Día Tercero
Venerar a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es un medio seguro para conseguir todos los tesoros del cielo.
Consideremos
cada una de las palabras de esta advocación: Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro, María es Señora, es decir; Madre de Dios, Reina
poderosa del cielo y de la tierra. María es nuestra: nuestra, por ser
Madre del Redentor de los hombres, Abogada de los pecadores, Madre de
misericordia y nuestra, sobre todo, por su maravillosa ternura de Madre.
María es nuestro socorro, porque con él nos libra de la mayor de las
desgracias de esta vida, o sea del pecado, por eso, María vela por
nosotros, quita las ocasiones y disminuye la vehemencia de las
tentaciones; María conserva en sus hijos la gracia santificante y el
amor de Dios, y les consigue la perseverancia; María suaviza nuestras
penas temporales y espirituales.
Pedir la gracia
que se desea conseguir.
Rezar 3 Avemarías
y la oración correspondiente
Oración
¡Oh Señora Nuestra, Madre del Perpetuo Socorro! ¡Cuántos tesoros de gracias y bendiciones proporcionáis a los individuos y a las familias que a Vos se consagran! ¡Oh Madre mía! Dignaos recibirnos a todos como a hijos vuestros y derramar sobre todas las familias de los que aquí estamos vuestros insignes favores.
Fuente
- Texto tomado del Libro "Acudamos a Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro" - Heraldos del Evangelio (Caballeros de la Virgen)