domingo, 5 de abril de 2015

San Samuel - Profeta (Año 1100 a.C.) - Fiesta Abril 6

Samuel significa "Dios me ha escuchado"
(Samu: me ha escuchado Él: Dios)
En la S. Biblia la historia de Samuel es una de las más interesantes y hermosas. Está narrada en los libros que se titulan 1º y 2º de Samuel, en el Antiguo Testamento.

Era hijo de Elcana y Ana, dos israelitas muy creyentes. Ana tenía la enfermedad de la esterilidad que le impedía tener hijos y por eso la otra esposa de su marido la humillaba continuamente. Ana lloraba de continuo y ya no quería ni comer. Y sucedió que un año cuando subieron a rezar en la Casa de Oración de Israel en Silo, Ana se quedó mucho tiempo junto al altar rezando con mucha fe y gran fervor. Y el sacerdote Helí al verla mover tanto los labios le dijo:
"Ud. debe estar borracha y así no debería venir acá"
Ella le respondió:
"No estoy borracha, lo que estoy es muy angustiada y he venido a implorar el favor de mi Dios"
El sacerdote le dijo:
"Vete en paz, que el Señor ha escuchado tu oración"
Entonces Ana le hizo a Dios este voto o promesa:
"Si me concedes un hijo varón, te lo ofreceré para que se dedique a servirte a Ti en la Casa de oración"
Y se volvió contenta a su casa lejana. Y al año le dio Dios a Ana su primer hijo, al cual le puso por nombre Samuel, que significa "Dios me ha escuchado", porque ella decía:
"Dios ha escuchado la oración que yo le hice pidiéndole un hijo"
Cuando el niño ya fue grandecito, la mamá lo llevó a la Casa de Oración en Silo y se lo ofreció a Dios para que se dedicara para siempre a servir junto al altar. Y llevó de regalo al templo un novillo de tres años, un bulto de harina y una vasija de vino y entonó un hermoso himno diciendo:
"Mi corazón se regocija por el Señor, porque no hay santo como nuestro Dios, pues Él a la mujer estéril le permite tener hijos. El Señor hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza; humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido; alza de la basura al pobre. Él guarda los pasos de sus amigos. Él es un Dios que sabe; Él es quien pesa todas las acciones"
El sacerdote del templo se llamaba Helí y tenía dos hijos muy atrevidos que cometían muchas fechorías y maldades y el papá no se atrevía a corregirlos. Los pecados de esos jóvenes disgustaban mucho a Dios y Él se propuso enviarles un castigo.

El niño Samuel se quedaba cada noche a dormir en la Casa de Oración para cuidarla. Y una noche oyó que lo llamaban diciendo:

"¡Samuel! ¡Samuel!"
El jovencito creyó que era Helí el que lo llamaba y corrió a donde el sacerdote y le dijo:
"Aquí estoy señor. ¿Me ha llamado?"
Helí le dijo:
"No te he llamado. Vete a dormir en paz"
Pero la voz de Dios volvió a llamar:
"¡Samuel!, ¡Samuel!"
El jovencito corrió otra vez donde Helí para ver para qué lo necesitaba. Y así sucedió por tres veces. Entonces Helí se dio cuenta de que era Dios el que lo llamaba y le dijo:

"Si te vuelve a llamar le dirás: Habla Señor que tu siervo escucha"
Y así lo hizo Samuel cuando Dios lo volvió a llamar y entonces oyó que Dios decía:
"Voy a castigar a Helí y a sus hijos con terrible mal, porque los hijos hicieron grandes males y el padre no los ha corregido"
Y sucedió entonces que los filisteos atacaron al pueblo de Israel. Y los hijos de Helí se fueron con todo el ejército a defender la patria. Y se llevaron el Arca de la Alianza (donde estaba el Maná y las tablas de la Ley con los 10 Mandamientos) y se dio una gran batalla y los filisteos derrotaron a los israelitas e hicieron una gran matanza y asesinaron a los dos hijos de Helí y se robaron el Arca de la Alianza. Cuando un mensajero llegó a contar a Helí que se habían robado el Arca y habían matado a sus dos hijos, el pobre anciano que estaba sentado en una silla, se fue de para atrás del susto y se desnucó.

El pueblo eligió entonces como sacerdote al joven Samuel y Dios empezó a traerle sus mensajes y a guiarlo en todo, porque Samuel era un santo. Los filisteos devolvieron el Arca y hubo paz. El pueblo pidió que se le diera un rey. Samuel consultó a Dios, y el Señor le dijo que el rey sería Saúl, el cual era el último de la familia de la más pequeña tribu de Israel. Samuel lo llamó y le echó aceite sagrado sobre su cabeza y lo proclamó rey ante todo el pueblo.


Y sucedió que Saúl empezó a desobedecer a lo que Dios ordenaba, y entonces el Señor le dijo a Samuel:
"He retirado mi espíritu de Saúl y lo he pasado a David. Irás a Belén y ungirás a ese joven como rey"
Samuel se fue a Belén a buscar a David. Éste era un pastor de ovejas y estaba en el campo cuidando los animales. Samuel lo hizo venir y echando aceite sagrado sobre su cabeza lo ungió, y desde entonces el Espíritu de Dios vino a David y lo fue guiando en todas sus acciones. Ya anciano, Samuel reunió a todo el pueblo y les dijo:
"Durante 40 años los he guiado espiritualmente. Ahora les pido que si alguno tiene alguna queja contra mí la diga claramente. Y si a alguno le he quitado algo o le he hecho algún mal, que lo diga sin más"
Y el pueblo entero le respondió:
"Ningún mal nos has hecho y a nadie le has quitado nada, y nadie tiene la menor queja contra ti"
Y así terminó santamente su larga vida este hombre que desde muy pequeñito fue llevado por su madre a servir junto al altar a Dios y que cada día y cada hora, tuvo por único fin de su existencia agradar a Nuestro Señor.

Que Dios nos envíe
muchos sacerdotes
tan santos como Samuel.

¿Has visto a uno
que cumple bien su deber?
Ése ocupará puestos importantes
(S. Biblia. Proverbios)

Fuente - Texto tomado de EWTN.COM: