lunes, 14 de diciembre de 2020

Historia de los Pesebres en Navidad - Diciembre 15 de 2020





En el año 1223, la nieve cubría con su blanco manto la pequeña ciudad de Greccio, en el centro-sur de Italia. Las campanas repicaban festivamente, anunciando la noche de Navidad. Todos los habitantes, campesinos en su mayoría, se encontraban reunidos alrededor de San Francisco de Asís, quien intentaba explicarles el misterio del nacimiento del Niño Dios. Ellos escuchaban con respeto, pero... no daban muestras de haber comprendido realmente.

¿Qué hacer? San Francisco buscó algún modo más didáctico de explicar a los iletrados aldeanos la Historia de Navidad. Mandó traer una imagen del Niño Jesús, una cunita, pajas, un buey y un burro.

Los asistentes se miran entre sí, sorprendidos, pero salen a buscar todo rápidamente. En poco tiempo, el santo compuso la escena: En el centro, la cuna con las pajas; al fondo, los dos pacíficos animales. Faltaba apenas la imagen del Niño Dios. Con gran devoción, San Francisco la tomó en los brazos, para depositarla en la cuna.


¡Se da entonces el gran prodigio! Ante los ojos maravillados de todos, la imagen toma vida y el niño sonríe para San Francisco. Éste abraza tiernamente al Divino Infante y lo acuesta sobre las pajas de la cuna, mientras todos se arrodillan en una actitud de adoración.






El Niño Dios sonríe una vez más y bendice a aquellos campesinos allí postrados a sus pies.


Pocos instantes después, había sobre las pajas una simple imagen inanimada... pero en el alma de todos permaneció el recuerdo vivo del Niño Jesús. ¡Él les había sonreído!

A partir de entonces, el pueblo de Greccio armaba todos los años el "pesebre de San Francisco", con la cándida esperanza de que el milagro se renovase. No fueron engañadas sus esperanzas. Aunque la imagen no volvió a tomar vida, la Virgen María les hablaba especialmente al alma en esas ocasiones, con gracias sensibles. ¿Qué gracias? Las gracias propias a la Liturgia de Navidad.

¿Sólo para los aldeanos de Greccio? ¡No! En todos los pesebres del mundo está presente el Niño Jesús -Con María su Madre y San José- a la espera apenas de que nos acerquemos para, también nosotros, recibir una sonrisa y una bendición.

Es justamente por ese motivo que se esparció por todo el mundo católico la costumbre de armar pesebres por ocasión de Navidad.


Invitación


Como los habitantes de Greccio, arrodíllese piadosamente delante del Niño Jesús en el pesebre y, por intercesión de la Santísima Virgen María y San José, al rezar la Novena de Aguinaldos, pida para Ud. y para todos sus seres queridos esta sonrisa que comunica felicidad, esa bendición que transmite paz.


Texto tomado del Libro:  Novena de Aguinaldos - Caballeros de la Virgen - Autor Fray Fernando de Jesús Larrea

Los consejos de San Juan de la Cruz para sosegar el alma




Atravesar la pascua nocturna para ver la luz


San Juan de la Cruz plantea que para salir al encuentro de Dios (o mejor dicho, dejarse encontrar por Él), precisamos “sosegar la casa”, es decir ordenar la persona. Éstos desórdenes interiores se manifiestan en sensación de ceguera, cansancio, suciedad o debilidad.




En una noche oscura,
con ansia, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada. 

A oscuras y segura
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada. 


Estas estrofas de la subida al monte nos introducen para recorrer este camino de ascenso que San Juan de la Cruz nos invita a transitar con él, reconociendo que eso es la vida espiritual: un camino de ascenso donde Dios nos espera para la unión profunda con Él. La montaña como lugar de revelación en la Sagrada Escritura, de manifestación de la teofanía, de autorevelación de Dios y de descubrimiento de toda nuestra identidad. Lugar donde Dios habla con Elías, con Moisés; donde Jesús se transfigura ante los discípulos en el Tabor, donde proclama las bienaventuranzas, donde se retira a orar… Sin duda, la imagen de la montaña habla de la manifestación de Dios.

Queremos adentrarnos en la dimensión que supone el vaciarse de sí mismo: no para quedar en el nihilismo, en el vacío sin sentido, sino para llenarnos todos de la presencia y del amor de Dios. Y por eso queremos detenernos en Dios, total plenitud que supone este camino de desprendimiento, despojo de nosotros para ser todo poseídos en Dios.

Esto de dejar la casa en orden, la casa sosegada, y por eso el hombre que puede salir en la noche oscura al encuentro de Dios que lo llama con la fuerza del amor, supone que nos hemos encontrado en la primera noche de los sentidos con los apetitos desordenados, con nuestras tendencias descontroladas, con la potencia interior de todas las capacidades que tenemos y de todos los sentidos sin estar puestos en su lugar. Y todo esto, dice Juan, necesita ser puesto en su lugar. Todo nuestro organismo, nuestra sensibilidad, nuestro modo de captar la realidad, nuestras pasiones, nuestros desenfrenos, nuestros desórdenes interiores, hay que ponerlos en su lugar porque atormentan, cansan, ciegan, ensucian y enflaquecen.

Hay cinco realidades dentro nuestro cuando no tenemos orden en la vida afectiva que nos denotan que no podemos seguir así. Y Juan las describe de este modo: atormentan, porque así como una persona sufre si se acuesta sobre espinas, así también sufre cuando se acuesta sobre sus apetitos que pulsan y espolean. A esto lo podemos descubrir en una cosa bien concreta: cuando uno come de más y se excede en el comer, mientras lo hace se disfruta y está todo bien, las consecuencias son después. O cuando uno ve a la noche una película llena de violencia o de un argumento sumamente hiriente, uno después se da cuenta que queda turbado para dormir. Uno termina como cargado negativamente en términos afectivos y es como si se acostara sobre espinas. Es real esto que dice el texto de San Juan de la Cruz. Ceguera, cansancio y suciedad.

Para poder salir hacia el encuentro con Dios hay que encontrar los espacios para sosegar y acomodar el corazón. Como le pasa al profeta en la montaña de Horeb: siente la tormenta, el relámpago, el terremoto, pero Dios elige la suave brisa para manifestarse. Qué importante es encontrar los espacios donde sosegar el alma de lo que atormenta.

Dice San Juan de la Cruz que hay cansancio y sordera, estamos como débiles. Cuando el alma está atormentada, con mucho ruido interior, perdemos visión y la mirada frente a lo que tenemos que hacer. Por eso necesitamos detenernos y calmarnos para clarificar la visión. Hay momentos en la vida donde para poder tomar decisiones necesitamos encontrar espacios donde serenar el espíritu y encontrar sosiego. Entonces cada uno de nosotros necesita descubrir cuáles son esos espacios, personas o circunstancias donde encontrar claridad.

Muchas veces tras un largo día, en medio de muchas cosas sentimos que ya no vemos más. Es recién al día siguiente, luego del reposo, cuando vemos. San Ignacio de Loyola advierte que en tiempo de tribulación no se deben tomar decisiones porque lo más fácil es que uno, como el que va en la ruta en medio de un blanco de niebla, no vea con claridad y lo más probable es que se equivoque. En tiempo de tribulación tranquilo, no se modifican decisiones tomadas ni se toman nuevas. Tormenta y ceguera son consecuencias de la turbación en nosotros y hay que poner la casa en orden. ¿Cuáles son esas cegueras y tormentas que hay en mi vida? ¿Y cuáles esos cansancios que me impiden ir a donde Dios me llama? 

Por eso a la tarde o noche tenemos que ir como desandando todo el ajetreo que hemos vivido a lo largo de la jornada. Es tiempo de la caída del sol, tiempo también del encuentro. Ése es el sentido que tiene también la oración de vísperas y de completas. Mientras el sol va cayendo, el hombre va dejando el fragor de su labor, de su tarea de todos los días, para encontrarse en lo escondido con el Dios que lo espera para sentarse a la mesa, para compartir en torno a la reflexión del día vivido juntos.

Cuando estamos desordenados interiormente además de ceguera, de falta de serenidad también nos aparece el cansancio. El cansancio, la mayoría de las veces, cuando nos gana el interior está afectado por emociones. Aparece tras la muerte de un ser querido, o una desilusión grande, cuando el alma se apaga y se mete en un lugar de estado de depresión. Una emoción muy fuertemente marcada por un dolor nos deja así. Para poder ir hacia adelante necesitamos salir de ese lugar y para eso hay que darse tiempo. Por ejemplo, ante la muerte de un ser querido, hay que respetar ese tiempo y duelar. No sea que por pasarlo por alto, nos quede como instalada esa realidad dolorosa, y el alma quede en un sustrato de un cierto bajón.

También pasa con las emociones positivas, cuando uno pierde cauce, también queda el alma cansada. Por allí nos pasa como en la radio, que son cosas tan fuertes que uno recibe por los compartires, tan llenos de vida, que cuando uno está mucho tiempo expuesto también la emoción positiva cansa. Quedamos cansados bajo el efecto de emociones positivas y negativas no canalizadas.

Un corazón bien dispuesto para seguir al Señor tiene que prepararse para la prueba. Lo dice la Palabra en el Antiguo Testamento, “si estás por seguir al Señor prepárate para la prueba”. También forma parte de la purificación el gozo. Dice Tomas de Kempis que el Señor tiene dos formas de probarnos, en la noche del dolor o en el gozo. Hay que preparar el corazón para salir al encuentro de Dios sabiendo calibrar el alma para darle cauce a las emociones y así tener espacio para recibirlo.

También aparece la suciedad, con la sensación de no estar limpios. En nuestro modo de vínculo en el comer, en el beber y en la sexualidad, tenemos que trabajar para poner la casa en orden. Y cuando se desata el desorden dentro de nosotros cuesta un poco más volver a la ruta, y hay que poner penitencia y disciplina para volver a la marcha. Son cosas simples pero con mucha firmeza. La virtud que nos ayuda es la templanza. Por ella vamos aprendiendo a tener dominio y señorío de nosotros mismos frente a este sacudón de afectos desordenados que hace que nos vinculemos mal en el comer, beber y en la sexualidad. Son instintos primarios que hacen a la supervivencia personas y a la supervivencia de la especie. Cuando andamos por esos lados, estamos débiles y flacos, entonces el mal espíritu, dice San Ignacio, anda rondando y buscándonos.

Enflaquece el alma cuando hay desorden. Se siente como que no tiene consistencia ni fortaleza, así como cuando uno se va recuperando después de muchos días de estar en cama. Porque así como el agua, dice San Juan de la Cruz, que se derrama por las hendijas de una vasija quebrada pierde su fuerza, así el alma, derramada en pequeñas aficiones, no tiene vigor para centrarse en Dios. Es como que se diluye, pierde fuerza y vigor. Pedimos a Dios que nos haga serenos frente a las tormentas.

Padre Javier Soteras.

Artículo originalmente publicado por Radio María.


Fuente - Texto tomado de ES.ALETEIA.ORG:

En pleno Coronavirus: Pesebre del Vaticano se burla y ofende a Dios - Diciembre de 2020



… Y en el Vaticano se armó el belén


Por Carlos Esteban | 14 de diciembre de 2020


El belén elegido este año para ser colocado en la Plaza de San Pedro, como es tradición por estas fechas, ha desatado en redes y medios un debate que no puede decirse que se decante por el aplauso.

Es ESPANTOSO. Ese es el veredicto mayoritario, si no unánime, sobre la escena navideña elegida este año por el Vaticano para colocarla en el centro mismo de la cristiandad. Lo más parecido a una defensa del adefesio sesentero ha venido de quienes se escandalizan de que el belén en cuestión escandalice en el sentido cristiano del término, es decir, que haga tropezar. ¿Quién puede tener una fe tan débil que algo tan banal e insignificante le haga vacilar?

El belén es una curiosa tradición. Los artistas, a lo largo de los dos últimos milenios, se han inspirado en escenas de la vida de Cristo para cientos de obras, escenas que han sido reinterpretadas en lienzo, talla o estatuas hasta la saciedad. Lo particular de la tradición del belén, en cambio, es que no solo ha implicado a miles de artesanos anónimos, sino que hace de cada familia artistas menores, siquiera en la elección y disposición de las figuras y en el añadido de detalles como el musgo y el socorrido papel de plata representando ríos.

Como nos recuerda Specola, “en 1223, en Greccio, San Francisco inventó el primer belén de la historia. La intención del santo era evocar el ambiente de la noche en que nació Jesús, ver el belén con sus propios ojos y viendo lo logrado no pudo contener la emoción”. Y añade: “Al ver el nacimiento instalado este año en la Plaza de San Pedro de Roma, nos preguntamos si después de casi 800 años todavía existe al menos una pequeña conexión entre el espíritu de ese primer pesebre y la extraña y escuálida obra exhibida en el Vaticano. Nuestra imagen de hoy es del monstruoso nacimiento, quedan lejos las emociones de San Francisco”.

¿Es un detalle sin importancia; es mezquino fijarse en algo tan banal para extraer conclusiones? Cada año, esos mismos católicos que preservan en sus hogares la tradición de montar el belén, que buscan figuritas y recogen musgo en el campo y participan todos en la disposición, miran a Roma, a su ‘belén oficial’ como al arquetipo y modelo de todos los demás.

Aquí creo que hay que distinguir entre dos conceptos: lo importante, lo que es en sí mismo grave; y los síntomas, las expresiones menores que, sin embargo, nos dan pistas o indicaciones de lo que reflejan. De la abundancia del corazón habla la boca, y aunque el Réquiem de Mozart o el Misereri de Allegri, la Capilla Sixtina y La Piedad, la Catedral de León o la de Colonia o Reims, el Cristo de Velázquez no sean otra cosa que obras de arte, han servido a lo largo de la historia para atraer a muchos, para evangelizar, porque la belleza es uno de los atributos de la verdad y es natural preguntarse, ante tales maravillas, qué fe pudo inspirarlas.

Y el belén desvelado este año en la Plaza de San Pedro tiene el efecto contrario. El Belén, cuya crítica más ajustada consiste en mostrarlo, procede de la localidad de Castelli, en Los Abruzos (centro), y está compuesto por cincuenta y cuatro figuras de la cerámica típica de la zona. Fue realizado entre 1965 y 1975 por los docentes y alumnos del Instituto de Arte F. A. Grue, actual Instituto Estatal de Diseño, que en aquella década dedicó su actividad didáctica al tema navideño.

Y este mismo hecho, que se ‘resucite’ una obra tan torturantemente fea, de la década del postconcilio, no es en absoluto un detalle baladí. Me explico.

La teoría consiste en que hay determinadas épocas que son modernas por definición, no importa el tiempo que haya pasado, igual que hay conceptos que están desfasados por antiguos aunque representen verdades eternas.

Uno pensaría que elegir una obra iniciada hace más de medio siglo para colocarla hoy en San Pedro, habiendo sin duda tantos estupendos artistas que podrían hacer una hoy, es un modo de “huir al pasado”, y a un pasado muy idealizado por muchos, el de esa gloriosa ‘primavera de la Iglesia’ que coincidió con la defección masiva de fieles en todo Occidente.

El belén del Vaticano es un perfecto reflejo de la actual crisis de la Iglesia, en varios sentidos. El primero es ese de creer que la modernidad no solo es siempre buena, siempre mejor lo que viene después, sino que quedó fijada en los años sesenta y setenta. Este pontificado vuelve a la época en que nuestros más añosos prelados eran jóvenes creyendo que eso es la ‘dorada modernidad’.

En segundo lugar, el belén vaticano representa esa ‘salida al mundo’ anunciada en el concilio que se tradujo en un copiar servilmente lo que salga del mundo -en su sentido teológico-, y especialmente lo más feo.

Cuando el mundo o, al menos, Europa creía en Cristo de modo colectivo, la Iglesia creaba arte excelso que luego copiaba el siglo. Pero esa corriente viva se ha secado, y lo que hace la Iglesia en lo externo es reciclar modas del mundo cuya fecha de caducidad llega a poco de crearse.

Lo ‘tradicional’ no es, sino la creencia de que hay un núcleo de verdad ajeno al paso de los siglos, y cuya propia supervivencia muestra su carácter perenne. El belén del Vaticano, además de desoladoramente feo, remite a una época que ha quedado tan atrás como los pantalones de campana, mientras que un belén tradicional, un belén de toda la vida, no queda viejo.


Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM:
https://infovaticana.com/2020/12/14/y-en-el-vaticano-se-armo-el-belen/




El belén del Vaticano


Por INFOVATICANA | 12 de diciembre de 2020


Ayer se inauguraron en el Vaticano el Belén y el árbol, tradición que se remonta a 1982, con Juan Pablo II.

Lo que ha sorprendido al público ha sido precisamente el primero de ellos, el pesebre, que este año ha dejado perplejo a más de uno.

La obra del pesebre expuesta en la Plaza de San Pedro fue realizada por los alumnos y profesores del Instituto de Arte “F.A. Grue”, la actual escuela estatal de arte para el diseño, que en la década de los años 1965-1975 dedicó sus actividades didácticas al tema de la Navidad, nos dice Vatican News.

Por la época podemos imaginarnos el espíritu de la época: pleno posconcilio, Mayo del 68, e incluso la revolución espacial (que se ve reflejada en el belén con la presencia de un astronauta).


Fuente - Texto tomado de INFOVATICANA.COM:




El pesebre del Vaticano
sorprende a los visitantes
al incluir la figura
de un astronauta (FOTOS)


Publicado:12 de diciembre de 2020 / 12:22 GMT


Se trata de una instalación de corte posmoderno, compuesta por grandes figuras de cerámica italiana que simbolizan el nacimiento de Jesús a propósito de las fiestas navideñas.



Las figuras del pesebre en el Vaticano durante una ceremonia
en la Plaza de San Pedro, el 11 de diciembre de 2020.
Guglielmo Mangiapane / Reuters


El pesebre del Vaticano ha sorprendido a sus visitantes al incluir la figura de un astronauta entre sus integrantes. La representación religiosa fue inaugurada este viernes en la plaza de San Pedro en un acto reducido debido a las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia.

Se trata de una instalación de corte postmoderno, compuesta por grandes figuras de cerámica italiana que simbolizan el nacimiento de Jesús a propósito de las fiestas navideñas. La creación original, conformada por 54 estatuas, fue realizada por el Instituto Artístico F. A. Grue de Castelli en 1965.

Los miembros principales del Belén como María, José, el Ángel y los Reyes Magos están representaos por su imagen clásica. Sin embargo, este año la escultura de un astronauta en medio de la escena bíblica ha llamado la atención de los residentes, e incluso, muchos han comentado su aparición en redes sociales.

A pesar de la expectativa generada por el Vaticano al anunciar que el pesebre "estará junto al majestuoso árbol de Navidad que llegó de Eslovenia", y que permanecerán expuestos hasta el 10 de enero de 2021, los internautas no tardaron en criticar las figuras, especialmente la del astronauta que al parecer, forma parte de quienes acuden asombrados a ver el nacimiento del niño Jesús.

"Siempre me pareció inútil reinterpretar el pesebre en clave moderna o 'artista'", comentó uno de los usuarios en la publicación de Facebook de la Santa Sede. "Pues pongámoslo así, es una obra de arte que no encaja en mi gusto", escribió otro. No obstante, varios usuarios aseguraron que es una "obra maestra".

El Belén original contaba con un musulmán, un judío y un verdugo si bien pero en esta ocasión no han sido expuestas todas las figuras. Asimismo, presenta lo que parece ser un soldado también ha llamado la atención de los fieles.


Fuente - Texto tomado de ACTUALIDAD.RT:




¿QUÉ LE PASÓ?
El ESCALOFRIANTE pesebre
que presentó el Vaticano
en la plaza de San Pedro


12 de diciembre de 2020




Traducido de Breit Bart por TierraPura.org


El Vaticano mostró el viernes el pesebre en la plaza de San Pedro, Roma, dejando a los espectadores desconcertados y escandalizados.

Los espectadores lanzaron insultos a la extraña puesta en escena, trataron de encontrar los calificativos más apropiados para describir la espantosa imagen.

«María momificada», «Jesús Weeble» (por los juguetes ovales para niños lanzados por Hasbro en la década de 1970), «marcianos», «rollos de papel higiénico» y «astronautas» fueron algunas de las calificaciones que le dieron a las figuras cilíndricas destinadas a representar la Sagrada Familia, los Magos y los pastores de Belén.

Como escribió un usuario italiano en las redes sociales sobre la escena del pesebre del Vaticano: “La fealdad es lo primero que se nota, seguida de la falta de calidez familiar y el distanciamiento garantizado por las figuras cilíndricas. Los cilindros recuerdan los polos de los cultos satánicos condenados en la Biblia”.

Tradicionalmente, una escena de pesebre pretende evocar sentimientos de piedad y devoción, y no lástima y repulsión, por el nacimiento de Jesús en Belén, por lo que esta obra particularmente lamentable ofende no solo la sensibilidad estética, sino también la reverencia religiosa de los fieles.

El Vaticano dijo que la escena de la Natividad exhibida en la Plaza de San Pedro fue creada por los estudiantes y profesores del FA Grue Art Institute, una escuela secundaria de diseño, que en la década de 1965-1975 dedicó su actividad escolar al tema de Navidad.

“Creemos que la experiencia de este año de un belén donado por una escuela secundaria artística es realmente una convocatoria poderosa para que todos inviertan más en la formación de las nuevas generaciones tanto a nivel de secundaria y preparatoria como para el mundo universitario”, dijo el obispo Lorenzo Leuzzi en un comunicado que garantiza obtener un amplio consenso.




Elizabeth Lev, una historiadora de arte estadounidense que vive y enseña en Roma, le dijo a Breitbart News que cree que la elección fue mala.

“La Natividad celebra la Encarnación, Dios que viene al mundo como carne, no en forma totémica”, declaró el Dr. Lev. “Al final de este año extremadamente difícil la gente busca la belleza, algo que los eleve, los inspire y los una, y la escena que se ofrece en la Plaza de San Pedro les da algo completamente diferente”.

“Las figuras deformes del pesebre carecen de toda la gracia, proporción, vulnerabilidad y luminosidad que uno busca en el pesebre”, dijo. “El objetivo de esta festividad es que la segunda persona de la Santísima Trinidad tome forma humana, nace como un bebé de carne y hueso, y no hay nada particularmente humano en las formas que vemos ante nosotros”.

“El contexto también es importante y estas obras están rodeadas por la majestuosa columnata de Bernini, coronada con las figuras monumentales de los santos, con la Basílica de San Pedro al fondo que contiene mil años de hermosas estatuas”, continuó Lev.

“Ha sido un año oscuro y muchos han tenido su fe desafiada. Quizás hubiera sido mejor darles un símbolo para reunirse en lugar de un objeto de burla”, dijo. “Esta escena lleva a la gente a burlarse de un icono que representa a la Sagrada Familia. Es una lástima que no pudimos encontrar algo que inspire al menos ternura, si no una reverencia total».

Además, Lev concluyó: «En el contexto de las polémicas del año pasado sobre la estatua de la Pachamama, parece poco considerado utilizar imágenes que confundan a la gente y fomenten un sentido de división».


Fuente - Texto tomado de TIERRAPURA.ORG:
https://tierrapura.org/2020/12/12/que-le-paso-el-escalofriante-pesebre-que-presento-el-vaticano-en-la-plaza-de-san-pedro/



El belén del Vaticano 2020
se encuentra con el ridículo
y el desprecio universal


"El belén del Vaticano 2020 se encuentra con el ridículo y el desprecio universal. Entonces, se dio a conocer el presepe del Vaticano... resulta que 2020 podría empeorar'', tuiteó la historiadora de arte Elizabeth Lev.


ACN - Diciembre 13 de 2020


El belén del Vaticano, presentado durante una ceremonia vespertina hoy en la Plaza de San Pedro, ha sido ridiculizado y despreciado como un insulto modernista a la Encarnación y la Sagrada Familia.

“Este año, más que nunca, la puesta en escena del espacio tradicional dedicado a la Navidad en la Plaza de San Pedro está destinada a ser un signo de esperanza y confianza para todo el mundo”, había prometido anteriormente un comunicado del Vaticano sobre la escena.


La Virgen María
(captura de pantalla de Vatican Media)


Tres Reyes Magos
(captura de pantalla de Vatican Media)


“Expresa la certeza de que Jesús viene entre su pueblo para salvarlos y consolarlos”, continuó el comunicado del Vaticano, “un mensaje importante en este momento difícil debido a la emergencia sanitaria COVID-19”.

A pesar de la promesa del Vaticano, las figuras, todas las cuales son interpretaciones cerámicas contemporáneas de las figuras normalmente familiares que aparecen en la representación del nacimiento de Cristo en un establo de Belén hace dos mil años, son prácticamente irreconocibles.


Un ángel se eleva sobre todo
(captura de pantalla de Vatican Media)


En el período previo a la inauguración oficial de hoy, las fotos filtradas de las figuras de cerámica de la natividad invitaron a declaraciones de incredulidad y disgusto.

“Así que se ha presentado el presepe del Vaticano … resulta que 2020 podría empeorar”, tuiteó la historiadora de arte Elizabeth Lev.

“No tiene nada de edificante o trascendente. Después de un año de fealdad, lo mínimo que pudieron haber hecho fue ofrecer algo de belleza”, continuó Lev en un tweet posterior. “Esto es informe, poco atractivo e indigno de la alegría que estamos tratando de reunir después de este año difícil.

“Y pensar que a unos cientos de metros se encuentran las obras maestras de Miguel Ángel. ¿Qué crees que diría si los viera? se preguntó Larry Fitzpatrick.


Recordemos:

El belén del Vaticano de 2017 era “sexualmente sugerente” y fue elogiado por un grupo de activistas LGBT como un “símbolo importante de inclusión”. Esa escena incluyó a un hombre desnudo y un cadáver.


“No es broma: esta es la escena de la Natividad modernista que acaban de instalar en el Vaticano ocupado”, señaló Fide Post, un sitio de medios católicos independientes. “Es una locura cómo logran superarse a sí mismos cada año”.

Las comparaciones con los juguetes de los niños pequeños, los extraterrestres, los buceadores de aguas profundas e incluso las bujías de incendios han sido infinitas.

“Un adelanto de la Natividad del Vaticano. Inauguración oficial mañana. Parecen algunas piezas de automóvil, juguetes para niños y un astronauta”, escribió ayer The Catholic Traveler.

“Astronauta”, observó, y agregó: “Ángel de bujía y un Niño Jesús secuestrado”.

“El pesebre del Vaticano de este año aparentemente se basa en la gente pequeña de Fisher-Price, pero se olvidaron del niño pelirrojo enojado”, dijo William Mahoney, PhD. “De nada”

“No soy cristiano, e incluso estoy ofendido”, intervino un usuario de Twitter.

El popular comentarista católico Taylor Marshall emitió una declaración de una palabra: “Repugnante”.

“Me pregunto qué tan pesadas son esas cosas y qué tan difícil sería arrojarlas al Tíber”, tuiteó otro usuario , sugiriendo que las figuras merecen el mismo destino que las estatuas de la Pachamama durante el Sínodo Amazónico del año pasado.

Y un observador ya está esperando la exhibición de la natividad del Vaticano del próximo año. “Comienzan las audiciones para el Belén Vaticano 2021”, se rió Eccles en Twitter, mostrando una escena de una vieja película de ciencia ficción.

Según un comunicado de prensa del Vaticano, el pesebre fue creado a lo largo de varios años durante la década de 1960 hasta la de 1970 por profesores y ex alumnos de un instituto de arte en la región de Abruzzo.



Traducido con Google Traductor

Fuente - Texto tomado ACNWEB.COM.MX: