martes, 21 de mayo de 2024

El cardenal Burke denuncia que la rebelión ante Dios y la revolución contra su Verdad son defendidas «por algunos dentro de la Iglesia»



Por Redaccioninfovaticana | 21 de Mayo de 2024

 
Con la valentía y fidelidad a la verdad que le caracteriza, el cardenal Burke pronunció un certero discurso a la promoción de 2024 del Thomas Aquinas College en Northfield (Estados Unidos).

El cardenal Burke alabó la buena educación católica que han recibido estos jóvenes durante sus estudios en este centro. «Habéis estado reflexionando en profundidad sobre la verdad del amor inconmensurable y duradero de Dios por el hombre, tanto como está prefigurado en todo lo bueno, verdadero y bello –el fruto de la ley de Dios escrita en la naturaleza y, sobre todo, en cada corazón humano – y como se revela perfectamente en la Encarnación Redentora de Dios Hijo que habita en los corazones humanos por el derramamiento de Dios Espíritu Santo en la Iglesia», les dijo el cardenal.


Raymond Burke alentó a los jóvenes graduados a que se conviertan diariamente y que lo hagan arrepintiéndose de sus pecados y respondiendo con generosidad al llamado de Cristo a la santidad de vida.

 
El purpurado estadounidense les animó a que dejen florecer en sus vidas «la semilla de la vida de Cristo plantada en vuestras almas en el Bautismo» ya sea en la vida matrimonial, en la vida consagrada o el sacerdocio. «La conversión diaria a Cristo, que conduce, en la edad adulta, al conocimiento y a la aceptación de la vocación con corazón fiel, generoso y puro, es efectivamente el fruto principal de una educación verdaderamente católica», agregó el cardenal.
 

En defensa de la buena educación católica


Burke subrayó en su discurso a los jóvenes graduados que «una educación católica nos fortalece para conocer el plan de Dios y hacer la voluntad de Dios al reconocer la oscuridad y el pecado que nos rodean y en nuestras vidas y al abrazar a Cristo, quien disipa las tinieblas y vence el pecado en el mundo y en nuestras vidas al morar con nosotros en la Iglesia».

Además, les recordó que «la educación católica nos lleva a la comunión íntima con Cristo, inspirándonos a conocer la verdad y a vivir la verdad en el amor, sobre todo en nuestra vocación en la vida».

Por otro lado, alertó del gran desafío al que debe enfrentarse la educación católica: «evitar las múltiples distracciones de las falsas ideologías ateas y materialistas y permanecer enfocados en comunicar a Cristo tal como Él viene a nosotros a través de la Tradición Apostólica, la Tradición viva de la Iglesia».
 
 
Críticas a la Iglesia alemana y al Sínodo

 
El cardenal Burke no dudó en señalar que «vivimos en tiempos muy convulsos e inquietantes, a veces aparentemente apocalípticos». Por ello, lamentó que «la rebelión ante Dios, la revolución contra su Verdad y su Amor que nos ha sido transmitido en la Iglesia, ha alcanzado un nivel inimaginable». 


Burke no se quedó ahí sino que denunció que esa rebelión y revolución contra Dios y la Verdad «son sostenidas por algunos dentro de la Iglesia, incluso por algunos que son llamados y ordenados para pastorear el rebaño».

 
Al mismo tiempo alertó de que «somos testigos de los devastadores resultados para la Iglesia en Alemania» y aprovechó para volver a denunciar que «las actuales sesiones del Sínodo de los Obispos amenazan con extender la misma devastación a la Iglesia universal».

Burke reconoció que en estos momentos:
 
 
«Los católicos devotos están con razón descorazonados y desanimados, y justificadamente enojados por el profundo sufrimiento infligido al Cuerpo Místico de Cristo por la apostasía, el abandono de Cristo para abrazar los caminos de un mundo en rebelión ante Dios».

 
«Ciertamente, la respuesta no es dejar a Cristo que está vivo por nosotros en la Iglesia, sino permanecer fielmente con Él en la Iglesia, para ser sus fieles “colaboradores en la verdad”, enseñando su Palabra salvadora y trayendo su salvación y gracia al mundo con cada vez mayor fidelidad y generosidad, incluso frente a la indiferencia, el ridículo, la persecución y la muerte», agregó el cardenal Burke.