3. Ni andes diciendo: ¡Gran poder es el mío! ¿Quién podrá hacerme dar razón de mis acciones?, pues Dios segurísimamente tomará de ti terrible venganza.
4. Tampoco digas: Yo pequé; ¿y qué mal me ha venido por eso? Porque el Altísimo, aunque paciente y sufrido, da el pago merecido.
5. Del pecado perdonado no quieras estar sin temor ni añadas pecados a pecados.
6. No digas: ¡Oh, la misericordia del Señor es grande!; él me perdonará mis muchos pecados.
7. Porque tan pronto como ejerce su misericordia, ejerce su indignación, y con ésta tiene fijos sus ojos sobre el pecador.
8. No tardes en convertirte al Señor, ni lo difieras de un día para otro.