sábado, 7 de diciembre de 2024

Segundo Domingo de Adviento - Diciembre 8 de 2024

  





Liturgia de las Horas:
Segunda Semana del Salterio
Color: Morado


Lecturas de la liturgia


Primera Lectura: Génesis 3, 9-15. 20


Después de comer Adán del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo:
«¿Dónde estás?».

Él contestó:
«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».

El Señor Dios le replicó:
«¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».

Adán respondió:
«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».

El Señor Dios dijo a la mujer:
«¿Qué has hecho?».

La mujer respondió:
«La serpiente me sedujo y comí».

El Señor Dios dijo a la serpiente:
«Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».

Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.


Salmo Responsorial 97, 1-4


R/.Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.


Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.


Segunda Lectura San Pablo a los Filipenses
1, 4-6. 8-11


Hermanos:

Siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy. Ésta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena la obra, llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús. Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús. Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.


Evangelio San Lucas 1, 26-38


En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.

El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».

El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.


Fuente - Texto tomado de DOMINICOS.ORG:
https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/8-12-2024/lecturas/

IMPERDIBLE INVITACIÓN: La Virgen María nos invita a la Hora de la Gracia - Diciembre 8

  



Séptima aparición

8 de diciembre de 1947



Pierina contempló a la madre de Dios decir:


"¡Yo soy la Inmaculada Concepción!"


Y con gran majestad afirmó:


"Yo soy María de las Gracias, esto es, la llena de Gracia, Madre de mi Divino Hijo Jesucristo"


Descendió suavemente por la escala y añadió:




"Por mi venida a Montichiari deseo ser invocada y venerada como Rosa Mística. Quiero que al mediodía de cada 8 de diciembre (Solemnidad de la Inmaculada) se celebre la hora de la gracia por todo el mundo, mediante esta devoción se alcanzarán muchas gracias para el alma y el cuerpo. Nuestro Señor, mi Divino Hijo Jesús, concederá copiosamente su misericordia, mientras los buenos recen por sus hermanos que permanecen en el pecado. Es preciso informar cuanto antes, al Supremo Pastor de la Iglesia Católica el Papa Pío XII mi deseo de que esta hora de gracia sea conocida y extendida por todo el mundo. Quien no puede ir a la iglesia que sea en su casa al mediodía y conseguirá mis gracias"


Luego mostrándole su purísimo corazón exclamó:




"Mira este corazón que tanto ama a los hombres, mientras la mayoría de ellos lo colma de vituperios"


Calló unos momentos y continuó:


"Sí todos, buenos y malos, se unen en la oración, obtendrán de este corazón misericordia y paz. Los buenos acaban de alcanzar por mi mediación la misericordia del Señor, que detuvo un gran castigo. Dentro de poco se conocerá la eficaz grandeza de esta hora de gracia".


Unámonos en oración - Recemos el Santo Rosario:




Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

La desconocida historia de la columna que en Roma honra al dogma de la Inmaculada

  



Actualizado 6 diciembre de 2019 


En 1777, durante el reforzamiento de los cimientos de un edificio donado por Pío VI a las monjas benedictinas de S. María de Campomarzio, salió a la luz una columna de mármol de gran tamaño: tenía 11,85 metros de altura y 1,45 metros de diámetro. Aunque el Papa ordenó inmediatamente su extracción, tuvo que esperar casi un año antes de que se iniciaran los trabajos para poder sacarla. Las dificultades eran muchas y había que prepararlo todo con cuidado. Se armaron ocho cabrestantes, cada uno de los cuales fue manejado por 16 personas. 

El 21 de mayo de 1778 la columna fue finalmente extraída. Sin embargo, su destino no fue inmediato porque, aunque había muchos proyectos para su reutilización, ninguno parecía viable. Así que la columna permaneció durante 77 años junto al Palacio de Montecitorio, donde había sido transportada. 

Esto nos lleva hasta el 8 de diciembre de 1854 cuando el Papa Pío IX proclama solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción, con la Constitución Apostólica Ineffabilis Deus, expresando el deseo de erigir en Roma un monumento que recordara el acontecimiento a las generaciones futuras.




"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..." 


Esta fue, por lo tanto, una buena oportunidad para reutilizar la columna romana y fue el propio Papa quien indicó la Piazza di Spagna como el lugar más adecuado. Las obras fueron financiadas por Fernando II, Rey de las Dos Sicilias, como acto simbólico de reconciliación con la Iglesia y confiadas al arquitecto Luigi Poletti. La colocación de la primera piedra tuvo lugar el 6 de mayo de 1855, con la bendición del Cardenal Giacomo Filippo Franzoni, Prefecto de Propaganda Fide. 

La columna se limpió primero y luego se llevó de Piazza Montecitorio a Piazza di Spagna utilizando rodillos y el trabajo de varios prisioneros. Pero no fue el único mármol que llegó al lugar: se necesitaron 400 metros cúbicos de travertino sólo para los cimientos y la base, por no hablar de las estatuas y los bajorrelieves que ayudaron a decorarla. 

En la noche del 18 de diciembre de 1856, todo estaba listo para la compleja fase de la elevación, en la que participaron 200 bomberos. El 5 de agosto de 1857, los bomberos también colocaron sobre la columna la estatua de bronce de la Virgen, la Inmaculada Concepción, obra de Giuseppe Obici. 




La solemne inauguración del monumento tuvo lugar el 8 de septiembre de 1857 en presencia de Pío IX y para la ocasión, en la fachada del Palacio de la Embajada de España, el arquitecto Antonio Sarti hizo instalar un balcón artificial sobre enormes columnas, destinado a albergar al Papa para el rito de inauguración y bendición. 

En la base del monumento se encuentran las estatuas de cuatro profetas que hablaron de la Virgen: Moisés esculpido por Ignacio Iacometti; Isaías, esculpido por Salvatore Revelli da Taggia; Ezequiel, esculpido por Carlo Chelli de Carrara; David, esculpido por Adam Tadolini de Bolonia. Los bajorrelieves de la base, en cambio, representan la Anunciación de Francesco Gianfredi, el Sueño de José de Nicola Cantalamessa Papotti, la Coronación de Giovanni Maria Benzoni y la Promulgación del Dogma de la Inmaculada de Pietro Galli. 

Un tercio de la altura de la columna está envuelta en una rejilla de bronce y en la parte superior, sobre el capitel, un cilindro de mármol lleva los símbolos de los cuatro evangelistas. A su vez, sostienen el globo terráqueo y la luna sobre la que se alza la estatua de la Inmaculada Concepción, de 4 metros de altura y 70 quintales de peso. En otro tiempo había también 16 pequeñas columnas de diferentes mármoles, unidas con varillas de hierro, para proteger el monumento en la base, pero el tráfico y las necesidades de espacio obligaron a retirarlo. 

Pío XII fue el primero en llevar flores con ocasión de la solemnidad mariana del 8 de diciembre de 1953, día de la apertura del Año Mariano, yendo a depositarlas personalmente a la Piazza di Spagna; después de él, es una costumbre que aún perdura, San Juan XXIIISan Pablo VISan Juan Pablo II, y Benedicto XVI continuó dando vida a esta tradición tan querida por el pueblo romano y los fieles de toda la Iglesia.


Fuente - Texto tomado de PORTALUZ.ORG:
https://www.portaluz.org/la-desconocida-historia-de-la-columna-que-en-roma-honra-al-3571.htm

Solemnidad Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María - Fiesta Diciembre 8

 



Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús
y madre nuestra






La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde su concepción. Esta doctrina es de origen apostólico, aunque el dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus:
"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."
(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

La Inmaculada Concepción
de la Virgen María
Diciembre 8




Ella, desde el momento en que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha del pecado original. El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, promulgó un documento llamado "Ineffabilis Deus", en el que estableció que el alma de María, en el momento en que fue creada e infundida, estaba adornada con la gracia santificante. Desde entonces, esta es la verdad que los católicos creemos, aunque a veces, no entendamos. Es lo que se llama Dogma o artículo de fe.

La Virgen María fue "dotada por Dios con dones a la medida de su misión tan importante" (Lumen Gentium). El ángel Gabriel pudo saludar a María como "llena de gracia", porque Ella estaba totalmente llena de la gracia de Dios. Dios la bendijo con toda clase de bendiciones espirituales, más que a ninguna otra persona creada. Ella es "redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo" (LG, n. 53).




La devoción a la Inmaculada Concepción es uno de los aspectos más difundidos de la devoción mariana. Tanto en Europa como en América se adoptó a la Inmaculada Concepción como patrona de muchos lugares. María tiene un lugar muy especial dentro de la Iglesia por ser la Madre de Jesús. Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial para la mujer que sería la Madre de Jesús y madre Nuestra. Con ésto, hay que entender que Dios nos regala también a cada uno de nosotros las gracias necesarias y suficientes para cumplir con la misión que nos ha encomendado, y así seguir el camino al Cielo, fieles a su Iglesia Católica.


La Inmaculada Concepción
de la Virgen María


Cuando usamos este título lo que queremos decir es que la Virgen María fue concebida sin el pecado original. Los motivos por los que estamos seguros de esta gran verdad son los siguientes:


Razón principal




Jesucristo, el Salvador prometido (Gen. 2,15; Is. 11,2), por necesidad tendría que venir a nosotros mediante un acto purísimo, libre de todo defecto o pecado (Fil. 2,6-7), para que ésto fuera así tendría que nacer en una mujer totalmente pura desde el punto de vista sobrenatural y moral. Digamos entonces que Dios, como muestra de su honor y poder nos trajo a la Virgen María engendrada y nacida totalmente libre de defecto, que significa libre del menor vestigio del pecado original, que es lo único que podría mancharla. Ésto fue posible por los Méritos de Jesucristo. Es por Él que Ella es preservada del pecado. Ella, por ser una de nuestra raza humana, aunque no tenía pecado, necesitaba salvación, que sólo viene de Cristo. Pero Ella singularmente recibe por adelantado los méritos salvíficos de Cristo. La causa de este don: El poder y omnipotencia de Dios.

La Santísima Virgen María que normalmente, igual que todos los seres humanos, merecería nacer con el pecado original, pero por los méritos de Jesucristo al ser Ella escogida para ser su Madre y haberlo aceptado, gracias a los méritos de Jesús -como el amparo-, Ella fue liberada por Dios para que el Hijo de Dios que es perfecto y santo naciera de una mujer que hubiera sido concebida sin la mancha del Pecado Original.


Razón bíblica




El primer pasaje que contiene la promesa de la redención (Genesis 3:15) menciona a la Madre del Redentor. Es el llamado Proto-evangelium, donde Dios declara la enemistad entre la serpiente y la Mujer. Cristo, la semilla de la Mujer (María) aplastará la cabeza de la serpiente. Ella será exaltada a la gracia santificante que el hombre había perdido por el pecado. Sólo el hecho de que María se mantuvo en estado de gracia puede explicar que continúe la enemistad entre Ella y la serpiente. El Proto-evangelium, por lo tanto, contiene una promesa directa de que vendrá un Redentor. Junto a Él se manifestará su obra maestra:


La preservación perfecta de todo pecado de su Madre Virginal

 


En (Lucas 1:28) la palabra griega empleada por el códice es Kejaritomene = Agraciadísima. A su vez esta palabra viene de una palabra hebrea como Kedesh = piadoso, o santo, en alguno de sus superlativos o grado máximo y "Gratia Plena" (del texto latino). El Ángel Gabriel enviado por Dios le dice a la Santísima Virgen María:






Las palabras en español "Llena de gracia" no hace justicia al texto griego original que es "kecharitomene" y significa una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios.




Traducido literalmente dice "Plenitud de gracia", o en el Ave María en español dice: "Llena eres de gracia" (Perfección sobrenatural en grado tal que ningún ser humano puede tenerla excepto Jesucristo que es Hombre-Dios). Lo que la Biblia y sus autores nos quisieron decir con esa palabra es algo tremendo.  Ella es "La Santísima Virgen María". Por lo tanto, si Ella era la "Santísima", tenía que haber nacido sin ninguna mancha de pecado. En Lc. 1,28 el Ángel enviado por Dios le llamó a María así:

"Poseedora de gracias en grado máximo", tanto en cantidad como en calidad; y una de ellas sería el nacer inmaculada. Esto ilumina Gn. 3,15 donde la enemistad entre la serpiente y la mujer significa una lucha, esto es:


El Maligno que es "suma de maldad" luchando contra "suma de Santidad" que es María, Madre del Salvador. Ésto es lo que la Biblia nos quiso decir, por eso María tendría que nacer sin la mancha del Pecado Original.


El Apocalipsis narra sobre la "Mujer vestida de sol" (Ap. 12,1). Ella representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la Santísima Virgen, en virtud de una gracia singular. Ella es toda esplendor porque no hay en Ella mancha alguna de pecado. Lleva el reflejo del esplendor divino y aparece como signo grandioso de la relación esponsal de Dios con su pueblo.


Razón eclesial




Nuestra fe no está basada solamente en lo que está escrito en la Biblia, sino también en la Iglesia que es el pilar y columna de la Verdad (1 Tim. 3,15). El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX definió como dogma la "Inmaculada Concepción de María" en su Bula "Inefabilis Deus". Dios quiso prepararse un lugar puro donde su Hijo se encarnará.


Frutos




María fue inmune de los movimientos de la concupiscencia. Concupiscencia: los deseos irregulares del apetito sensitivo que se dirigen al mal. María estuvo inmune de todo pecado personal durante el tiempo de su vida. Ésta es la grandeza de María, que siendo libre, nunca ofendió a Dios, nunca optó por nada que la manchara o que le hiciera perder la gracia que había recibido.


La Inmaculada Concepción
de la Santísima Virgen María
tiene un llamado para nosotros:

  1. Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros.
  2. Nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María. Lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para ser llenos del Espíritu Santo.




Pequeño Acto de Consagración
a la Santísima Virgen




¡Oh Señora mía,
Oh Madre mía!
Yo me ofrezco enteramente a Vos;
y en prueba de mi filial afecto,
os consagro en este día,
mis ojos, mis oídos,
mi lengua, mi corazón;
en una palabra,
todo mi ser.

Ya que soy todo vuestro
¡Oh Madre de bondad!,
guardadme y defendedme
como cosa y posesión vuestra.
Amén.

V. ¡Oh María sin pecado concebida!
R. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos
(tres veces).










Oración a la
Inmaculada Virgen María




Santísima Virgen,
yo creo y confieso vuestra Santa
e Inmaculada Concepción
pura y sin mancha.

¡Oh Purísima Virgen!,
por vuestra pureza virginal,
vuestra Inmaculada Concepción
y vuestra gloriosa cualidad
de Madre de Dios, alcanzadme
de vuestro amado Hijo
la humildad, la caridad,
una gran pureza de corazón,
de cuerpo y de espíritu,
una santa perseverancia en el bien,
el don de oración, una buena vida
y una santa muerte.
Amén


Fuente - Oración tomada de CORAZONES.ORG: