¿De qué lado se pondrá la Iglesia?
Por INFOVATICANA | 10 de Octubre de 2025
Por: Rafael López
Este 10 de octubre, el mundo ha sido testigo de un momento histórico: el Comité Noruego del Nobel ha otorgado el Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado, líder de la oposición democrática venezolana, por su «trabajo incansable al promover derechos democráticos al pueblo de Venezuela» y por su lucha por una transición pacífica de la dictadura a la democracia.
Para la Iglesia Católica —que ha acompañado los procesos sociales en América Latina durante siglos, que ha alzado su voz contra dictaduras, pobrezas e injusticias— esta noticia plantea una pregunta directa y urgente: ¿Cuál es la posición ética que debemos asumir ante la lucha de María Corina Machado?
¿Dónde está el lado correcto de la historia… y dónde está la Iglesia?
El discurso del Comité no es simplemente una felicitación. Es una denuncia clara y frontal contra el régimen venezolano, al que acusa de fraude, represión, militarización y empobrecimiento sistemático de su pueblo. Denuncia también el exilio forzado de millones, la judicialización de la política, la persecución de disidentes y la manipulación de los resultados electorales. Y, frente a este oscuro escenario, exalta la figura de una mujer que eligió las papeletas sobre las balas, la resistencia pacífica sobre la violencia, el exilio interior sobre la fuga.
No se trata ya solo de una figura política. Machado ha sido reconocida en el mismo nivel que otros líderes que, sin empuñar armas, han sido faros de esperanza y cambio para sus pueblos: Martin Luther King Jr., Malala Yousafzai, Lech Wałęsa, Nelson Mandela. Su lucha es moral, es civil, es profundamente humana. ¿Hacia dónde debe mirar entonces la Iglesia este momento?
Un silencio que pesa
En Venezuela, muchas veces, la Iglesia ha sido voz de consuelo. Otras, ha sido voz crítica. Pero también ha habido momentos en que ha predominado un silencio prudente, o incluso ambiguo. Hoy, esa ambigüedad ya no es una opción moralmente válida.
El Comité del Nobel ha sido claro: «La democracia es una precondición para la paz duradera». Y añade que María Corina “ha demostrado que las herramientas de la democracia son también las herramientas de la paz”. ¿No es eso lo que enseña también el Evangelio? ¿No es eso lo que han proclamado las Encíclicas sociales desde Rerum Novarum hasta Fratelli Tutti?
¿De qué lado de la historia quiere estar la Iglesia?
La Iglesia Católica —particularmente en América Latina— se ha jugado en otras épocas por los derechos de los pobres, por la justicia frente a dictaduras, por la verdad frente a regímenes represivos. Lo hizo en Chile, lo hizo en Argentina, lo hizo en El Salvador. Hoy, esa misma fidelidad se nos exige en Venezuela.
No se trata de adoptar un partido político ni de emitir comunicados diplomáticos. Se trata de afirmar, con claridad pastoral y valentía profética, que quien lucha por los derechos de su pueblo, de forma pacífica, persistente, honesta, merece no solo nuestro respeto, sino nuestro apoyo.
La Iglesia ha de estar del lado de quienes, como María Corina, “se rehúsan a guardar silencio”, como dice el Comité. Debe acompañar a los millones de venezolanos que vieron en su liderazgo una esperanza real. Debe rechazar la mentira, la manipulación, la represión.
Hoy el mundo ha reconocido a una mujer valiente. Y nosotros, como creyentes, como discípulos de la Verdad, ¿callaremos?
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