El hechizo de muerte que le hicieron a la víctima y lo que el Padre Amorth encontró dentro de ella.
¿Existen los maleficios?
Le preguntaron una vez al famoso exorcista padre Gabriele Amorth.
"Claro que sí contestó, «es hacer mal a una persona por medio del demonio»".
Y el mal infligido a la persona por medio del demonio puede hacerse de muchos modos diversos.
La forma más común del maleficio es el hechizo.
¿Y existen los maleficios de muerte?
«Sí existen los maleficios de muerte y me he encontrado con varios», contestó.
Aunque en su opinión no es seguro que surtan efecto, pero hay personas que intentan lanzar maleficios de muerte y causan muchos daños.
Y un maleficio no tiene por qué ser mortal, porque la vida está en manos de Dios.
Aquí queremos contar uno de los casos más impresionantes de maleficios que trató el padre Gabriele Amorth, quien guardó las pruebas que obtuvo, que estaban escondidas en el cuerpo de la víctima.
Lo más asombroso fue el cronograma que había hecho el brujo para matarla y la fecha en que debería morir.
Te vas a sorprender, porque de estas cosas difícilmente se habla.
El padre Gabriele Amorth, fundador de la Asociación Internacional de Exorcistas, dijo que tenía guardados más de 2 kilos de clavos, algunos de hasta 10 cm. de largo, muñecos de plástico, muchos trozos de hierro y objetos de todo tipo, expulsados por víctimas de maleficios que trató.
Estos objetos se materializan en cuanto salen por la boca o por el intestino de la víctima.
De modo que si unos momentos antes de la materialización le hicieran una radiografía al paciente, no se vería nada.
¿Y cómo consiguieron entrar en la persona?
Por vía maligna, por vía mágica, mediante un maleficio, o sea, a través de la acción del demonio.
A veces sucede que una persona no logra dormir.
Mira dentro de la almohada y descubre objetos extraños que han sido colocados dentro: mechones de pelo, cuerdas atadas, estampitas.
El caso más insólito que encontró fue un sapo vivo.
Para liberarse, las víctimas necesitan deshacerse de los objetos que les han metido en la almohada, en la ropa, en la casa, en el estómago.
Por ejemplo, vio que personas vomitaron cadenas metálicas, abrelatas, pilas.
Incluso tuvo el caso de una persona a quien el demonio le dijo que le haría vomitar un radiotransmisor completo.
Pero a veces la liberación de la maldición no es tan fácil, y cuenta un caso impresionante.
Fue a verle un matrimonio que llevaba año y medio de casados, y en todo este tiempo ella no había tenido la menstruación. De vez en cuando se desmayaba.
Y tenía alergia a los platos condimentados con aceite o grasas, que le provocaban disentería, o sea inflamación del intestino.
Amorth le realiza la plegaria de curación y en su segunda visita, la mujer le dice que puede comer platos condimentados sin problemas.
Y le aconseja que revise las almohadas.
En una de ellas se encuentra una medalla y su marido la destruye siguiendo los métodos habituales.
Después de destruirla, la mujer está muy mal y vomita una medalla igual que la destruida, que tiene grabada la imagen de una custodia.
En el aniversario de la aparición de Lourdes, lo llaman de noche, la joven está en coma.
Amorth va, reza por ella y despierta, pero vuelve a entrar en coma poco después.
Reza de nuevo y sale del estado de coma, pero está completamente paralizada.
Reza de nuevo imponiendo las manos en distintas partes de su cuerpo, y tras dos horas y media de oración, se levanta y anda.
Desde ese momento, las parálisis, especialmente en las extremidades inferiores, se repiten con cierta frecuencia.
A veces, si su marido le da un masaje con óleo exorcizado y reza unas oraciones que le ha sugerido Amorth, las piernas de la mujer vuelven a moverse.
Otras veces es necesaria la intervención del exorcista, que veía a esta joven pareja todas las semanas.
Pero con el tiempo, las cosas empeoran: larga litros y litros de disentería de varios colores, como si el cuerpo fuera un contenedor donde no cupiera todo aquel líquido.
La casa está infestada y la situación va de mal en peor.
La mujer ya no retiene la comida y vomita continuamente.
Incluso vomita cosas muy raras: cristales, clavos, gasas, hebillas de metal, pequeños objetos en forma de animal.
En 15 días entra en coma tres veces.
La primera vez, después de rezar, Amorth le levanta los párpados y no ve más que el blanco de los ojos.
Y cuando por fin bajan las pupilas, Amorth le muestra el crucifijo recitando: «Huid, partes adversas» en latín y sale del coma.
La segunda vez, tras la oración, invoca al Padre Pío, le pone sobre la cabeza una reliquia y sale del coma.
La tercera vez, en vista de la ineficacia del exorcismo recitado, le dice una frase, inspirada en un episodio de las Florecillas, que a veces surte efecto. La mujer forcejea y vuelve en sí.
Pero no puede aguantar más de dos horas en casa y siempre con el estómago vacío.
Al año siguiente se instalan en casa de los padres de ella, aunque procuran ocultarles en todo lo posible la situación.
Reaparecen los vómitos continuos. Y la joven se ve obligada a comer sin parar. Gastan un dineral al día en comida.
Primero devuelve comida y luego cosas raras.
Y con el vómito empiezan a salir trozos de papel que encajan como un rompecabezas.
Primero aparece una figura femenina tamaño postal con el nombre de la mujer y la fecha de su boda.
Después, imágenes sagradas y oraciones, dos iconos, un crucifijo del siglo XVII, un rostro de Cristo.
Eran imágenes que el párroco dejaba en las casas cuando iba a bendecirlas.
Y ven que el papel está cubierto por una capa fina.
La retiran y aparece una lista de lo que el brujo le ha hecho a la mujer: un maleficio de muerte con todos los fenómenos programados por días y una fecha límite.
La joven debe morir a causa de una hemorragia antes de las 12 de la noche del 17 de marzo.
La víspera del día establecido para el fallecimiento, la pareja y los padres de ella decidieron irse a la Liguria.
Amorth los acompañó e implicó en la oración a varios monasterios de clausura.
El día 17, la mujer no deja de vomitar comida y trozos de papel escritos a bolígrafo.
A las 23:55 nos dicen, dice Amorth, que si se desmaya debemos extraerle de la vagina un objeto punzante.
Efectivamente, le extraen un cable retorcido de 15 cm. de longitud.
Y a diferencia de cuanto había programado el brujo, la mujer no muere, sino que se producirá la liberación.
Pero la liberación va a tardar, porque la persona que encargó el maleficio le ha entregado otra suma considerable al brujo.
En imágenes vomitadas aparece la persona que ha provocado el maleficio: un enamorado que había sido rechazado.
Pagó por ellos casi 2 millones de euros.
Amorth guardó fotocopiada la planificación del enamorado rechazado, con su firma y la firma de su padre, que fue quien le pagó al brujo.
Y también la planificación del brujo firmada por él.
Puede ser que el enamorado haya muerto, ya que se comprometió a morir junto a su amada, no lo saben.
La mujer adelgazó casi 30 kg. y sentía unos dolores terribles, pero se recuperó bebiendo agua exorcizada.
Amorth dice que es increíble que no muriera durante aquellos meses en los que no podía alimentarse.
Pero lo que se repite una y otra vez es que quienes han pedido el trabajo y el brujo, terminan condenados y muriendo de la peor manera, por hacer el mal y poner su confianza en el demonio.
Video tomado de YOUTUBE:
Fuente - Texto tomado de FOROSDELAVIRGEN.ORG:
Cómo romper brujerías
y librarse de maldiciones
[sin que vuelvan]
Lo único que puede defenderte absolutamente ante brujerías y maleficios
En la medida que la fe verdadera se diluye en el mundo y vuelve el paganismo, las brujas, hechiceros, chamanes, etc. son más, están más activos y más gente recurre a ellos para tratar de manipular el mundo espiritual. Porque se ha perdido la referencia de lo que es malo y lo que es bueno.
Y estos intermediarios acuden a fuerzas espirituales para hacer los trabajos, que a veces desconocen de dónde vienen, o creen que no son negativas, y otras veces son fuerzas que ellos saben que son decididamente oscuras.
Por lo tanto hoy todos estamos más en riesgo de ser el blanco de estos trabajos, que en décadas anteriores.
Aquí hablaremos sobre las precauciones que hay que tener para no ser afectados por estos trabajos, cuáles son los síntomas de haber recibido una maldición y cómo actuar para liberarse, cuando alguien sospecha que ha recibido una maldición o sencillamente cree que la ha recibido.
Hay algunas personas, incluso católicos, que declaran que las maldiciones son inofensivas. Y aconsejan a las personas que las ignoren, e incluso dicen que los medios católicos no deberían informar al respecto.
Es el eterno error de los desinformados, que no se han tomado el tiempo para leer la Biblia, y que interpretan que cualquier cosa que les produce temor a ellos, tiene la intención de meter miedo, cuando todas estas cosas son bíblicas.
En este momento, es importante ser conscientes de la audacia creciente, con que el enemigo actúa en la guerra espiritual que se libra a nuestro alrededor. En la cual las maldiciones tienen la misión oculta de extender la influencia del maligno en la Tierra.
Una información importante la ha dado el Padre Gabriele Amorth, que ha dicho que la absoluta mayoría de los exorcismos y liberaciones que ha tenido que practicar en su carrera, han sido sobre personas a las que le han hecho un trabajo, brujería o maldición.
Esto se ha acrecentado hoy, porque el paganismo está de nuevo en el mundo. Y con él la brujería, la hechicería y los magos, que utilizan las fuerzas ocultas para hacer conjuros y cambiar la realidad.
Hoy vemos un crecimiento explosivo de la brujería, en su moderno empaque feminista ocultista.
Y se inscribe dentro del mayor poder que ha obtenido el maligno en el último siglo.
Que lleva a que los demonios sean más difíciles de desalojar de los poseídos, los exorcismos requieran más tiempo, y a que crezca la cantidad de personas que hacen pactos con el mal.
En la brujería está involucrado el concepto de un pacto diabólico o al menos una apelación a la intervención de los espíritus del mal.
Porque sólo hay dos tipos de espíritus, los que tienden al bien y los que tienden al mal.
Y si se invocan espíritus que no son declaradamente poseedores del bien, entonces se está invocando espíritus del mal disfrazados.
Esto no lo entienden los desinformados y los principiantes en la brujería, pero sí los que la practican por un tiempo.
Las brujerías se pueden hacer para despertar la pasión del amor en aquellos que son objeto del deseo, o para llamar a los muertos, o para traer la calamidad o la impotencia sobre los enemigos y rivales.
¿Y cómo se puede saber cuándo alguien se dedica a hacer brujerías?
El padre Amorth ha dicho que en la medida que los sacramentos cristianos tienen signos visibles como por ejemplo, el pan y el vino en la eucaristía, y las oraciones, los hechizos malignos también tienen los suyos.
Son tales como ropa, fotografías, objetos personales que se maldicen por la bruja con fórmulas y rituales, e invocaciones a través de oraciones, para producir efectos espirituales sobre las personas afectadas.
Los exorcistas dicen que las maldiciones, brujerías, hechizos, o como quiera llamárseles, tienen poder solamente a través de la intervención de los demonios, no como resultado de los poderes mágicos de una persona en particular.
Incluso si aquellos que practican la magia: brujas, hechiceros, videntes, etc., lo nieguen o no lo sepan.
Y que la misma magia que practican al final les abre a la influencia demoníaca e incluso a la posesión.
Estan cometiendo un pecado grave a los ojos de Dios, pero además las consecuencias que ellos tendrán a largo plazo serán funestas, porque el demonio nunca cumple las promesas de protección a los que trabajan para él.
Hay regiones del mundo e incluso religiones, donde la magia y la invocación a espíritus desconocidos o malignos se considera correcto y donde es parte de su espiritualidad.
Y quizás el caso más típico de esto sea el vudú que se practica en Haití, país que fue consagrado al demonio.
Y es lo que explica las tribulaciones que tiene permanentemente el país caribeño.
¿Y cómo experimenta la brujería una persona a la que le han realizado una maldición?
Al aplicarse una maldición sobre alguna persona, si Dios lo permite, se libera la fuerza del mal para que actúe cumpliendo el designio.
Aunque en algunos casos Dios no lo permite y por tanto el maleficio no surte efecto.
Y hasta que no se rompa una maldición que sí ha funcionado, los demonios seguirán operando en la vida de la persona maldecida. E incluso pueden seguir haciéndolo en las generaciones posteriores.
Una maldición o maleficio puede implicar sufrimiento físico o emocional, y problemas en la vida social y laboral del maldecido.
Enfermedades físicas o mentales, problemas emocionales o de conducta, que desafían los tratamientos.
También pueden sufrir la persistencia de pobreza y la falta de logros a pesar de la cantidad de empeño puesto para resolverlos.
Miedos, adicciones, pensamientos suicidas, accidentes repetidos.
Incapacidad para mantener una relación o para encontrar pareja o para tener un hijo.
Y hay signos físicos específicos que pueden incluir dolores de cabeza, dolores corporales o letargo.
Signos mentales o emocionales como pueden ser cambios en los gustos o inclinaciones repentinamente, mala suerte y pesadillas.
Y a menudo, la víctima puede ser incapaz de identificar al culpable de la maldición.
¿Y cómo se sale de una maldición?
Si una persona está realmente bajo una maldición, la única forma de eliminarla es hacer justo lo contrario.
Si a una persona le han hecho un mal invocando al demonio, entonces la persona tiene que invocar a Dios para que la proteja, la ayude y la bendiga.
Porque el bien siempre es más fuerte que el mal
Y el éxito de una persona para atraer el poder de Dios contra una maldición será proporcional al nivel de su fe.
Pero sucede que muchas veces las personas sobreestiman orgullosamente su fe, piensan que es profunda solo porque los induce a orar frenéticamente por alivio, y a veces no es lo suficientemente profunda para lograr ese alivio.
Los católicos encontrarán fuerza en su fe haciendo un uso frecuente y ferviente de los Sacramentos, especialmente por medio de confesiones muy humildes y contritas, y recibiendo la Sagrada Comunión con devoción y amor.
Nunca se debe concurrir a santeros o brujos para que le hagan un trabajo contrario, porque están recurriendo de nuevo a las fuerzas oscuras.
Ni deben tratar de revertir una maldición invocando daño a la persona o personas responsables de la maldición.
Deben hacer las cuatro cosas que Jesús nos pide que hagamos en relación con nuestros enemigos, especialmente con aquellos que invocan maldiciones sobre nosotros, que se describen en Lucas 6:27.
Estas son: ama a tu enemigo, haz el bien a tu enemigo, ora por tu enemigo e invoca las bendiciones especiales de Dios sobre tu enemigo.
Para romper maldiciones, hay que invocar a los ángeles y santos, al ángel guardián y al santo patrón, al Arcángel Miguel, y especialmente a la Virgen María, que está profetizado que aplastará la cabeza de la serpiente.
Y por supuesto, se debe buscar cualquier alivio natural disponible de los efectos de la maldición: médico, financiero, psicológico, etc., como se haría con una enfermedad o cualquier situación dolorosa.
Se debe permanecer meditativo y expectante bajo la cruz de Jesús y cubrirse simbólicamente por Su Preciosa Sangre, como un escudo para desviar los ataques del mal en la maldición aflictiva. Rezar oraciones de liberación.
Y hasta que llegue el momento de ser liberado de la maldición, esforzarse por ajustarse a cada sutil empujón de la Providencia, con fe y confianza en Jesús como sanador y exterminador de demonios. También ofrecer los sufrimientos que resultan de la maldición.
Este singular tipo de sufrimiento debe estar unido a la Pasión de Jesús, a su sufrimiento redentor.
No se debe desperdiciar el sufrimiento, incluso el causado por humanos maliciosos.
Como toda dificultad, puede ser utilizada para la santificación y consiguiente recompensa de la persona para llegar al Cielo.
Y en los casos más rebeldes la persona debería acercarse a un Ministerio de Liberación para que oren por ella, y si el caso es aún más difícil, quizás deba consultar con un exorcista.
Sin embargo lo ideal es precaverse, ponerse la armadura de Dios y desarrollar una fuerte confianza en Él para prevenir las maldiciones, porque los cristianos siempre son el foco de los que niegan a Dios.
La vida sacramental es la protección más potente.
Y abandonarse a Dios, porque Él no quiere que tengamos miedo, sino que seamos sólo vigilantes, prudentes y sabios en la batalla espiritual.
Rezar el Rosario, leer la Biblia, hablar con Dios cada día y examinar la conciencia, asistir a misa con frecuencia, incluso a diario.
Hacer la señal de la cruz con agua bendita todos los días, colocar un crucifijo bendecido y una imagen de la Santísima Virgen en la casa, eliminar los objetos con sospecha de que hayan sido maldecidos y llevar sacramentales como medallas encima.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos informar sobre cómo combatir las brujerías y maldiciones, porque es un fenómeno que va creciendo en el mundo y surten más efecto, porque la gente se aleja cada vez más de Dios.
Y me gustaría preguntarte si crees que en tu país hoy hay más gente haciendo brujerías y maldiciones que antes o no.
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