jueves, 4 de julio de 2024

San Antonio María Zaccaría - Sacerdote y Fundador - Año 1539 - Fiesta Julio 5

   



Nació en Cremona, ciudad de Lombardía (Italia) en 1502. Cuando tenía dos años murió su padre, Lazzaro. Su madre, Antonia Pescorali, queda viuda a los 18 años pero no quiso volver a casarse y se dedicó a la educación de su hijo.

Antonio María estudió medicina en la Universidad de Padua. Aunque era de familia adinerada, desde joven renunció a los vestidos elegantes y a los ambientes de juerga. El dinero que ahorraba lo repartía entre los más necesitados. A los 22 años recibió el doctorado y se graduó de médico, deseando poner su profesión al servicio de los pobres y ayudarles al mismo tiempo a encontrarse con Jesús. Pero el Señor lo llamó al sacerdocio. Fue ordenado a los 26 años de edad, convirtiéndose así en médico de los cuerpos y de las almas. Entregó su herencia a su madre. Se dice que vieron ángeles en torno al altar durante su primera misa.




Desde niño, Antonio tuvo gran amor por los pobres. Volvía a veces a casa de la escuela sin saco, por haberlo regalado a un pobre. Ya como sacerdote, todo lo que consigue lo reparte entre los pobres. Fue a vivir a Milán, la gran ciudad del norte de Italia, para poder extender su apostolado. Allí, junto a la hermana Luisa Torelli fundó la comunidad de las hermanas llamadas "Angelicales de San Pablo" (nombradas así porque su convento se llamaba de "Los Santos Ángeles"). Su apostolado era con las jóvenes en peligro o ya caídas en vicios.

Luego fundó la "Sociedad de Clérigos de San Pablo", los cuales, por vivir en un convento llamado de San Bernabé, fueron llamados por la gente "Barnabitas". Se dedicaron a predicar el Evangelio, con gran devoción al amor a la Pasión y Cruz del Señor. Buscaban la renovación espiritual del pueblo. Animaban a los laicos a recibir con frecuencia la Eucaristía y a trabajar en el apostolado. San Carlos, arzobispo de Milán, dijo de ellos:


"Son la ayuda más formidable que he encontrado en mi arquidiócesis"


San Antonio María
tenía un profundo amor
por la Eucaristía




Propagó la devoción a las Cuarenta Horas, que consiste en dedicar tres días cada año, en cada templo, a honrar solemnemente a la Eucaristía con rezos, cantos y otros actos solemnes de culto.


Tenía gran devoción
a la Pasión y Muerte de Cristo




Cada viernes, a las tres de la tarde hacía sonar las campanas para recordar a la gente que a esa hora había muerto Nuestro Señor. Siempre llevaba una imagen de Jesús Crucificado, y se esmeraba por hacer que todos meditaran en los sufrimientos de Jesús en Su Pasión y Muerte, porque ésto aumenta mucho el amor hacia el Redentor.


Una tercera devoción
fue por las Cartas de San Pablo




Su lectura lo emocionaba e inspiraba en sus prédicas. A sus discípulos les insistía en que las leyeran frecuentemente y que meditaran sus enseñanzas.

Vivió en el tiempo de Lutero, quien proclamaba una reforma llena de graves errores doctrinales. Muchos católicos tenían el santo deseo de una verdadera reforma para vencer la frialdad y el pecado. Esa verdadera reforma debía ser en todo fiel a la Iglesia, la cual siempre necesita de santos reformadores. Uno de ellos fue San Antonio María, como también San Ignacio y sus jesuitas.

Siendo un joven de 37 años, iba en una misión de paz, sintiéndose mal fue a casa de su madre y murió en sus brazos el 5 de julio de 1539. Se dice que tuvo una visión de San Pablo antes de morir. Su trabajo por Cristo y su Iglesia había sido enorme.

Está enterrado en Milán, en el convento de San Pablo. Beatificado en 1849 por el Papa Pío IX. Canonizado en 1897 por el Papa León XIII.


Oración


Señor, que encendiste
en el corazón de
San Antonio María Zaccaría
un ardiente celo
por la salvación
de sus hermanos.
Te pedimos por su intercesión
que nos sintamos
siempre urgidos
a evangelizar
a los hombres
de nuestro tiempo
por amor a Ti.
Por Jesucristo,
Nuestro Señor.
Amén.


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

¿Existe el Infierno? La verdad revelada: auténtico peligro mortal y eterno

  



¿Por qué hablar del infierno? 


Porque nos lo piden los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Si hay un peligro mortal ante nosotros, el amor exige que quienes lo saben alerten a todos cuanto antes. El infierno es no sólo un peligro mortal sino también eterno. Es en realidad la desgracia total y definitiva que nos puede ocurrir.


“El que desprecia el infierno o lo olvida, no escapará de él”: San Juan Crisóstomo


Dios es amor




"(Dios) quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión" (2 P. 3,9). Por ese amor infinito envió a su único Hijo, Quien se hizo hombre y murió por nuestra salvación. Pero si no nos convertimos a Él en el tiempo limitado que tenemos en la tierra, si nos obstinamos en seguir viviendo en pecado mortal, entonces iremos al infierno. No podremos culpar a Dios. Él ya lo hizo, nos abrió las puertas del cielo, pero no nos forzará a entrar.

Los que niegan el infierno no conocen la Palabra de Dios. Se dejan llevar por un mundo que se burla u opta por ignorar las realidades más importantes. Pero les ocurrirá como a los compatriotas de Noé que se reían mientras él construía el arca para sobrevivir el diluvio. Todos los que se burlan también morirán y no podrán escapar la realidad.


El temor al infierno




Los cristianos no debemos basar nuestra buena conducta en miedo del infierno sino en el amor a Dios. Pero es saludable recordar que hay un justo castigo. El temor nos ayuda a evitar aquello que nos causa daño. En momentos de ceguera y debilidad, cuando la tempestad de la tentación es recia, pensar en el infierno es saludable y provechoso, como también debemos pensar en el amor de Dios. El cristiano debe reconocer la realidad. El temor es parte de la realidad humana que debemos saber integrar sanamente en nuestra persona. Ignorar una realidad que tememos sólo logra postergarla hasta que ésta ya no se pueda esconder y entonces nos invade y domina. 


Jesucristo habló claramente
del infierno
En el Nuevo Testamento se le llama "gehenna"




Mateo 5:22. "Pues yo os digo: todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano 'imbécil', será reo ante el Sanedrín; y el que le llame 'renegado', será reo de la gehenna de fuego".


Mateo 5:29. "Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna".


Mateo 10:28. "Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna".




Mateo 23:33. "¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la gehenna?"


Santiago 3:6. "Y la lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por la gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus comienzos". 


Von Balthasar y Addrienne Von Speyr describieron el infierno como el estado del hombre que experimenta una terrible e infinita soledad y falta de felicidad por haberse separado de Dios.


El Catecismo de la Iglesia Católica


1033 Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos:


"Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él" (1 Jn 3,15).

Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos. (cf. Mt 25, 31-46).


Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno".




1034 Jesús habla con frecuencia de la "gehenna" y del "fuego que nunca se apaga" (cf. Mt. 5, 22.29; 13, 42.50; Mc. 9, 43-48) reservado a los que, hasta el fin de su vida rehúsan creer y convertirse, y donde se puede perder a la vez el alma y el cuerpo (cf Mt 10, 28).




Jesús anuncia en términos graves que "enviará a sus ángeles que recogerán a todos los autores de iniquidad..., y los arrojarán al horno ardiendo" (Mt. 13, 41-42), y que pronunciará la condenación: "¡Alejaos de mí, malditos al fuego eterno!" (Mt. 25, 41).


1035 La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" (cf DS 76; 409; 411; 80 1; 858; 1002; 135 1; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.

1036 Las afirmaciones de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión: 




"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la puerta y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que la encuentran" (Mt 7, 13-14).

Como no sabemos ni el día ni la hora, es necesario, según el consejo del Señor, estar continuamente en vela. Así, terminada la única carrera que es nuestra vida en la tierra, mereceremos entrar con Él en la boda y ser contados entre los santos y no nos mandarán ir, como siervos malos y perezosos, al fuego eterno, a las tinieblas exteriores, donde "habrá llanto y rechinar de dientes" (LG 48).


1037 Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegarias diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que "quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión" (2 P. 3:9).


Visión del infierno de Santa
Faustina Kowalska, según lo escribió en su diario:




"Hoy, fui llevada por un ángel a las profundidades del infierno. Es un lugar de gran tortura; ¡qué imponentemente grande y extenso es!


Los tipos de torturas que vi:


  1. La primera que constituye el infierno es la pérdida de Dios;
  2. La segunda es el eterno remordimiento de conciencia;
  3. La tercera es que la condición de uno nunca cambiará; (160)
  4. La cuarta es el fuego que penetra el alma sin destruirla; es un sufrimiento terrible, ya que es un fuego completamente espiritual, encendido por el enojo de Dios;
  5. La quinta tortura es la continua oscuridad y un terrible olor sofocante y, a pesar de la oscuridad, los demonios y las almas de los condenados se ven unos a otros y ven todo el mal, el propio y el del resto;
  6. La sexta tortura es la compañía constante de Satanás;
  7. La séptima es la horrible desesperación, el odio de Dios, las palabras viles, maldiciones y blasfemias.


