domingo, 19 de julio de 2020

Divino Niño Jesús - Colombia y otros países - Fiesta Julio 20







En el año 1935 llegó el Padre Salesiano Juan del Rizzo (nacido el 16 de mayo de 1882, en Azzano Décimo, Véneto, Italia) al barrio "20 de julio", al sur de Bogotá (Colombia), una región muy solitaria y abandonada en aquellos tiempos. Le habían prohibido emplear la imagen del Niño de Praga, porque una asociación muy antigua reclamaba para ella el derecho exclusivo de propagar esa imagen.

El Padre del Rizzo estaba convencido de que a Dios le agrada mucho que honremos la infancia de Jesús, pues así lo ha demostrado con innumerables y numerosos milagros. ¿Si otros niños son tan inocentes y tan dignos de ser amados, cuánto más lo será el Niño Jesús? Además, recordaba muy bien la promesa hecha por Nuestro Señor a una santa:





"Todo lo que quieres pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado si te conviene conseguirlo"

Por lo tanto, no desistió de propagar la devoción al Divino Niño por eso dispuso adquirir una nueva imagen. Se fue a un almacén de arte religioso llamado "Vaticano", propiedad de un artista italiano, y le encargó una imagen bien hermosa del Divino Niño. Le prestaron una imagen bellísima, el padre la llevó para sus solitarios, desérticos y abandonados campos del "20 de julio". Ahora empezaría una nueva era de milagros en esta región.


Esta es una de las imágenes más hermosas y agradables que han hecho de Nuestro Señor. Con los brazos abiertos como queriendo recibir a todos. Con una sonrisa imborrable de eterna amistad. Atrae la atención y el cariño desde la primera vez que uno le contempla. Allí a su alrededor se han obrado y se siguen obrando maravillosos favores, son muy ciertos para quienes recuerdan la promesa de Jesús:
"Según sea tu fe así serán las cosas que te sucederán"
El Padre Juan comenzó a narrar a las gentes los milagros que hace el Divino Niño Jesús a quienes le rezan con fe y a quienes ayudan a los pobres, y empezaron a presenciarse prodigios admirables:
enfermos que obtenían la salud, gentes que conseguían buenos empleos o estudio para los niños, o casa o éxito en los negocios. Familias que recobraban la paz. Pecadores que se convertían. Y cada persona que obtenía un favor del Divino Niño Jesús, que se encargaba de propagar su devoción entre amigos y conocidos.





Las Cuatro Condiciones
que recomendaba el Padre Juan, para obtener favores
del Divino Niño Jesús:

  1. Ofrecerle la Santa Misa durante nueve domingos y confesarse y comulgar al menos en uno de ellos.
  2. Dar una libra de chocolate (o equivalente en dinero o en comida) a los pobres.
  3. Si la persona es pudiente dar un mercado para familias pobres (o su equivalente en dinero). No repartir en la calle porque se forma desorden.
  4. Propagar la devoción al Divino Niño, narrando a otros los milagros que Él hace a sus devotos, y repartiendo novenas, estampas, almanaques, etc., e invitando a otras personas que hagan el ensayo de visitar al Niño Jesús y de pedirle lo que necesitan.

El Padre Juan recomendaba también:




  1. No dejar ningún domingo sin asistir a Misa. El que abandona a Dios, lo abandona Dios. El que no deja domingos sin asistir a Misa recibe favores que jamás había imaginado.
  2. No vivir en pecado mortal. Si se vive en unión libre, o en matrimonio civil, o robando o emborrachándose, u odiando, y si se admiten en casa parejas no casadas por lo católico, con todo eso se atraen maldiciones y castigos de Dios sobre el hogar. El Padre Juan repetía mucho esa frase de San Pablo: "Los que viven en impureza, los borrachos, los ladrones, no entrarán en el Reino de los Cielos".
  3. Que la limosna que se da sea costosa. Si solamente se da a los pobres y a Dios lo que sobra, lo que no vale nada, eso no le gusta a Nuestro Señor. La Sagrada Biblia dice que para Dios y para los pobres hay que dar la décima parte de lo que se gana (el Diezmo), y que Dios le devolverá a cada uno cien veces más de lo que haya dado, y le concederá después la vida eterna.

