18. Que con toda verdad os digo que antes faltarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse perfectamente cuanto contiene la ley, hasta una sola jota o ápice de ella.
20. Porque Yo os digo que si vuestra justicia no es más llena y mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
21. Habéis oído que se dijo a vuestros mayores: No matarás; y que quien matare será condenado a muerte en juicio.
22. Yo os digo más: quien quiera que tome ojeriza con su hermano, merecerá que el juez le condene. Y el que le llamare raca, merecerá que le condene el concilio. Mas quien le llamare fatuo, será reo del fuego del infierno.
23. Por tanto, si al tiempo de presentar tu ofrenda en el altar, allí te acuerdas que tu hermano tiene alguna queja contra ti.
24. Deja allí mismo tu ofrenda delante del altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y después volverás a presentar tu ofrenda.
25. Componte luego con tu contrario, mientras estás con él todavía en el camino; no sea que te ponga en manos del juez, y el juez te entregue en las del alguacil, y te metan en la cárcel.
26. Asegúrote de cierto que de allí no saldrás hasta que pagues el último maravedí.
27. Habéis oído que se dijo a vuestros mayores: No cometerás adulterio.
28. Yo os digo más: Cualquiera que mirare a una mujer con mal deseo hacia ella, ya adulteró en su corazón.
29. Que si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecar, sácale y arrójale fuera de ti; pues mejor te está el perder uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
30. Y si es tu mano derecha la que te sirve de escándalo o incita a pecar, córtala y tírala lejos de ti; pues mejor te está que perezca uno de tus miembros, que no el que vaya todo tu cuerpo al infierno.
31. Hase dicho: Cualquiera que despidiere a su mujer, déle libelo de repudio.
32. Pero Yo os digo, que cualquiera que despidiere a su mujer, si no es por causa de adulterio, la expone a ser adúltera; y el que se casare con la repudiada, es así mismo adúltero.
33. También habéis oído que se dijo a vuestros mayores: No jurarás en falso, antes bien cumplirás los juramentos hechos al Señor.
34. Yo os digo más: Que de ningún modo juréis, sin justo motivo, ni por el cielo, pues el trono de Dios.
35. Ni por la tierra, pues es la peana de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad o corte del gran rey.
36. Ni tampoco juraréis por vuestra cabeza, pues no está en vuestra mano el hacer blanco o negro un solo cabello.
37. Sea, pues, vuestro modo de hablar, sí, sí; o no, no: que lo que pasa de esto, de mal principio proviene.
Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús