domingo, 29 de abril de 2012

Santa Catalina de Siena (1347-1380) - Fiesta Abril 29

Virgen, esposa mística de Cristo,
Segunda mujer proclamada Doctora de la Iglesia,
Dominica Terciaria,
Consejera de Papas,
Autora del "Diálogo"
Nació en Siena el año 1347. Ya desde niña aspiraba a lo mejor y consiguió entrar en la Tercera Orden Dominicana. Movida por su gran amor a Dios y al prójimo, promovió la paz y la concordia entre las ciudades y defendió valientemente los derechos y la libertad del romano pontífice, favoreciendo también la renovación de la vida religiosa.  Es autora de importantes obras de espiritualidad. Murió el año 1380. Canonizada por el Papa Pío II en 1461. Urbano  VIII transfirió su festividad al 30 de abril. