
Mons. Ricardo Tobón advierte sobre los peligros del espiritismo y la necromancia.
El Arzobispo de Medellín: «El espiritismo aleja de Dios y genera confusión en los fieles»
Señala que estas actividades aprovechan la tendencia natural del ser humano hacia lo misterioso para promover doctrinas incompatibles con la fe cristiana. También menciona el magnetismo, telepatía, sueño hipnótico, levitación de objetos, movimiento de la ouija, escritura automática.
12/11/25 8:49 PM
(InfoCatólica) Mons. Ricardo Tobón Restrepo ha publicado una advertencia en el sitio web del Episcopado Colombiano sobre las prácticas espiritistas que se extienden en la sociedad actual. El Arzobispo de Medellín señala que estas actividades aprovechan la tendencia natural del ser humano hacia lo misterioso para promover doctrinas incompatibles con la fe cristiana.
Una atracción natural hacia lo oculto
Según explica el prelado, el ser humano experimenta de forma natural «una tendencia hacia lo misterioso y una atracción por experiencias extrañas y ocultas». Esta realidad, que se percibe en la propia naturaleza humana y se demuestra a través de la historia, es aprovechada por los practicantes del espiritismo moderno, que se inspira en prácticas antiguas pero ha adoptado nuevas formas desde el siglo XIX.
El espiritismo contemporáneo se sustenta en varias «ideas»: la posibilidad de comunicarse con entidades espirituales desencarnadas, la creencia en la reencarnación, la convicción de la pluralidad de mundos habitados, y la identificación entre lo natural y lo sobrenatural, así como entre la religión y la ciencia.
Prácticas y rituales cuestionables
Mons. Tobón describe cómo el espiritismo promueve reuniones donde personas consideradas «médium» afirman recibir mensajes de los espíritus a través de diversos medios: ruidos, voces, escritos o apariciones. Estos rituales mezclan elementos cristianos, supersticiosos y de brujería, utilizando imágenes, amuletos, sahumerios, agua bendita y rezos.
Y lamenta especialmente que «para estas prácticas se venga utilizando abusivamente la figura de San José Gregorio Hernández», lo que considera un uso indebido de la devoción católica.
La necromancia como forma grave de adivinación
La necromancia o espiritismo representa, según el prelado, «la más grave expresión de la adivinación», ya que consiste en recurrir a los espíritus de los muertos para desvelar el futuro o cualquier otro aspecto de la vida. Estos grupos siguen las enseñanzas de Allan Kardec y otros autores que desarrollan doctrinas inaceptables desde la perspectiva cristiana.
Entre las creencias problemáticas, Mons. Tobón destaca que no creen en un Dios personal sino en un concepto panteísta que unifica a Dios con todas las cosas, y que al aceptar la reencarnación niegan la obra redentora de Cristo, pensando que todo funciona por una causa automática.
Fenómenos parapsicológicos sin origen espiritual
El arzobispo enumera diversos fenómenos que se presentan en las sesiones espiritistas: magnetismo, telepatía, sueño hipnótico, levitación de objetos, movimiento de la ouija, escritura automática, entre otros. Sin embargo, aclara que estos fenómenos «ciertamente no son producidos por espíritus, sino por cierto magnetismo de las personas o por trucos engañosos».
Algunos de estos fenómenos pertenecen al ámbito de la parapsicología y, por tanto, al dominio científico, aunque siguen siendo de difícil explicación. No obstante, advierte que generalmente se utilizan con fines ambiguos, falsamente religiosos, e incluso con propósitos comerciales o de dominio sobre las personas.
Consecuencias negativas para los participantes
La práctica de invocar las almas de los difuntos «introduce una forma de alienación del presente y produce una mistificación de la fe en el más allá», según el prelado. Esto genera confusión, miedo e incluso enfermedades mentales en algunas personas, causando especialmente en los jóvenes «grandes equivocaciones y no pocas veces con consecuencias preocupantes a nivel moral».
Fundamento bíblico de la condena

Mons. Tobón recuerda que desde el Antiguo Testamento se condena con severidad esta práctica, citando: «No vayan donde nigromantes ni adivinos… ni evoquen muertos… Todo el que practique estas cosas expresa una abominación hacia Dios». También menciona las advertencias apostólicas sobre desviarse de la verdadera doctrina y caer en fábulas o quedar a merced de falsos profetas.
El arzobispo concluye que «sólo el conocer y el vivir el Evangelio nos libra de estas formas de neopaganismo, que engañan, desubican de la realidad, traen situaciones preocupantes a nivel psíquico y, sobre todo, alejan de Dios, única fuente de la verdad y de la vida».
Fuente - Texto tomado de INFOCATOLICA.COM:

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