San Benito de Nursia (nació en Nursia, Italia 480 - murió en Montecasino, 21 de marzo de 547), la fecha de su muerte fue predicha por el propio San Benito.
Su hermana gemela, Escolástica, también alcanzó la santidad. Siempre imitaba a Jesucristo, pasaba horas rezando y meditando. Consideraba el trabajo como algo honroso y realizaba trabajos manuales. Ejercía la dirección espiritual y acudía a los pueblos con sus monjes a predicar. Famoso por su trato amable a todos. Su gran amor y fuerza fue la Santa Cruz con la que hizo muchos milagros. Fue un poderoso Exorcista.
San Benito por gracia fue un hombre de vida honorable, que desde su infancia tuvo cordura de anciano. En efecto, adelantándose por sus costumbres a la edad, no entregó su espíritu a placer sensual alguno, sino que estando aún en esta tierra y pudiendo gozar libremente de las cosas temporales, despreció el mundo con sus flores, cual si estuviera marchito. Nació en el seno de una familia libre, en la región de Nursia, y fue enviado a Roma a cursar los estudios de las ciencias liberales. Pero al ver que muchos iban por los caminos escabrosos del vicio, retiró su pie, que apenas había pisado el umbral del mundo, temeroso de que por alcanzar algo del saber mundano, cayera también él en tan terrible precipicio. Despreció, pues, el estudio de las letras y abandonó la casa y los bienes de su padre. Y deseando agradar únicamente a Dios, buscó el hábito de la vida monástica.
Cómo venció
una tentación de la carne
una tentación de la carne
Un día, estando a solas, se presentó el tentador. Un ave pequeña y negra, llamada vulgarmente mirlo, empezó a revolotear alrededor de su rostro, de tal manera que hubiera podido atraparla con la mano si el santo varón hubiera querido apresarla. Pero hizo la señal de la cruz y el ave se alejó. No bien se hubo marchado el ave, le sobrevino una tentación carnal tan violenta, cual nunca la había experimentado el santo varón.
El maligno espíritu representó ante los ojos de su alma cierta mujer que había visto antaño y el recuerdo de su hermosura inflamó de tal manera el ánimo del siervo de Dios, que apenas cabía en su pecho la llama del amor. Vencido por la pasión, estaba ya casi decidido a dejar la soledad. Pero tocado súbitamente por la gracia divina volvió en sí, y viendo un espeso matorral de zarzas y ortigas que allí cerca crecía, se despojó del vestido y desnudo se echó en aquellos aguijones de espinas y punzantes ortigas, y habiéndose revolcado en ellas durante largo rato, salió con todo el cuerpo herido. Pero de esta manera por las heridas de la piel del cuerpo curó la herida del alma, porque trocó el deleite en dolor, y el ardor que tan vivamente sentía por fuera extinguió el fuego que ilícitamente le abrasaba por dentro. Así, venció el pecado, mudando el incendio.
Desde entonces, según el mismo solía contar a sus discípulos, la tentación voluptuosa quedó en él tan amortiguada, que nunca más volvió a sentir en sí mismo nada semejante.
Después de esto, muchos empezaron a dejar el mundo para ponerse bajo su dirección, puesto que, libre del engaño de la tentación, fue tenido ya con razón por maestro de virtudes. Por eso manda Moisés que los levitas sirvan en el templo a partir de los veinticinco años cumplidos, pero sólo a partir de los cincuenta les permitan custodiar los vasos sagrados.
Explicación del
Papa San Gregorio Magno
Papa San Gregorio Magno
Es evidente, que en la juventud arde con más fuerza la tentación de la carne, pero a partir de los cincuenta años el calor del cuerpo se enfría. Los vasos sagrados son las almas de los fieles. Por eso conviene que los elegidos, mientras son aún tentados, estén sometidos a un servicio y se fatiguen con trabajos, pero cuando ya el alma ha llegado a la edad tranquila y ha cesado el calor de la tentación, sean custodios de los vasos sagrados, porque entonces son constituidos maestros de las almas.
La Regla de los Monjes escrita por San Benito hacia el final de su vida, ha sido norma y guía espiritual de muchas comunidades monásticas durante más de 1500 años.
Los instrumentos
de las buenas obras
de las buenas obras
- Primero, amar al Señor Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas.
- Después, al prójimo como a sí mismo.
- Luego, no matar.
- No cometer adulterio.
- No hurtar.
- No codiciar.
- No levantar falso testimonio.
- Honrar a todos los hombres.
- No hacer a otro lo que uno no quiere para sí.
- Negarse a sí mismo para seguir a Cristo.
- Castigar el cuerpo.
- No entregarse a los deleites.
- Amar el ayuno.
- Alegrar a los pobres.
- Vestir al desnudo.
- Visitar al enfermo.
- Sepultar al muerto.
- Socorrer al atribulado.
- Consolar al afligido.
- Hacerse extraño al proceder del mundo.
- No anteponer nada al amor de Cristo.
- No ceder a la ira.
- No guardar rencor.
- No tener dolo en el corazón.
- No dar paz falsa.
- No abandonar la caridad.
- No jurar, no sea que acaso perjure.
- Decir la verdad con el corazón y con la boca.
- No devolver mal por mal.
- No hacer injurias, sino soportar pacientemente las que le hicieren.
- Amar a los enemigos.
- No maldecir a los que lo maldicen, sino más bien bendecirlos.
- Sufrir persecución por la justicia.
- No ser soberbio.
- Ni aficionado al vino.
- Ni glotón.
- Ni dormilón.
- Ni perezoso.
- Ni murmurador.
- Ni detractor.
- Poner su esperanza en Dios.
- Cuando viere en sí algo bueno, atribúyalo a Dios, no a sí mismo.
- En cambio, sepa que el mal siempre lo ha hecho él, e impúteselo a sí mismo.
- Temer el día del juicio.
- Sentir terror del infierno.
- Desear la vida eterna con la mayor avidez espiritual.
- Tener la muerte presente ante los ojos cada día.
- Velar a toda hora sobre las acciones de su vida.
- Saber de cierto que, en todo lugar, Dios lo está mirando.
- Estrellar inmediatamente contra Cristo los malos pensamientos que vienen a su corazón, y manifestarlos al anciano espiritual.
- Guardar su boca de conversación mala o perversa.
- No amar hablar mucho.
- No hablar palabras vanas o que mueven a risa.
- No amar la risa excesiva o destemplada.
- Oír con gusto las lecturas santas.
- Darse frecuentemente a la oración.
- Confesar diariamente a Dios en la oración, con lágrimas y gemidos, las culpas pasadas.
- Enmendarse en adelante de esas mismas faltas.
- No ceder a los deseos de la carne.
- Odiar la propia voluntad.
- Obedecer en todo los preceptos del abad, aún cuando él -lo que no suceda- obre de otro modo, acordándose de aquel precepto del Señor: "Hagan lo que ellos dicen, pero no lo que ellos hacen".
- No querer ser llamado santo antes de serlo, sino serlo primero para que lo digan con verdad.
- Poner por obra diariamente los preceptos de Dios.
- Amar la castidad.
- No odiar a nadie.
- No tener celos.
- No tener envidia.
- No amar la contienda.
- Huir la vanagloria.
- Venerar a los ancianos.
- Amar a los más jóvenes.
- Orar por los enemigos en el amor de Cristo.
- Reconciliarse antes de la puesta del sol con quien se haya tenido alguna discordia.
- Y no desesperar nunca de la misericordia de Dios.
- Estos son los instrumentos del arte espiritual.
- Si los usamos día y noche, sin cesar, y los devolvemos el día del juicio, el Señor nos recompensará con aquel premio que Él mismo prometió.
- "Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni llegó al corazón del hombre lo que Dios ha preparado a los que lo aman".
- El taller, empero, donde debemos practicar con diligencia todas estas cosas, es el recinto del monasterio y la estabilidad en la comunidad.
Milagros de San Benito
He aquí algunos de los muchos milagros relatados por San Gregorio, en su biografía de San Benito:
El muchacho que no sabía nadar
El joven Plácido cayó en un profundo lago y se estaba ahogando. San Benito mandó a su discípulo preferido Mauro: "Láncese al agua y sálvelo". Mauro se lanzó enseguida y logró sacarlo sano y salvo hasta la orilla. Y al salir del profundo lago se acordó de que había logrado atravesar esas aguas sin saber nadar. La obediencia al santo le había permitido hacer aquel salvamento milagroso.
El edificio que se cae
Estando construyendo el monasterio, se vino abajo una enorme pared y sepultó a uno de los discípulos de San Benito. Éste se puso a rezar y mandó a los otros monjes que removieran los escombros, y debajo de todo apareció el monje sepultado, sano y sin heridas, como si hubiera simplemente despertado de un sueño.
La piedra que no se movía
Estaban sus religiosos constructores tratando de quitar una inmensa piedra, pero ésta no se dejaba ni siquiera mover un centímetro. Entonces el santo le envió una bendición, y enseguida la pudieron remover de allí como si no pesara nada. Por eso desde hace siglos cuando la gente tiene algún grave problema en su casa que no logra alejar, consigue una medalla de San Benito y le reza con fe, y obtiene prodigios. Es que este varón de Dios tiene mucho influjo ante Nuestro Señor.
Muertes anunciadas
Un día exclamó: "Se murió mi amigo el obispo de Capúa, porque vi que subía al cielo un bello globo luminoso". Al día siguiente vinieron a traer la noticia de la muerte del obispo. Otro día vio que salía volando hacia el cielo una blanquísima paloma y exclamó: "Seguramente se murió mi hermana Escolástica". Los monjes fueron a averiguar, y sí, en efecto acababa de morir tan santa mujer. Él, que había anunciado la muerte de otros, supo también que se aproximaba su propia muerte y mandó a unos religiosos a excavar...
Indulgencias
El 12 de marzo de 1742 el Papa Benedicto XIV otorgó Indulgencia Plenaria a la medalla de San Benito, si la persona se confiesa, recibe la Eucaristía, ora por el Santo Padre en las grandes fiestas y durante esa semana reza el Santo Rosario, visita a los enfermos, ayuda a los pobres, enseña la Fe o participa en la Santa Misa.
- Navidad
- Epifanía
- Pascua de Resurrección
- Ascensión
- Pentecostés
- La Santísima Trinidad
- Corpus Christi
- La Asunción
- La Inmaculada Concepción
- El Nacimiento de María
- Todos los Santos
- Fiesta de San Benito
Las grandes fiestas son:
- Navidad
- Epifanía
- Pascua de Resurrección
- Ascensión
- Pentecostés
- La Santísima Trinidad
- Corpus Christi
- La Asunción
- La Inmaculada Concepción
- El Nacimiento de María
- Todos los Santos
- Fiesta de San Benito
Número de Indulgencias Parciales:
- 200 días de indulgencia, si uno visita una semana a los enfermos o visita la Iglesia o enseña a los niños la Fe.
- 7 años de indulgencia, si uno celebra la Santa Misa o está presente, y ora por el bienestar de los cristianos, o reza por sus gobernantes.
- 7 años si uno acompaña a los enfermos en el día de Todos los Santos.
- 100 días si uno hace una oración antes de la Santa Misa o antes de recibir la Sagrada Comunión.
- Cualquiera que por cuenta propia por su consejo o ejemplo convierta a un pecador, obtiene la remisión de la tercera parte de sus pecados.
- Cualquiera que el Jueves Santo o el día de Resurrección, después de una buena confesión y de recibir la Eucaristía, rece por la exaltación de la Iglesia, por las necesidades del Santo Padre, ganará las indulgencias que necesita.
- Cualquiera que rece por la exaltación de la Orden Benedictina, recibirá una porción de todas las buenas obras que realiza esta Orden.
Quienes lleven la medalla de San Benito a la hora de la muerte serán protegidos siempre que se encomienden al Padre, se confiesen y reciban la comunión o al menos invoquen el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento.
Destierra de nuestra vida,
Pídele al Señor,
La Medalla de San Benito es un signo sagrado muy difundido entre los fieles católicos desde hace muchos siglos. La Medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia con gran poder de exorcismo. Como todo sacramental, su poder está no en sí misma sino en Cristo quien lo otorga a la Iglesia, y por la fervorosa disposición de quien usa la medalla. El origen de esta Medalla se fundamenta en una verdad y experiencia que aparece en la vida de San Benito. Este santo, Patriarca de Occidente, usó con frecuencia el signo de la Cruz como señal bienhechora que simboliza la Pasión salvadora de Cristo, y por la cual venció siempre el poder del mal y atrajo sobre sí la bendición de Dios. Además, recuerda a los fieles la presencia constante de Dios y su protección. Al llevar consigo esta Medalla es conveniente invocar al Señor diciendo:
La Medalla presenta, por un lado, la imagen del Santo Patriarca, y por el otro, una Cruz, y en ella y a su alrededor, las letras iniciales de una oración o exorcismo, que a continuación explicaremos detalladamente en latín y su traducción al castellano.
Entre las antiguas medallas (como la del gráfico), la figura del Santo es rodeada con el texto latino:
En cada uno de los cuatro lados de la Cruz vemos las letras:
En el sentido vertical de la Cruz vemos las letras:
Empezando por la parte superior derecha, en el sentido de las agujas del reloj vemos las letras:
Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:
http://www.catolico.org/santos/benito.htm
ORACIÓN A SAN BENITO
Padre y jefe de los monjes,
interceded por nuestra santidad,
por nuestra salud
del alma, cuerpo y mente.
del alma, cuerpo y mente.
Destierra de nuestra vida,
de nuestra casa,
las asechanzas del maligno espíritu.
las asechanzas del maligno espíritu.
Líbranos de funestas herejías,
de malas lenguas y hechicerías.
Pídele al Señor,
remedie nuestras necesidades
espirituales y corporales.
espirituales y corporales.
Pídele también por el progreso
de la santa Iglesia Católica;
y porque mi alma
no muera en pecado mortal,
para que así confiado
en Tu poderosa intercesión,
de la santa Iglesia Católica;
y porque mi alma
no muera en pecado mortal,
para que así confiado
en Tu poderosa intercesión,
pueda algún día en el cielo,
cantar las eternas alabanzas.
cantar las eternas alabanzas.
Amén.
Jesús, María y José os amo,
salvad vidas, naciones y almas.
Jesús, María y José os amo,
salvad vidas, naciones y almas.
Rezar
3 Padrenuestros, Avemarías y Glorias
3 Padrenuestros, Avemarías y Glorias
La Medalla de San Benito
La Medalla de San Benito es un signo sagrado muy difundido entre los fieles católicos desde hace muchos siglos. La Medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia con gran poder de exorcismo. Como todo sacramental, su poder está no en sí misma sino en Cristo quien lo otorga a la Iglesia, y por la fervorosa disposición de quien usa la medalla. El origen de esta Medalla se fundamenta en una verdad y experiencia que aparece en la vida de San Benito. Este santo, Patriarca de Occidente, usó con frecuencia el signo de la Cruz como señal bienhechora que simboliza la Pasión salvadora de Cristo, y por la cual venció siempre el poder del mal y atrajo sobre sí la bendición de Dios. Además, recuerda a los fieles la presencia constante de Dios y su protección. Al llevar consigo esta Medalla es conveniente invocar al Señor diciendo:
"Por tu Santa Cruz, Señor, bendíceme y protégeme del mal"
Explicación de la Medalla
La Medalla presenta, por un lado, la imagen del Santo Patriarca, y por el otro, una Cruz, y en ella y a su alrededor, las letras iniciales de una oración o exorcismo, que a continuación explicaremos detalladamente en latín y su traducción al castellano.
Explicación del Anverso
Entre las antiguas medallas (como la del gráfico), la figura del Santo es rodeada con el texto latino:
Eius in obitu nostro presentia muniamur (Que a la hora de nuestra muerte, nos proteja tu presencia)En algunas medallas actuales, frecuentemente la frase es substituida por:
Crux Sancti Patris Benedicti, o todavía, más simplemente, por la inscripción: Sanctus Benedictus.
Explicación del Reverso
En cada uno de los cuatro lados de la Cruz vemos las letras:
C.S.P.B. (Que corresponden a las letras iniciales de la frase en latín: Crux Sancti Patris Benedicti. Cruz del Santo Padre Benito).
Explicación de la Cruz de San Benito
En el sentido vertical de la Cruz vemos las letras:
C.S.S.M.L. (Que corresponden a las letras iniciales de la frase en latín: Crux Sácra Sit Mihi Lux. Que la Santa Cruz sea mi luz).En el sentido horizontal de la Cruz vemos las letras:
N.D.S.M.D. (Que corresponden a las letras iniciales de la frase en latín: Non Draco Sit Mihi Dux. Que el demonio no sea mi guía).
Explicación del Círculo Exterior
Empezando por la parte superior derecha, en el sentido de las agujas del reloj vemos las letras:
V.R.S. (Que corresponde a la frase en latín: Vade Retro Satana. ¡Apártate Satanás).
N.S.M.V. (Numquam Suade Mihi Vána. No me aconsejes cosas vanas).
S.M.Q.L. (Sunt Mala Quae Libas. Es malo lo que me brindas).
I.V.B. (Ipse Venena Bibas. Bebe tú mismo tu veneno).En la parte superior, encima de la Cruz suele aparecer unas veces la palabra PAX y en las más antiguas IESUS.
Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:
http://www.catolico.org/santos/benito.htm
Texto tomado de San Benito de Luján:
Fuente - Texto tomado de CORAZONES.ORG:
http://www.corazones.org/santos/benito.htm