33. Estad, pues, alerta, velad y orad, ya que no sabéis cuándo será el tiempo.
34. A la manera de un hombre que saliendo a un viaje largo dejó su casa, y señaló a cada uno de sus criados lo que debía hacer, y mandó al portero que velase.
35. Velad, pues, también vosotros (porque no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa: si a la tarde, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer).
36. No sea que viniendo de repente, os encuentre dormidos.
37. En fin, lo que a vosotros os digo, a todos lo digo: Velad.
Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús