domingo, 26 de abril de 2020

20 Consejos del Padre Pío para los que están sufriendo y su esperanza flaquea y se apaga poco a poco




Fortaleza y ánimo en la vida


Cada cierto tiempo Dios envía a nuestro mundo algunos hombres extraordinarios que hacen de puente entre la tierra y el cielo, y ayudan a que miles de hombres puedan gozar del Paraíso eterno. El siglo XX nos dejó uno especialmente singular: el Padre Pío de Pietrelcina, un religioso capuchino nacido en ese pequeño pueblo del sur de Italia y muerto en 1968 en San Giovanni Rotondo. San Juan Pablo II lo elevó a los altares en 2002 en una canonización que batió todos los récords de asistencia. Hoy se puede decir que es el santo más venerado en Italia.

El Padre Pío recibió unos dones especiales por parte de Dios como el discernimiento de las almas y su capacidad para leer las conciencias; curaciones milagrosas; la bilocación; el don de lágrimas; el perfume a rosas que desprendía y, sobre todo, los estigmas en pies, manos y costado que padeció durante 50 años. A lo largo de su vida escribió miles de cartas a sus dirigidos espirituales que son una fuente de sabiduría cristiana práctica y de gran actualidad.


Pensamientos
para afrontar el sufrimiento




Selección de pensamientos del Padre Pío ante el sufrimiento, extraídos, precisamente, de esas cartas. No tienen desperdicio. Dan esperanza y elevan el alma:


1.- "Si puedes hablar al Señor en la oración, háblale, ofrécele tu alabanza; si por mucho cansancio no puedes hablar, no te disgustes en los caminos del Señor. Detente en la habitación como los servidores en la corte y hazle reverencia. Él te verá, le gustará tu presencia, favorecerá tu silencio y en otro momento encontrarás consuelo cuando Él te tome de la mano”.

2.- "Cuanta más amargura tengas, más amor recibirás”.


3.- "Jesús quiere llenar todo tu corazón”.


4.- "Dios quiere que vuestra incapacidad sea la sede de su omnipotencia”.


5. - "La fe es la antorcha que guía los pasos de los espíritus desolados".


6.- "En el tumulto de las pasiones y de las vicisitudes adversas nos sostenga la grata esperanza de la inagotable misericordia de Dios”.


7.- "Ponga toda la confianza sólo en Dios”.


8.- "El mejor consuelo es el que viene de la oración”.


9.- "No temas por nada. Al contrario, considérate muy afortunado por haber sido hecho digno y participe de los dolores del Hombre-Dios”.


10.- "Dios os deja en esas tinieblas para su gloria; aquí está la gran oportunidad de vuestro progreso espiritual”.


11.- "Las tinieblas que a veces oscurecen el cielo de vuestras almas son luz: por ellas, cuando llegan, os creéis en la oscuridad y tenéis la impresión de encontraros en medio de un zarzal ardiendo. En efecto, cuando las zarzas arden, todo alrededor es una nubarrada y el espíritu desorientado teme no ver ni comprender ya nada. Pero entonces Dios habla y se hace presente al alma, que vislumbra, entiende, ama y tiembla”.


12.- "Jesús mío, es el amor que me sostiene”.


13.- "La felicidad sólo se encuentra en el cielo”.


14.- "Cuando os veáis despreciados, haced como el Martín Pescador que construye su nido en los mástiles de las naves es decir, levantaos de la tierra, elevaos con el pensamiento y con el corazón hacia Dios, que es el único que os puede consolar y daros fuerza para sobrellevar santamente la prueba”.

15.- "Ten por cierto que cuanto más crecen los asaltos del demonio tanto más cerca del alma está Dios".


16.- "Bendice al Señor por el sufrimiento y acepta beber el cáliz de Getsemani”.


17.- "Sé capaz de soportar las amarguras durante toda tu vida para poder participar de los sufrimientos de Cristo”.


18.- "El sufrimiento soportado cristianamente es la condición que Dios, Autor de todas las gracias y de todos los dones que conducen a la salvación, ha establecido para concedernos la gloria”.


19.- "Recuerda que no se vence en la batalla si no es por la oración; a ti te corresponde la elección”.

20.- "La oración es la mejor arma que tenemos; es una llave que abre el corazón de Dios”.


Fuente - Texto tomado de RELIGIONENLIBERTAD.COM:

Santa Zita - Sirvienta (1278) - Fiesta Abril 27



Una sencilla sirvienta del hogar. Desde los 12 años hasta su muerte sirvió en casa de los Fatinelli de Lucca (Italia), siendo a veces humillada y criticada por ellos. Mereció, no obstante, su respeto gracias a la sincera devoción y a la entrega a su trabajo. El Señor le favoreció con el don de los milagros y carismas extraordinarios. El culto a la sierva de Dios comenzó poco después de su muerte en 1278. Su tumba en la iglesia de San Fridiano fue objeto de veneración y peregrinación por toda clase de gente.

Canonizada en 1696, su nombre entró en el calendario Romano en 1748. Desde Italia su culto pasó ya desde la edad media a todas partes de Europa, sobre todo dentro de las clases populares. Muy vinculada a las asociaciones de jóvenes del servicio doméstico.


Historia


Santa Zita nació en Lucca (Italia), en 1218, de una familia campesina pobre, pero muy piadosa. De pequeñita, bastaba que la mamá le dijera:

"Ésto agrada a Dios"

Para que la niña lo hiciera. Y bastaba decirle:

"Ésto no agrada a Nuestro Señor"

Para que dejara de hacerlo. A los 12 años, a causa de la pobreza de la familia tuvo que emplearse de sirvienta en una familia rica. El consejo que le dio la mamá al despedirse de ella fue ésto:

"En tus acciones y palabras debes pensar: ¿ésto agradará a Dios?"

Fue un consejo que le ayudó muchísimo a comportarse bien. El jefe de la familia donde Zita fue a trabajar, era de temperamento violento y mandaba con gritos y palabras muy humillantes. Todos los empleados protestaban por este trato tan áspero, menos Zita que lo aceptaba de buena gana para asemejarse a Cristo Jesús que fue humillado y ultrajado. Las demás empleadas le tenían envidia y la humillaban continuamente con palabras hirientes. Pero jamás Zita respondía a sus ofensas ni guardaba rencor o resentimiento. Los obreros se disgustaban porque ella demostraba aversión a las palabras groseras y a los cuentos inmorales. La tildaban de "besaladrillos" y de "beata". Pero con el correr de los años, todos se fueron dando cuenta de que era una verdadera santa, una gran amiga de Dios.

Era la más consagrada a sus oficios en toda esa inmensa casa y repetía que una piedad que lo lleva a uno a descuidar los deberes y oficios que tiene que cumplir, no es verdadera piedad.

Un hombre quiso irrespetarla en su castidad, y ella le arañó la cara, y lo hizo alejarse. El otro fue con calumnias ante el dueño de la casa y éste la insultó horriblemente. Zita no dijo ni una sola palabra para defenderse. Dejaba a Dios que se encargara de su defensa. Y después se supo toda la verdad y el patrón tuvo que arrepentirse del trato tan injusto que le había dado y creció enormemente su aprecio por aquella humilde sirvienta. El dinero de su sueldo lo gastaba casi todo en ayudar a los pobres. Dormía en una estera en el puro suelo porque su catre y colchón los había regalado a una familia muy necesitada.

Un día en pleno invierno con varios grados bajo cero, la señora de la casa le prestó su manto de lana para que fuera al templo a oír misa. Pero en la puerta del templo encontró a un pobre titiritando de frío y le dejó el manto. Al volver a casa fue terriblemente regañada por haber dado aquella tela, pero poco después apareció en la puerta de la casa un señor misterioso a traer un hermoso manto de lana. Y no quiso decir quién era él. La gente decía:

"Un ángel del Señor vino a visitarnos"

Un día llevaba para los pobres entre los pliegues de su delantal, todo lo que había sobrado del almuerzo, y por el camino se encontró con el furioso jefe de la casa, el cual le preguntó:

"¿Qué lleva ahí?"

Ella abrió el delantal y solamente apareció allí un montón de flores.

En época de gran escasez y hambre, Zita repartió entre los más pobres unos costales de grano que había en la despensa. Cuando llegó el furibundo capataz de la casa a contar cuántos costales de grano quedaban en el granero, la santa se puso a rezar a Dios para que le solucionara aquel problema. El hombre encontró allí todos los costales de grano. No faltaba ni uno solo. Y nadie se pudo explicar cómo ni cuándo fueron repuestos los que la joven había repartido entre los pobres. Cuando le quedaba un día libre, lo empleaba en visitar pobres, enfermos y presos, en ayudar a los condenados a muerte.

Estuvo 48 años de sirvienta, demostrando que en cualquier oficio y profesión que sea del agrado de Dios, se puede llegar a una gran santidad. Murió el 27 de abril de 1278. Fueron tantos los milagros que se obraron por su intercesión que el Papa Inocencio XII la declaró santa. Y su cuerpo se conservaba incorrupto cuando fue sacado del sepulcro, más de 300 años después de su muerte. Todavía son miles y miles los peregrinos que van a visitar el sepulcro y el templo de Santa Zita. Y ella sigue dándonos esta gran lección:


Que en un trabajo humilde se puede ganar una gran gloria para el cielo






Fuente - Texto tomado de EWTN:

¡INSÓLITO! ¿Papa Francisco planea viajar a la comunista China? ¿No hay 'peligro' por contagio del Coronavirus?



¿Viaje del Papa a China?


Por INFOVATICANA | 25 de abril de 2020


(La Verità)- Se comenta que Pietro Parolin esté trabajando en la que sería la primera visita de un papa a China. Sergio Mattarella y Giuseppe Conte estarían a favor. A menudo el secretario general del Quirinale ha sido visto al otro lado del Tíber.

Hay un coche oficial que a menudo cruza las puertas del Vaticano en una Roma desierta, paralizada por el confinamiento. Nadie presta atención porque todos saben quién es el invitado: el secretario general del Quirinale, Ugo Zampetti, el hombre que susurra al presidente Sergio Mattarella. Como a los curas no se les puede ocultar nada, todos saben también a quién va a ver: al secretario de Estado, Pietro Parolin. La relación entre estos dos hombres influyentes es muy estrecha, de gran respeto, enlace extraoficial entre el primer ministro Giuseppe Conte y las altas jerarquías del Vaticano, que, en esta fase política, está espiritualmente cercana al futuro del gobierno. Una consonancia también cimentada por un tema de política exterior, las relaciones con China. Con un objetivo histórico: llevar al papa Francisco de visita a Pekín.

La estrategia pro-china del ejecutivo Pd-5 stelle es vista con gran favor al otro lado del Tíber y el ruido que ha acompañado la llegada de Wuhan de médicos y mascarillas (compradas) es muy apreciado. La operación de comercialización y branding que Italia está realizando al régimen de Xi-Jinping parece una bendición. No es casualidad que la visita de Mattarella a la escuela china de Roma en minuto uno de la epidemia -para que conste, ningún alto cargo del Estado ha ido a Bérgamo o Brescia- la divulgaran televisiones, páginas web y redes sociales orientales en busca de legitimación después del contagio planetario. No importa que la opinión pública italiana esté indignada por las mentiras de Pekín sobre la epidemia, por la censura a los médicos que la denunciaron, por el retraso letal que ha impedido a los Estados y a los grandes de la investigación mundial (Boston MIT e Instituto Pasteur de París) que comenzaran a estudiar un contraataque. Estos son efectos secundarios que las diplomacias pasan por alto, como si fueran hojas secas de otoño.

La razón de la benevolencia del Vaticano es el viaje apostólico nunca realizado, el golpe de escena que consentiría al cardenal Parolin pasar a la historia como el hombre que lo facilitó y organizó. El deseo sería un viaje que comenzara en Wuhan, a estas alturas lugar simbólico de renacimiento, para cruzar el país. Incluso una pandemia puede favorecer la modificación de la geopolítica. En un momento en el que la Iglesia norteamericana se muestra tradicionalista y fría con Francisco; en los años de Donald Trump, muy criticado por la corriente jesuita que rodea al Pontífice, aquí está la búsqueda de un punto de inflexión. Aquí está el acercamiento a la Gran Muralla, ahora menos infranqueable por la embarazosa conciliación italiana.

Para la élite ​​del Partido comunista chino sería el punto de inflexión nunca soñado, la reconstrucción de una virginidad de imagen, la legitimación que llega del corazón del catolicismo en la Europa desgarrada por el coronavirus (especialmente Italia y España). El crimen perfecto, los que difundieron la pandemia elogiados con las víctimas. Esa es la razón por la que están trabajando en el proyecto, aunque los destinos del papa en 2020 serían Sudán, Iraq, Etiopía y la tentación, Indonesia. La epidemia ha alterado los planes del Papa, pero a la vez ha suavizado la rigidez de Xi Jinping, quien en dos ocasiones (un encuentro fracasado en la ONU y el viaje a Italia en 2019 sin visita al otro lado del Tíber) hizo saber al Vaticano: «Es pronto todavía».

Las diplomacias están trabajando e Italia actúa como si fuera el timón del gigante asiático. Muy a favor del encuentro histórico están también el padre Leonardo Sapienza, número dos de la Casa pontificia, que tiene vía libre después de que mons. Georg Gänswein fuera (de hecho) apartado, y padre Antonio Spadaro, líder de los jesuitas en las oficinas vaticanas de peso. En la última conferencia de La Civiltà Cattolica, de la que es director, los invitados de honor fueron el primer ministro Conte y el secretario de Estado Parolin. El menos entusiasta de todos, en esta fase, resultaría ser, precisamente, el papa Francisco, que capta la dificultad de la iniciativa (en estos tiempos) desde un punto de vista diplomático internacional, pero se siente legítimamente atraído por su enorme importancia histórica. Cuando en 2014 Pekín concedió permiso de sobrevolar al avión papal que regresaba de Corea, fue él mismo quien dijo: «Me gustaría ir a China».

Para el Pontífice existiría un problema no indiferente desde el punto de vista religioso, puesto que el régimen tecnocomunista de Pekín continúa prohibiendo el culto a los cristianos no inscritos a la iglesia patriótica (una especie de registro del partido) y los considera ilegales. Hablamos de 68 millones de cristianos, 16 millones de católicos, que no pueden ir a misa sin el permiso del poder laico. Además, a pesar del reciente acuerdo, promovido como histórico, está la relevante cuestión de de los obispos chinos, para los que el placet del gobierno es irrevocable.
El viaje sería un duro golpe para el cardenal Joseph Zen, que siempre ha estado en primera línea, en Hong Kong, en defensa de la libertad de culto. Para él, rendir homenaje al régimen chino:


«Es casi como esperar que San José obtenga algo de un diálogo con Herodes»

Pero esto, para la diplomacia en tiempos de coronavirus, sería una minucia.


Publicado por Giorgio Gandola en La Verità.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.


Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM:

https://infovaticana.com/2020/04/25/viaje-del-papa-a-china/



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Santa Misa - III Domingo de Pascua - Abril 26 de 2020









Debido a la emergencia mundial por la pandemia del coronavirus, por la cuarentena obligatoria en la cual nos encontramos sometidos, y al lamentable cierre de los templos católicos en todo el mundo, me permito compartir con ustedes el video de la Santa Misa, que corresponde al III Domingo de Pascua (Abril 26 de 2020).


Unámonos todos como Iglesia Militante y Peregrina, y asistamos virtualmente a la Santa Misa, junto a Jesús en su Calvario, con profunda fe y recogimiento.


Elevemos a Dios nuestras oraciones y peticiones personales, también por las de nuestros familiares, amigos y el mundo entero.


Igualmente, pidamos perdón por nuestros pecados, procuremos la conversión de nuestras vidas, y cuando la Iglesia Católica lo permita y abra nuevamente las puertas de los templos, busquemos a Dios a través del Sacramento de la Reconciliación "Penitencia o Confesión", y recibamos la gracia de su perdón y su amoroso abrazo de Padre, que recibe a sus hijos pródigos que regresan a Él, ÚNICO PADRE que sí nos ama verdaderamente.


Recordemos lo más sublime: recibir en estado de gracia al Señor Dios en su Presencia Real, en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía (Hostia Consagrada), en la totalidad de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en el santísimo sacrificio incongruento, como memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.


COMUNIÓN ESPIRITUAL


Creo, Jesús mío, 
que estás real 
y verdaderamente en el cielo 
y en el Santísimo Sacramento
del Altar.


Os amo sobre todas las cosas 
y deseo vivamente recibirte 
dentro de mi alma, 
pero no pudiendo hacerlo 
ahora sacramentalmente, 
venid al menos 
espiritualmente a mi corazón. 
Y como si ya os hubiese recibido, 
os abrazo y me uno del todo a Ti.


Señor, no permitas que jamás
me aparte de Ti.
Amén


Dios nos colme de abundantes bendiciones a todos, la Santísima Virgen María interceda por nosotros, y San José, protector de la Iglesia Católica Universal, defienda a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas del demonio y de todos sus enemigos, además de toda adversidad.


Muchas gracias a todos ustedes por su gentil atención.



Video tomado de YOUTUBE: