- Los ojos altaneros.
- La lengua mentirosa.
- Las manos que derraman sangre inocente.
- El corazón que trama proyectos malignos.
- Los pies rápidos para correr hacia el mal.
- El falso testigo que profiere mentiras.
- El que siembra discordias entre hermanos.
Pues todo el que
obra el mal aborrece la luz
y no va a la luz,
para que no sean
censuradas sus obras.
Pero el que obra la verdad,
va a la luz, para que quede
de manifiesto que sus obras
están hechas según Dios
Jesús de Nazareth