Memoria
de la bienaventurada Virgen María, madre de la Iglesia, a quien Cristo
encomendó sus discípulos para que, perseverando en la oración al Espíritu Santo, cooperaran en el anuncio del Evangelio.
Fuente - Texto tomado de DOMINICOS.ORG:
MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA
María
es madre de la Iglesia y de cada uno de sus miembros por designio
divino. Jesús, desde la cruz, nos dio a María como Madre:
"Jesús,
habiendo visto a su Madre, le dice: Mujer, he ahí a tu hijo!. Luego
dice al discípulo: He ahí a tu Madre!". Y desde aquella hora el
discípulo la acogió en su casa. (Jn 19, 26-27)
Juan representa a todos los que, como él, desean ser el "discípulo amado" de Jesús. Como él, llevamos a María a nuestra casa.
María
Santísima es verdaderamente madre nuestra. Ella nos engendra
continuamente a la vida sobrenatural. Ella como madre intercede
continuamente por nosotros ante su Hijo. Ella siempre nos indica el
camino a Cristo y nos concede las gracias necesarias para andar.
La Virgen María fue solemnemente proclamada como "Madre de la Iglesia" en el Concilio Vaticano II el 21 de noviembre de 1964.
La
Iglesia celebraba la festividad de la Presentación de la Santísima
Virgen María. Era el día de la clausura de la tercera etapa del Concilio
Vaticano II, y en esa ocasión se iban a promulgar tres Documentos
Conciliares: el decreto sobre las Iglesias Orientales Católica; el
decreto sobre el Ecumenismo; y sobre todo, la Constitución Dogmática
sobre la Iglesia "Lumen Gentium". El estudio y la reflexión que el CVII
hizo sobre el misterio de María en el plan de salvación, no fue
promulgado en un documento propio y particular, sino que
providencialmente, bajo la inspiración del Espíritu Santo, fue integrado
como el último capítulo de la Constitución sobre la Iglesia.
Este capitulo VIII, cuyo título es:
"La
Santísima Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la
Iglesia" fue llamado por Pablo VI "vértice y corona" de esa
Constitución. Fue la primera vez que un concilio Ecuménico presentó una
"extensa síntesis de la doctrina católica sobre el puesto que María
Santísima ocupa en el misterio de Cristo y de la Iglesia" (Pablo VI).
El
propósito del Concilio fue manifestar el rostro de la Santa Iglesia, a
la que María esta íntimamente unida, y de la cual ella es "la parte
mayor, la parte mejor, la parte principal y más selecta" (S. Ruperto).
Pablo VI, a nombre de toda la Iglesia, expresó una profunda satisfacción al decir: "podemos afirmar que esta sesión se clausura como himno incomparable de alabanza en honor de María".
Texto de proclamación:
"En
verdad la realidad de la Iglesia no se agota en su estructura
jerárquica, en su liturgia, en sus sacramentos, ni en sus ordenanzas
jurídicas. Su esencia íntima, la principal fuente de su eficacia
santificadora, ha de buscarse en su mística unión con Cristo; unión que
no podemos pensarla separada de Aquella, que es la Madre del Verbo
Encarnado, y que Cristo mismo quiso tan íntimamente unida a si para
nuestra salvación. Así ha de encuadrarse en la visión de la Iglesia la
contemplación amorosa de las maravillas que Dios ha obrado en su Santa
Madre. Y el conocimiento de la doctrina verdadera católica sobre María
será siempre la llave de la exacta comprensión del misterio de Cristo y
de la Iglesia. La reflexión sobre estas estrechas relaciones de María
con la Iglesia, tan claramente establecidas por la actual Constitución
Conciliar (LG), nos permite creer que es este el momento mas solemne y
mas apropiado para dar satisfacción a un voto que han dado todos los
padres conciliares, pidiendo insistentemente una declaración explícita
durante este Concilio de la función maternal que la Virgen ejerce sobre
el pueblo cristiano. Así pues, para GLORIA DE LA VIRGEN Y CONSUELO
NUESTRO, PROCLAMAMOS A MARÍA SANTÍSIMA "MADRE DE LA IGLESIA", es decir,
Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los
pastores que la llaman Madre amorosa y queremos que de ahora en adelante
sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este GRATÍSIMO
TITULO.
La
divina maternidad es el fundamento de su especial relación con Cristo y
de su presencia en la economía de la salvación operada por Cristo, y
también constituye el fundamento principal de las relaciones de María
con la Iglesia, por ser Madre de Aquel que, desde el primer instante de
la encarnación en su seno virginal, se constituyó en cabeza de su Cuerpo
Místico, que es la Iglesia. María, pues, como MADRE DE CRISTO, ES
TAMBIÉN, MADRE DE LA IGLESIA. Juan XXIII: al iniciar el Concilio dijo:
"hagamos todo con María, la madre de Jesús. Pablo VI, concluye el
concilio proclamando: La maternidad espiritual de María, sobre la
Iglesia entera. -María es la "raíz" del misterio de Cristo: pues es la
Madre de Cristo. -María la "coronación del misterio de la Iglesia: es
Madre de la Iglesia.
Notemos
que el Sumo Pontífice hizo gran énfasis en su proclamación al referirse
tres veces: "tanto de los fieles, como de los pastores". Recordemos que
toda piedad y culto a la Virgen Santísima se desarrollan en
subordinación armónica al culto de Cristo, gira alrededor de él y es su
punto de referencia.
Esta
proclamación sobre la doble misión de María se ha transformado en
gozosa veneración a Ella y en adoración hacia el sabio designio de Dios,
que ha colocado en su Familia -la Iglesia- como en todo hogar
doméstico, la figura de una Mujer, que calladamente y en espíritu de
servicio, vela por ella y protege benignamente su camino hacia la
patria, hasta que llegue el día glorioso del Señor. Reflexión Teológica
al declarar a María Madre de la Iglesia se esta afirmando una realidad,
no es solamente un titulo. Corresponde a una real maternidad espiritual.
María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia.
1-
Porque es madre de Jesús y su más íntima compañera en la economía de la
salvación. Participó con su Hijo del sacrificio de la Redención y por
él fue proclamada madre no solo de su discípulo Juan sino de todo el
género humano. "Ella continúa desde el Cielo cumpliendo su función
maternal de cooperadora en el nacimiento y en el desarrollo de la vida
divina en cada una de las almas de los hombres redimidos"
2-
Como toda madre humana, María, no se limita a dar vida sino a alimentar
y educar. ¿De qué modo coopera María en el incremento de los miembros
del cuerpo Místico en la vida de la gracia? -Mediante su incesante
intercesión inspirada por una ardiente caridad. Ella aunque está inmersa
en la visión de la Trinidad no olvida a sus hijos desterrados -como
ella un día- en la peregrinación de la fe. Mas aún contemplándolos en
Dios y viendo sus necesidades, en comunión con Jesús siempre vivo
para interceder por nosotros, se hace nuestra Abogada, Auxiliadora,
Intercesora, Mediadora. (Esto se sabe desde los primeros siglos: bajo tu
amparo) -Su intervención obtiene de la mediación de Cristo la propia
fuerza y es una prueba luminosa de la fuerza de Cristo. Su
intercesión es en virtud de Cristo.
3-
María, modelo y ejemplo de virtud. Además de la intercesión, ella
ejerce sobre los hombres redimidos otro influjo: el ejemplo. Su influjo
es real e importantísimo, pues ella ha vivido perfectamente las virtudes
de Cristo. Ella no sólo nos llama sino que su ejemplo nos mueve y nos
anima a vivir una vida de perfección. Así como el Poderoso hizo grandes
cosas en ella, así las puede hacer en nosotros si le permitimos. Además,
conviene tener presente que la eminente santidad de María, no fue sólo
un don singular de la generosidad divina; fue también el fruto de la
continua y generosa correspondencia de su libre voluntad a las mociones
internas del Espíritu Santo. Por su perfecta armonía entre la gracia
divina y la actividad de su naturaleza humana, la Virgen dio suma gloria
a la Santísima Trinidad y se convirtió en insigne decoro de la Iglesia.
La Santidad de María mueve los fieles a levantar los ojos hacia ella
pues brilla como modelo de virtud ante la comunidad de los elegidos (LG
65)
4- Virtudes de María que la Iglesia debe imitar:
- La fe y la dócil aceptación de la Palabra de Dios
- La obediencia generosa
- La humildad sencilla
- La caridad solícita
- La sabiduría reflexiva
- La piedad hacia Dios pronta al cumplimiento de los deberes religiosos
- La gratitud por los bienes recibidos; ofrece en el templo, en la comunidad apostólica
- Fortaleza en el destierro y en el dolor
- La pobreza llevada con dignidad y confianza en el Señor
- El vigilante cuidado del hijo desde la humildad de la cuna hasta la ignominia de la cruz
- Delicadeza provisora
- Pureza virginal
- Fuerte y casto amor esponsal
Jesús
al pie de la cruz, nos da a María, como Madre espiritual no sólo del
creyente pero de toda la comunidad de creyentes que es la Iglesia.
Cuando la Encarnación, María acepta ser la madre del Mesías, o sea del
Salvador, y a la vez, necesariamente madre de los salvados. Ella es la
madre de la Cabeza, y en el orden de la gracia, se convierte también en
madre del cuerpo místico. No se puede concebir a una cabeza sin cuerpo.
María da a luz virginalmente a Jesús en Belén, y María nos da a luz a
nosotros la Iglesia al pie de la Cruz, cuando tiene su otra anunciación y
acepta ser madre de los creyentes. Darnos a luz, conllevó mucho dolor,
no se desgarraron sus entrañas, pero sí su corazón. -SCTJM
Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG: