Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Presencia de Jesucristo en la Eucaristía: 30 de Mayo de 2024 |
Explicación de la Fiesta
Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.
Este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Es
una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande
que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros
después de la Ascensión.
Origen de la Fiesta
Dios
utilizó a Santa Juliana de Mont Cornillon para propiciar esta fiesta.
La santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana
muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon.
Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de
su comunidad. Por diferentes intrigas tuvo que irse del convento. Murió
el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y
fue enterrada en Villiers.
Juliana,
desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y
siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este
deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la
Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que
significaba la ausencia de esta solemnidad.
Ella
le hizo conocer sus ideas a Roberto de Thorete, el entonces obispo de
Liège, también al doctor Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los
Países Bajos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Liège,
después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y finalmente al Papa
Urbano IV. El obispo Roberto se impresionó favorablemente y como en ese
tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus
diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se
tuviera el año entrante; también el Papa ordenó, que un monje de nombre
Juan debía escribir el oficio para esa ocasión. El decreto está
preservado en Binterim (Denkwürdigkeiten, V.I. 276), junto con algunas
partes del oficio.
El
obispo Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que
murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera
vez por los cánones de San Martín en Liège. Jacques Pantaleón llegó a
ser Papa el 29 de agosto de 1261. La ermitaña Eva, con quien Juliana
había pasado un tiempo y quien también era ferviente adoradora de la
Santa Eucaristía, le insistió a Enrique de Guelders, obispo de Liège,
que pidiera al Papa que extendiera la celebración al mundo entero.
Urbano
IV, siempre siendo admirador de esta fiesta, publicó la bula
“Transiturus” el 8 de septiembre de 1264, en la cual, después de haber
ensalzado el amor de nuestro Salvador expresado en la Santa Eucaristía,
ordenó que se celebrara la solemnidad de “Corpus Christi” en el día
jueves después del domingo de la Santísima Trinidad,
al mismo tiempo otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que
asistieran a la Santa Misa y al oficio. Este oficio, compuesto por el
doctor angélico, Santo Tomás de Aquino, por petición del Papa, es uno de los más hermosos en el breviario Romano y ha sido admirado aún por protestantes.
La
muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de
la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta.
Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y en el concilio
general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta.
Publicó un nuevo decreto incorporando el de Urbano IV. Juan XXII,
sucesor de Clemente V, instó su observancia.
Ninguno
de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto
de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de
indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV y se hicieron bastante
comunes a partir del siglo XIV.
La
fiesta fue aceptada en Cologne en 1306; en Worms la adoptaron en 1315;
en Strasburg en 1316. En Inglaterra fue introducida de Bélgica entre
1320 y 1325. En los Estados Unidos y en otros países la solemnidad se
celebra el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.
En
la Iglesia griega la fiesta de Corpus Christi es conocida en los
calendarios de los sirios, armenios, coptos, melquitas y los rutinios de
Galicia, Calabria y Sicilia.
El
Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue
introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años,
determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento
con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea
llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los
cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y
verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente
la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo.
El milagro de Bolsena
En
el siglo XIII, el sacerdote alemán, Pedro de Praga, se detuvo en la
ciudad italiana de Bolsena, mientras realizaba una peregrinación a Roma.
Era un sacerdote piadoso, pero dudaba en ese momento de la presencia
real de Cristo en la Hostia consagrada. Cuando estaba celebrando la Misa
junto a la tumba de Santa Cristina,
al pronunciar las palabras de la Consagración, comenzó a salir sangre
de la Hostia consagrada y salpicó sus manos, el altar y el corporal. El
sacerdote estaba confundido. Quiso esconder la sangre, pero no pudo.
Interrumpió la Misa y fue a Orvieto, lugar donde residía el Papa Urbano
IV.
El
Papa escuchó al sacerdote y mandó a unos emisarios a hacer una
investigación. Ante la certeza del acontecimiento, el Papa ordenó al
obispo de la diócesis llevar a Orvieto la Hostia y el corporal con las
gotas de sangre.
Se
organizó una procesión con los arzobispos, cardenales y algunas
autoridades de la Iglesia. A esta procesión, se unió el Papa y puso la
Hostia en la Catedral. Actualmente, el corporal con las manchas de
sangre se exhibe con reverencia en la Catedral de Orvieto.
A partir de entonces, miles de peregrinos y turistas visitan la Iglesia de Santa Cristina para conocer donde ocurrió el milagro.
En
Agosto de 1964, setecientos años después de la institución de la fiesta
de Corpus Christi, el Papa Paulo VI celebró Misa en el altar de la
Catedral de Orvieto. Doce años después, el mismo Papa visitó Bolsena y
habló en televisión para el Congreso Eucarístico Internacional. Dijo que
la Eucaristía era “un maravilloso e inacabable misterio”.
Diversas maneras
de celebrar esta fiesta
Participar en la procesión
con el Santísimo
La procesión con el Santísimo consiste en hacer un homenaje agradecido, público y multitudinario de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Se acostumbra sacar en procesión al Santísimo Sacramento por las calles y las plazas o dentro de la parroquia o Iglesia, para afirmar el misterio del Dios con nosotros en la Eucaristía. Esta costumbre ayuda a que los valores fundamentales de la fe católica se acentúen con la presencia real y personal de Cristo en la Eucaristía.
La Hora Santa
Es una manera práctica y muy bella de adorar a Jesús Sacramentado. Consiste
en realizar una pequeña reflexión evangélica, en presencia de Jesús
Sacramentado y, al final, se rezan unas letanías especiales para
demostrarle a Jesús nuestro amor.
Se
puede celebrar de manera formal con el Santísimo Sacramento
solemnemente expuesto en la custodia, con incienso y con cantos, o de
manera informal con la Hostia dentro del Sagrario. Cualquiera de las dos
maneras agrada a Jesús. Se
inicia con la exposición del Santísimo Sacramento o, en su defecto, con
una oración inicial a Jesucristo estando todos arrodillados frente al
Sagrario. A
continuación, se procede a la lectura de un pasaje del Evangelio y al
comentario del mismo por parte de alguno de los participantes. Luego, se reflexiona adorando a Jesús, Rey del Universo, en la Eucaristía. Se
termina con las invocaciones y las letanías correspondientes y, en el
caso de que la Hora Eucarística se haya hecho delante del Santísimo
solemnemente expuesto, el sacerdote da la bendición con el Santísimo; en
caso contrario, se finaliza la Hora Santa con una plegaria conocida de
agradecimiento.
Recordar en familia
lo que es la Eucaristía
¿Qué es la Eucaristía?
La
Eucaristía es uno de los 7 Sacramentos. Nos recuerda el momento en el
que el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de
Cristo. Éste es el alimento del alma. Así como nuestro cuerpo necesita
comer para vivir, nuestra alma necesita comulgar para estar sana. Cristo
dijo:
"El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día"
¿En qué nos ayuda la Eucaristía?
Todos
queremos ser buenos, ser santos y nos damos cuenta de que el camino de
la santidad no es fácil, que no bastan nuestras fuerzas humanas para
lograrlo. Necesitamos fuerza divina, de Jesús. Esto sólo será posible
con la Eucaristía. Al comulgar, nos podemos sentir otros, ya que Cristo
va a vivir en nosotros. Podremos decir, con San Pablo:
"Vivo yo, pero ya no soy yo, sino Cristo quien vive en mí"
¿En qué parte de la Misa
se realiza la Eucaristía?
Después de rezar el Credo, se llevan a cabo: el ofertorio, la consagración y la comunión.
Ofertorio: Es
el momento en que el sacerdote ofrece a Dios el pan y el vino que serán
convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Nosotros podemos
ofrecer, con mucho amor, toda nuestra vida a Dios en esta parte de la
Misa.
Consagración: Es el momento de la Misa en que Dios, a través del sacerdote, convierte el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo. En este momento nos arrodillamos como señal de amor y adoración a Jesús, Dios hecho hombre, que se hace presente en la Eucaristía.
Comunión: Es recibir a Cristo Eucaristía en nuestra alma, lo que produce ciertos efectos en nosotros:
- Nos une a Cristo y a su Iglesia.
- Une a los cristianos entre sí.
- Alimenta nuestra alma.
- Aumenta en nosotros la vida de gracia y la amistad con Dios.
- Perdona los pecados veniales.
- Nos fortalece para resistir la tentación y no cometer pecado mortal.
¿Qué condiciones pone la Iglesia
para poder comulgar?
La Iglesia nos pide dos condiciones para recibir la comunión:
- Estar en gracia, con nuestra alma limpia de todo pecado mortal.
- Cumplir el ayuno eucarístico: no comer nada una hora antes de comulgar.
¿Cada cuánto puedo recibir
la Comunión Sacramental?
La
Iglesia recomienda recibir la Comunión siempre que vayamos a Misa. Es
obligación recibir la Comunión, al menos, una vez al año en el tiempo de
Pascua, que son los 50 días comprendidos entre el Domingo de
Resurrección y el Domingo de Pentecostés.
¿Qué hacer después de comulgar?
Se
recomienda aprovechar la oportunidad para hablarle a Dios, Nuestro
Señor, todo lo que queramos: lo que nos alegra, lo que nos preocupa;
darle gracias por todo lo bueno que nos ha dado; decirle lo mucho que lo
amamos y que queremos cumplir con su voluntad; pedirle que nos ayude a
nosotros y a todos los hombres; ofrecerle cada acto que hagamos en
nuestra vida.
¿Qué hacer cuando
no se puede ir a comulgar?
Se puede llevar a cabo una comunión espiritual. Esto es recibir a Jesús en tu alma, rezando la siguiente oración:
http://www.es.catholic.net/celebraciones/120/301/articulo.php?id=1214