Nacido
en el condado de Kent, Inglaterra, en 1165, murió en el monasterio
carmelita de Burdeos, Francia, el 16 de mayo de 1265. Por su origen
inglés se le llama también Simon Anglus.
Se
dice que desde los 12 años comenzó a vivir como un ermitaño en el hueco
de un roble y que después se convirtió en predicador itinerante hasta
que entró en la orden de los carmelitas, recién llegada a Inglaterra.
Según la misma tradición fue como carmelita a Roma y de allí al Monte
Carmelo donde pasó varios años. Todo lo que hay de cierto históricamente
es que en 1247 fue elegido como sexto general de los carmelitas,
sucesor de Alan, en el primer capítulo celebrado en Aylesford,
Inglaterra. A pesar de su avanzada edad mostró notable energía e hizo
mucho en beneficio de la Orden, de manera que es considerado el más
celebrado de sus generales. Mientras ocupó el cargo, la orden se
expandió por el sur y oeste de Europa, especialmente en Inglaterra,
sobre todo porque fundó casas en las ciudades con universidad, como en
1248 en Cambridge, en 1253 en Oxford, en 1260 en París y Bolonia. Esta
acción fue de la más grande importancia tanto para el crecimiento de la
institución como para el aprendizaje de los miembros jóvenes.
Simón
logró ganarse la aprobación temporal del Papa Inocencio IV para la
regla alterada de la orden, que se había adaptado a las condiciones
europeas. Sin embargo la orden fue oprimida y estaba aún luchando para
ser aceptada, ya consiguiendo el consentimiento del clero secular o la
tolerancia de las otras órdenes. En estas condiciones, como relata
Guillermo de Sanvico (poco después de 1291), los monjes rogaban a su
patrona la Santísima Virgen.
“Y la Virgen María reveló a su prior que debían dirigirse sin miedo al Papa Inocencio, porque recibirían el remedio para sus dificultades”
El
prior siguió el consejo de la Virgen y la orden recibió una bula o
carta de protección de Inocencio IV contra esas molestias. Es un hecho
histórico que Inocencio IV emitió esa carta papal para los Carmelitas,
fechada el 13 de enero de 1252 en Perugia.
Escritores
Carmelitas posteriores dan más detalles de aquella visión y revelación.
Johannes Grossi escribió su "Viridarium" alrededor del 1430 donde
relata que la Madre de Dios se apareció a Simón Stock con el escapulario
de la orden en su mano y se lo entregó con las siguientes palabras:
"Hoc erit tibi et cunctis Carmelitis privilegium, in hoc habitu moriens salvabitur" (Este será el privilegio para ti y para todos los carmelitas, que todo el que muera con este hábito, se salvará)
Debido
a este gran privilegio, muchos ingleses distinguidos, tales como el rey
Eduardo II; Enrique, duque de Lancaster y muchos otros de la nobleza
llevaban secretamente ( clam portaverunt ) el escapulario carmelita bajo
su ropa y murieron con él. En la narración de Grossi, sin embargo, el
escapulario de la Orden significa el hábito de los carmelitas y no el
pequeño escapulario carmelita. Como sucedía con las costumbres
medievales entre otras órdenes, los carmelitas dieron su hábito o al
menos su escapulario a sus benefactores y amigos de alto rango para que
pudieran disfrutar del privilegio aparentemente unido a su hábito o
escapulario por la Virgen María. Es posible que los carmelitas mismos de
aquel período llevaran su escapulario por la noche, en un formato más
pequeño, como lo llevaban más tarde y actualmente, es decir, en forma
del escapulario de la tercera orden. Si esto es así, podían entregar ese
escapulario a los laicos.
En
fecha posterior, probablemente no hasta el siglo dieciséis, en vez del
escapulario de la Orden, se entregaba un escapulario más pequeño como
símbolo de la hermandad del escapulario. Hoy la hermandad considera esto
como su privilegio principal, que deben a San Simón Stock, que el que
muera con el escapulario no se pierda para la eternidad. Así, el
principal privilegio y toda la historia del pequeño escapulario
carmelita está relacionada con el nombre de San Simón Stock. No hay
dificultad en conceder que la narración de Grossi, arriba descrita, y la
tradición carmelita son dignas de crédito aunque no tengan el valor
completo de las pruebas históricas (ver: Nuestra Señora del Carmen).
Las
Antífonas "Flos Carmeli" y "Ave Stella Matutina", que él escribió y que
han sido incorporadas al Breviario de los Carmelitas Calzados, muestran
que Simón se distinguía por una especial veneración y amor a la Virgen.
Además de las antífonas, se le han atribuido incorrectamente otras
obras. Las primeras narraciones biográficas de Simón Stock pertenecen al
año 1430, pero no son completamente fiables. Sin embargo él no fue
venerado como santo en su tiempo ya su fiesta no se incluyó en los
libros corales del monasterio de Burdeos hasta 1435. Se introdujo antes
de 1458 en Irlanda, probablemente al mismo tiempo en Inglaterra. Su
celebración en toda la Orden se introdujo por un decreto del capítulo
general de 1564.
Escrito por Joseph Hilgers.
Trascrito por Michael C. Tinkler.
Traducido por Pedro Royo.
Fuente - Texto tomado de EC.ACIPRENSA.COM:
Fuente - Texto tomado de EC.ACIPRENSA.COM:
Oración de San Simón Stock a
Nuestra Señora del Carmen
La Flor del Carmelo
¡Oh Bellísima Flor del Carmelo,
Fructífera Viña, Resplandor del Cielo,
Madre Singular del Hijo de Dios,
Virgen Siempre Pura!
Madre Santísima,
después de habernos traído el Hijo de Dios, permanecísteis intacta y sin mancha ninguna.
¡Oh Bienaventurada Siempre Virgen,
asistídme en esta necesidad!
¡Oh Estrella del Mar, auxiliad y protegédme!
¡Oh María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a vos!
¡Madre y Ornamento del Carmelo,
rogad por nosotros!
¡Virgen, Flor del Carmelo,
rogad por nosotros!
¡Patrona de los que visten el Santo Escapulario,
rogad por nosotros!
¡San José, fiel Amigo del Sagrado Corazón,
rogad por nosotros!
¡San José, Castísimo Esposo de María Santísima,
rogad por nosotros!
¡San José, nuestro Gran Protector,
rogad por nosotros!
¡Dulce Corazón de María
sed nuestra Salvación!
Amén.
Fuente - Texto tomado de EWTN.COM: