lunes, 14 de octubre de 2024

Santa Teresa de Ávila - Virgen y Doctora de la Iglesia - Fiesta Octubre 15

    



Teresa de Ávila nace en Ávila el 28 de marzo de 1515, en la casa señorial de Don Alonso Sánchez de Cepeda y Doña Beatriz Dávila de Ahumada. Desde muy pequeña manifestó interés por las vidas de los santos y las gestas de caballería. Su madre muere en 1528 contando ella 13 años, y pide entonces a la Virgen que la adopte hija suya. A medida que se hace mayor, la vocación religiosa se le va planteando como una alternativa, aunque en lucha con el atractivo del mundo.

A los 18 años, entra en el Carmelo. Su hermano Rodrigo parte a América, su hermana María al matrimonio y una amiga suya ingresa en La Encarnación. Con ella mantendrá largas conversaciones que la llevan al convencimiento de su vocación, ingresando, con la oposición de su padre, en 1535. Dos años después, en 1537, sufre una dura enfermedad, que provoca que su padre la saque de la Encarnación para darle cuidados médicos, pero no mejora y llega a estar cuatro días inconsciente, todo el mundo la da por muerta. Finalmente se recupera y puede volver a la Encarnación dos años después en 1539, aunque tullida por las secuelas, tardará en valerse por sí misma alrededor de tres años. Muere su padre en 1544.

En la Cuaresma del año 1554, contando ella 39 años y 19 como religiosa llora ante un Cristo llagado pidiéndole fuerzas para no ofenderle. Desde este momento su oración mental se llena de visiones y estados sobrenaturales, aunque alternados siempre con períodos de sequedad. Aunque recibe muchas visiones y experiencias místicas elevadas, es una visión muy viva y terrible del infierno la que le produce el anhelo de querer vivir su entrega religiosa con todo su rigor y perfección, llevándola a la reforma del Carmelo y la primera fundación.

A los 45 años, para responder a las gracias extraordinarias del Señor, emprende una nueva vida cuya divisa será: "O sufrir o morir". Es entonces cuando funda el convento de San José de Ávila, primero de los 15 Carmelos que establecerá en España. Con San Juan de la Cruz, introdujo la gran reforma carmelitana. Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de la plegaria y de la perfección. Murió en Alba de Tormes, al anochecer del 4 de octubre de 1582.


Fundó en total 17 conventos:


  1. Ávila (1562)
  2. Medina del Campo (1567)
  3. Malagón (1568)
  4. Valladolid (1568)
  5. Toledo (1569)
  6. Pastrana (1569)
  7. Salamanca (1570)
  8. Alba de Tormes (1571)
  9. Segovia (1574)
  10. Beas de Segura (1575)
  11. Sevilla (1575)
  12. Caravaca de la Cruz (1576)
  13. Villanueva de la Jara (1580)
  14. Palencia (1580)
  15. Soria (1581)
  16. Granada (1582)
  17. Burgos (1582) en el año de su muerte


Muere sin haber publicado ninguna de sus obras, sin haber logrado fundar en Madrid (a pesar de su ilusión), sin haber separado la orden de los descalzos de la de calzados y con dudas sobre si sus monasterios se podrían mantener con el espíritu que ella infundió. Teresa escribió muy poco por iniciativa suya, muchas cartas, alguna poesía y anotaciones. Pero sus obras maestras son fruto de la obediencia a sus superiores, que veían el interés de que escribiera sus experiencias y enseñanzas. Y así comienza todos sus escritos mayores aceptando su encargo con obediencia, pero con notable esfuerzo por su parte. Su vida es fiel reflejo de lo que avisaba a sus monjas: que las gracias recibidas en la oración son para darnos fuerza en servir a los demás. Aunque Teresa es conocida por lo elevado de las gracias místicas y visiones que recibe, su oración no la aparta del mundo, sino que hace que se entregue con especial fuerza y respaldo a las obras que le son encomendadas sufriendo en viajes, discusiones y continuas trabas, burlas y desplantes de sus contemporáneos.

Fue beatificada por Pablo V en 1614, canonizada por Gregorio XV en 1622, y nombrada Doctora de la Iglesia Universal por Pablo VI el 27 de septiembre de 1970. La primera mujer de las tres actuales doctoras de la Iglesia. Las otras son Santa Catalina de Siena y otra carmelita descalza: Santa Teresita del Niño Jesús.


Jesús yo confío en Ti




¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?
Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor.
Cuando te entregues a Mí, todo se resolverá
con tranquilidad según mis designios.

No te desesperes, no me dirijas una oración agitada,
como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos,
cierra los ojos del alma y dime con calma:
JESÚS CONFÍO EN TI.

Evita las preocupaciones angustiosas
y los pensamientos sobre lo que puede suceder,
no estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas.
Déjame ser Dios y actuar con libertad.
Entrégate confiadamente en Mí, reposa en Mi,
y deja en mis manos tu futuro,
dime frecuentemente:
JESÚS CONFÍO EN TI.

Lo que más te daña querer resolver
las cosas a tu manera, cuando me dices:
JESÚS CONFÍO EN TI.

No seas como el paciente que le dice
al médico que lo cure, pero le dice el modo de hacerlo.
Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo, Yo te amo.
Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración.
Sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía.
Continúa diciéndome a todas horas:
JESÚS CONFÍO EN TI.

Necesito las manos libres para poder obrar,
no me ates con tus preocupaciones inútiles.
Satanás quiere agitarte, angustiarte, quitarte la paz.
CONFÍA EN MÍ.
REPOSA EN MÍ.
ENTRÉGATE A MÍ.

Yo hago los milagros en la proporción
de la entrega y de la confianza que tienes en Mí.
Así que no te preocupes, echa en Mí
todas tus angustias y duerme tranquilo.
Dime siempre:
JESÚS CONFÍO EN TI,
y verás grandes milagros.
Te lo prometo por mi amor.


Dichos de Santa Teresa de Ávila




  • "...Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por mejores que nosotros..."
  • "Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías".
  • "Tener gran confianza... Quiere su Majestad y es amigo de ánimas animosas, como vayan con humildad y ninguna confianza en sí".
  • "Guíe su Majestad por donde quisiere. Ya no somos nuestros, sino suyos".
  • "Tu deseo sea de ver a Dios; tu temor, si le has de perder, tu dolor, que no le gozas, y tu gozo, de lo que te puede llevar allá, y vivirás con gran paz".
  • "Dios no ha de forzar nuestra voluntad; toma lo que le damos, mas no se da a Sí del todo hasta que nos damos del todo".
  • "Quizá no sabemos qué es amar, y no me espantaré mucho; porque no está en el mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear en todo a Dios, y procurar en cuanto pudiéremos, no ofenderle".
  • "Parezcámonos en algo a nuestro Rey, que no tuvo casa, sino en el portal de Belén adonde nació y la cruz adonde murió".
  • "Harta misericordia nos hace a todos los que quiere Su Majestad, entendamos que es Él, el que está en el Santísimo Sacramento. Mas que le vean descubiertamente y comunicar sus grandezas y dar de sus tesoros, no quiere sino a los que entiende que mucho desean, porque éstos son sus verdaderos amigos".
  • "No hay que menester alas para ir a buscar a Dios, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí".
  • "Quienes de veras aman a Dios, todo lo bueno aman, todo lo bueno favorecen, todo lo bueno lo dan, con los buenos se juntan siempre y los favorecen y defienden".
  • "El amor de Dios no ha de ser fabricado en nuestra imaginación, sino probado por obras".
  • "No le parece que ha de haber cosa imposible a quien ama".
  • "Miré yo a mi Amado y mi Amado a mí; miró Él por mis cosas y yo por las suyas".
  • "Sólo amor es el que da valor a todas las cosas".
  • "Siempre he visto en mi Dios harto mayores y más crecidas muestras de amor, de lo que yo he sabido pedir ni desear".
  • "¿Quién no temerá habiendo gastado parte de la vida en no amar a su Dios?"
  • "¡Oh Señor y verdadero Dios mío! Quien no os conoce, no os ama".
  • "Considero yo muchas veces, Cristo mío, cuán sabrosos y cuán deleitosos se muestran vuestros ojos a quien os ama, y Vos, Bien mío, queréis mirar con amor".
  • "Usé siempre hacer muchos actos de amor, porque encienden y enternecen el alma".
  • "La perfección verdadera, es amor de Dios y del prójimo".
  • "Quien no amare al prójimo no os ama, Señor mío".
  • "El amor de Dios es el árbol de la vida en medio del paraíso terrenal".
  • "El amor de Dios se adquiere resolviéndonos a trabajar y a sufrir por Él".
  • "La mejor manera de descubrir si tenemos el amor de Dios, es ver si amamos a nuestro prójimo".
  • "No sabemos amar... no está en el mayor gusto sino en la mayor determinación de desear contentar en todo a Dios..."
  • "Darse del todo al Todo, sin hacernos partes".
  • "Juntos andemos Señor, por donde fuisteis, tengo que ir; por donde pasastes, tengo que pasar".
  • "Todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, que si no mirásemos otra cosa que el camino, pronto llegaríamos..."
  • "Es imposible... tener ánimo para cosas grandes, quien no entiende que está favorecido de Dios".

Poema

Nada Te Turbe


Nada te turbe;
nada te espante;
todo se pasa;
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.

Eleva tu pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
“nada te turbe”.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
“nada te espante”.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
“todo se pasa”.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
“Dios no se muda”.




Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin “la paciencia”.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
“todo lo alcanza”.




Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
“quien a Dios tiene”.

Véngale desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
“nada le falta”.

Id, pues, bienes del mundo;
id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
“sólo Dios basta”.


Fuente - Texto tomado de SANTATERESADEJESUS.COM:

Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Recemos la desconocida Coronilla a la Santa Faz de Cristo que hace temblar a los enemigos de la Iglesia Católica




La desconocida coronilla del Santo Rostro que hace temblar a los enemigos de la Iglesia Católica


Nuestro Señor reveló la devoción de Su Santo Rostro a una monja carmelita descalza francesa, la Hna. María de San Pedro, a mediados del siglo XIX. Aquí te contamos todo lo que necesitas saber sobre esta petición de Cristo.

Jesús le pidió a la religiosa que difundiera esta devoción en reparación por las blasfemias contra Dios y la profanación del domingo. Muchos santos honraron el Santo Rostro de Jesús, incluida Santa Teresa de Lisieux. De igual forma, el Papa León XIII también estableció una Archicofradía de la Santa Faz en 1887.

La Iglesia celebra la fiesta del Santo Rostro de Jesús cada año el martes anterior al Miércoles de Ceniza.


Jesús aseguró 9 promesas a quienes honraran su Santo Rostro:


1) Al ofrecer Mi Rostro a Mi Padre Eterno, nada será rechazado y se obtendrá la conversión de muchos pecadores.


2) Por Mi Santo Rostro, harán maravillas, apaciguarán la ira de Dios y atraerán misericordia a los pecadores.


3) Todos aquellos que honran Mi Rostro en un espíritu de reparación, al hacerlo, desempeñarán el oficio de la piadosa Verónica.


4) De acuerdo con el cuidado que tomen para reparar mi rostro desfigurado por los blasfemos, así cuidaré de sus almas que han sido desfiguradas por el pecado. Mi rostro es el sello de la divinidad, que tiene la virtud de reproducir en las almas la imagen de Dios.


5) Aquellos que con palabras, oraciones o escritos defiendan Mi causa en la Obra de Reparación, especialmente Mis sacerdotes, los defenderé ante Mi Padre y les daré Mi Reino.


6) Así como en un reino pueden obtener todo lo que desean con una moneda estampada con la efigie del Rey, en el Reino de los Cielos obtendrán todo lo que desean con la preciosa moneda de Mi Santo Rostro.


7) Aquellos que en la tierra contemplen las heridas de Mi Rostro lo verán en el Cielo radiante de gloria.


8) Recibirán en sus almas una irradiación brillante y constante de Mi Divinidad, que por su semejanza a Mi Rostro brillarán con un esplendor particular en el Cielo.


9) Los defenderé, los preservaré y les aseguraré la Perseverancia Final.