Éstas son las torturas sufridas por todos los condenados juntos, pero ése no es el extremo de los sufrimientos.


Hay torturas especiales destinadas para las almas particulares:


Éstos son los tormentos de los sentidos. Cada alma padece sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la forma en que ha pecado. Hay cavernas y hoyos de tortura donde una forma de agonía difiere de otra. Yo me habría muerto ante la visión de estas torturas si la omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido. 




Debe el pecador saber que será torturado por toda la eternidad, en esos sentidos que suele usar para pecar. (161) Estoy escribiendo ésto por orden de Dios, para que ninguna alma pueda encontrar una excusa diciendo que no hay ningún infierno, o que nadie ha estado allí, y que por lo tanto nadie puede decir cómo es. Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, he visitado los abismos del infierno para que pudiera hablar a las almas sobre él y para testificar sobre su existencia. No puedo hablar ahora sobre él; pero he recibido una orden de Dios de dejarlo por escrito. Los demonios estaban llenos de odio hacia mí, pero tuvieron que obedecerme por orden de Dios. Lo que he escrito es una sombra pálida de las cosas que vi.


Pero noté una cosa:


Que la mayoría de las almas que están allí son de aquéllos que descreyeron que hay un infierno. Cuando regresé, apenas podía recuperarme del miedo. ¡Cuán terriblemente sufren las almas allí! Por consiguiente, oro aún más fervorosamente por la conversión de los pecadores. Suplico continuamente por la misericordia de Dios sobre ellos.


"Oh mi Jesús, preferiría estar en agonía
hasta el fin del mundo,
entre los mayores sufrimientos, 
antes que ofenderte con el
menor de los pecados"


¿Cómo se entiende la ausencia
de Dios en el infierno
si Dios está en todas partes?




El infierno no ocurre por la ausencia de Dios, sino porque el hombre se autoexcluye definitivamente de la comunión con Dios. 

Dios sostiene en vida a todos los condenados. Sin Dios nada puede existir.

Dios está en todas partes pero no es amado en todas partes. El infierno no es por ausencia de Dios sino por la falta de comunión con Él.


Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:

Psicología - Chantaje emocional - Descubramos cómo actúan los manipuladores para dominarnos a su antojo

 



¿Cómo saber si te hacen chantaje emocional?


Aunque el chantaje puede ser percibido en casi todas las personas en algún grado, existe un nivel de manipulación más alto conocido como chantaje emocional, el cual se diferencia de otras formas de chantaje porque es directamente una forma de violencia psicológica.


Definición de Chantaje Emocional


El chantajista emocional suele encontrarse con más frecuencia en parejas, pero también puede adoptar la forma de un amigo, familiar o incluso de compañero de trabajo. En general, se trata de una persona con la cual se tiene alguna clase de vínculo afectivo que intenta controlar a otros sin darles la más mínima libertad para elegir.

Las formas en que el chantajista emocional logra sus objetivos son muy variadas, pero las más comunes son la manipulación de las emociones, amenazas e intimidación. Debido a que se trata de una forma de violencia psicológica, la víctima del chantaje emocional puede experimentar sentimientos de culpa o baja autoestima que pueden debilitar su salud mental.


El chantaje emocional en parejas


El chantaje en la pareja es una de las formas que existen de relaciones tóxicas. Se puede percibir en aquellas parejas donde es común que uno de los miembros manipule con sugerencias que menosprecien a la pareja, imponga cosas, sea agresiva o realice amenazas.

Sin embargo, en algunas ocasiones puede ser difícil de detectar, ya que el chantajista emocional tiende a camuflar su necesidad de controlar a la pareja a través de sus emociones y de lo que él o ella llama: sus necesidades.

Cabe mencionar que el chantaje emocional en parejas puede ser ejercido tanto por hombres como mujeres. Es común que el manipulador emocional haga sentir a su pareja sensaciones de culpa por sus acciones.

Por ello, a simple vista puede parecer que la verdadera víctima es el chantajista emocional, lo que hace que muchas veces las personas sean incapaces de ver que está sufriendo chantaje emocional.

Ante esta clase de relaciones tóxicas lo más sensato es abandonarlas, ya que el chantajista emocional nunca se siente satisfecho, por lo que su pareja tiende a experimentar problemas de autoestima y confianza en sí misma debido a la constante manipulación.


El chantaje emocional según Susan Forward


La terapeuta y escritora Susan Forward dice que el chantaje emocional es una estrategia de manipulación directa o indirecta en que una persona cercana nos castiga si no cedemos ante sus demandas. La persona que manipula de esta manera puede estar consciente de lo que hace, pero en algunos casos podría hacerlo de manera inconsciente.

Forward menciona que los chantajistas emocionales conocen muy bien que sus víctimas valoran la relación que se tiene con ellos. También es común que conozcan secretos íntimos y puntos vulnerables, por lo cual se aprovechan de todo este conocimiento para aplicarlo a sus estrategias de manipulación.

Si bien es posible que los chantajistas emocionales se preocupen por sus víctimas, si en algún momento no logran ejercer su control, utilizarán toda la información que poseen de sus víctimas para usarla en su contra, de manera que puedan controlarlas.


¿Cómo detectar el chantaje emocional?


Lo primero que se tiene que saber sobre el chantaje emocional es que no siempre es igual.

En algunos casos es prácticamente inofensivo, mientras que en otros puede causar un daño psicológico grave.

Generalmente, cuánto más tiempo dura el chantaje emocional, mayor es el daño que sufre la víctima.

Por ello, es importante estar atento ante las señales de estar ante un chantajista emocional, de forma que se puedan tomar medidas antes de que el daño sea grave.


Las siguientes señales caracterizan a las personas que realizan chantaje emocional:


  • Situación traumática


Asimismo, haber experimentado en alguna etapa de la vida una situación traumática relacionada con las alturas también puede desencadenar esta fobia. Por ejemplo, si alguien llega a estar cerca de morir al caer de algún sitio muy alto, podría quedar traumatizada con el suceso, lo que daría origen a la fobia.


  • Exigencias desmedidas


Los chantajistas emocionales se caracterizan por siempre tener alguna exigencia desmesurada que va en contra de los deseos o necesidades de su víctima. Esta necesidad nunca es satisfecha, independientemente de cuántas veces la persona chantajeada ceda ante las demandas.

Además, el chantajista emocional olvidará todas las veces que la otra persona haya cedido ante sus deseos, por lo que es posible que las exigencias se vuelvan cada vez más grandes con el pasar del tiempo.


  • Realizan amenazas frecuentes


Las amenazas son una de las principales herramientas de manipulación de los chantajistas emocionales. El problema radica en que no siempre son directas, sino que en ocasiones están tan camufladas que no parecen amenazas. Por ejemplo, un manipulador emocional podría decir que por el bien de los dos lo mejor sería terminar la relación, aún cuando en el fondo no desea hacerlo.


  • No facilita llegar a acuerdos


Una de las formas más fáciles de identificar a un chantajista emocional es debido a su nula diplomacia. No son la clase de personas que tratan de llegar a un acuerdo con quien piensa diferente, sino que siempre buscan imponer su voluntad, sin pensar en cómo puede afectar a la otra persona.

Cuando tienen problemas para hacerlo, es común que reaccionen de forma agresiva a través de gritos, discusiones y enojo, pero en algunos casos podría ocurrir lo contrario y podrían llorar. Para los manipuladores emocionales cualquier estrategia es viable para cumplir sus cometidos.


  • Tergiversan el significado de las palabras


Los chantajistas emocionales suelen malinterpretar las palabras de sus víctimas para su propia conveniencia, de forma que puedan quedar en el papel de víctima para generar un sentimiento de culpa. De esta manera, pueden tergiversar las circunstancias para hacer que sus víctimas se perciban a sí mismas como malas personas por no complacerlos.


  • No sienten empatía por los problemas de otros


Los manipuladores emocionales no se preocupan por los problemas de las personas a quienes manipulan. Si sus víctimas les mencionan que están padeciendo alguna clase de sufrimiento, lo ignorarán y desviarán la conversación hacia sus problemas personales. Es por esto que la víctima no sólo tiene que lidiar con sus problemas, sino también con los del chantajista.


  • Saben atacar los puntos débiles emocionales


Pese a que no se preocupan por el dolor ajeno, los chantajistas emocionales tienen una gran habilidad para detectar las debilidades de las personas a quienes pretenden manipular. Por ejemplo, si notan que tiene inseguridades o un fuerte sentido del deber, lo recordará y utilizará esa información a su favor.


  • Son rígidos y prepotentes


Los chantajistas emocionales tienen una gran habilidad para dominar las conversaciones y son muy inflexibles cuando intentan llevarles la contraria o aconsejarlos, ya que su prepotencia hace que sientan que quitarles la razón es insultar su inteligencia. Por tanto, suelen anular todas las opiniones contrarias con el objetivo de que sólo la de ellos sea válida.


  • Cambian bruscamente de humor


Los chantajistas emocionales tienen la capacidad de cambiar de humor con suma facilidad. En un momento pueden estar muy felices y en un instante, si notan que no pueden controlar a sus víctimas, pasar a tener sentimientos de enfado que los empuja a gritar o de tristeza que los empuja a llorar.


Frases relacionadas con el Chantaje emocional


Aunque no existen frases universales que todos los chantajistas emocionales utilicen, la mayoría siguen el mismo patrón de intentar despertar emociones negativas en la persona a la que quieren manipular, pero de una forma sutil para que no parezca que intentan manipular. Por ejemplo, podrían decir “si me quieres, lo harás”, para hacer sentir a su pareja culpable por no quererlos en caso de no dejarse controlar.


Conclusiones


El chantaje emocional prolongado puede tener consecuencias muy negativas en la vida de una persona, ya que la obliga a vivir con sensaciones de miedo, culpa e inseguridad constante, las cuales no tienen una vía de escape, puesto que son provocadas por una persona que nunca estará satisfecha.

Esto puede tener consecuencias graves en la salud psicológica. Por tanto, es importante conocer las características de los manipuladores emocionales, de forma que se pueda prevenir caer en sus chantajes.


Referencias:
Forward, S. (2013). Chantaje emocional. Grijalbo.


Fuente - Texto tomado de AWENPSICOLOGIA.COM:




Las 5 formas de chantaje emocional


Según nos han revelado diversos estudios, las víctimas de chantaje emocional suelen sufrir trastornos psicosomáticos. El peso de la manipulación se traduce en dolor físico, malestares...


Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater el 22 de febrero de 2019


Última actualización: 22 de febrero de 2019


Chantaje emocional. Este término nos suena a todos nosotros porque, de algún modo, lo hemos experimentado en determinados momentos de nuestra vida. Por ejemplo, en ocasiones lo vivimos con esos familiares capaces de victimizarse para extender sus redes sobre nosotros. También en ciertas amistades que nos manipulan a su antojo con la finalidad de conseguir sus objetivos…

Podríamos decir claramente, que el chantaje emocional es un arte de la toxicidad y el dominio. Un sibilino dominio en el cual se valen de nuestro cariño e incluso de nuestro amor para conseguir un propósito y mantenernos fuertemente unidos a la persona que ejerce el chantaje.

¿Lo estás viviendo quizá en este mismo momento? Es posible. Si es así habrás sentido el dolor lento e incisivo de esos comportamientos ante los cuales, en un principio nos sentimos indefensos. ¿Cómo negarnos? El mayor problema es que en gran parte de los casos son nuestras propias parejas quienes despliegan hábilmente estos comportamientos.

Cedemos, obedecemos y cumplimos porque queremos al ejecutor o ejecutora de dicho arte, permitiendo que poco a poco, nuestra autoestima se vaya erosionando como una roca frente a las embestidas del mar, como un pequeño velero que se va perdiendo en el horizonte. No solo es un ataque a nuestra integridad emocional, nuestra salud también se resiente de un modo muy grave y peligroso.


“Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien” -Victor Hugo-


Chantaje emocional y salud


El coste que pagamos ante cada cesión, es enorme. Ante cada chantaje emocional aparecen, sin duda, la vergüenza y la culpabilidad. Nos miramos al espejo y nos preguntamos por qué hemos cedido. Somos conscientes de que debemos reaccionar, pero sin embargo, una vez más hemos caído en la emboscada siendo burlados.

Sin saberlo, hemos ofrecido quizá esa “libra de carne” tan cercana al corazón que demandaba el personaje de Shylock en el “Mercader de Venecia”. Y aparecen las dudas. Las personas disponemos de un sistema de valores que nos son propios, además de esas promesas internas que nos hacemos diariamente: “no me dejaré engañar de nuevo”, “esta va a ser la última vez”.

Y sin embargo, vuelve a ocurrir. Nuestra autoestima e integridad se van convirtiendo en una sombra de lágrimas y autodecepción, estamos perdiendo nuestra brújula interior y casi sin darnos cuenta, llegan los primeros síntomas.

El dolor de cabeza continuo. Los problemas musculo-esqueléticos, esos que tensan nuestra espalda, nuestro cuello, los mismos dolores que no nos permiten apenas conciliar el sueño. Aparecen sarpullidos o pequeños problemas en la piel como respuesta ya a un alto nivel de estrés.

Cuando el nivel de cortisol se eleva en sangre, altera también nuestro sistema circulatorio y cardíaco, apareciendo las clásicas taquicardias, los ahogos o incluso los mareos.

Sudores repentinos, sequedad de boca, manos frías, problemas digestivos y, en esencia, un cansancio continuado serían síntomas claros de que algo no va bien, de que esa conexión mente cuerpo se ha traducido ya en esos síntomas psicosomáticos que no debemos pasar por alto.

Solo un dato más a tener en cuenta. Según datos médicos, casi el 25% de nuestras molestias físicas tienen un origen psicosomático. Es más, estudios como el llevado a cabo por la doctora Dominique Hange, de la Universidad de Gotemburg (Suecia) nos advierten de esta relación.

El chantaje emocional se traduce a menudo en trastornos psicosomáticos en las víctimas. Es decir, hay áreas en nuestra vida ante las que debemos actuar y resolver en la medida que esté en nuestras manos.


5 tipos de chantaje emocional


A continuación, te hacemos un breve resumen de los principales tipos de chantaje emocional que podemos vivir. Vale la pena tenerlos en cuenta.


1. Los seductores


Es posible que alguna vez hayas conocido a una persona de estas características. En principio, suelen ser hombres o mujeres muy solícitos, muy amables y detallistas. Atienden cada demanda y saben ser sumamente encantadores. Suelen agasajarnos y ser los primeros en hacer cualquier cosa por nosotros.

Pero ten cuidado porque todo tiene un precio: cada favor y cada detalle deberá ser recompensado y nos lo echarán en cara. “Yo te pagué ese viaje”, “No puedes negarte ahora sabiendo muy bien todo lo que yo he sacrificado por ti”.


2. Víctimas de la relación


Sin lugar a dudas, el victimismo es una de las formas de chantaje emocional más común. Nos utilizarán como objetivo y causa de todas sus desgracias, manipulan las emociones negativas del modo más dañino posible.

“Si yo estoy mal ahora es por todo lo que me haces, por tu comportamiento, por tus ganas de dejarme siempre solo/a”, “Tienes una habilidad especial para humillarme, no sé como lo haces”. Son pequeños ejemplos de esta manipulación que en realidad, es un claro maltrato psicológico.


3. Castigadores silenciosos


Muy sutiles, los castigadores silenciosos ejercen un arte del chantaje emocional de un modo altamente destructivo. En este caso, nos arrastran en una inestabilidad muy dañina donde cuesta reaccionar, ya que habrá momentos en que nos ensalcen y momentos en que nos humillen.

No sabremos a qué atenernos. Días en que eres toda su vida y momentos en los que puedes sufrir frases como las siguientes: “Te crees que eres la persona más perfecta del mundo y en realidad, no eres nada. Eres la persona más débil y ridícula que he conocido. Solo me traes desgracias”. Ve con cuidado ante estos comportamientos y reacciona lo antes posible.


4. Autocastigadores


Clásico perfil del manipulador o manipuladora emocional. Estamos seguros de que te suenan. Personas que a menudo nos salen con expresiones como las siguientes: “Está claro que ya no me quieres, por eso pasas de mí y te vas con tus amigos”. “Ya veo todo lo que te preocupas de mí, ni siquiera me has llamado. Está claro que quieres acabar conmigo y con esta relación. Por eso te has ido a esa cena con tus compañeros”.

Es muy posible que tras oír estas palabras intentemos convencerles de que no es así. Y si lo haces, si renuncias por ejemplo a esa cena de trabajo, la otra persona habrá ganado una vez más. Si cedes, tu autoestima se estará perdiendo. Vale la pena tenerlo en cuenta. Por tu bien, por tu salud.


5. Los de “solo un poco más”


Usan a su favor el efecto de psicología social conocido como “pie en la puerta”. Son personas a las que les hacemos un favor y que para agradecérnoslo no piden el siguiente. Se amparan es que solo es un poco más o en que es algo que ya hemos hecho otras veces.

Acompañan sus peticiones con gestos de pena, intentando parecer más débiles de lo que son o que el favor que demandan parezca más necesario de lo que es “Sabes que si no fuera necesario no te lo pediría”.


Fuente - Texto tomado de LAMENTEESMARAVILLOSA.COM:
https://lamenteesmaravillosa.com/las-5-formas-de-chantaje-emocional/




Seis pistas para detectar el chantaje emocional


Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas, el 16 de agosto de 2017


Escrito por Yamila Papa, el 20 de abril de 2014


Última actualización: 4 de septiembre de 2020


Todos las personas que practican el chantaje emocional tienen rasgos en común, “habilidades” que alimentan su conducta de manipulación o de extorsión. Se nutren del miedo, de la culpa, de la obligación para que la otra persona haga lo que desean.

Los chantajistas emocionales dejan de ver a la otra persona como lo que es y pasan a verla como un mero instrumento al que pueden manipular para conseguir lo que desean sin importarles cómo pueda sentirse.


El chantaje emocional utiliza los sentimientos como arma


El miedo que hay detrás del chantaje emocional


En el uso que hacen o intentan hacer de los demás los chantajistas emocionales, el miedo suele adquirir un papel protagonista: pueden tener miedo a perder al otro hasta ser rechazado, dejar de tener poder o de cambiar… Pero casi siempre, se trata de eso, del “miedo a perder” (algo o alguien).

Esto puede tener un origen antiguo remontándose a la niñez, por ejemplo. Aunque también puede ser una respuesta automática, la reacción para no enfrentar la baja autoestima, la inseguridad o la falta de confianza en ellos mismos, etc.

Cualquier persona puede ser chantajista, según informan los expertos, dependiendo especialmente del modelo de aprendizaje que haya tenido y de su historial comunicativo. Puede ser más sencillo de lo que se cree, que ciertos hechos desencadenen este modo de actuar, como un divorcio, la pérdida del trabajo, una enfermedad, etc.

Con esto no se pretende afirmar que todas las personas que se divorcian, se queden sin empleo o se enfermen sean o vayan a convertirse en chantajistas o manipuladores emocionales, pero lo cierto es que aumentan las probabilidades al existir un hecho que puede actuar como desencadenante.


Cómo te hace sentir un chantajista emocional


De algún modo, cuando una persona comienza a ceder frente a un chantajista el precio que puede llegar a pagar es muy caro. El problema es que no siempre nos damos cuenta de lo que está ocurriendo.

Las personas que practican la extorsión hacen sentir al otro: desequilibrado, avergonzado y sobre todo, culpable. La burla, la manipulación y la falta de acción facilitan que la víctima caiga en la emboscada.

Cuando nos relacionamos con un manipulador emocional podemos empezar a dudar de la capacidad de mantener nuestras propias promesas, perdemos la confianza en nosotros mismos, los niveles de autoestima van descendiendo y lo peor es que nos dejamos convencer con sus tácticas y acabemos perdiendo nuestra integridad, independencia, sueños, deseos, etc.

Si bien un chantaje emocional no está considerado como un abuso psicofísico violento, no por ello deja heridas menos profundas, sino todo lo contrario. Cuando convivimos con una persona con estas características, daña lo más hondo de nuestro ser, algo que es más difícil de recuperar que unos cuantos golpes físicos.


¿Cómo saber si estamos sufriendo chantaje emocional?


Para que el comportamiento del otro pueda ser denominado “chantaje emocional” es preciso que cuente con varios componentes. Analizando los límites es más sencillo saber si estamos en una situación de estas magnitudes:


1.  La exigencia


Los chantajistas no siempre expresan con claridad lo que quieren, sino que permiten que el otro “lo adivine”. Pero no es tan sencilla la ecuación, porque le da tanta importancia al tema que la otra persona no tiene más alternativa que terminar cediendo o aceptando esa situación.


2.  La resistencia


Cuando pensamos diferente al chantajista, no se siente feliz, se enoja, hace que el otro se crea responsable por su tristeza. Se resiste a pensar como su pareja, su amigo, su padre, etc. No acepta nada que no sea como quiere o como le gustaría que fuera.


3.  La presión


Cuando se tiene que “enfrentar” a un carácter fuerte es cuando comienza a actuar de una manera más directa o bien esto ocurre cuando le cuesta conseguir lo que desea. Presiona todo el tiempo hasta que el otro cambia de parecer, discute, reclama, llora, grita, se enoja, da igual. La cuestión es que “convence” (no de la mejor manera) de que su punto de vista es el más acertado. Utiliza la culpa y la lástima para continuar con su juego.


4.  La amenaza


Si todavía así no puede conseguir lo que quiere, si ve que sus deseos se chocan con la negativa del otro, comienza a “contar” cuáles pueden llegar a ser las consecuencias por esta decisión equivocada. La amenaza puede ser a través del dolor, de la desdicha o incluso, la muerte. Podrá decir cuánto está sufriendo por esto, que no puede vivir de esta manera, que es mejor separarse, etc.


5.  La obediencia


Como la otra persona no desea verlo mal ni separarse de él/ella, cede y acepta la propuesta, la idea, la opinión. Esto no quiere decir que esté de acuerdo o que haya cambiado de parecer, pero simplemente lo hace para no generar más problemas y para que no sufra. Así, se está empezando a ceder terreno, muy difícil de recuperar.


6.  La reiteración


Si los cincos puntos anteriores vuelven a ocurrir una y otra vez, con un lapso de paz y tranquilidad, es porque estamos en un gran problema. Ya la presión, la lástima, la culpa, echar en cara o el artilugio preferido no será usado para ese tema, sino para otro.


Si te manipula, si te culpa, es chantaje emocional.


Y así es como ingresamos en un círculo vicioso del que no se puede escapar. Es vital prestar atención a la primera señal de alerta de chantaje emocional, el primer “si me dejas me mato” o “no podré vivir sin ti”, porque después puede ser demasiado tarde.


Fuente - Texto tomado de LAMENTEESMARAVILLOSA.COM:




La manipulación emocional invisible


De un día para otro, esa persona encantadora y atenta se ha convertido en alguien exigente y desagradable. ¿Qué ha ocurrido? Conoce la manipulación emocional invisible.


Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz, el 2 de diciembre de 2019


Última actualización: 2 de diciembre de 2019


Cuando observamos desde fuera las relaciones de los demás nos resulta sencillo identificar si una está utilizando artimañas para manejar a la otra. No obstante, desde dentro del vínculo, la manipulación emocional invisible no siempre es tan fácil de detectar.

La manipulación es un proceso de dos fases que comienza de manera invisible. Nadie establecería una relación de ningún tipo con alguien que, desde el primer momento, le insulta, le humilla o le genera malestar. El manipulador va tejiendo una tela de araña en la que envuelve a la víctima y no es hasta que la tiene atrapada que muestra su verdadero rostro.


Las carencias en la base de la manipulación emocional invisible


Hay que tener en cuenta que no toda manipulación se lleva a cabo de forma consciente y deliberada. Algunas personas, debido a sus propias carencias, sienten la necesidad de asegurar la lealtad y la dependencia del otro hacia ellos. Para lograrlo realizan, de forma inconsciente, ciertas acciones manipulativas. Estas conductas pueden venir desde la infancia, donde se desarrollaron como mecanismo de defensa, y aún siguen vigentes.

Muchas veces el manipulador no tiene conciencia de que lo es. Se trata de personas egoístas que persiguen un único fin: lograr sus propósitos, paliar sus miedos, llenar sus carencias utilizando para ello a otras personas. Evidentemente esto en absoluto justifica sus actos ni les resta gravedad, el daño psicológico que puede causar en la contraparte es abrumador.

Por otro lado, las carencias de la víctima y su propia historia personal también la vuelven más vulnerable a este tipo de relaciones de manipulación. Una baja autoestima y una incapacidad de poner límites nos coloca en una peligrosa posición en la que, sin darnos cuenta, podemos terminar cayendo en una dependencia emocional.


Las fases de la manipulación emocional invisible


Captación


En un primer momento el manipulador se acerca a la víctima desplegando todos sus encantos y cualidades. Únicamente muestra sus virtudes y sus logros, con el fin de que la otra persona lo perciba como exitoso y se genere un sentimiento de admiración. Además, comienza a estudiar el perfil psicológico del otro, a detectar sus puntos débiles para ofrecer un apoyo incondicional en los mismos.

Se muestra atento y servicial, halaga a la víctima y le ofrece refuerzo constante. De una forma gradual y casi indetectable, se va volviendo indispensable para ella. Se establece una relación desequilibrada en la que el primero se muestra como un individuo admirable y lleno de virtudes que aparece para salvar al segundo de sus dificultades.

Sin percatarse, la autoestima y la independencia emocional de la víctima van disminuyendo a medida que la admiración y la necesidad por el manipulador aumentan. Han caído en las redes.


Cambio de roles


En esta segunda fase el manipulador se siente seguro de la necesidad y la dependencia que ha generado en el otro, por lo que comienza a mostrar sus verdaderas intenciones. Si antes se mostraba como alguien feliz y exitoso, de pronto se convierte en una persona negativa y problemática que requiere constante atención y apoyo.

Comienza a inundar a la otra persona con sus dificultades personales, exigencias y requerimientos. El chantaje emocional, la culpabilidad y las amenazas son algunas de las estrategias más comúnmente empleadas. Al mismo tiempo, los niveles de apoyo y cariño profesados a la víctima disminuyen al mínimo y esta empieza a sentir un gran malestar en la interacción.

No obstante, la baja autoestima y la dependencia que se han generado le impiden poner límites al manipulador. El miedo a que éste se enfade, le rechace o le retire su cariño son mayores. De esta forma se permanece en una relación de poder y control invisibles, preguntándose qué ha ocurrido para que todo cambie y sin detectar que se ha sufrido una manipulación.


Cómo evitar la manipulación


Como hemos comprobado, la manipulación es un proceso prolongado y difícilmente detectable en un principio. Si queremos evitar vernos envueltos en una relación de este tipo hemos de estar alerta: evitemos idealizar a las personas y sospechemos cuando alguien se muestre excesivamente solícito e implicado desde el primer instante.

Igualmente trabajemos nuestra autoestima y nuestra independencia emocional, nunca cedamos nuestro poder personal a ninguna otra persona. Y sobre todo, escuchemos a nuestras emociones: si una relación se ha vuelto desagradable, si ya sólo te reporta dolor, cuida de ti y sal de ese lugar.


Fuente - Texto tomado de LAMENTEESMARAVILLOSA.COM:
https://lamenteesmaravillosa.com/la-manipulacion-emocional-invisible/