viernes, 23 de agosto de 2019

San Bartolomé - Apóstol - Fiesta Agosto 24



A este santo (que fue uno de los doce apóstoles de Jesús), lo pintaban los antiguos con la piel en sus brazos como quien lleva un abrigo, porque la tradición cuenta que su martirio consistió en que le arrancaron la piel de su cuerpo, estando él aún vivo.

Parece que Bartolomé es un sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael (que significa "regalo de Dios"). Muchos autores creen que el personaje que el evangelista San Juan llama Natanael, es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé. Porque San Mateo, San Lucas y San Marcos cuando nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.

El encuentro más grande de su vida

El día en que Natanael o Bartolomé se encontró por primera vez a Jesús, fue para toda su vida una fecha memorable, totalmente inolvidable. El evangelio de San Juan la narra de la siguiente manera:

Jesús se encontró a Felipe y le dijo:



"Sígueme"
Felipe se encontró a Natanael y le dijo:
"Hemos encontrado a Aquél a quien anunciaron Moisés y los profetas. Es Jesús de Nazaret"
Natanael le respondió:
"¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?"
Felipe le dijo:
"Ven y verás"
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
"Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño"
Natanael le preguntó:
"¿Desde cuándo me conoces?"
Le respondió Jesús:
"Antes de que Felipe te llamara, cuando tú estabas allá debajo del árbol, Yo te vi"
Le respondió Natanael:
"Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel"
Jesús le contestó:
"Por haber dicho que te vi debajo del árbol, ¿crees? Te aseguro que verás a los ángeles del cielo bajar y subir alrededor del Hijo del Hombre" (Jn. 1,43)

Una revelación que lo convenció

Y tan pronto como Jesús vio que nuestro santo se le acercaba, dijo de él un elogio que cualquiera de nosotros envidiaría:
"Éste si que es un verdadero israelita, en el cual no hay engaño"
El joven discípulo se admira y le pregunta desde cuándo lo conoce, y el Divino Maestro le añade algo que le va a conmover:


"Allá, debajo de un árbol estabas pensando que sería de tu vida futura. Pensabas: ¿Qué querrá Dios que yo sea y que yo haga? Cuando estabas allá en esos pensamientos, Yo te estaba observando y viendo lo que pensabas"

Aquella revelación lo impresionó profundamente, y lo convenció de que Éste sí era un verdadero profeta y un gran amigo de Dios y emocionado exclamó:
"¡Maestro, Tú eres el Hijo de Dios!  ¡Tú eres el Rey de Israel!"
¡Maravillosa proclamación! Probablemente estaba meditando muy seriamente allá abajo del árbol y pidiéndole a Dios que le iluminara lo que debía de hacer en el futuro, y ahora viene Jesús a decirle que Él leyó sus pensamientos. Ésto lo convenció de que se hallaba ante un verdadero profeta, un hombre de Dios que hasta leía los pensamientos. Y el Redentor le añadió una noticia muy halagadora.



Los israelitas se sabían de memoria la historia de su antepasado Jacob, el cual una noche, desterrado de su casa, se durmió junto a un árbol y vio una escalera que unía la tierra con el cielo, y montones de ángeles que bajaban y subían por esa escalera misteriosa. Jesús explica a su nuevo amigo, que un día verá a esos mismos ángeles rodear al Hijo del Hombre, a ese Salvador del mundo, y acompañarlo, al subir glorioso a las alturas.

El libro muy antiguo, y muy venerado, llamado el Martirologio Romano, resume así la vida posterior del santo de hoy:

"San Bartolomé predicó el evangelio
en la India. Después pasó a Armenia
y allí convirtió a muchas gentes.
Los enemigos de nuestra religión
lo martirizaron quitándole la piel,
y después le cortaron la cabeza"

Fuente - Texto tomado de EWTN:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Bartolom%C3%A9_8_24.htm