Santa Verónica es
recordada por su gesto compasivo hacia Jesús en Su camino al Calvario.
Unos le agredían, otros permanecían indiferentes ante tanta crueldad.
Ella se le acercó y le enjugó el Rostro con su velo. Aquel Divino
Rostro, cruelmente golpeado, ensangrentado y sudoroso suscitó en el
corazón de Santa Verónica la misericordia.
Santa
Verónica es mujer de gran valentía, ya que su acto de amor le podría
haber causado una peligrosa reacción por parte de los romanos o de las
turbas. Es mujer de gran compasión, ya que venció todo miedo y decidió
amar en medio de una multitud movida por odio o la indiferencia. Todavía
se conserva el "Velo" de la Verónica. Si le parece increíble, lea el
reporte abajo.
¿Cómo y cuándo el Santo Rostro llegó a Manoppello?
Uno
de los Capuchinos, P. Donato de Bomba, empezó desde el año 1640 unas
indagaciones y escribió una "Relatione historica" (Informe histórico),
que está guardado al presente en el Archivo Provincial de los Capuchinos
en el Convento de Santa Clara en L´Aquila. En 1646 un notario autenticó
en el ayuntamiento, con carta pública según la voluntad de los
Capuchinos, el documento de donación y la Relación.
Este
informe declara que un desconocido llevó a Manoppello el Velo en 1506 y
lo entregó a uno de los magnates del pueblo, tal doctor Giacom Antonio
Leonelli, sentado en un banco frente a la Iglesia. Se cuenta que el
doctor entró en la Iglesia y abrió el rollo en el cual estaba el Velo.
Inmediatamente después salió de la Iglesia, pero no halló el desconocido
portador del rollo que había desaparecido sin dejar rastros.
El
Santo Rostro es un Velo que mide 17x24 cm., desplegado y protegido en
un marco entre dos hojas de vidrio y es tan sutil que no se puede
extraerlo del relicario, sin correr el riesgo de dañar la Imagen impresa
misteriosamente. Por lo tanto, todavía no ha sido averiguado
científicamente el tipo de fibra que a primera vista parece ser un
antiguo biso marino, una muy preciosa "seda del mar", también hallada
dentro de unos sarcófagos de las pirámides egipcias, el "lino fino"
mencionado 46 veces, ni más ni menos, en la Biblia.
Los
hilos horizontales son bastante ondeantes, el tejido es de estructura
ordinaria, de modo que urdimbre y trama se cruzan en la forma más
sencilla como en una normal tejedura y es tan tenue que la Imagen es
visible sea desde la parte anterior que desde la parte posterior del
sagrario. Si detrás del Velo diáfano se pone un periódico, se puede
leerlo fácilmente incluso desde lejos.
Hay
la efigie de un hombre de cabello largo, con la cara tumefacta, la
frente ensangrentada, la nariz contusa y una mejilla hinchada. El tono
de color es marrón y el rojo claro de los labios anula cualquier aspecto
material. La luz floja de una vela, aplastando la matización, puede
evidenciar las manchas lívidas del rostro golpeado. Los ojos miran muy
intensamente hacia arriba de modo que se puede ver el blanco del globo
del ojo bajo el iris y las pupilas totalmente abiertas, pero en una
manera irregular. La boca semi-abierta parece estar a punto de proferir
la palabra AMOR,
y la mirada atónita y a la vez muy benévola y consoladora, pues en
verdad el Amor del Redentor hacia nosotros es tan grande, que incluso
después de su Pasión dijo a sus discípulos:
"Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20)
No
sólo las ampliadas fotografías digitales, realizadas por el prof. D.
Vittore de Bari y por el prof. G. Fanti de Padua, sino también las
observaciones bajo luz ultravioleta confirman que no hay pintura sobre
el Velo. La experta iconógrafa B. Paschalis Schlömer demuestra que el
Santo Rostro de Manoppello se sobrepone perfectamente a la Imagen de la Sábana Santa de Turín (con más de 10 puntos de referencia),
y el prof. Andreas Resch aclara que la admirable identidad,
enternecedora hasta las lágrimas, confirma la autenticidad de las dos
Reliquias, visto que sin lugar a dudas no puede ser una mera
casualidad: resulta evidente el mismo Rostro de Jesucristo, su Resurrección al tercer día de su Deposición de la Cruz.
P.
Heinrich Pfeiffer, catedrático de iconografía e historia de arte
cristiano en la Universidad Pontificia Gregoriana, explica que el Velo
fue considerado también en los tiempos antiguos, obra de arte no humana y
que esta Sagrada Imagen sirvió de modelo a las representaciones
posteriores del Santo Rostro, incluidos los retratos en las catacumbas
romanas del siglo IV.
Afirma
además que Nuestro Señor no nos ha dejado sólo Su Palabra en la Sagrada
Escritura, sino también Su Imagen que se produjo en la tumba cuando una
radiante energía sobrenatural quizá alumbró (1 Jn. 1:5 "Dios es Luz")
el "lino fino" empapado en áloe y mirra, fotosensibles "aromas" (Juan
19:39,40), dejando la impresión del inmenso evento, la evidencia divina
de la Pasión, Resurrección y Gloria sempiterna de Jesús (Mt. 28:7 - Lu.
24:51 - Hch. 1:9).
Tras
13 años de investigaciones sobre el "Velo de la Verónica" (el que,
según la tradición, utilizara para enjugar el Rostro de Cristo camino
del Calvario), el prestigioso historiador alemán P. Heinrich Pfeiffer
S.J. certifica su autenticidad.
Según
Pfeiffer, el Rostro de Cristo que aparece en el Velo de la Verónica
(hoy conservado en Manoppello, Italia), se sobrepone perfectamente a la
Imagen de la Sábana Santa de Turín. Los trazos son los mismos: rostro
oval ligeramente redondo y asimétrico, cabello largo, un mechón de
cabellos sobre la frente, la boca ligeramente abierta, la mirada
dirigida a lo alto; rasgos que influyeron en toda la iconografía de
Cristo en los siglos posteriores.
El Señor te bendiga,
y te guarde;
El Señor haga resplandecer
Su Rostro sobre ti,
y tenga de ti misericordia;
El Señor alce a ti
su Santo Rostro,
y ponga en ti paz.
http://www.corazones.org/santos/veronica.htm
Fuente - Texto tomado de VOLTOSANTO.IT:
http://www.voltosanto.it/Spagnolo/paginadx1.php?c=3
Fuente - Video tomado de YOUTUBE:
https://www.youtube.com/watch?v=l2w67fpuliE
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