Javier Fiz Pérez | Febrero 21 de 2018
Tomar en nuestras manos la propia vida e impedir al alcohol que nos gobierne es el primer paso para empezar a pensar en un nuevo estilo de vida.
Estar bien informado es el primer paso para evitar malas costumbres que pueden llevarnos al alcoholismo. La dependencia del alcohol se refleja en la necesidad de beber de forma habitual cantidades excesivas de alcohol durante un período prolongado de tiempo hasta transformarse en adicción.
La dependencia puede asociarse con problemas de salud psicológicos y físicos que tienden a afectar gravemente las relaciones con los demás en todos los contextos: familiares, amigos, trabajo.
Algunos síntomas de la dependencia del alcohol son:
- La necesidad de beber controla la propia vida: La dependencia del alcohol generalmente se caracteriza por la necesidad imperiosa de beber alcohol y la incapacidad para limitar la cantidad o dejar de beber.
- Tolerancia alcohólica: Cuando se bebe habitualmente, el cuerpo se acostumbra a tener mucha cantidad de alcohol experimentando la necesitad de beber cada vez más para sentir sus efectos.
- Desinterés: Negar otros intereses en favor de actividades que implican beber alcohol.
- Ocupado: Aumentar constantemente el tiempo que se dedica a beber y a recuperarse de los efectos del alcohol.
- También por la mañana: Empezar a beber antes del mediodía.
- Ansiedad o irritabilidad.
- No poder dejarlo: Sentir que no se puede dejar de beber a pesar de experimentar los síntomas negativos físicos y psicológicos.
- Experimentar los síntomas físicos de la abstinencia: temblores, sudoración excesiva, dificultad para dormir, ansiedad, sensación de malestar desde las primeras horas de la mañana.
Graves consecuencias para la salud
La dependencia del alcohol afecta gravemente a la salud. La intoxicación alcohólica tiene implicaciones de todo tipo:
- Cognitivas: disminución de la percepción de riesgo, alteración de la percepción viso-espacial.
- Comportamentales: agresividad, deterioro actividad laboral y social.
- Lenguaje farfullante.
- Descoordinación motora, marcha inestable.
- Deterioro de la atención o memoria.
- Estupor.
- Coma.
- Enfermedad hepática (hígado graso alcohólico, hepatitis alcohólica o cirrosis alcohólica).
- Presión arterial alta y problemas cardíacos.
- Pérdida gradual de la memoria hasta la demencia alcohólica.
- Depresión.
- Pancreatitis.
- Delirium por intoxicación por alcohol.
- Delirium por abstinencia de alcohol.
- Trastorno psicótico inducido por alcohol, con ideas delirantes.
- Trastorno psicótico inducido por alcohol, con alucinaciones.
- Trastorno del estado de ánimo inducido por el alcohol.
- Trastorno de ansiedad inducido por el alcohol.
- Disfunción sexual inducido por el alcohol.
- Trastornos del sueño inducido por el alcohol.
¿Por qué beber?
Las personas que consumen alcohol de manera excesiva lo hacen por diversas razones encontrando cada una sus propias motivaciones o aparentes justificaciones.
Con frecuencia se cae en el engaño de pensar que sea un modo eficaz para tratar la ansiedad y la depresión.
Aunque puede ayudar a disminuir sus problemas a corto plazo, el alcohol, por lo general, empeora la ansiedad y la depresión.
Lo hace al interactuar con sustancias químicas llamadas neurotransmisores que están en el cerebro, que inicialmente ayudan naturalmente a combatir la depresión y la ansiedad.
Entre otras causas, también influyen mucho los factores sociales como la presión del grupo, el estilo de vida de las amistades, la disponibilidad de alcohol, etc. Son elementos que pueden condicionar sobre todo las personas con menos personalidad y base de valores.
Por todo ello, tomar en nuestras manos la propia vida es crucial. para impedir al alcohol que tome las riendas de nuestra vida.
Fuente - Texto tomado de ES.ALETEIA.ORG:
https://es.aleteia.org/2018/02/21/8-sintomas-del-alcoholico/