Santuario del Divino Niño Jesús
Ubicado en el barrio 20 de Julio
de Bogotá (Colombia)
Dirección: Calle 27 Sur N° 5A-27





Oración al Divino Niño Jesús
para verse libre de peligros


DIVINO NIÑO JESUS


Señor Dios, Rey Omnipotente
en tus manos están puestas
todas las cosas.
Si quieres salvar a tu pueblo
nadie puede resistir a tu voluntad.
Tú hiciste el cielo y la tierra,
y todo cuanto en ellos se contiene.
Tú eres el dueño de todas las cosas.
¿Quién podrá pues resistir a tu Majestad?
Señor Dios de nuestros padres,
ten misericordia de tu pueblo,
porque los enemigos del alma
quieren perdernos y las dificultades
que se nos presentan son muy grandes,
Tú has dicho:
"Pedid y se os dará.
El que pide recibe.
Pero pedid con fe".
Escucha pues nuestras oraciones.
Perdona nuestras culpas.
Aleja de nosotros los castigos
que merecemos
y haz que nuestro llanto
se convierta en alegría,
para que viviendo
alabemos tu Santo Nombre
y continuemos alabándolo
eternamente en el cielo.
Amén.




Oración
Súplicas para tiempos difíciles




Divino Niño Jesús:
Tengo mil dificultades, ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En los desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En las horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón paternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Amén.






Divino Niño Jesús
Novena recomendada
por el Padre Juan del Rizzo







Jesús mío, mi amor, mi hermoso Niño, te amo tanto...
Tú lo sabes, pero yo quiero amarte más:
haz que te ame hasta donde no pueda amarte
más una criatura,
que te ame hasta morir...

Ven a mí, Niño mío; ven a mis brazos,
ven a mi pecho, reclínate sobre mi corazón
un instante siquiera,
embriágame con tu amor.

Pero si tanta dicha no merezco,
déjame al menos que te adore,
que doblegue mi frente sobre el césped
que huellas con tus pies,
cuando andas en el pastoreo de tu rebaño.

Pastorcillo de mi alma, pastorcito mío,
mira esta ovejita tuya
cómo ansiosa te busca,
cómo anhela por Ti.
Quisiera morar contigo para siempre
y seguirte a donde quiera que fueras,
para ser en todo momento iluminada
con la lumbre de tus bellísimos ojos
y recreada con la sin par hermosura de tu rostro
y regalada con la miel dulcísima
que destila de tus labios.

Quisiera ser apacentada de tu propia mano
y que nunca más quitaras tu mano de ella.
Más, quisiera Jesús mío:
quisiera posar mis labios
sobre la nívea blancura de tus pies.


Sí, amor mío, no quieras
impedirme tanto bien;
déjame que me
anonade a tus plantas
y me abrace con tus pies
y los riegue
con las lágrimas salidas
de mi pecho amante, encendidas en el sagrado fuego de tu amor;
déjame besarte y después...
no quiero más,
muérame luego.
Sí, muérame amándote, muérame por tu amor,
muérame por Ti, Niño mío que eres sumo bien,
mi dicha, mi hermosura,
la dulzura de mi alma,
la alegría de mi pecho, la paz de mi corazón,
el encanto de mi vida.



Ah, morir enfermo de amor
y de amor por Ti,
luz mía, qué dicha para mi alma,
que consuelo, qué felicidad.

Todo tuyo es mi ser, pues de la nada lo creaste
y me lo diste y otra vez vino a ser tuyo
cuando me redimiste y con el precio de tu sangre
me compraste; y otras tantas veces hasta hoy,
he sido tuyo, cuántos son los instantes
que he vivido pues esta vida que tengo,
Tú mismo a cada instante me la otorgas,
la conservas y la guardas.

Por eso, Jesús mío, a Ti quiero tornarme,
de quien tantos bienes en uno he recibido.
Tú, pues, serás hoy más, mi dueño único.
Tú, el único amado de mi alma,
porque sólo Tú eres mi Padre
y mi Hermano y mi Amigo;
y sólo tú eres mi Rey y Creador
y Redentor y Tú sólo mi Dios
y mi soberano Señor.

Dulce Jesús mío, Divino Niño de mi alma:
dime una vez más que sí me amas
y dame en prenda de amor,
de amor eterno, tu Santa Bendición:
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Rezar 3 Padrenuestros
y 1 Salve al final de cada día.
Procurar comulgar todos los días
de la Novena o al menos el último día.
Confesarse al inicio o en cualquier
día de la Novena. 
No dejar de rezar
hasta haber obtenido la gracia.




Fuente - Textos tomados de EWTN.COM:
http://www.ewtn.com/spanish/DivinoNi%C3%B1o/Historia.htm
http://www.ewtn.com/Spanish/prayers/sp_pleadsdivinonino.htm

Fuente - Texto tomados de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/jesus/divino_nino.htm

Fuente - Texto tomado del Plegable - Caballeros de la Virgen - Divino Niño Jesús

San Elías - Profeta - Año 850 A.C. - Fiesta Julio 20


San Elías - Profeta - Año 850 A.C.
Fiesta Julio 20

"Señor Dios:
Síguenos enviando muchos profetas que,
como Elías, anuncien tus mensajes
y luchen valientemente contra el pecado
y las falsas enseñanzas
de los enemigos de la religión"


En contraposición a un montón de falsas divinidades que el pueblo ignorantemente estaba adorando, suscitó Dios a un gran profeta para que recordara a su pueblo que sólo hay un Dios y que ese Dios es Yahvé (Éste es el nombre que Dios se dio a Sí Mismo cuando Moisés le preguntó:

"¿Cuál es tu Nombre?"

Y el Señor le respondió:

"Mi Nombre es Yahvé, que significa: Soy el que Soy. Yo hice a todos, y a Mí nadie me hizo" (Éxodo 3,14).

Ése fue el oficio de Elías: tratar de convencer a los israelitas de que sólo hay un Dios y que ese Dios es Yahvé, el Creador de cielos y tierra.


Historia del Profeta Elías


Reinaba en Israel Acab, un hombre de débil voluntad que se dejaba dominar por su esposa Jezabel, que era pagana y extranjera y deseaba imponer entre el pueblo la religión de los falsos dioses. Esta mujer perversa hizo asesinar a los profetas y sacerdotes del Dios verdadero, de los cuales solamente se salvaron de la muerte unos cien, a quienes escondió en cavernas Abdias, el mayordomo del rey, y los alimentó durante la época de máximo peligro. Elías se libró de la muerte huyendo a su tierra natal, al otro lado del Jordán, y yéndose después a una ciudad fenicia, llamada Sarepta. Pero cuando parecía que ya Jezabel iba a lograr destruir por completo la verdadera religión en Israel, entra en escena el gran campeón de la religiosidad, Elías, y empieza el combate total entre las fuerzas del bien y las del mal. Elías aparece de repente en pleno reinado de Acab, para anunciar, que como un castigo por haber abandonado la verdadera religión, vendrá sobre la nación un verano de tres años seguidos. Y en efecto deja de llover durante 36 meses y el hambre y la sed hacen estragos.






Por orden de Dios, Elías se retira a vivir a una cueva junto a una fuente de agua. Allá los cuervos le llevan pan por la mañana y carne por la tarde.






El profeta viste pobremente: una tosca piel de camello y una correa (así vestirá más tarde Juan Bautista). Cuando la fuente de agua se secó, Dios le ordenó que se fuera a vivir a una ciudad extranjera, llamada Sarepta. Al llegar a Sarepta se encuentra con una viuda que está recogiendo leña para cocinar. Él le dice:




"Por favor tráigame un poco de agua y un pan"

Ella le respondió:

"No tengo sino un poquito de harina y una migaja de aceite. Voy a hacer un pan para mi hijo y yo, y después nos moriremos de hambre"

Elías le dijo:

"Haga un pan para mí, y ya verá que la harina no se le acabará en su artesa, ni el aceite en su vasija, hasta el día en que vuelva a llover sobre la tierra"

La mujer hizo lo que el profeta le mandaba, y sucedió como le había anunciado: ni la harina se acabó en su artesa, ni el aceite se disminuyó en su vasija, durante todos esos meses de escasez. Y así pudo alimentar a su hijo y al profeta. El primer caso de un resucitado, que se narra en la S. Biblia, sucedió en tiempos del profeta Elías. El hijo de la viuda que lo hospedaba se enfermó gravemente y se murió. La pobre mujer desconsolada le reclamó al profeta el por qué le tenía qué suceder a ella tan grande desgracia. Elías se dedicó a rezar con toda fe junto al cadáver del niño y Dios resucitó al muerto. La madre del jovencito, al ver a su hijo vivo otra vez, exclamó:





"Ahora sé que eres un hombre de Dios y que en verdad Yahvé habla por tus labios"

Elías hizo que el rey Acab reuniera a todo el pueblo de Israel, junto al Monte Carmelo y también a los 450 profetas del falso dios Baal. Y estando todos allí reunidos les hizo este desafío:

"Vamos a poner dos altares. En el uno estarán los sacerdotes de Baal. Y en el otro estaré yo en nombre de Yahvé. Y ellos invocarán a Baal para que envíe fuego del cielo y queme sus ofrendas. Y yo invocaré a Yahvé. Y el que responda, ése es el verdadero Dios"



Y descendió fuego del cielo y consumió todo el sacrificio que él había colocado en el altar (y eso que el profeta había hecho inundar con mucha agua todos los alrededores de su altar, para que no fuera fácil allí quemar nada). El pueblo emocionado ante este milagro, acabó con todos los sacerdotes del falso dios Baal. Cuando la malvada reina Jezabel supo que habían acabado con los sacerdotes de su falso dios Baal, dio orden a la policía de que asesinara a Elías. Y éste tuvo que salir huyendo por el desierto, para salvar la vida. Y le sucedió que entonces tuvo una gran depresión de ánimo y deseó morirse.






Pero Dios le envió un ángel que le trajo un pan y una jarra de agua, y con este alimento tuvo fuerzas para andar 40 días por el desierto, hasta llegar al Monte Horeb o Sinaí y esconderse allí. Y estando allí en el Monte Santo sintió que Dios se le iba a aparecer. Y llegó un violento huracán, pero allí no iba Dios.





 Y sucedió un espantoso terremoto, pero ahí no estaba Dios. Y vino un fuego devorador, y allí tampoco llegaba Dios. Enseguida sintió una suave brisa, y ahí sí venía Dios. Y el Señor mandó a Elías que volviera otra vez a Israel y que consagrara a Eliseo como su sucesor, y a Jehú como nuevo rey. Y desde aquella aparición, aprendió el gran profeta a no ser violento (como el huracán), ni duro (como el terremoto), ni asustador (como el fuego), sino suave y amable (como la brisa).






El rey Acab deseaba conseguir una finca que le agradaba, pero Nabot, su dueño, no se la quería vender porque era la herencia muy amada de sus padres. Entonces la reina Jezabel hizo asesinar a Nabot y el rey se apoderó de la finca. Elías se presentó y le anunció que por haber cometido semejante crimen, todos los hijos varones del rey Acab serían asesinados, y que a Jezabel se la comerían los perros. Acab se asustó mucho y empezó a hacer penitencia. Entonces Dios le avisó a Elías que por esas demostraciones de arrepentimiento, los castigos no llegarían sino cuando el rey ya se hubiera muerto. Y así sucedió. Muerto Acab, fue nombrado rey un general llamado Jehú, el cual hizo asesinar a todos los hijos del difunto rey, y mandó echar desde un balcón hasta el piso de la calle a Jezabel, y allí la devoraron los perros.






El profeta nombró como su sucesor a Eliseo y fue avisado por Dios de que iba a ser llevado al cielo. En compañía de Eliseo llegó al río Jordán y lo tocó con su manto, y el río se abrió en dos y pasaron al otro lado sin mojarse los pies. Eliseo le pidió como último favor:

"Que me pase a mí lo más importante de tu espíritu (de tus poderes y de tus cualidades)"

Elías le dijo:

"Si me ves cuando suba al cielo se te concederá lo que has pedido"



Y llegó un carro de fuego y se llevó a Elías al cielo. Eliseo lo vio mientras subía por las nubes, y se le transmitieron a él las cualidades y los poderes de Elías, y empezó a hacer milagros.




Su espiritualidad y su mensaje


En cuanto precede ya va implícita y explícita su espiritualidad y su mensaje para el hombre de hoy, que no puede ser más actual. Todo él se resume en su doble espíritu, que siempre enarboló el Carmelo como fundamento de su espiritualidad. Éste era su lema en doble vertiente:


  1. Vida contemplativa, intimidad divina: "Vive el Señor, en cuya presencia yo vivo, yo estoy" (1 Re. 17,1).
  2. Vida apostólica, celo por la gloria de Dios y la justicia: "Me abraso de celo por el Señor, Dios de los ejércitos" (1 Re. 19,10).

Elías profeta es el CANTOR incansable del Dios vivo. Si a este doble espíritu se le añade el amor tierno y filial a MARÍA -a la que según la tradición él viera prefigurada en la célebre Nubecilla (1 Re. 19,44)- ya está completo el CARISMA DEL CARMELO.


Nos recordaba el Papa Juan Pablo II
(24 de septiembre de 1983):

"Vuestro carisma hunde sus raíces en el Antiguo Testamento y se centra en torno a la grandiosa figura del Profeta Elías, el Profeta del Nuevo Testamento. Él fue un hombre de Dios, Maestro testigo de oración. Como hijo del pueblo, es un ejemplo a seguir por vosotros de cómo tenéis que preocuparos de las necesidades del prójimo. Ello quiere decir que vosotros debéis ser hombres de Dios, testigos de la trascendencia divina, apóstoles de la Divina economía".

Resumen

  • Que prediquemos y vivamos al Dios único y verdadero.
  • Que demos muerte a los muchos ídolos que nos rodean.
  • Que vivamos siempre en la presencia del Señor.
  • Que contemplemos a María y tratemos de imitarla.

Su oración


Dios todopoderoso y eterno, que concediste a tu Profeta Elías, nuestro Padre, vivir en tu presencia y arder por el celo de tu gloria, concédenos buscar siempre tu rostro y ser en el mundo testigos de tu amor. Amén.


Fuente - Texto tomado de EWTN:

Santa Misa - Domingo 19 de Julio de 2020



Debido a la emergencia mundial por la pandemia del coronavirus, por la cuarentena obligatoria en la cual nos encontramos sometidos, y al lamentable cierre de los templos católicos en todo el mundo, me permito compartir con ustedes el video de la Santa Misa, que corresponde al Domingo 19 de Julio de 2020.







Unámonos todos como Iglesia Militante y Peregrina, y asistamos virtualmente a la Santa Misa, junto a Jesús en su Calvario, con profunda fe y recogimiento.


Elevemos a Dios nuestras oraciones y peticiones personales, también por las de nuestros familiares, amigos y el mundo entero.


Igualmente, pidamos perdón por nuestros pecados, procuremos la conversión de nuestras vidas, y cuando la Iglesia Católica lo permita y abra nuevamente las puertas de los templos, busquemos a Dios a través del Sacramento de la Reconciliación "Penitencia o Confesión", y recibamos la gracia de su perdón y su amoroso abrazo de Padre, que recibe a sus hijos pródigos que regresan a Él, ÚNICO PADRE que sí nos ama verdaderamente.


Recordemos lo más sublime: recibir en estado de gracia al Señor Dios en su Presencia Real, en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía (Hostia Consagrada), en la totalidad de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en el santísimo sacrificio incongruento, como memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.


COMUNIÓN ESPIRITUAL


Creo, Jesús mío, 
que estás real 
y verdaderamente en el cielo 
y en el Santísimo Sacramento
del Altar.


Os amo sobre todas las cosas 
y deseo vivamente recibirte 
dentro de mi alma, 
pero no pudiendo hacerlo 
ahora sacramentalmente, 
venid al menos 
espiritualmente a mi corazón. 
Y como si ya os hubiese recibido, 
os abrazo y me uno del todo a Ti.


Señor, no permitas que jamás
me aparte de Ti.
Amén


Dios nos colme de abundantes bendiciones a todos, la Santísima Virgen María interceda por nosotros, y San José, protector de la Iglesia Católica Universal, defienda a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas del demonio y de todos sus enemigos, además de toda adversidad.


Muchas gracias a todos ustedes por su gentil atención.



Video tomado de YOUTUBE:

San Arsenio - Monje (Año 450) - Fiesta Julio 19




San Arsenio fue uno de los monjes más famosos de la antigüedad. Sus dichos o refranes fueron enormemente estimados. Las gentes hacían viajes de semanas y meses con tal de ir a consultarle y oír sus consejos. Cuando el emperador Teodosio, el Grande, buscaba un buen profesor para sus dos hijos, el Papa San Dámaso le recomendó a Arsenio, que era un senador sumamente sabio y muy práctico en los consejos que sabía dar. Y así durante diez años tuvo que estarse en el palacio imperial tratando de educar a los dos hijos del emperador, Arcadio y Honorio. Pero se dio cuenta de que el uno era demasiado atrevido y el otro demasiado opacado, y desilusionado de ese fracaso como educador de los dos futuros emperadores dispuso dedicarse a otra labor, que le fuera de mayor utilidad para su santificación y salvación. 

Y estando un día orando, en medio de una gran crisis espiritual, mientras le pedía a Dios que le iluminara lo que debía hacer para santificarse, oyó una voz que le decía:

"Apártese del trato con la gente, y váyase a la soledad"

Entonces dispuso irse al desierto a orar y a hacer penitencia con los demás monjes de esa soledad. Cuando llegó al monasterio del desierto, los monjes, sabiendo que había estado viviendo tanto tiempo como senador y como alto empleado del palacio imperial, dispusieron ponerle algunas pruebas para saber si en verdad era apto para esa vida de humillación y mortificación. El superior lo recibió fríamente, y al llegar al comedor, no lo hizo sentar a la mesa sino que lo dejó de pie, junto a su mesa. Luego en vez de pasarle un plato de comida, le lanzó una tajada de pan al piso, y le dijo secamente:

"Si quiere comer algo, recoja eso"

Arsenio se inclinó humildemente, recogió la tajada de pan y se sentó en el suelo a comer. El superior, al observar este comportamiento admirable, lo consideró lo suficientemente humilde como para ser recibido como monje y lo aceptó en el monasterio, diciendo a los demás religiosos:

"Éste será un buen hermano"

Arsenio había pasado toda su vida en el alto gobierno y en lujosos palacios, tratando con gente de mundo, y conservaba algunas costumbres mundanas que los otros monjes no hallaban cómo corregírselas, porque le tenían mucho respeto. Entonces dispusieron irlo corrigiendo indirectamente, y poco a poco. Así por ejemplo, él acostumbraba montar la pierna, mientras estaba rezando en la capilla. Y los demás para quitarle la tal costumbre, le dijeron a un monje joven que mientras rezaban tuviera la pierna montada, y que ellos le llamarían la atención por eso. Y así lo hicieron, regañando fuertemente al joven por esa actitud. Arsenio entendió muy bien la lección y se corrigió.

San Arsenio se hizo famoso por sus penitencias extraordinarias. Un día llegó un alto empleado del imperio a llevarle un documento en el cual se le comunicaba que un senador riquísimo le dejaba en herencia todas sus grandes riquezas, y que se fuera a reclamarlas. El santo exclamó:


"Antes de que él muriera en su cuerpo, yo morí en mis ambiciones y avaricias. No quiero riquezas mundanas que me impidan adquirir las riquezas del cielo"

Y renunció a todo ésto en favor de los pobres. Con frecuencia pasaba toda la noche en oración. Los sábados al anochecer empezaba a rezar de rodillas con los brazos en cruz y permanecía así hasta que caía por el suelo desmayado. Tenía 40 años cuando abandonó el palacio imperial donde tenía todas las comodidades, para irse a un tremendo desierto, donde todo faltaba. Desde los 40 años hasta los 95 años estuvo orando, ayunando y haciendo penitencias en el desierto, por la conversión de los pecadores, la extensión de la religión y el perdón de sus propios pecados.

Como hombre de mundo y de política que había sido, sentía una gran inclinación a tratar con la gente y a charlar con los demás, y en cambio hacía todo lo posible por retirarse del trato con todos, y vivir en la más completa soledad. Cuando un día el superior le llamó la atención porque no se prestaba a quedarse a charlar con las numerosísimas personas que iban a consultarle, le respondió:


"Dios sabe que los quiero con toda mi alma y que gozo inmensamente charlando con ellos, pero como penitencia tengo que abstenerme lo más posible de las charlatanerías. El Señor me ha dicho que si quiero santificarme, tengo que hacer la mortificación de apartarme del trato con las gentes"

En verdad que a cada persona la lleva Dios a la santidad por caminos diversos. A unos los hace santos haciendo que se dediquen totalmente a tratar con los demás para salvarlos, y a otros les ha pedido que con el sacrificio de no tratar con la gente, le ganen también almas para el cielo.

Por muchos siglos han sido enormemente estimados los dichos o frases breves que San Arsenio acostumbraba decir a las gentes. Desde remotas tierras iban viajeros ansiosos de escuchar sus enseñanzas que eran cortas pero sumamente provechosas. Recordemos algunos de sus dichos:


"Muchas veces he tenido que arrepentirme de haber hablado. Pero nunca me he arrepentido de haber guardado silencio"

"Siempre he sentido temor a presentarme al juicio de Dios, porque soy un pecador"

"El religioso debe preguntarse frecuentemente: ¿para qué abandoné el mundo y me hice religioso? y responderse: Me hice religioso porque quiero santificarme y salvar mi alma. Si ésto no lo consigo, he perdido totalmente mi tiempo"

(Esta frase ha conmovido a muchos santos. Por ejemplo, San Bernardo la tenía escrita así en su habitación: 'Bernardo: ¿a qué viniste a la vida religiosa? - Quiero salvar mi alma y santificarme').

San Arsenio pedía consejos espirituales a monjes que eran muchísimo más ignorantes que él. Le preguntaron por qué lo hacía y respondió:


"Yo sé idiomas, literatura, filosofía y política, pero en lo espiritual soy un analfabeta. En cambio estos religiosos que no hicieron estudios especiales, son unos especialistas en espiritualidad y de ello saben mucho más que yo"

Un religioso le preguntó por qué los sabios del mundo que conocen tantas ciencias y han leído muchos libros son tan ignorantes en lo que se refiere a la santidad, y en cambio tanta gente ignorante progresa tan admirablemente en lo espiritual, y el santo respondió:


"Es que la ciencia infla y llena de orgullo, y en un corazón orgulloso Dios no hace obras de arte en santidad. En cambio los humildes conocen su debilidad, su ignorancia, y su insuficiencia, y ponen toda su confianza en Dios, y en ellos sí hace prodigios de santificación Nuestro Señor"




Arsenio era muy conocido por su presencia venerable. Alto, flaco, bien parecido, con una barba larguísima y muy blanca, su hermosa figura descollaba majestuosamente entre los demás monjes. Y su santidad superaba a la de los demás compañeros. Las gentes lo veneraban inmensamente y sus consejos han sido apreciados por muchos siglos. Que Arsenio ruegue por nosotros y nos consiga una santidad como la suya.





"De toda palabra indebida que diga una persona, tendrá que rendir cuentas el día del juicio" (Jesucristo, Mt. 12,36).


Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Arsenio_7_19.htm