jueves, 1 de junio de 2023

PSICOLOGÍA - La Razón y la Emoción en Política - Claves psicológicas del fanatismo político

 


Por Enrique Echeburúa


Concepto


El fanatismo es una actitud caracterizada por una adhesión intolerante a unos ideales (políticos, étnicos o religiosos) que pueden llevar en algunos casos a conductas destructivas.


En las personas fanáticas hay una amalgama de componentes:


  • Afectivos (la exaltación emocional)
  • Cognitivos (el valor absoluto de las creencias)
  • Comportamentales (las conductas impositivas contra quienes piensan distinto)


El predominio de la convicción emocional sobre la coherencia racional (pensamiento mágico) –las ideas son discutibles; las creencias, no- lleva a la ofuscación de la conciencia. Los fanáticos, que creen estar en posesión de la verdad, cargan su pensamiento de odio para compensar su falta de racionalidad. El fanatismo supone un ahorro de energía psicológica porque no requiere de ningún trabajo intelectual (no se ponen en cuestión las ideas), elimina la incertidumbre, ofrece seguridad y proporciona el apoyo emocional del grupo.

Las creencias fanáticas aluden a los registros más primitivos del ser humano. El extremismo fanático se asienta en la inseguridad. Esta actitud suele proceder de una incapacidad de pensar y de un sentimiento de inferioridad, que muchas veces pueden aparecer revestidos como de superioridad. Los fanáticos son personas rígidas con ideas sobrevaloradas y con estilos de pensamiento tendentes a reducir informaciones complejas a elementos simples: adhesión inquebrantable a una idea, intolerancia al cambio y visión unilateral de la realidad. Esto constituye la base del dogmatismo en cuanto ideología cerrada y con creencias invariables. También son personas elementales intelectualmente, con un pensamiento dicotómico a nivel cognitivo (las ideas o las personas son buenas o malas), a nivel emocional (empatía solo con el endogrupo) y a nivel moral (valores compartidos solo con el endogrupo). Así, son personas incapaces de trascender su sistema de valores o creencias, que hipervaloran lo propio y desprecian lo ajeno.




Las actitudes fanáticas se aplican especialmente a la religión y a la política. En el ámbito religioso el fanático quiere creer a toda costa algo increíble. Uno no es fanático ante lo evidente, sino a lo que escapa a la racionalidad. Por ello, hay personas inteligentes y racionales en diversas facetas de su vida, pero que, en cambio, pueden ser fanáticas en otras, como en la religión o en la política, que calman sus ansiedades personales.


Enemigo externo




Si las personas se sienten víctimas de una agresión exterior, la única solución puede ser la acción directa y violenta. En estos casos el adversario se convierte en enemigo y se le niega su propia naturaleza como sujeto portador de derechos. De este modo el fanático pasa de la indiferencia al desprecio y del desprecio al odio (Baca, 2003).

Los fanáticos precisan la presencia de un enemigo externo, al que atribuyen todas sus frustraciones, como factor fundamental para conformar una identidad propia y generar una cohesión grupal. Ese es el caldo de cultivo en el que germinan las semillas del odio, que pueden conducir a la venganza y a la violencia. El grupo genera asimismo un contagio emocional. Así, sus miembros muestran una mayor tendencia a adoptar decisiones arriesgadas porque el riesgo se percibe como compartido y, por tanto, como menos amenazador.


En el caso del fanatismo violento el proceso es el siguiente:


a) Una creencia victimista sirve de aglutinador de un grupo.

b) Hay una identificación emocional de cada sujeto con la creencia y con el grupo.

c) Se refuerza la homogeneidad grupal mediante la creación de un enemigo exterior, que puede ser una amenaza para el grupo propio.

d) Ese enemigo no es de los nuestros ni siquiera es “humano” como nosotros.

e) Hay que destruir al enemigo en defensa propia.


Un sistema de creencias así genera mucho fervor, cristaliza esperanzas y funciona como una droga cultural. En resumen, entre los componentes de la violencia figuran el odio, el fanatismo, la glorificación de la violencia y la mentalidad sectaria (Lázaro, 2013).

A efectos de protegerse de los sentimientos de culpa y de conseguir una inmunidad emocional, los fanáticos distorsionan la realidad, atribuyen sus frustraciones a los demás, deshumanizan a las víctimas, considerándolas como un mero obstáculo que se interpone en la consecución de sus ideales, y legitiman con ello su conducta destructiva, a modo de imperativo moral.

El fanático encuentra en el grupo y su mente colectiva un elemento de primer orden para no asumir culpa alguna. El grupo llega incluso a dotar de significado existencial a sus miembros. Formar parte de un movimiento extremista tiene recompensas, como sentir emoción y aventura, sentimiento de camaradería y un alto sentido de la identidad.

Sin embargo...


El fanatismo conlleva unos terribles «efectos secundarios»:

  • Limita la libertad.
  • Empobrece el psiquismo.
  • Incomunica.
  • Limita la autocrítica
  • El afán de superación.
  • Reduce la riqueza de matices de la vida
  • Y en muchos casos desemboca en la negación de la dignidad humana de los otros.


Proceso evolutivo


Convertirse en fanático es resultado de un proceso gradual en el que determinados líderes, la familia (padres o hermanos), las redes sociales o los amigos desempeñan un papel muy importante, sobre todo en la adolescencia, dentro de un marco endogámico e impermeable a influencias externas. Nadie nace odiando. La transmisión generacional de las creencias extremistas se inicia a edades tempranas con un fuerte sentimiento de victimización, que justifica la violencia por el bien de una causa moral superior (Baron-Cohen, 2012).

Cuando, desde la adolescencia, se crece en un grupo que justifica la violencia como una forma de lenguaje para expresar las ideas propias y excluir las ajenas, escuchando una música, adoptando una estética en la vestimenta o leyendo unos determinados libros, que proclaman ese mismo mensaje una y otra vez, se termina por interiorizarlo, sobre todo si la persona se desenvuelve en un medio cerrado y excluyente.

Pertenecer a un grupo que manipula emociones, destruye la individualidad y los lazos afectivos con el entorno y deshumaniza al adversario es un elemento clave en la radicalización fanática. Lo que el grupo ofrece es la materialización de un sueño, la búsqueda de aventura y la gloria inmediata. Así, hacer daño a los enemigos puede convertirse en un deber. El grupo puede convertir el acto de practicar la violencia en algo rutinario. Vengar las humillaciones es un acicate poderoso.


Personas vulnerables

Las personas son más vulnerables al fanatismo y a la violencia cuando:

  • Acumulan frustraciones repetidas procedentes de un entorno percibido como hostil (sentimientos de humillación y venganza).
  • Carecen de un proyecto existencial propio y de una identidad personal y presentan ciertas características psicológicas (sugestionabilidad, hipersensibilidad emocional, con poca disposición al razonamiento e intolerancia a las críticas, autoestima baja, impulsividad o dependencia emocional de otras personas a quienes confieren un liderazgo incondicional).(Echeburúa y Corral, 2004).

La pertenencia a un grupo extremista puede dar sentido a la vida desnortada de muchos jóvenes de este perfil, que carecen con frecuencia de un apego familiar sólido, no han desarrollado sentimientos de compasión y han crecido movidos por el odio. Las personas con este perfil se dejan tentar y sucumben fácilmente a los cantos de sirena de la violencia contra los otros, sobre todo cuando son sometidas a un proceso de lavado de cerebro. El fanatismo se ha convertido así en una utopía global disponible para jóvenes que, por diversos motivos, no se encuentran a gusto en el mundo y necesitan una coartada para sus venganzas.


Trastornos mentales




Sin embargo, muchos fanáticos no tienen un trastorno mental (una cosa es la irracionalidad y otra bien distinta la locura) ni siquiera son psicópatas porque, a diferencia de estos, saben prodigar cariño a sus familias y amistades y cumplen habitualmente con sus obligaciones cotidianas. Entre ellos puede haber una amalgama de idealistas apasionados, de iluminados violentos y de fanáticos narcisistas criminales.

Muchos fanáticos son ignorantes, pero con una actitud a adscribir motivaciones malévolas a la gente y con una gran carga de odio basada en una visión totalmente distorsionada (incluso paranoica) de la realidad. Y el odio es una energía motivacional muy importante. El odio se puede transformar en un deseo de venganza.


Factores de protección




Ser reflexivo y no fanático requiere un psiquismo sano: se debe ser capaz de controlar la angustia que a todos nos produce el hecho de no contar con toda la razón y de pensar que el otro puede tenerla también. Por ello, la tolerancia genuina consiste, en primer lugar, en escuchar al otro, y, en segundo lugar, en admitir que puede tener razón y que su punto de vista me puede enriquecer.

Los prejuicios son actitudes irracionales que son irreversibles por argumentos racionales.


A nivel cognitivo, los aspectos protectores del fanatismo son los siguientes:


a) Flexibilidad y tolerancia a la ambigüedad, debiéndose tomar decisiones en contextos de incertidumbre.

b) Capacidad para poder integrar aspectos contradictorios de uno mismo, de otras personas o de situaciones extremas.


A nivel preventivo, el sistema educativo y familiar debería inculcar en los jóvenes los siguientes valores:


1. La vida humana es el máximo valor a salvaguardar, y esta no puede ser sacrificada ni violentada por ninguna idea ni proyecto político.

2. Vivimos en un sistema democrático, aún con sus imperfecciones, que hay que defender porque protege las vidas y libertades de sus ciudadanos.

3. No todos los proyectos políticos son igualmente legítimos y éticos. Se deben rechazar aquellos que violen los derechos humanos.

4. Todos los ciudadanos, independientemente de sus ideas políticas, su religión o su raza, son igualmente seres humanos y tienen los mismos derechos y deberes.


Referencias

Baca, E. (2003). La construcción del enemigo. En E. Baca y M.L. Cabanas (Eds.), Las víctimas de la violencia (pp. 13.28). Madrid: Triacastela.

Baron-Cohen, S. (2012). Empatía cero. Nueva teoría de la crueldad. Madrid: Alianza.

Echeburúa, E. y Corral, P. (2004). Raíces psicológicas del fanatismo político. Análisis y Modificación de Conducta, 30, 161-176.

Lázaro, J. (2013). La violencia de los fanáticos. Madrid: Triacastela.


Fuente - Texto tomado de EUROMIND.GLOBAL:
http://euromind.global/es/claves-psicologicas-del-fanatismo-politico/

Cardenal Muller: las leyes abortistas son crímenes contra la humanidad




MATAR A UN NIÑO INOCENTE ES DESPIADADO


Cardenal Muller: las leyes abortistas son crímenes contra la humanidad


El cardenal Müller ha concedido una entrevista a Lothar C. Rilinger para Kath.net en la que resalta los motivos por los que tanto un católico como cualquier persona que use correctamente la razón natural están en contra del aborto. El purpurado considera que las leyes abortistas son un crimen contra la humanidad.


31 de Mayo de 2023 / 7:22 PM


(Kath.net/InfoCatólica) El cardenal asegura que «los ateos creen poder deducir de su cosmovisión materialista que la “élite” de los poderosos y ricos está facultada para evaluar el derecho a la vida del resto de la humanidad según sus criterios de estatus, clase, raza, condición económica y utilidad».


Ciencia


Muller recuerda que «desde un punto de vista puramente biológico, hablar del ser humano por nacer en el útero como un montón de células es una tontería que contradice todos los estándares científicos».


Esclavitud, darwinismo social


El prelado alemán explica que «todos los crímenes contra la humanidad siempre se han justificado por el hecho de que los «esclavos» (por ejemplo, en los estados del sur de los EE.UU.) no son seres humanos de pleno derecho o que en el darwinismo social los judíos y los eslavos pueden ser esclavizados o exterminados por los «maestros» arios como subhumanos».


Aborto en caso de violación


Quien fuera Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe defiende la dignidad del niño concebido como fruto de una violación:


«Cuando un niño no es concebido de acuerdo con la voluntad creadora original de Dios en el amor del hombre y la mujer, sino en relación con un acto criminal de violencia, debe decirse, sin embargo, que el derecho a la vida se promete al niño por Dios y también puede ser reconocido por la razón. El castigo debe recaer sobre el violador, pero no sobre el niño inocente al que se le quita la vida».


Aborto por discapacidad o inviabilidad del feto


El cardenal aborda los casos del aborto en embarazos de niños con grandes discapacidades o de aquellos que seguramente morirán al nacer:


«Estas son situaciones extremas en las que una evaluación basada en principios morales corre el riesgo de parecer apática y fría. Siempre es más fácil hablar desde fuera que cuando estás directamente involucrado. Sin embargo, no podemos sentenciar a muerte al niño solo porque tiene una discapacidad. Y lo que sucede después del nacimiento, no lo sabemos. Cuantas veces el diagnóstico o pronóstico ha sido erróneo. Ni siquiera la medicina y la tecnología más avanzadas pueden producir una vida libre de sufrimiento».


Y añade:


«He visto a muchas personas con discapacidad mental y física que irradian una profunda dignidad y amor más allá de sus limitadas capacidades cognitivas. En última instancia, debemos reconocer los límites del juicio humano y encomendar todo con confianza a Dios. Más tarde nos iluminará sobre todos los misterios de nuestra vida que fueron demasiado altos para nuestro entendimiento».


Además, Müller advierte contra la utilización de casos extremos como instrumento para justificar el aborto ya que «el lobby del aborto y los ideólogos de la aniquilación de la población a menudo abusan de tales situaciones morales extremas».


Católicos abortistas


En cuanto a los católicos que están de acuerdo con el aborto en esos casos y a la opinión que la Iglesia no demuestra caridad al oponerse a ese modo de pensar, responde tajante:


«No, no puedo entender eso, porque esta opinión es al menos una acusación injusta de falta de amor. Matar a un niño inocente es despiadado».


Por último, el purpurado alemán advierte que no es discutible la condición humana del embrión y el feto y denuncia que las leyes abortistas son crímenes contra la humanidad.


«...el hombre en el útero no es una cosa. Porque una cosa nunca puede convertirse en una persona. Ni científica ni filosóficamente se puede degradar al ser humano genética y ontológicamente idéntico en todas sus fases de desarrollo a un objeto sobre el cual un ser de su propia especie baja o levanta el pulgar selectivamente para otorgarle la vida o abandonarlo a la aniquilación.

 

Leyes de este tipo no son más que «crímenes contra los hombres y la humanidad» formalmente disfrazados jurídicamente. Socavan el consenso de nuestra sociedad en el que se basa nuestra democracia. Después de las terribles experiencias de las ideologías inhumanas del Nacional Socialismo y el Comunismo en la Unión Soviética y la China Roja, los padres y madres de la Ley Básica de la República Federal de Alemania basaron nuestra constitución en esta verdad fundamental: La dignidad humana es inviolable. Y la tarea de toda autoridad estatal es protegerlos y preservarlos».


Fuente - Texto tomado de INFOCATOLICA.COM:
https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=46584




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¡ATENCIÓN! Radiografía de un ciberdepredador: acecho y acoso en Internet



Fernando Torres

Martes, 17 de septiembre 2019 | Actualizado 18/09/2019 00:36h.


Mi nota personal


Aunque este artículo fue publicado en el año 2019, considero que es de suma importancia para el mundo actual. Cuya información es de gran utilidad para todos, porque así podemos conocer cómo actúan y las señales con las cuales podremos identificar a los "ciberdepredadores"...


Ángel Pablo Avilés, experto en ciberseguridad y asesor en materia de Internet y Menores de la Secretaría de Estado de Seguridad, participa en el foro sobre delitos digitales del Colegio de Abogados de Málaga.

Es difícil distinguirlos, pero tienen métodos de actuación muy marcados. Los ciberdepredadores se mueven tras el anonimato de la red, se acercan a sus potenciales víctimas, consiguen entenderlas y manipularlas a través de sus intereses hasta conseguir sus objetivos criminales. «A lo largo de mi carrera me he encontrado a este tipo de delincuentes en todos los estamentos de la sociedad, desde vagabundos a directores de banco». Ángel Pablo Avilés es Guardia Civil en excedencia y trabaja como director de seguridad de una multinacional, donde además hace las veces de especialista en seguridad digital. Ha participado como asesor en materia de Internet y Menores para la Secretaría de Estado de Seguridad, entre otras administraciones, y este martes ha participado en el III Congreso Internacional de Cibercrimen organizado por el Colegio de Abogados de Málaga, donde ofreció su conocimiento sobre este tipo de delitos y sus autores, sobre los que «no se ha podido hacer nunca un perfil claro», a diferencia de otros delincuentes sistemáticos como pirómanos o asesinos en serie.


Avilés explica a SUR tras su paso por el foro que, tras su experiencia, divide a los ciberdepredadores en tres tipos, de menor a mayor grado de acercamiento a las víctimas:


En primer lugar se encuentran los conocidos como 'boylover' o 'boygirl', adultos que tratan de mantener una relación sentimental «más tradicional» con menores, tratando de justificar su conducta. Estos delincuentes aprovechan la difusión de Internet y la ocultación de su identidad para acercarse a ellos. «A veces llegan a este mundo por curiosidad, sin que inicialmente sus apetencias estén orientadas en ese sentido, hasta que un día dan el paso y pasan a la acción».

En segundo lugar se encuentran los pedófilos, que son quienes satisfacen sus deseos sexuales consumiendo imágenes y contenido sexual explícito en el que hay menores involucrados, ya sean relaciones con o sin adultos involucrados. Acostumbran a traficar con material pornográfico y se mueven en sitios webs «clandestinos», que se ocultan en la red para evitar ser descubiertos. «Son activos porque en este mundo, mientras más reciente sea el material, más valor tiene en el mercado negro; hay material antiguo circulando, pero es menos solicitado».

El tercer nivel es el pederasta, es decir, aquél que, satisfaciendo o no sus deseos sexuales consumiento material gráfico de abusos a menores, decide pasar a la acción en busca de mantener relaciones físicas con uno de ellos. Este perfil es el más peligroso, ya que aprovecha el mundo digital para acechar a sus presas mediante un método que los expertos han definido como 'grooming', o 'childgrooming' (término inglés que viene a traducirse como engaño pederasta).


Avilés divide este complejo proceso en varias fases:


«El primer paso es observar el entorno digital». El ciberdepredador se introduce en alguna red, ya sea un videojuego frecuentado por menores, un chat o cualquier otra plataforma. «Ahí analiza a sus potenciales víctimas hasta que da con una». En ese momento comienza a informarse sobre los intereses y los gustos que rodean ese espacio concreto hasta que rompe el hielo utilizando los intereses del menor como excusa para entablar conversación. A partir de hablar con frecuencia, llegando el pederasta a solucionar algunos problemas que la víctima le expresa para ganarse su confianza. «Puede ser desde que sus padres no le entiendan a que no le dejan tener un juego que el depredador luego le regala para seguir ganándose su confianza». El 'grooming' es lento, pero el ciberdepredador es paciente.

Cruzada esa línea, el menor suele abrirse y la información llega a raudales: entorno, amigos, colegio, aficiones, horarios, lugar de residencia… En ese contexto el pederasta da el siguiente paso e introduce connotaciones sexuales en las conversaciones para normalizar esa materia, hasta que llega el intercambio de imágenes explícitas (muchas veces como condición para determinados favores, aunque no siempre). La última fase es «acoso en estado puro», cuando el ciberdepredador amenaza a la víctima con difundir dichas imágenes si no accede a mantener un encuentro físico. Avilés habla de una quinta fase, que ha bautizado como «postgrooming', en la que el pederasta acaba difundiendo las imágenes, lo que tiene un impacto en otros menores del entorno que hará que, llegado el momento, tal vez accedan a mantener el encuentro ya que las consecuencias son reales.


¿Cómo se frena este proceso?


«Las herramientas no son tecnológicas, hay que seguir la misma premisa que decían las abuelas; no cojas caramelos de un extraño». El experto asegura que son «los propios padres» quienes dan a sus hijos un teléfono móvil «para que les dejen en paz», obviando que en las conexiones a Internet en las que se pueden encontrar con este tipo de sujetos. «Solo basta con estar pendientes de nuestros hijos, no hace falta más».

El congreso del Colegio de Abogados de Málaga contó con otros participantes destacados, como el profesor de Derecho Digital en la Universidad Complutense y consultor en esta materia, Borja Adsuara, que ha hablado sobre los ciberdelitos relacionados con la difusión de material íntimo, como el que llevó al suicidio de la trabajadora de Iveco. «La responsabilidad en estos casos es cosa de todos», expresaba al respecto.

El decano del colegio, Francisco Javier Lara, y el comisario provincial de Málaga, Javier Peña Echeverría, participaron en la presentación del congreso, Ambos destacaron la prevalencia de este tipo de delitos y su alto grado de perpetración en Andalucía, comunidad autónoma con mayor volumen, por encima de Madrid.


Fuente - Texto tomado de DIARIOSUR.ES: