Por SPECOLA | 01 junio, 2020
Empezamos el mes de junio dedicado a la devoción al Corazón de Jesús tan promocionada por los jesuitas en tiempos no tan lejanos con un proselitismo hoy repudiado. Vivimos en una situación de excepcionalidad sin precedentes en la vida de nuestras sociedades y en la de la iglesia. No son tiempos indiferentes y todos somos conscientes que vivimos el fin de un período histórico. La historia nos enseña que no serán los actuales dirigentes, tanto políticos como religiosos, los que construirán el futuro. En grandes líneas tenemos una generación que se resiste a morir, otra que será el puente necesario y una realidad joven que está naciendo.
Estamos viviendo un pontificado extraño por muchos motivos. Podemos dejar a un lado la peculiar personalidad del Papa Francisco que a fin de cuentas, y como ha sucedido, quedará en el olvido. La coexistencia de dos papas vivos es única en la historia y no podemos saber cuál será la verdadera repercusión. Para colmo nos llega la primera epidemia planetaria que está alterándolo todo, no sabemos ni cuánto durará, ni cómo terminará y mucho menos cuáles serán sus consecuencias. Lo que sí podemos intuir con bastante certeza es que el tiempo del Papa Francisco se ha terminado. Su pontificado puede durar algo más, mucho no puede ser, pero estaremos inmersos en las respuestas a las consecuencias de la epidemia. Lo que estamos viendo no apunta en una dirección tranquila y la aparición de disturbios sociales importantes va en aumento.
En la vida de la Iglesia las cosas no están mejor y se vive una profunda división hasta el punto de poder hablar con propiedad de dos iglesias o de dos formas de entender la revelación y de vivir la fe. La iglesia de Cristo es única y sólo puede ser una. Pertenecen a ella los que están con Cristo y esto es una realidad sobrenatural que se nos escapa. El que no está con nosotros está contra nosotros. Son momentos en los que debemos descubrir cómo hacer presente la revelación divina en nuestro tiempo y sin duda el Espíritu Santo será el que va actuando. La posición del Papa Francisco es endemoniada, ha jugado a todo en estos años y cabreado a demasiados. Las palabras sirven de muy poco a estas alturas y son muchos los que hace tiempo que han dejado de seguirlo para vivir su fe con paz y serenidad. La mayoría se lo calla, pero cada vez menos. Pretender una unidad ‘humana’ en torno a los dichos y hechos de Francisco, es imposible porque no es católica. La unidad en la diversidad solo es posible si estamos unidos en torno a Jesucristo todo lo demás es absurdo y una pérdida de tiempo. Nuestros ‘líderes’ son los santos porque nos acercan a Dios y hacen presente en sus vidas la presencia sobrenatural. El cura de Ars es el patrono de los sacerdotes no por ser el ‘cura de Ars’ sino por ser el ‘santo’ cura de Ars. Si perdemos de vista la visión sobrenatural en nuestra fe, hemos perdido la fe que llamamos católica y estamos ante otra cosa.
Suena demasiado alienado con los postulados de Naciones Unidas el interés del Papa Francisco de predicarnos la ‘construcción de una nueva realidad’. Los ideólogos están en acción intentando defendernos un nuevo contraste con el evangelio que se encarna en el Papa Francisco. Se intenta controlar la interpretación, el relato, como se dice ahora, de que la pandemia no es, ni de lejos, un castigo divino, aparecen y desaparecen artículos en los medios de régimen con la intención de ajustarse al discurso oficial.
El caso ‘Enzo Bianchi’ sigue en los medios. Se habla de ‘humanista ateo’ sin máscara. En el monasterio de Bose todo eran prisas y silencios ante la primera ausencia de su fundador en la celebración dominical. Pocos asistentes y caras largas en los celebrantes, estamos ante la sensación de otro tiempo que se está cerrando.
Ya hemos tenido el primer bautizo en territorio de Vaticano. La parroquia de Santa Ana retoma actividades e intenta volver a la normalidad. Por ahora no vemos que regresen los visitantes y todo sigue cerrado. Las consecuencias en las arcas pontificias ya se están haciendo notar y, por mucho que predique Maradiaga, se han acabado los contratos a tiempo parcial y los extraordinarios que redondeaban los pequeños sueldos. El bloqueo de nuevos contratos viene de muy atrás y en este momento son demasiados los que sumaban desde años contratos temporales que ahora desaparecen. Malos tiempos que pueden ser aún peores.
Nuevos brotes de contagios en Roma en el Lacio son el peor pasaporte para la apertura de la actividad turística en la ciudad de Roma estos días. La estación Termini y el aeropuerto están en el punto de mira. La región amazónica está especialmente afectada por la epidemia y preocupa la total ausencia de medios sanitarios que se está llevando por delante a demasiados. El barco hospital del sínodo de la pachamama sigue desaparecido y los dineros alemanes empiezan a escasear.
«Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia».
Buena lectura.
Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM:
https://infovaticana.com/blogs/specola/el-tiempo-del-papa-francisco-se-termina-la-nueva-normalidad-del-vaticano-bose-sin-bianchi-la-peste-en-roma/