domingo, 14 de abril de 2024

Impresionantes Revelaciones sobre el Dolor que acompañó a San José durante su vida



Cómo fue la Pasión de José, cual es la misión que le da el Cielo ahora, y como quiere que sea venerado.


San José se apareció a la Hermana Mildred Neuzil en la década de 1950 hasta la de 1980, en Ohio, EE.UU., conducido por Nuestra Señora de América y Jesucristo.

Las apariciones de San José han sido pocas en la historia, pero éstas fueron excepcionales, porque reveló algunas cosas que no se sabían, y que son dignas de atención.

San José fue presentado por la Virgen y Nuestro Señor para que informara esto y diera una serie de consejos.

Aquí contaremos las revelaciones que San José le hizo a la Hermana Mildred Neuzil a partir de 1958, algunas de las cuales están siendo discutidas por los teólogos, y otras ya eran parte del acervo de la religiosidad popular, y contaremos también los pedidos que José está haciendo a los hombres, incluido cómo quiere que lo veneren.

Una de las características de las apariciones a la monja Mildred Neuzil en EE.UU., en la época de la posguerra, fue que Nuestra Señora de América y Jesucristo aparecieron acompañados por San José.

Y que allí ocurrieron revelaciones muy trascendentes sobre el santo.

Y verás, que al igual que esas revelaciones de la Virgen a la hermana Mildred, las referidas a San José también son críticas para comprender el momento actual.

Estas apariciones a la Hermana Mildred fueron plenamente reconocidas por el Arzobispo Paul Leibold, quien fue su director espiritual desde que era Vicario General de la Arquidiócesis de Cincinnati, hasta que murió en 1972.

El arzobispo Cardenal Raymond Burke fue comisionado para examinar las apariciones de Nuestra Señora de América, y en su evaluación oficial de 2007 señaló que esta devoción ya estaba canónicamente aprobada.

Sin embargo, en el 2020 el nuevo obispo Kevin Rhoades, dijo que no hay constancia de su sobrenaturalidad y le quitó la aprobación a las apariciones recibidas por la hermana Mildred, ¿aunque no las condenó?

 
¿Cómo fue la aparición de San José?


El 11 de marzo de 1958 la Virgen le dijo a la hermana Mildred que San José vendría en la víspera de su fiesta del 19 de marzo.

Y que daría un mensaje especial, dijo “Mi santo esposo tiene un papel importante que desempeñar para traer la paz al mundo”.

Y tal como dijo, San José se le apareció como lo había prometido y le hizo una serie de revelaciones a través de los años.

Le dijo “honrando de modo especial mi paternidad, honráis también a Jesús y a María”.

Y además que “la Santísima Trinidad ha puesto a nuestro cuidado la paz del mundo”.


Y le agregó, “la imitación de las virtudes que practicábamos en nuestra casita de Nazaret es el camino de todas las almas hacia la paz que sólo viene de Dios y que ningún otro puede dar».

José reveló también que la Santísima Trinidad desea dar a conocer a las almas su deseo de que sea honrado y amado dentro del interior de sus corazones.

«Porque llevo a las almas la pureza de mi vida y la obediencia”.

También dijo que su importancia central, la de San José, radica en la paternidad, “toda paternidad es bendecida en mí. A través de mí, el Padre Celestial ha bendecido toda paternidad, y a través de mí, Él continúa y continuará haciéndolo hasta el final de los tiempos”.

Y continuó revelando,

“Mi paternidad espiritual se extiende a todos los hijos de Dios, y junto con mi Esposa Virgen velo por ellos con gran amor y solicitud.


¿Y cuál es el mensaje de fondo que hay en esto?


José lo dijo de esta manera, «los padres deben venir a mí, el pequeño, para aprender a ser obedientes a la autoridad: a la Iglesia, siempre como portavoz de Dios; y a las leyes del país en el que viven, en la medida en que éstas no vayan contra Dios y el prójimo”.

Y especificó, “La mía fue una perfecta obediencia a la Voluntad Divina, ser descuidado en esto es muy desagradable para Dios y será severamente castigado en el mundo por venir”.

Repitió además algo que ya estaba presente en el acervo devocional del pueblo de Dios, “que los padres imiten también mi gran pureza de vida y el profundo respeto que tuve por mi Esposa Inmaculada. Que sean un ejemplo para sus hijos y cercanos, sin hacer nunca nada que pueda causar escándalo entre el pueblo de Dios. La paternidad es de Dios y debe volver a ocupar el lugar que le corresponde entre los hombres.

Cuando apareció esa vez, José parecía estar recostado sobre una cruz marrón.

De su corazón brotaban llamas y en medio de ellas aparecía lo que parecía un lirio.

Y cuando dejó de hablar, la hermana Mildred fue favorecida con una visión única y maravillosa del glorioso San José.

Parecía suspendido a corta distancia por encima de lo que tenía la apariencia de un gran globo con nubes moviéndose a su alrededor.

Su cabeza estaba ligeramente levantada, los ojos mirando hacia arriba como si estuviera en éxtasis.

Las manos estaban en una posición similar a la del sacerdote durante la celebración de la Santa Misa, solo que se extendían algo más hacia arriba.

El color de su cabello, como también de su barba, parecía de un castaño muy oscuro, y sus ojos se asemejaban en color al cabello y la barba.

Estaba vestido con una túnica blanca que le llegaba hasta los tobillos. Sobre esto llevaba una especie de capa que le cubría los hombros y colgaba con gracia sobre cada brazo, llegando hasta el borde de la túnica.

La capa a veces parecía tener la apariencia de un tono marrón, a veces púrpura, o quizás una mezcla de los dos.

El cinturón de su cintura era de color dorado, al igual que sus sandalias.

Su apariencia era bastante juvenil, aunque daba al mismo tiempo la impresión de una rara madurez, combinada con una gran fuerza.

Parecía un poco más alto que la estatura media.

Las líneas de su rostro parecían fuertes, pero algo suavizadas por una suave serenidad.

También vio su purísimo corazón en ese momento y al Espíritu Santo en forma de paloma revoloteando sobre su cabeza.

Durante el resto de sus apariciones, San José le hizo a la hermana Mildred algunas revelaciones de carácter teológico que actualmente discuten los teólogos, algunos las comparten mientras otros no.

Dijo, “Me convertí, en unión con mi santa esposa, en corredentor del género humano. Cooperé, como ningún otro, en la salvación del mundo”.

Y reveló que fue limpiado por Dios de todo pecado, dijo “inmediatamente después de mi concepción, fui, por los méritos futuros de Jesús y por mi papel excepcional de futuro padre-virgen, limpiado de la mancha del pecado original. Desde ese momento fui confirmado en gracia y nunca tuve la menor mancha en mi alma. Este es mi privilegio único entre los hombres.

Y agregó, “la gracia fue infundida en mi, en tal abundancia que, excluyendo a mi santa esposa, sobrepasé la santidad del más alto ángel del coro angélico”.

Y dijo también algo que muchos católicos intuyen, “Mi corazón sufrió con los corazones de Jesús y María. El mío era un sufrimiento silencioso, porque mi especial vocación era ocultar y proteger de la malicia y el odio de los hombres a la Virgen Madre y al Hijo, mientras Dios quisiera”.

Otra revelación fue para Pio XII, “el Santo Padre, Pío XII, no debe temer, porque he sido designado su protector especial. Así como Dios me eligió para ser el guardián especial de Su Hijo, así me ha elegido como guardián especial de aquel que en el Nombre de Cristo es cabeza del Cuerpo Místico de ese mismo Hijo en la Tierra”.

Y agregó, “durante la guerra, hijita, fui yo quien lo salvó de la muerte a manos de sus enemigos. Siempre vigilo por él y por la Iglesia, y deseo que esto se reconozca para mayor gloria de Dios y bien de las almas”.

Por otro lado, la devoción popular ha creído que San José murió algún tiempo antes de la Pasión de Nuestro Señor.

Que expiró rodeado de Jesús y María, convirtiéndose en patrón de una buena muerte.

Pero aquí reveló que...
 
 
Sufrió lo que se llama “la Pasión de San José” en los hechos del Viernes Santo


¿Cómo fue esto?


A San José se le dio un conocimiento previo de la Pasión de Nuestro Señor.

Él reveló, “la más dolorosa de mis penas fue que sabía de antemano de Su pasión, pero no estaría allí para consolarlos. Su futuro sufrimiento estuvo siempre presente para mí y se convirtió en mi cruz diaria”.

En estas apariciones los integrantes de la Sagrada Familia manifestaron que José debe ser honrado de una manera excepcional.


¿Y cómo él quiere ser honrado?


Él dijo, “Que mis hijos honren de manera especial mi purísimo corazón el Primer Miércoles de mes rezando los misterios gozosos del Rosario en memoria de mi vida con Jesús y María, el amor que les tuve y el dolor que sufrí con ellos. Que reciban la sagrada Comunión en unión con el amor con el que recibí al Salvador por primera vez y cada vez que lo tuve entre mis brazos”.

“Los que me honren de esta manera serán consolados por mi presencia en su muerte, y yo mismo los conduciré con seguridad a la presencia de Jesús y de María”.




Fuente - Texto tomado de FOROSDELAVIRGEN.ORG:


Video tomado de YOUTUBE:


Nuestra Señora de América


¿Conoces a Nuestra Señora de América?



 
Larry Peterson - Publicado el 27/05/20

 
Una monja que trabajaba en Cincinnati recibió apariciones de la Virgen

 
Mildred Marie Neuzil nació en Brooklyn, Nueva York, el 2 de agosto de 1916. Pocos días después, fue bautizada en la Iglesia de la Santísima Trinidad en Montrose St., en el barrio de Williamsburg de Brooklyn.

Poco después de eso, la mamá y el papá de Mildred se mudaron a Cleveland, Ohio. El padre de Mildred, constructor de casas, había escuchado que había más oportunidades en el área de Cleveland, y se fueron.

Una espiritualidad pronunciada rodeó a Mildred incluso desde una edad temprana. A los 14 años, ingresó a la congregación religiosa de las Hermanas de la Preciosa Sangre en Dayton, Ohio.

Cuando tenía 17 años, hizo sus primeros votos como profesa religiosa y se le dio el nombre de Hermana Mary Ephrem, un nombre que significa «doblemente fructífero».

Los deberes de la hermana Mary Ephrem eran una combinación de tareas domésticas y la enseñanza en el jardín de infantes.

Cuando tenía 21 años, fue enviada a trabajar a la cancillería en Cincinnati, Ohio. Fue allí donde conocería a un hombre santo que, con el tiempo, se convertiría en su confesor y su mentor. También se convertiría en arzobispo. Se llamaba padre Paul Leibold.

Ninguno de los dos tenía idea de los planes especiales que Dios tenía para los dos.

Fue en 1940 cuando la Hermana Mary comenzó a recibir mensajes y revelaciones interiores con claridad y detalles específicos.

Estos mensajes venían directamente de Jesús y le dijeron que su misión ayudaría a la santificación de la familia. Ella comenzó a llevar un diario y documentar todas estas cosas.

 
Una de las citas tomadas de su diario fue la siguiente:
 
 
«Reza, reza, reza, oh mi pequeña paloma blanca. Ora y sacrifícate por las almas de los pobres pecadores. Cuántos se pierden porque no se reza por ellos, no se hacen sacrificios por ellos».

 
Jesús incluso le dio a la hermana María un mensaje para el padre Leibold. Le dijo que le transmitiera:

 
«No se desanime ante las cruces que lo esperan, porque yo, el gran Sumo Sacerdote, voy delante de él llevando la parte más pesada de su cruz. Solo busco a los humildes y modestos de corazón».
 

Fue después de este mensaje que recurrió al Padre Leibold para que la guiara. El sacerdote recién había sido ordenado poco tiempo antes. Él sería su confesor y su asesor hasta que muriera en 1972.

Antes de 1956, la Hermana Mary pasó tiempo en muchos lugares diferentes. Trabajó en Rome City, Indiana; Denver, Colorado; Dakota del Norte.

De regreso a Cincinnati y luego a Ottawa, Ohio. Aquí fue visitada por San Miguel, ángel de la paz para prepararla para lo que estaba por venir. Le dijo que Satanás haría todo para evitar que ella hiciera lo que Jesús quería.

La Santísima Virgen se apareció por primera vez a la Hermana Mary Ephrem el 25 de septiembre de 1956. Llevaba un manto azul y una túnica blanca como Nuestra Señora de Lourdes.

Nuestra Señora le dio a la Hermana María un mensaje que era una promesa de «grandes milagros del alma» para sus hijos en los Estados Unidos si prestaban atención al llamado al arrepentimiento.

También expresó su satisfacción por el hecho de que la Iglesia católica en Estados Unidos le había dedicado un santuario nacional en Washington, D.C.

Al día siguiente, el 26 de septiembre, Nuestra Señora se le apareció a la Hermana Mary con un lirio en la mano derecha. Estaba vestida de blanco sin adornos de ningún tipo.

Su velo era blanco y le llegaba hasta la cintura. Su manto y su túnica también eran de color blanco puro y un broche de oro la mantenía unida. Llevaba una corona de oro y su corazón estaba rodeado de rosas y enviaba llamas de fuego.

La Hermana Mary escribió que Nuestra Señora dijo con una hermosa voz:


«Soy Nuestra Señora de América, deseo que mis hijos me honren por la pureza de sus vidas».

 
La Santísima Madre le mostró a la Hermana Mary una medalla que quería que realizara honrándola como Nuestra Señora de América. La hermana le dio un bosquejo al obispo Leibold, y él lo hizo. Colocó su Imprimatur en el boceto.

Años más tarde, en 2007, el cardenal Raymond Burke presentó una carta a la conferencia de los obispos de los Estados Unidos en la que escribió:

"Lo que se puede concluir canónicamente es que la devoción fue aprobada por el arzobispo Leibold y, lo que es más, fue promovida activamente por él. Además, a lo largo de los años, otros obispos han aprobado la devoción y han participado en la devoción pública a la Madre de Dios, bajo el título de Nuestra Señora de América".


Fuente - Texto tomado de ES.ALETEIA.ORG:
https://es.aleteia.org/2020/05/27/conoces-a-nuestra-senora-de-america/