La increíble espada de San Galgano: es real y fue clavada por un santo en una roca sólida.
En el siglo XII, un caballero italiano realizó un inexplicable milagro que todavía puede admirarse en la región de Toscana.
Miércoles 15 de mayo de 2019
Héctor Fuentes
Las crónicas históricas cuentan que San Galgano (1148-1181) fue un caballero italiano que, nacido como Galgano Guidotti en la pequeña ciudad de Chiusdino, en la provincia de Siena (Toscana), vivió una juventud despreocupada y disoluta antes de sentir el llamado de las armas, convirtiéndose en un caballero arrogante, mundano y pendenciero.
La tradición cuenta que un día, mientras cabalgaba en su brioso corcel, Galgano experimentó la visión del arcángel Miguel, general de las fuerzas angélicas, quien le mostró el camino de la salvación a través de la pobreza, la caridad, la contemplación y la oración, indicándole además la localización de una cueva ubicada en el monte Siepi, una colina cercana a Chiusdino, donde Galgano debería construir una ermita para vivir allí como ermitaño.
Resistiéndose al llamado divino, Galgano un día visitó a su novia a lomos de su caballo, luciendo ricos ropajes, cuando el corcel inexplicablemente se encabritó, arrojando a su jinete al suelo. Entonces, una fuerza invisible levantó de golpe a Galgano y una voz celestial le ordenó que se dirigiera al monte Siepi. Cuando Galgano llegó al pie de la colina, se encontró de nuevo con el arcángel San Miguel, quien le indicó que se detuviera y mirara hacia su cima. Fue en ese momento cuando el noble caballero tuvo una visión de un templo donde estaban Jesús y María, rodeados por los Doce Apóstoles. A continuación, la misma voz de antes le ordenó que subiera la colina.
Escultura expuesta en la Pinacoteca Nacional de Italia, en Siena, que muestra a San Galgano clavando la espada en la piedra |
Cuando Galgano alcanzó la cima del monte Siepi, la voz divina le habló de nuevo ordenándole renunciar a todos los deseos, posesiones y placeres mundanos. Sin embargo, el terco Galgano se opuso, esgrimiendo el argumento de que cumplir esa orden sería “tan fácil” como partir en dos una roca con su espada. Acto seguido, para probar lo que decía, el caballero desenvainó su espada y la estampó violentamente en una piedra, pero, en forma inexplicable, el arma se hundió en la roca sólida con la misma facilidad con que un cuchillo caliente atraviesa la mantequilla. Y a partir de ese instante -y hasta el día de hoy- la espada quedaría allí clavada perfectamente en la piedra, formando una cruz la empuñadura.
La espada de San Galgano |
Galgano, después del milagro, comprendió el mensaje divino y decidió renunciar a su otrora vida militar, malvada, superficial y mundana. Desde entonces se dedicó a predicar en los lugares cercanos y vivió en el monte Siepi como un ermitaño, en la más absoluta pobreza, acompañado por animales salvajes y ocasionalmente visitado por aldeanos y monjes, hasta el día de su muerte, a los 33 años de edad, acaecida el 30 de noviembre de 1181, día de su celebración litúrgica.
En 1189 comenzaría su proceso de canonización, mientras que por la misma época sería construida una capilla en la cima del monte, en torno a su espada aún clavada en la piedra.
Restos de la Abadía de San Galgano |
Abadía de San Galgano (hoy en ruinas y sin techo) pero curiosamente al mirar hacia arriba se observa el cielo en forma de cruz |
El mito de la espada de San Galgano crecería con el paso de los siglos y aunque algunos postularon que la espada de San Galgano clavada en la piedra era sencillamente una falsificación moderna, una investigación relativamente reciente, basándose en la composición del metal y el estilo de la espada, concluyó que se trataba de una espada real del siglo XII. Además, valiéndose de un georradar, los investigadores también descubrieron que existía una cavidad de entre uno y dos metros de largo por debajo de la espada, que quizás según algunos podría albergar los restos del mismo San Galgano. Por otra parte, dataciones con radiocarbono demostraron que un par de manos momificadas conservadas en la capilla de la iglesia también databan del siglo XII.
Curiosamente, estas dos manos momificadas, según narra otra leyenda, también estarían relacionadas con San Galgano. Se cuenta que el mismo diablo envió al monte Siepi a un asesino que se hizo pasar por un monje para asesinar a Galgano. Sin embargo, los lobos salvajes de la colina, amigos del santo, lo protegieron del asesino, atacándolo y devorándolo. Una vez muerto, sus dos manos quedaron momificadas, exponiéndose posteriormente en la iglesia allí erigida en honor al santo.
La espada de San Galgano, que nunca se ha logrado quitar de la roca, todavía puede ser admirada en un lugar próximo a las ruinas de la Abadía de San Galgano, donde los visitantes pueden apreciar la empuñadura y unos pocos centímetros de la hoja. Y desde el siglo pasado permanece protegida de los intrusos por una resistente vitrina de vidrio a prueba de vándalos, debido a que algunos curiosos, turistas e incluso amantes del mito artúrico solían acercarse a la capilla de la iglesia para intentar extraer desde la roca la famosa arma del santo.
Tomando en cuenta que la historia de San Galgano y su espada clavada en la piedra inspiraría las leyendas medievales sobre el Rey Arturo y su mítica espada Excálibur, el arma del santo ha sido también denominada como la “Excálibur italiana”.
Fuente - Texto tomado de GUIOTECA.COM: