El Papa claudica y acepta la bendición de parejas homosexuales.
Por Redaccioninfovaticana | 18 de Diciembre de 2023
Siempre que aparece publicado en el boletín del Vaticano que el Papa ha recibido en audiencia al cardenal Víctor Manuel Fernández es que se viene algún documento ‘bomba’.
Hoy mismo ha ocurrido. Horas más tarde de que el boletín oficial de la Santa Sede publicara que el Papa había recibido en audiencia al prefecto de Doctrina de la Fe, se hacía público un documento de este Dicasterio -con la firma del Papa y del cardenal Víctor Manuel Fernández- sobre las bendiciones a parejas homosexuales y otras que se encuentran en situaciones irregulares.
Con la ambigüedad que se caracterizan los documentos del Dicasterio de Doctrina de la Fe desde la llegada del ex arzobispo de la Plata, el Vaticano ha aprobado con el aval del Papa Francisco, que será posible bendecir parejas formadas por personas del mismo sexo, pero al margen de cualquier ritualización e imitación del matrimonio. El Vaticano puntualiza que la doctrina sobre el matrimonio no cambia ya que bendecir no significa aprobar la unión.
El documento que consta de 45 puntos, se lee que «la Iglesia siempre ha considerado moralmente lícitas sólo las relaciones sexuales que se viven dentro del matrimonio». Por ello, afirma que «no tiene potestad para conferir su bendición litúrgica cuando ésta, de alguna manera, puede ofrecer una forma de legitimidad moral a una unión que presume de ser un matrimonio o a una práctica sexual extramatrimonial. La sustancia de este pronunciamiento fue reiterada por el Santo Padre en su Respuesta a los Dubia de dos Cardenales».
El texto apoyado por el Papa dice que «la Iglesia, también, debe evitar el apoyar su praxis pastoral en la rigidez de algunos esquemas doctrinales o disciplinares, sobre todo cuando dan «lugar a un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar». Por lo tanto, cuando las personas invocan una bendición no se debería someter a un análisis moral exhaustivo como condición previa para poderla conferir. No se les debe pedir una perfección moral previa».
«En el horizonte aquí delineado se coloca la posibilidad de bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo, cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio. En estos casos, se imparte una bendición que no sólo tiene un valor ascendente, sino que es también la invocación de una bendición descendente del mismo Dios sobre aquellos que, reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no pretenden la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo. Estas formas de bendición expresan una súplica a Dios para que conceda aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su Espíritu –que la teología clásica llama “gracias actuales”– para que las relaciones humanas puedan madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino», se lee en el documento aprobado por Francisco.
El párrafo número 38 del documento reza que «no se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición. En la oración breve que puede preceder esta bendición espontanea, el ministro ordenado podría pedir para ellos la paz, la salud, un espíritu de paciencia, diálogo y ayuda mutuos, pero también la luz y la fuerza de Dios para poder cumplir plenamente su voluntad».
«De todos modos, precisamente para evitar cualquier forma de confusión o de escándalo, cuando la oración de bendición la solicite una pareja en situación irregular, aunque se confiera al margen de los ritos previstos por los libros litúrgicos, esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio. Esto mismo se aplica cuando la bendición es solicitada por una pareja del mismo sexo», aclara el punto 39.
Con estas bendiciones, Doctrina de la Fe asegura que «no se pretende legitimar nada, sino sólo abrir la propia vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor e invocar también al Espíritu Santo para que se vivan con mayor fidelidad los valores del Evangelio».
El documento concluye diciendo que «siguiendo la enseñanza autorizada del Santo Padre Francisco, este Dicasterio quiere finalmente recordar que «esta es la raíz de la mansedumbre cristiana, la capacidad de sentirse bendecidos y la capacidad de bendecir […]. Este mundo necesita bendición y nosotros podemos dar la bendición y recibir la bendición. El Padre nos ama. Y a nosotros nos queda tan solo la alegría de bendecirlo y la alegría de darle gracias, y de aprender de Él a no maldecir, sino bendecir». De este modo, cada hermano y hermana podrán sentirse en la Iglesia siempre peregrinos, siempre suplicantes, siempre amados y, a pesar de todo, siempre bendecidos».
Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM:
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