La devoción a la Virgen del Carmen es una de las más populares de la Iglesia y comenzó a extenderse por Europa, a partir del siglo XIII, cuando los ermitaños, que vivían en el monte Carmelo de Palestina, huyendo de las persecuciones de los musulmanes, llegaron a Europa. El hecho fundamental de la devoción ocurrió el 16 de julio de 1251. La Virgen, nuestra Madre, se apareció al general de la Orden de los Carmelitas San Simón Stock y le dio el escapulario como señal de su protección y característica de su Orden. Por eso, la fiesta de la Virgen del Carmen se celebra cada año el 16 de julio. María le dijo a San Simón Stock:
"Recibe, hijo mío, muy amado, el escapulario de tu Orden, privilegio para ti y para todos los carmelitas. Quien muriere vistiéndolo, no padecerá el fuego del infierno".
A partir de ese momento, el escapulario se extendió incontenible por toda Europa y los Papas fomentaron su devoción, que lleva la promesa de salvación para quienes lo lleven con devoción en la hora de la muerte.
En las apariciones de María en la Salette (Francia), aprobadas por la Iglesia, se apareció en 1878 como Virgen del Carmen con el escapulario. La última de las apariciones de Lourdes fue el 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen. Y en Fátima, en la última aparición del 13 de octubre, se apareció también como Virgen del Carmen.
Testimonios que demuestran la eficacia e importancia del escapulario:
1. En la revista La Lectura Popular de Orihuela (Alicante - España), del 5 de febrero de 1896, el director Adolfo Claravana publicaba la siguiente noticia:
Hace unos días ha ocurrido en Rojales, pueblo de esta provincia de Alicante, un hecho singular. Una niña de tres años se extravió a media tarde del sábado 18 de enero (año 1896). La buscaron por todas partes, pero no apareció. La noche fue una de las más frías del año, pero no la encontraron. Al día siguiente por la tarde, unos tíos de la niña la vieron junto a un precipicio de muchos metros de profundidad, cortado casi verticalmente. Al acercarse, ella se levantó tranquilamente y, al preguntarle que había pasado, si había tenido mucho frío, respondió:
"No he tenido frío, porque ha estado conmigo una mujer y me tapaba con el delantal".Trasladada la niña al pueblo, se celebró al día siguiente una misa de acción de gracias. Y la niña, al entrar en el templo y ver la imagen de la Virgen del Carmen, exclamó:
"Mamá, ésa es la mujer que me tapaba con el delantal".Terminada la misa, fue a la casa del párroco y, al entrar en el despacho, donde había un cuadro de la Virgen del Carmen, de nuevo la niña dijo:
"Ésa es la mujer que me tapaba con el delantal".Ya no cabía la menor duda de que había sido la Virgen, quien la había protegido con su escapulario del Carmen, que la niña llamaba delantal.
2. Terry Ross, de 23 años, era sargento de alpinistas escoceses, en la segunda guerra mundial. Al momento de desembarcar en Normandía, se dirigió con sus compañeros a eliminar una estación de radio en Bruneval. Una explosión lo dejó inconsciente y recobró el conocimiento en el hospital. Al decirle los médicos que no recuperaría la vista, se puso a llorar desconsolado. Pero, en un momento de calma, se agarró del escapulario del Carmen, que llevaba al cuello, y empezó a rezar avemarías.
En ese momento, sintió que una mano apretaba la suya y una voz dulce de mujer le decía:
"Terry, ¿me llamas?"
"No, no estaba llamando a nadie; pero, hermana, por favor, hágame compañía un rato, porque me siento horriblemente solo".Y Terry empezó a desahogarse y a contarle sus problemas y lo triste que se sentía al pensar que nunca más iba a poder ver. ¿Qué sería de su futuro? Poco a poco, se tranquilizó y se quedó dormido. Cuando despertó, la venda de los ojos se había caído y se dio cuenta de que podía ver de nuevo. Los médicos acudieron a hacerle un examen riguroso y se dieron cuenta de que había ocurrido un milagro. Entonces, él pidió ansiosamente que viniera la enfermera que estaba anoche de servicio. Pero le dijeron que no había habido ninguna enfermera. Sin embargo, él sabía que no había sido un sueño y que, rezando el avemaría, ella se había acercado para consolarlo. Por eso, quedó convencido de que había sido la misma Virgen María, que lo había curado milagrosamente.
Oración de San Simón Stock a Nuestra Señora del Carmen
La Flor del Carmelo
Madre Santísima, después de habernos traído el Hijo de Dios, permanecísteis intacta y sin mancha ninguna.
¡Oh Bienaventurada Siempre Virgen, asistídme en esta necesidad!
¡Oh Estrella del Mar, auxiliad y protegédme!
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
¡Madre y Ornamento del Carmelo, rogad por nosotros!
¡Virgen, Flor del Carmelo, rogad por nosotros!
¡Patrona de los que visten el Santo Escapulario, rogad por nosotros!
¡San José, fiel Amigo del Sagrado Corazón, rogad por nosotros!
¡San José, Castísimo Esposo de María Santísima, rogad por nosotros!
¡San José, nuestro Gran Protector, rogad por nosotros!
¡Dulce Corazón de María, sed nuestra Salvación!
Amén.
Textos tomados de Mariologia.Org y EWTN:
http://www.mariologia.org/devocionessacraespescapulario05.htm
http://www.ewtn.com/devotionals/carmel/sp_oraci%C3%B3nsst.htm