con él mi boca, dijo: "Mira, Ésto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido quitada y borrado tu pecado". Y oí la voz del Señor, que me decía: "¡A quién enviaré y quién irá de nuestra parte?" Y yo le dije: "Aquí estoy yo, envíame a mí". Un serafín de los que estaban adorando ante el trono de Dios, le tocó los labios con fuego divino para que sus palabras fueran puras, purificándolas de todos sus pecados anteriores. Y entonces, Dios mismo, le pregunta si está dispuesto a ir de su parte a evangelizar. Isaías se pone a su disposición y es bendecido por Dios como profeta y evangelizador. Nosotros también necesitamos purificar nuestra boca de todas las malas palabras por la confesión, y pedir a Dios que el fuego del Espíritu Santo nos purifique para que todas nuestras palabras sean puras y puedan llegar al corazón de nuestros hermanos. Todos estamos llamados a ser misioneros y predicar la palabra de Dios. ¿Tú estás dispuesto a ponerte al servicio de Dios para esta gran misión? Dios quiere purificarte. Tú eres más que el carbón de Isaías y tú puedes ser instrumento de Dios para purificar y santificar la vida de los demás.
Fuente - Texto tomado de ACIPRENSA:
http://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=294
http://www.aciprensa.com/angeles/angeles6.htm