Por Redaccioninfovaticana | 12 de Enero de 2023
El el semanario alemán «Die Zeit» ha dado a conocer la noticia de que el Papa quiere bien lejos del Vaticano al que ha sido secretario personal de Benedicto XVI.
Según publican medios alemanes, el arzobispo Georg Gänswein tiene que mudarse del monasterio Mater Ecclesiae, la casa de retiro de Benedicto XVI, el 1 de febrero. Según «Zeit», el Padre Georg fue informado de la fecha de su expulsión del domicilio vaticano el mismo día del funeral del Papa Emérito en una carta firmada personalmente por el Papa Francisco.
El lunes, la Oficina de Prensa de la Santa Sede anunció que el Papa recibió a Gänswein en audiencia privada. Aunque se desconoce el contenido de esa conversación, varios medios informan que el arzobispo fue llamado a filas el sábado antes por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin y el Papa Francisco.
De este modo, vuelve a coger aún más fuerza los rumores de que las críticas al ‘chismorreo’ que hizo el Papa durante el ángelus del domingo iban dirigidas al ex secretario personal de Ratzinger.
Es normal y comprensible que el libro de Gänswein no haya sentado bien dentro de los Sacros Palacios, pero lo que tampoco parece normal -y menos aún de un Papa que debe adoptar una actitud paternal- es la de comunicar al arzobispo que debe salir de la que hasta ahora ha sido su casa el mismo día del funeral de su ‘padre’ espiritual. Otra decisión de Francisco, y no de sus círculos próximos sino del mismo Papa, que casa poco con las proclamas sinodales, de misericordia y compasión a las que tan acostumbrados nos tiene. Pero todo esto, tiene una explicación.
Cuando Francisco fue expulsado de la residencia de los jesuitas en 1990
En mayo del año 2015, el periodista inglés Austen Ivereigh publicó una biografía de Francisco enfocada en sus años en Argentina bajo el título de «El gran reformador: Francisco, retrato de un Papa radical».
Ivereigh cuenta en el libro como fruto de la tensión de Bergoglio con los provinciales jesuitas de Argentina, en 1990 enviaron a Bergoglio al exilio en Córdoba, sin ningún cargo. Poco después de la marcha de Jorge Mario a Córdoba, el arzobispo de Buenos Aires en aquel momento, Antonio Quarracino, pidió a Roma tener precisamente a Bergoglio como obispo auxiliar. Y lo logró.
El vaticanista Sandro Magister escribió que «en las consultas secretas que preceden al nombramiento de cada nuevo obispo, que el superior general de los jesuitas, Kolvenbach, puso por escrito su juicio negativo sobre el nombramiento de Bergoglio. Pero no fue escuchado. Sin embargo, hay un episodio, inmediatamente después de la consagración de Bergoglio como obispo, en el verano de 1992, que muestra cuan áspero seguía siendo el desacuerdo entre los dos».
Mientras esperaba que se estableciera cuál iba a ser su nuevo hogar, Bergoglio se hospedó en la casa de la curia jesuita de Buenos Aires, en la que en el ínterin había llegado a ser provincial su archienemigo García-Mata.
El periodista Ivereigh escribe en el libro que «Bergoglio acusó a García-Mata de haberlo difamado en un informe que el provincial había enviado a Roma (el informe era secreto, pero uno de los consultores le había informado a Bergoglio), mientras que García-Mata se sentía amenazado por la popularidad de la que gozaba el nuevo obispo entre los jesuitas más jóvenes».
Ivereigh afirma en el libro que «si quería que se fuera, dijo Bergoglio, se lo debía notificar oficialmente. Entonces García-Mata le escribió a Kolvenbach, quien apoyó su decisión. La carta del general de los jesuitas fue dejada en la habitación de Bergoglio. Y García-Mata recibió una respuesta escrita de Bergoglio, en la que le comunicaba su fecha de partida».
Ahora, la historia se repite, con un protagonista común pero en el lado contrario de la historia. Lo más llamativo, -casualidad o no- son los años que han pasado entre una historia y otra: 33 años desde cuando en 1990 obligaron a Bergoglio a marcharse de la residencia de los jesuitas hasta el año 2023 en donde ahora Francisco ordena a Gänswein abandonar su casa en el Vaticano.
De esta historia se puede sacar la conclusión del paralelismo entre lo que sufrió Bergoglio y lo que le acaba de ocurrir a Gänswein.
Pero ante esta situación, cuando alguien sufre un agravio, se puede actuar de dos maneras, o bien repetirlo con otros y o bien ahorrársela a otros por compasión sabiendo lo que es haber sufrido eso desde la sabiduría que otorga la experiencia personal. En este caso, Francisco parece haber optado por la primera opción y no quiere ahorrarle a Gänswein lo que a él le hicieron los provinciales jesuitas en Argentina.
Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM:
https://infovaticana.com/2023/01/12/francisco-le-hace-a-georg-ganswein-lo-que-le-hicieron-a-el-los-jesuitas-en-buenos-aires/
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