Por Carlos Esteban | 12 de agosto de 2020
Sabíamos que tenía que ser mujer y negra, en esa imparable tribalización de la política. Y, efectivamente, el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, ha elegido a una mujer ‘de color’ (padre jamaicano y madre tamil), Kamala Harris, partidaria acérrima del aborto provocado en todos los casos y todos los plazos.
El candidato ‘católico’ Joe Biden ya ha elegido quien irá con él en el ‘ticket’ para la Casa Blanca como su vicepresidente: la demócrata, también aspirante a la candidatura en las primarias demócratas, Kamala Harris, una incondicional aliada de la multinacional del aborto, Planned Parenthood.
Biden usa a menudo su condición de "católico" practicante en sus campañas electorales, aunque es partidario del aborto, del matrimonio homosexual y lo que la plataforma del Partido Demócrata le ponga por delante, lo que no impide que no pocas publicaciones ‘católicas’, tirando de la doctrina de la ‘túnica inconsútil’ formulada por el difunto cardenal Bernardin, hagan por él una campaña mal disimulada.
Pero es probablemente inexacto decir que Biden ha elegido a Harris como su compañera de candidatura. El demócrata, que sería el presidente de mayor edad en entrar en la Casa Blanca por primera vez, ha dado en los últimos meses numerosas pruebas de padecer importantes problemas cognitivos asociados a la edad, y se le mantiene tan alejado de los medios y los votantes como es humanamente posible.
Eso hace, por una parte, muy probable que haya sido la maquinaria del partido la que haya ‘sugerido’ la presencia de Harris y, por otra, que la figura de la vicepresidente -un puesto normalmente casi ornamental- se convierta en esencial, ya que tiene todas las papeletas para ‘heredar’ la magistratura más poderosa del planeta.
Y ese es el problema, porque Harris es hostil a la libertad religiosa y fanática abortista. Mientras fue Fiscal General de California, Harris llegó a defender con todas sus fuerzas a Planned Parenthood cuando el gigante abortista fue acusado -con grabaciones de vídeo que no permiten el menor resquicio de duda- de vender a laboratorios por muy buen precio tejidos de fetos abortados. En lugar de investigar a Planned Parenthood por este monstruoso tráfico, Harris anunció que investigaría a los responsables de la grabación y, por tanto, del escandaloso hallazgo, los periodistas del Centro por el Progreso Médico (CMP), llegando a ordenar un registro inmediato y exhaustivo del hogar del responsable del CMP, David Daleiden, mientras aceptaba enormes donaciones de Planned Parenthood para su campaña al Senado.
Una campaña, por cierto, durante la que presumía de obligar a empresas propiedad de personas religiosas y a centros provida a violar sus conciencias. ¿Qué mejor compañera para el ‘católico’ Biden?
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