domingo, 11 de marzo de 2018

Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 3, 14-21


14. Al modo que Moisés en el desierto levantó en alto la serpiente de bronce, así también es menester que el Hijo del hombre sea levantado en alto.



15. Para que todo aquel que crea en Él, no perezca, sino que logre la vida eterna.



16. Que amó tanto Dios al mundo, que no paró hasta dar a su Hijo unigénito; a fin de que todos los que creen en Él, no perezcan, sino que vivan vida eterna.

17. Pues no envió Dios su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que por su medio el mundo se salve.

18. Quien cree en Él, no es condenado: pero quien no cree, ya tiene hecha la condena; por lo mismo que no cree en el nombre del Hijo unigénito de Dios.


19. Este juicio de condenación consiste en que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, por cuanto sus obras eran malas.

20. Pues quien obra mal, aborrece la luz, y no se arrima a ella, para que no sean reprendidas sus obras.

21. Al contrario, quien obra según la verdad le inspira, se arrima a la luz, a fin de que sus obras se vean, como que han sido hechas según Dios.

Palabra de Dios,
Gloria a Ti, Señor Jesús