Coronilla de Reparación
de la Santa Faz
de Nuestro Señor Jesucristo








Por la señal de la ✝ Santa Cruz ✝, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Ofrecimiento


Amado Señor, por medio del Doloroso e Inmaculado Corazón de María, Te ofrecemos estas oraciones en reparación por los pecados que más te ofenden y te rogamos nos libres de los planes de aquéllos que atentan contra nuestra libertad y nuestra fe en Ti. Amén.

(Pedimos por nuestras intenciones particulares)


En la Cruz:




Padre Eterno, Te ofrezco la cruz de Nuestro Señor Jesucristo y todos los instrumentos de su Santa Pasión, para que Tú pongas división en el campo de Tus enemigos; porque como dijo Tu Hijo Amado:


“Un reino dividido contra sí mismo caerá” 

 

“Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme”.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.


Recitamos las siguientes jaculatorias:


1) ¡Que Dios se levante y deje que Sus enemigos se dispersen y que aquellos que lo odian huyan ante Su Rostro!


2) ¡Que el tres veces Santo Nombre de Dios derribe todos sus planes!


3) ¡Que el Santo Nombre del Dios Viviente los separe por desacuerdos!


4) ¡Que el terrible Nombre del Dios de la Eternidad elimine toda su impiedad!


5) Señor, no deseo la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.


“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.


En la medalla recitamos
la Oración de la flecha dorada:


Que el Santísimo, Sacratísimo, adorabilísimo, misteriosísimo e inefable Nombre de Dios sea alabado, bendito, amado, adorado y glorificado en el Cielo, en la Tierra y en el abismo, por todas las criaturas de Dios y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del Altar.


◆ Primera cuenta grande:


“Padre eterno, te ofrezco el Rostro de tu Hijo Jesús, con todos sus sufrimientos en reparación de nuestros pecados y los del mundo entero”. “Jesús mío, Misericordia”.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.


🟠 En las 10 cuentas chicas


En honor al sentido del tacto de Nuestro Señor Jesucristo, recitamos:

“Levántate, oh Señor, y que tus enemigos se dispersen, y que aquéllos que te odian huyan ante tu rostro”. (Se repite 10 veces)


◆ Segunda cuenta grande:


“Padre eterno, te ofrezco el Rostro de tu Hijo Jesús, con todos sus sufrimientos en reparación de nuestros pecados y los del mundo entero”. “Jesús mío, Misericordia”.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.


🟠 En las 10 cuentas chicas


En honor al sentido de escucha de nuestro Señor Jesucristo, recitamos:

“Levántate, oh Señor, y que tus enemigos se dispersen, y que aquéllos que te odian huyan ante tu rostro”. (Se repite 10 veces)


◆ Tercera cuenta grande:


“Padre eterno, te ofrezco el Rostro de tu Hijo Jesús, con todos sus sufrimientos en reparación de nuestros pecados y los del mundo entero”. “Jesús mío, Misericordia”.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.


🟠 En las 10 cuentas chicas


En honor al sentido de la vista de nuestro Señor Jesucristo, recitamos:

“Levántate, oh Señor, y que tus enemigos se dispersen, y que aquéllos que te odian huyan ante tu rostro”. (Se repite 10 veces)


◆ Cuarta cuenta grande:


“Padre eterno, te ofrezco el Rostro de tu Hijo Jesús, con todos sus sufrimientos en reparación de nuestros pecados y los del mundo entero”. “Jesús mío, Misericordia”.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.


🟠 En las 10 cuentas chicas


En honor al sentido del olfato de nuestro Señor Jesucristo, recitamos:

“Levántate, oh Señor, y que tus enemigos se dispersen, y que aquéllos que te odian huyan ante tu rostro”. (Se repite 10 veces)


◆ Quinta cuenta grande:


“Padre eterno, te ofrezco el Rostro de tu Hijo Jesús, con todos sus sufrimientos en reparación de nuestros pecados y los del mundo entero”. “Jesús mío, Misericordia”.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.


🟠 En las 10 cuentas chicas


En honor al sentido del gusto de nuestro Señor Jesucristo, recitamos:

“Levántate, oh Señor, y que tus enemigos se dispersen, y que aquéllos que te odian huyan ante tu rostro”. (Se repite 10 veces)


◆ Sexta cuenta grande:


“Padre eterno, te ofrezco el Rostro de tu Hijo Jesús, con todos sus sufrimientos en reparación de nuestros pecados y los del mundo entero”. “Jesús mío, Misericordia”.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.


🟠 En las 3 cuentas chicas


En honor a la vida pública de nuestro Señor Jesucristo, recitamos:

“Levántate, oh Señor, y que tus enemigos se dispersen, y que aquéllos que te odian huyan ante tu rostro”. (Se repite 3 veces)


Medalla del Santo Rostro / oración final:


“Dios, nuestro Protector, míranos, y fija Tus ojos en el Rostro de Tu Cristo”.

¡Muéstranos Señor tu Santa Faz y seremos salvos!

“Oh María, sin pecado concebida, patrona del mundo entero, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fuente - Texto tomado del Video:





Por qué la Santa Faz será nuestro Auxilio en los Tiempos Finales


Cómo nos protegerá,
nos dará sabiduría y firmeza.


La devoción al Santo Rostro de Jesús, a Su Santa Faz, se fue desarrollando desde que el Señor caminó sobre la Tierra, en base a una serie de milagros y apariciones.

Y podemos comprender, por los mensajes que nos ha dado, que lo que Nuestro Señor ha querido desarrollar es la contemplación de Su rostro.

Que nuestra mirada se encuentre con Su mirada.

Porque cuando lo hagamos recibiremos consuelo, sabiduría y firmeza como sus testigos.

Hoy esas tres virtudes son muy importantes, porque parece que hemos ingresado en el tiempo del cumplimiento de las profecías del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Y sus frutos serán la paz, la comprensión de lo que sucede realmente y la fortaleza para seguir atados a Él y no abdicar por las presiones del mundo.

Aquí hablaremos sobre cuáles fueron las manifestaciones del Rostro de Jesús, que fueron dando forma a esta devoción, cómo nos pide Él que la practiquemos y para qué quiere que lo hagamos.

Cuando la segunda persona de la Santísima Trinidad se hizo hombre, Dios tomó un rostro humano en Jesús.

Y es por eso, que cuando miramos el Santo Rostro de Jesús, la Santa Faz, obtenemos un consuelo sobrenatural, porque sabemos que Él está con nosotros para protegernos.

Sabiduría que viene de lo alto, porque comprendemos quién es Él, para qué vino a la Tierra y qué nos pide.

Y firmeza para mantener Su testimonio y luchar por la verdad, en momentos difíciles cuando nos quieren esclavizar, porque nos consuela lo que sufrió el Maestro por proclamarla.

Y también es una gran fuente de conversiones de los pecadores, tan necesaria en el momento de hoy.

Un día San Vicente de Paul buscaba en vano convertir a un joven pecador de vida disoluta y no lo lograba.

Entonces le pidió que mirara una imagen de la Santa Faz de Jesús, todos los días antes de acostarse, sólo eso.

Pasaron los días y el joven se mofaba, pero el día 13 fue a buscar al santo y le dijo que quería confesarse, porque no podía soportar más el rostro derramando sangre y lágrimas reprochándole.


Hay muchas manifestaciones de la Santa Faz a través de la historia:


Una de las primeras que se conocen es el Mandylion de Edesa, que se veneró en esa ciudad desde el primer siglo, pero que desapareció cuando Constantinopla fue saqueada por los musulmanes en 1204.

El rey abgar le escribió a Jesús invitándolo a la ciudad para que lo curara, pero Jesús le contestó, según la tradición, diciendo que enviaría a Judas Tadeo.

Y éste le llevó una imagen de su rostro, que luego hizo milagros hasta su desaparición.

De esa época también es el Velo de la Verónica, que es el lienzo con que la Verónica limpió la sangre y el sudor del rostro del Señor con su velo, en la Vía Dolorosa, y su imagen quedó impresa en la tela.

Ese velo que poseía la gracia de Dios, pudo luego saciar la sed, curar la ceguera e incluso resucitar a los muertos.

Santa Verónica confió más tarde el velo a San Clemente, que se convirtió en el tercer obispo de Roma y durante los siguientes tres siglos se mantuvo en las catacumbas romanas, hasta que se colocó en la Basílica de San Pedro, hasta el día de hoy.

Pero sin duda la manifestación más popular es el rostro impreso de Jesús en la Sábana Santa de Turín.

Según la tradición, fue el lienzo que usaron los discípulos de Jesús para cubrir su cuerpo sin vida en el sepulcro.

Contiene huellas de sangre del cuerpo muerto de Cristo en ambos lados, incluido Su rostro.

El que se descubrió cuando en 1898 el fotógrafo Secondo Pia tomó su primera fotografía y su negativo fotográfico mostró el Santo Rostro que había quedado impreso.

Otra imagen importante es el Santo Rostro de Manoppello.

Que según la tradición, un peregrino anónimo llevó a Manopello en 1508 y lo entregó al Dr. Giacomo Antonio Leonelli, quien estaba sentado en un banco frente a la iglesia.

Pasó por varias manos y hoy se encuentra en la ciudad con ese nombre, en el Santuario de la Santa Faz.

Algunos investigadores sostienen que sería el sudario que cubría la cara del Señor, encontrado por los apóstoles en Su tumba, pero es algo discutido, porque hay otro lienzo con manchas de sangre que se conserva en Oviedo y que reclama ser el sudario original.

También está la Santa Faz de Alicante, cuya existencia se remonta al siglo XV.

Cuando el cura de San Juan de Alicante viaja a Roma se le obsequia un venerado lienzo de la faz de Cristo que había salvado a Venecia de la peste.

El sacerdote lo deposita en el fondo de un arcón pero siempre aparece en la parte superior y entonces decide sacar el lienzo en rogativa un 17 de marzo de 1489 para pedir la lluvia.

Y al llegar a un barranco brota una lágrima del lienzo, y a partir de allí se registran los milagros.

Pero no fue hasta el siglo XVIII que se desarrollará la devoción popular al Santo Rostro.

En 1844, la Carmelita Sor María de San Pedro registró una locución interior en la que Jesús le decía:


«Aquellos que contemplan las heridas de Mi rostro aquí en la tierra, lo contemplarán radiante en el cielo».


Y le dictó una oración al Santo Rostro, más tarde conocida como la Flecha de Oro o Dorada.

Y a raíz de esta aparición surge la adoración nocturna a la Santa Faz en Francia, organizada por el Venerable Leo Dupont, lo que le valió el título de «Apóstol de la Santa Faz».

León XII entonces estableció la devoción como Archicofradía para el mundo entero, a la que adhirió la familia de otra monja carmelita descalza francesa, Santa Teresa de Lisieux.

Quien 5 décadas después de Dupont, escribió varios poemas, oraciones y realizó hermosas obras de arte que ayudaron a difundir la devoción al Santo Rostro.

Y 5 décadas más adelante, la Beata Sor María Pierina de Micheli recibe la visita del Señor quien le dijo:


«Quiero que Mi Rostro, que refleja los dolores íntimos de Mi Espíritu, el sufrimiento y el amor de Mi Corazón, sea más honrado. El que medita en Mí, Me consuela».


Y luego le agregaría:


«Cada vez que mi Rostro sea contemplado derramaré mi amor en el corazón de esas personas, y por medio de mi Santo Rostro se obtendrá la salvación de muchas almas»


Y en 1958, el Papa Pío XII aprobó formalmente la devoción al Santo Rostro en su forma actual para todo el mundo, y declaró la Fiesta del Santo Rostro de Jesús para el Martes de Carnaval, o sea el martes anterior al Miércoles de Ceniza.

Pero también han habido varias manifestaciones del santo rostro en nuestra ventana de tiempo.

El 4 de febrero de 1988, a las 13 hs., un vidente de las apariciones de Gimigliano, había recibido exhortaciones de Nuestra Señora de observar las señales del cielo, y sigue un misterioso impulso que le mueve a tomar imágenes con una Polaroid, a un palpitante punto luminoso en el cielo en dirección de la montaña Ascensión.

Entonces captura la imagen del Santo Rostro de Jesús.

Y unos días más tarde, la Virgen le diría:


«No tengas dudas acerca de esta foto. Este es el verdadero rostro de mi Hijo Jesús, y nadie debería tener dudas»


Y el 17 de febrero de 1996 una imagen de la Santa Faz sangró dos veces en Benin, África y los presentes recibieron el mensaje:


«¿Todavía me escuchan?».


Un mes después, el 15 de marzo, llegó un médico para recoger la sangre en un tubo de ensayo.

El tubo de ensayo se llenó hasta un cuarto y el médico escuchó una voz que le dijo:


«Ya es suficiente, Yo lo llenaré».


El resultado del análisis de sangre dio grupo AB positivo, como la sangre de la Sábana Santa de Turín y varios milagros eucarísticos en que se analizó la sangre.

Y el 3 de julio de 1998, Bernabé Nwoye, un joven nigeriano, tuvo visiones de Cristo agonizante con una corona de espinas, un corazón coronado de espinas en el lado derecho, y en el izquierdo, un corazón traspasado por una espada.

Jesús le ordenó a Bernabé que hiciera duplicar el retrato y prometió paz y serenidad en las almas de las personas que lo adoraran, y también numerosos milagros.

Esta advocación es aprobada por varios obispos de Nigeria.

Y es especialmente importante en este momento de tanta confusión, incertidumbre y miedo que busquemos refugio en ella, contemplándola y rezando en busca de consuelo, sabiduría y firmeza.

Es por eso que llamamos a que consigas una imagen del Santo Rostro de Jesús, de alguna de estas manifestaciones, y ores la Coronilla a la Santa Faz.

Y me gustaría preguntarte si conoces alguna otra manifestación del rostro de Jesús y si tienes devoción a Él.


Fuente - Texto tomado de FOROSDELAVIRGEN.ORG:
https://forosdelavirgen.org/santa-faz-tiempos-finales/




Video tomado de YOUTUBE:




¿Quién fue María de San Pedro?




María de San Pedro (en francés: Marie de Saint-Pierre) (4 de octubre de 1816 - 8 de julio de 1848). Fue una carmelita descalza que vivió en Tours, Francia. Es conocida por haber iniciado la devoción al Santo Rostro de Jesús, que ahora es una de las devociones católicas aprobadas, y por la Oración de la Flecha de Oro.


Vida


Marie nació el 4 de octubre de 1816 en Rennes, región de Bretaña, hija de Pedro y Frances Portier Eluere, y fue bautizada en la iglesia de San Germán. De niña se llamaba Perrine. Su madre murió a los doce años y fue enviada a aprender corte y confección con dos de sus tías paternas. El 13 de noviembre de 1839 ingresó en el Carmelo de Tours, un monasterio carmelita que tenía una especial devoción al Sagrado Corazón. Perrine tenía una especial devoción a la Santa Infancia de Jesús. Profesó como monja carmelita descalza con el nombre de María de San Pedro y de la Sagrada Familia (en francés: Sœur Marie de Saint-Pierre et de la Sainte Famille) el 8 de junio de 1841.​

El 8 de agosto de 1843 el Papa Gregorio XVI promulgó un breve papal para la erección de una cofradía bajo el patrocinio de Luis IX de Francia para la reparación de la blasfemia contra el Santo Nombre de Dios. El 26 León Dupont, el "santo varón de Tours", distribuyó entre varias de las comunidades de Tours, una oración en honor al Santo Nombre de Dios. Las oraciones habían circulado entre todas las casas religiosas de la ciudad, pero a pesar de estar en términos amistosos con los carmelitas, León Dupont aparentemente las olvidó.​

María relató que dieciocho días después, al comenzar su oración vespertina, Jesús le hizo comprender que le daría una oración de reparación, un "puñal de oro" por la blasfemia contra su Santo Nombre. Le dijo que la devoción que le confiaba debía tener como objetivo no sólo la reparación por la blasfemia, sino también la reparación por la profanación del Día Santo del Señor.​ Ella declaraba invariablemente que estas locuciones interiores no eran ni visiones, ni apariciones; que las verdades que se le mostraban no se exhibían bajo una forma eterna, ni oía físicamente lo que se le encargaba relatar.​

De 1844 a 1847 María de San Pedro informó que tenía "comunicaciones" de Jesús sobre la difusión de la devoción a su Santa Faz.​ Informó que experimentó lo que su biógrafo, Janvier, denomina "una visión interior". En repetidas ocasiones describe que mientras estaba en meditación "El Señor me dio a entender" visiones particulares. Según María de San Pedro, Jesús le dijo que deseaba la devoción a su Santa Faz en reparación por el sacrilegio y la blasfemia, que describió como una "flecha envenenada". Ella escribió la «Devoción a la Santa Faz de la Flecha de Oro» que, según ella, le fue dictada por Jesús. Esta oración es ahora un conocido acto de reparación a Jesucristo.​

La devoción que inició fue promovida por León Dupont. Dupont rezó y promovió el caso de la devoción al Santo Rostro de Jesús durante unos 30 años. Los documentos relativos a la vida de María de San Pedro y la devoción fueron conservados por la Iglesia Católica. Finalmente, en 1874 Charles-Théodore Colet fue nombrado nuevo arzobispo de Tours. El arzobispo Colet examinó los documentos y en 1876 dio permiso para que se publicaran y se fomentara la devoción. La Devoción al Santo Rostro de Jesús fue finalmente aprobada por el Papa León XIII en 1885.

Casi 50 años más tarde, otra monja francesa carmelita descalza, Teresa de Lisieux escribió una serie de poemas y oraciones en la década de 1890 que también ayudaron a difundir la devoción al Santo Rostro. En la década de 1930, una monja italiana, Maria Pierina De Micheli asoció la imagen del Santo Rostro de Jesús de la Sábana Santa de Turín con la devoción e hizo la primera Medalla del Santo Rostro.

La primera Medalla de la Santa Faz fue ofrecida al Papa Pío XII que la aceptó y aprobó la devoción en 1958 y declaró la Fiesta de la Santa Faz de Jesús como Martes de Carnaval, el martes anterior al Miércoles de Ceniza, para todos los católicos.

María murió víctima de tuberculosis con fama de santidad. Enterrada en el cementerio de Saint-Jean des Corps, su tumba se convirtió rápidamente en un lugar de peregrinación y varias personas relataron milagros obtenidos por su intercesión. El 13 de noviembre de 1857 su cuerpo es trasladado a la iglesia del convento carmelita (en la capilla a la derecha de la entrada) donde una losa de mármol indica el lugar de depósito de las reliquias.


Oración de la Flecha de Oro


"La oración de la Flecha de Oro" se basa en informes de conversaciones interiores de Jesús por María de San Pedro, del Carmelo de Tours, en 1843. Es una oración de reparación en alabanza del Santo Nombre de Jesús. También es una reparación por la profanación del domingo y de los días de precepto.

Se dice que el 16 de marzo de 1844, Jesús le dijo a María:


"Oh, si supieras el gran mérito que adquieres al decir aunque sea una vez, Admirable es el Nombre de Dios, en un espíritu de reparación por la blasfemia".


María declaró que Jesús le dijo que los dos pecados que más le ofenden son la blasfemia y la profanación del domingo. Llamó a esta oración la "Flecha de Oro", diciendo que los que la recitaran lo traspasarían deliciosamente, y también curarían aquellas otras heridas que le infligía la malicia de los pecadores. María de San Pedro vio:


"Brotar del Sagrado Corazón de Jesús, deliciosamente herido por esta 'Flecha de Oro', torrentes de gracias para la conversión de los pecadores".


En su libro escribió que en sus visiones Jesús le dijo que un acto de sacrilegio o blasfemia es como una "flecha envenenada", de ahí el nombre de "Flecha de Oro" para esta oración reparadora.​


La oración es la siguiente:


​Que el santísimo, sacratísimo, adorable, el incomprensible e inefable Nombre de Dios sea por siempre alabado, bendecido, amado, adorado y glorificado en el cielo, en la tierra y bajo la tierra, por todas las criaturas de Dios y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del Altar.

Amén


Fuente - Texto tomado de ES.WIKIPEDIA.ORG:
https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_de_San_Pedro