domingo, 27 de agosto de 2023

VIDEOS - Pecado del Adulterio que ofende gravemente a Dios y una injusticia para toda la humanidad



Catecismo de la Iglesia Católica


ARTÍCULO 6


EL SEXTO MANDAMIENTO


«No cometerás adulterio» (Ex 20, 14; Dt 5, 17)


«Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón» (Mt 5, 27-28)


I. “Hombre y mujer los creó...”


2331 “Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen [...] Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación, y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión” (FC 11).


“Dios creó el hombre a imagen suya; [...] hombre y mujer los creó” (Gn 1, 27). “Creced y multiplicaos” (Gn 1, 28); “el día en que Dios creó al hombre, le hizo a imagen de Dios. Los creó varón y hembra, los bendijo, y los llamó “Hombre” en el día de su creación” (Gn 5, 1-2).


2332 La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con otro.


2333 Corresponde a cada uno, hombre y mujer, reconocer y aceptar su identidad sexual. La diferencia y la complementariedad físicas, morales y espirituales, están orientadas a los bienes del matrimonio y al desarrollo de la vida familiar. La armonía de la pareja humana y de la sociedad depende en parte de la manera en que son vividas entre los sexos la complementariedad, la necesidad y el apoyo mutuos.


2334 «Creando al hombre “varón y mujer”, Dios da la dignidad personal de igual modo al hombre y a la mujer» (FC 22; cf GS 49, 2). “El hombre es una persona, y esto se aplica en la misma medida al hombre y a la mujer, porque los dos fueron creados a imagen y semejanza de un Dios personal” (MD 6).


2335 Cada uno de los dos sexos es, con una dignidad igual, aunque de manera distinta, imagen del poder y de la ternura de Dios. La unión del hombre y de la mujer en el matrimonio es una manera de imitar en la carne la generosidad y la fecundidad del Creador: “El hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne” (Gn 2, 24). De esta unión proceden todas las generaciones humanas (cf Gn 4, 1-2.25-26; 5, 1).


2336 Jesús vino a restaurar la creación en la pureza de sus orígenes. En el Sermón de la Montaña interpreta de manera rigurosa el plan de Dios: «Habéis oído que se dijo: “no cometerás adulterio”. Pues yo os digo: “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón”» (Mt 5, 27-28). El hombre no debe separar lo que Dios ha unido (cf Mt 19, 6).


La Tradición de la Iglesia ha entendido el sexto mandamiento como referido a la globalidad de la sexualidad humana.


La fidelidad conyugal


2364 El matrimonio constituye una “íntima comunidad de vida y amor conyugal, fundada por el Creador y provista de leyes propias”. Esta comunidad “se establece con la alianza del matrimonio, es decir, con un consentimiento personal e irrevocable” (GS 48, 1). Los dos se dan definitiva y totalmente el uno al otro. Ya no son dos, ahora forman una sola carne. La alianza contraída libremente por los esposos les impone la obligación de mantenerla una e indisoluble (cf CIC can. 1056). “Lo que Dios unió [...], no lo separe el hombre” (Mc 10, 9; cf Mt 19, 1-12; 1 Co 7, 10-11).


2365 La fidelidad expresa la constancia en el mantenimiento de la palabra dada. Dios es fiel. El sacramento del Matrimonio hace entrar al hombre y la mujer en el misterio de la fidelidad de Cristo para con su Iglesia. Por la castidad conyugal dan testimonio de este misterio ante el mundo.


San Juan Crisóstomo sugiere a los jóvenes esposos hacer este razonamiento a sus esposas: “Te he tomado en mis brazos, te amo y te prefiero a mi vida. Porque la vida presente no es nada, te ruego, te pido y hago todo lo posible para que de tal manera vivamos la vida presente que allá en la otra podamos vivir juntos con plena seguridad. [...] Pongo tu amor por encima de todo, y nada me será más penoso que apartarme alguna vez de ti” (In epistulam ad Ephesios, homilia 20, 8).


IV. Las ofensas a la dignidad del matrimonio


2380 El adulterio. Esta palabra designa la infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque ocasional, cometen un adulterio. Cristo condena incluso el deseo del adulterio (cf Mt 5, 27-28). El sexto mandamiento y el Nuevo Testamento prohíben absolutamente el adulterio (cf Mt 5, 32; 19, 6; Mc 10, 11; 1 Co 6, 9-10). Los profetas denuncian su gravedad; ven en el adulterio la imagen del pecado de idolatría (cf Os 2, 7; Jr 5, 7; 13, 27).


2381 El adulterio es una injusticia. El que lo comete falta a sus compromisos. Lesiona el signo de la Alianza que es el vínculo matrimonial. Quebranta el derecho del otro cónyuge y atenta contra la institución del matrimonio, violando el contrato que le da origen. Compromete el bien de la generación humana y de los hijos, que necesitan la unión estable de los padres.




A continuación, les presento estos importantes videos:


En este video, se evidencia un acontecimiento que ocurrió verídicamente a la actriz Lea Padovani con San Pío de Pietrelcina:




Adulterio


Qué dice el Padre Pío sobre el pecado de adulterio:




Video tomado de YOUTUBE:


CIC 0810 - Las ofensas a la dignidad del matrimonio: El Adulterio (Ptos 2390 - 2391)


Serie radiofónica de Radio María España, donde se hace una explicación detallada por parte de Monseñor Munilla del Catecismo de la Iglesia Católica (texto extraído del video publicado en Youtube):




Video tomado de YOUTUBE:

San Agustín de Hipona (354-430) - Obispo - Confesor y Doctor de la Iglesia - Fiesta Agosto 28

  



Nació en Tagaste (África) el año 354; después de una juventud desviada doctrinal y moralmente, se convirtió, estando en Milán, y el año 387 fue bautizado por el obispo San Ambrosio. Vuelto a su patria, llevó una vida dedicada al ascetismo, y fue elegido obispo de Hipona. Durante 34 años, en que ejerció este ministerio, fue un modelo para su grey, a la que dio una sólida formación por medio de sus sermones y de sus numerosos escritos, con los que contribuyó en gran manera a una mayor profundización de la fe cristiana contra los errores doctrinales de su tiempo. Está entre los Padres más influyentes del Occidente y sus escritos son de gran actualidad. Murió el año 430.


Excelencia de la castidad


Agustín comprendía la excelencia de la castidad predicada por la Iglesia Católica, pero la dificultad de practicarla lo hacía vacilar en abrazar definitivamente el cristianismo. Por otra parte, los sermones de San Ambrosio y la lectura de la Biblia le habían convencido de que la verdad estaba en la Iglesia, pero se resistía todavía a cooperar con la gracia de Dios. El santo lo expresa así:


"Deseaba y ansiaba la liberación; sin embargo, seguía atado al suelo, no por cadenas exteriores, sino por los hierros de mi propia voluntad. El Enemigo se había posesionado de mi voluntad y la había convertido en una cadena que me impedía todo movimiento, porque de la perversión de la voluntad había nacido la lujuria y de la lujuria la costumbre y, la costumbre a la que yo no había resistido, había creado en mí una especie de necesidad cuyos eslabones, unidos unos a otros, me mantenían en cruel esclavitud. Y ya no tenía la excusa de dilatar mi entrega a Tí alegando que aún no había descubierto plenamente Tu Verdad, porque ahora ya la conocía y, sin embargo, seguía encadenado... Nada podía responderte cuando me decías: 'Levántate del sueño y resucita de los muertos y Cristo te iluminará...' Nada podía responderte, repito, a pesar de que estaba ya convencido de la verdad de la fe, sino palabras vanas y perezosas. Así pues, te decía: 'Lo haré pronto, poco a poco; dame más tiempo'. Pero ese 'pronto' no llegaba nunca, las dilaciones se prolongaban, y el 'poco tiempo', se convertía en mucho tiempo"


El ejemplo de los Santos


El relato que San Simpliciano le había hecho de la conversión de Victorino, el profesor romano neoplatónico, le impresionó profundamente. Poco después, Agustín y su amigo Alipio recibieron la visita de Ponticiano, un africano. Viendo las Epístolas de San Pablo sobre la mesa de Agustín, Ponticiano les habló de la vida de San Antonio y quedó muy sorprendido al enterarse de que no conocían al santo. Después les refirió la historia de dos hombres que se habían convertido por la lectura de la vida de San Antonio. Las palabras de Ponticiano conmovieron mucho a Agustín, quien vio con perfecta claridad las deformidades y manchas de su alma. En sus precedentes intentos de conversión Agustín había pedido a Dios la gracia de la continencia, pero con cierto temor de que se la concediese demasiado pronto:


"En la aurora de mi juventud, te había yo pedido la castidad, pero sólo a medias, porque soy un miserable. Te decía yo, pues: 'Concédeme la gracia de la castidad, pero todavía no'; porque tenía yo miedo de que me escuchases demasiado pronto y me librases de esa enfermedad y lo que yo quería era que mi lujuria se viese satisfecha y no extinguida"


Avergonzado de haber sido tan débil hasta entonces, Agustín dijo a Alipio en cuanto partió Ponticiano:


"¿Qué estamos haciendo? Los ignorantes arrebatan el Reino de los Cielos y nosotros, con toda nuestra ciencia, nos quedamos atrás cobardemente, revolcándonos en el pecado. Tenemos vergüenza de seguir el camino por el que los ignorantes nos han precedido, cuando por el contrario, deberíamos avergonzarnos de no avanzar por él"


Gracia divina que todo lo puede




Agustín se levantó y salió al jardín. Alipio le siguió, sorprendido de sus palabras y de su conducta. Ambos se sentaron en el rincón más alejado de la casa. Agustín era presa de un violento conflicto interior, desgarrado entre el llamado del Espíritu Santo a la castidad y el deleitable recuerdo de sus excesos. Y levantándose del sitio en que se hallaba sentado, fue a tenderse bajo un árbol, clamando:


"¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar siempre airado? ¡Olvida mis antiguos pecados!"


Y se repetía con gran aflicción:


"¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta mañana? ¿Por qué no hoy? ¿Por qué no voy a poner fin a mis iniquidades en este momento?"


En tanto que se repetía esto y lloraba amargamente, oyó la voz de un niño que cantaba en la casa vecina una canción que decía:


"Tolle lege, tolle lege" (Toma y lee, toma y lee)


Agustín empezó a preguntarse si los niños acostumbraban repetir esas palabras en algún juego, pero no pudo recordar ninguno en el que esto sucediese. Entonces le vino a la memoria que San Antonio se había convertido al oír la lectura de un pasaje del Evangelio. Interpretó pues, las palabras del niño como una señal del cielo, dejó de llorar y se dirigió al sitio en que se hallaba Alipio con el libro de las Epístolas de San Pablo. Inmediatamente lo abrió y leyó en silencio las primeras palabras que cayeron bajo sus ojos:


"No en las riñas y en la embriaguez, no en la lujuria y la impureza, no en la ambición y en la envidia: poneos en manos del Señor Jesucristo y abandonad la carne y la concupiscencia"


Ese texto hizo desaparecer las últimas dudas de Agustín, que cerró el libro y relató serenamente a Alipio todo lo sucedido. Alipio leyó entonces el siguiente versículo de San Pablo:


"Tomad con vosotros a los que son débiles en la fe"


Aplicándose el texto a sí mismo, siguió a Agustín en la conversión. Ambos se dirigieron al punto a narrar lo sucedido a Santa Mónica, la cual alabó a Dios:


"Que es capaz de colmar nuestros deseos en una forma que supera todo lo imaginable"


La escena que acabamos de referir tuvo lugar en septiembre de 386, cuando Agustín tenía 32 años.


En las manos del Señor


El santo renunció inmediatamente al profesorado y se trasladó a una casa de campo en Casiciaco, cerca de Milán, que le había prestado su amigo Verecundo. Agustín se consagró a la oración y el estudio y, aún éste era una forma de oración por la devoción que ponía en él. Entregado a la penitencia, a la vigilancia diligente de su corazón y sus sentidos, dedicado a orar con gran humildad, el santo se preparó a recibir la gracia del Bautismo, que había de convertirle en una nueva criatura, resucitada con Cristo.


"Demasiado tarde, demasiado tarde empecé a amarte. ¡Hermosura siempre antigua y siempre nueva, demasiado tarde empecé a amarte! Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo. Yo estaba lejos, corriendo detrás de la hermosura por Ti creada; las cosas que habían recibido de Tí el ser, me mantenían lejos de Tí. Pero tú me llamaste, me llamaste a gritos, y acabaste por vencer mi sordera. Tú me iluminaste y tu luz acabó por penetrar en mis tinieblas. Ahora que he gustado de tu suavidad estoy hambriento de Ti. Me has tocado y mi corazón desea ardientemente tus abrazos"


Pensamientos de San Agustín




  • "Ama a Dios, y haz lo que quieras" Sermón acerca de Juan 1, 7:8.
  • "Nada conquista excepto la verdad y la victoria de la verdad es el amor" Sermones 358, 1.
  • "El amor es la belleza del alma".
  • "Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé. Tú me has llamado, y me has llamado insistentemente, y has suprimido mi sordera. Tú has brillado con luz y has puesto mi ceguera a volar. Tú has emanado fragancia, y me he quedado sin aliento, y he suspirado por Ti. Te he conocido, y he tenido hambre y sed de Ti. Tú me has tocado, y he sido encendido por tu paz" Confesiones, Capítulo 1.
  • "¡Oh verdad, verdad, cómo suspiraba ya entonces por Ti desde las fibras más íntimas de mi corazón!".
  • "¡Pobre de mí, que me creí apto para el vuelo, abandoné el nido y caí antes de poder volar!"
  • "La medida del amor es el amor sin medida"
  • "¿Los hombres salen a hacer turismo para admirar las crestas de los montes, el oleaje de los mares, el copioso curso de los ríos, los movimientos de los astros. Y, sin embargo, pasan de largo de sí mismos".
  • "No busques qué dar. Date a ti mismo".
  • "Conocerse de verdad a uno mismo no es otra cosa que oír de Dios lo que Él piensa de nosotros".
  • "El hombre bueno es libre, incluso cuando es esclavo".
  • "Si queréis recibir la vida del Espíritu Santo, conservad la caridad, amad la verdad y desead la unidad para llegar a la eternidad"




¿Qué nos enseña su vida?


  1. A pesar de ser pecadores, Dios nos quiere y busca nuestra conversión.
  2. Aunque tengamos pecados muy graves, Dios nos perdona si nos arrepentimos de corazón.
  3. El ejemplo y la oración de una madre dejan fruto en la vida de un hijo.
  4. Ante su conflicto entre los intereses mundanos y los de Dios, prefirió finalmente los de Dios.
  5. Vivir en comunidad, hacer oración y penitencia, nos acerca siempre a Dios.
  6. A lograr una conversión profunda en nuestras vidas.
  7. A morir en la paz de Dios, con la alegría de encontrarnos pronto con Él.


La historia del encuentro
con un niño junto al mar




Una tradición medieval, que recoge la historia inicialmente narrada sobre un teólogo en abstracto que más tarde fue identificado con San Agustín, cuenta la siguiente anécdota:

Un día San Agustín paseaba por la orilla del mar, dando vueltas en su cabeza a muchas de las doctrinas sobre la realidad de Dios, una de ellas la doctrina de la Trinidad.

De repente, alza la vista y ve a un hermoso niño, que está jugando en la arena, a la orilla del mar.  Le observa más de cerca y ve que el niño corre hacia el mar, llena el cubo de agua del mar, y vuelve donde estaba antes y vacía el agua en un hoyo.  Así el niño lo hace una y otra vez.

Hasta que ya San Agustín, sumido en gran curiosidad se acerca al niño y le pregunta:


"Oye, niño, ¿qué haces?"


Y el niño le responde:


"Estoy sacando toda el agua del mar y la voy a poner en este hoyo"


Y San Agustín dice:


"Pero, eso es imposible"


Y el niño responde:


"Más imposible es tratar de hacer lo que tú estás haciendo: Tratar de comprender en tu mente pequeña el Misterio de Dios"
Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:

Fuente - Texto tomado de ES.CATHOLIC.NET:
Fuente - Texto tomado de Wikipedia (La Enciclopedia Libre):
http://es.wikipedia.org/wiki/Agust%C3%ADn_de_Hipona

Santa Misa - Domingo 27 de Agosto de 2023

 



Me permito compartir con ustedes el video de la Santa Misa, que corresponde al Domingo 27 de Agosto de 2023 - Santa Mónica - Viuda - Madre de San Agustín.




Igualmente, les comparto esta información importante para nosotros y toda la humanidad:


Igualmente, ofrezcamos el rezo del Santo Rosario y el Santo VíaCrucis a Dios, por intercesión de la Virgen María, por el fin de los fenómenos naturales y terribles acontecimientos a nivel mundial. También por las intenciones de todos y cada uno de ustedes:












Unámonos todos como Iglesia Militante y Peregrina, y asistamos virtualmente a la Santa Misa, junto a Jesús en su Calvario, con profunda fe y recogimiento.


Elevemos a Dios nuestras oraciones y peticiones personales, también por las de nuestros familiares, amigos y el mundo entero.


Igualmente, pidamos perdón por nuestros pecados, procuremos la conversión de nuestras vidas, y cuando la Iglesia Católica lo permita y abra nuevamente las puertas de los templos, busquemos a Dios a través del Sacramento de la Reconciliación "Penitencia o Confesión", y recibamos la gracia de su perdón y su amoroso abrazo de Padre, que recibe a sus hijos pródigos que regresan a Él, ÚNICO PADRE que sí nos ama verdaderamente.


Recordemos lo más sublime: recibir en estado de gracia al Señor Dios en su Presencia Real, en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía (Hostia Consagrada), en la totalidad de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en el santísimo sacrificio incongruento, como memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.







Dios nos colme de abundantes bendiciones a todos, la Santísima Virgen María interceda por nosotros, y San José, protector de la Iglesia Católica Universal, defienda a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas del demonio y de todos sus enemigos, además de toda adversidad.


Muchas gracias a todos ustedes por su gentil atención.


Video tomado de YOUTUBE:
https://www.youtube.com/watch?v=jP-bY4NI8fc&t=1206s


Fuente - Texto de la Comunión Espiritual tomada de ACIPRENSA.COM:
https://www.aciprensa.com/recursos/comunion-espiritual-682