lunes, 6 de junio de 2016

Los 10 mandamientos contra el diablo y frases célebres contra los demonios



LOS 10 MANDAMIENTOS
CONTRA EL DIABLO

El cardenal Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Génova (Italia), imprimió una carta pastoral en la que enumera los “diez mandamientos” para defenderse del Tentador.


I. No olvides que el Diablo existe, porque su primera mentira es hacernos creer que no existe. 

II. No olvides que el Diablo es un tentador. No te consideres ni exento ni invulnerable. 

III. No olvides que el Diablo es sumamente inteligente y astuto. Logra su insidia siendo fascinante, como lo hizo con el primer hombre. 

IV. Sé vigilante: con los ojos y el corazón. Y sé fuerte: en espíritu y virtud. 

V. Cree firmemente en la victoria de Cristo sobre el Tentador, pues ésto te hará seguro e imperturbable incluso ante la agresión más violenta que se desate contra ti. 

VI. Recuerda que Cristo te hace partícipe de su victoria. 

VII. Continúa escuchando la Palabra de Dios. 

VIII. Sé humilde y ama la mortificación. 

IX. Reza siempre, sin cansarte, para que superes la tentación. 

X. Adora al Señor tu Dios y solamente a Él ríndele culto.


FRASES CELEBRES
CONTRA LOS DEMONIOS 


  • Si Dios está con nosotros, quién contra nosotros. San Pablo (Romanos 8,31). 
  • No creer en el Demonio, es como no creer en el evangelio. Papa Juan Pablo II. 
  • El Diablo puede refugiarse en su elemento favorito, el anonimato. Cardenal Joseph Ratzinger. 
  • El Demonio presenta al hombre el pecado siempre disfrazado y camuflado, se esconde, porque su aspecto es horrible, y si se lo vieran, todos huirían de él asustados. San Juan Crisóstomo. 
  • El que se aparta de Cristo, es presa fácil de las garras del Maligno. San Agustín (véase 1 Juan 3,10). 
  • El hombre se hace hijo del Diablo en cuanto más lo imita pecando. San Agustín (Véase Lucas 11,23). 
  • El Demonio es como un furioso perro encadenado que ladra y acosa, pero que solo hace daño a quien se le acerca demasiado. San Agustín. 
  • Si el Diablo por iniciativa propia pudiera hacer algo, no quedaría un ser viviente sobre la tierra. San Agustín.
  • El que se aparte de Cristo, es alimento del Diablo. San Agustín. 
  • Con el Diablo y sus ángeles caídos no hay amistad posible. San Agustín. 
  • El Demonio nos hace no sentir vergüenza de nuestros pecados, y vergüenza de confesarlos. San Agustín. 
  • El dinero es el estiércol del Demonio. San Agustín. 
  • El Demonio puede hacer mal al hombre, pero dentro de los límites permitidos por Dios.
  • Es tanta la crueldad del Demonio por los hombres, que nos mataría de una sola dentellada, sino nos defendiera la providencia divina. San Buenaventura.
  • La caída de los demonios será reparada por los castos en el cielo. San Buenaventura.
  • La estrategia del Demonio con respecto al pecado, es mantenernos con los ojos vendados mientras vivimos, y quitarnos la venda a la hora de la muerte. Santa Catalina de Siena.
  • Desenmascarar al Demonio es vencerlo. San Ignacio de Loyola. 
  • El Diablo anclado por siempre en el mal, hace del mal su propia perfección. Busset.
  • Los exorcistas no le tienen miedo al Demonio, es el Demonio el que tiene temor a quienes viven en unión con Dios. P. Gabriel Amorth, Sacerdote exorcista.
  • Un sacerdote que tiene miedo de las represalias del Diablo, es como un pastor que tiene miedo del lobo. P. Gabriel Amorth. 
  • Una vida en gracia de Dios es una vida libre de ataduras del Demonio. P. Gabriel Amorth.
  • La mayor astucia del Diablo es la de hacernos creer que no existe. Charles Pierre Baubalaiere.
  • Si el oficio de Dios es el de perdonar, el de Satanás es el de tentar a los hombres. Heinrich Heine.
  • Como el perro huye del palo con el que se la pegado, así el Demonio aborrece la cruz de Cristo. Tireo.
  • El primer engaño del Diablo es su incógnita. De Rougemont. 
  • Los sacerdotes casi nunca usan su poder de exorcistas, porque les falta fe, y temen disgustar al Demonio. León Bloy. 
  • La religión católica, es la única entre las demás, que tiene un poder supremo contra las fuerzas infernales. Brognolo.
Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG: