Esta
santa reina tuvo el inmenso honor de conseguir la conversión al
catolicismo del fundador de la nación francesa, el rey Clodoveo. La vida
de nuestra santa la escribió San Gregorio de Tours, hacia el año 550.
Era hija del rey de Borgoña, Chilberico, que fue asesinado por un
usurpador el cual encerró a Clotilde en un castillo. Allí se dedicó a
largas horas de oración y a repartir entre los pobres todas las ayudas
que lograba conseguir. La gente la estimaba por su bondad y generosidad.
Clodoveo,
el rey de los francos supo que Clotilde estaba prisionera en el
castillo y envió a uno de sus secretarios para que disfrazado de mendigo
hiciera fila con los que iban a pedir limosnas, y le propusiera a
Clotilde que aceptara el matrimonio secreto entre ella y Clodoveo.
Aunque este rey no era católico, ella aceptó, con, el fin de poderlo
convertir al catolicismo, y recibió la argolla de matrimonio que le
enviaba Clodoveo, y ella por su parte le envió su propia argolla.
Entonces el rey Clodoveo anunció al usurpador que él había contraído matrimonio con Clotilde, y que debía dejarla llevar a Francia. El otro tuvo que aceptar. Las fiestas de la celebración solemne del matrimonio entre Clodoveo y Clotilde fueron muy brillantes. Un año después nació su primer hijo y Clotilde obtuvo de su esposo que le permitiera bautizarlo en la religión católica.
Pero poco después el niñito se murió y el rey creyó que ello se debía a que él no lo había dejado en su religión pagana, y se resistía a convertirse. Ella, sin embargo seguía ganando la buena voluntad de su esposo con su amabilidad y su exquisita bondad, y rezando sin cesar por su conversión.
Los alemanes atacaron a Clodoveo y éste en la terrible batalla de Tolbiac, exclamó:
"Dios de mi esposa Clotilde, si me concedes la victoria, te ofrezco que me convertiré a tu religión"
Y de manera inesperada su ejército derrotó a los enemigos. Entonces Clodoveo se hizo instruir por el obispo San Remigio y en la Navidad del año 496, se hizo bautizar solemnemente con todos los jefes de su gobierno. Fue un día grande y glorioso para la Iglesia Católica y de enorme alegría para Clotilde, que veía realizados sus sueños de tantos años. Desde entonces la nación francesa ha profesado la religión católica.
En
el año 511 murió Clodoveo y durante 36 años estará viuda Clotilde,
luchando por tratar de que sus hijos se comporten de la mejor manera
posible. Sin embargo, la ambición del poder los llevó a hacerse la
guerra unos contra otros, y dos de ellos y varios nietos de la santa
murieron a espada en aquellas guerras civiles por la sucesión.
San
Gregorio de Tours dice que la reina Clotilde era admirada por todos a
causa de su gran generosidad en repartir limosnas, y por la pureza de su
vida y sus largas y fervorosas oraciones, y que la gente decía que más
parecía una religiosa que una reina. Y después de la muerte de su esposo
sí que en verdad ya vivió como una verdadera religiosa, pues
desilusionada por tantas guerras entre los sucesores de su esposo, se
retiró a Tours y allí pasó el resto de su vida dedicada a la oración y a
las buenas obras, especialmente a socorrer a pobres y a consolar
enfermos y afligidos.
Sus dos hijos, Clotario y Chidelberto se declararon la guerra, y ya estaban los dos ejércitos listos para la batalla, cuando Clotilde se dedicó a rezar fervorosamente por la paz entre ellos. Y pasó toda una noche en oración pidiendo por la reconciliación de los dos hermanos. Y sucedió que estalló entonces una tormenta tan espantosa que los dos ejércitos tuvieron que alejarse, antes de recibir la orden de ataque. Los dos combatientes hicieron las paces y fueron adonde su santa madre a prometerle que se tratarían como buenos hermanos y no como enemigos.
Sus dos hijos, Clotario y Chidelberto se declararon la guerra, y ya estaban los dos ejércitos listos para la batalla, cuando Clotilde se dedicó a rezar fervorosamente por la paz entre ellos. Y pasó toda una noche en oración pidiendo por la reconciliación de los dos hermanos. Y sucedió que estalló entonces una tormenta tan espantosa que los dos ejércitos tuvieron que alejarse, antes de recibir la orden de ataque. Los dos combatientes hicieron las paces y fueron adonde su santa madre a prometerle que se tratarían como buenos hermanos y no como enemigos.
A
los 30 días de este suceso, murió plácidamente la santa reina y sus dos
hijos Clotario y Chidelberto llevaron su féretro hasta la tumba del rey
Clodoveo. Así terminaba su estadía en la tierra la que consiguió de
Dios, que el jefe y fundador de una gran nación se pasara a la religión
católica, con todos sus colaboradores.
Fuente - Texto tomado de EWTN: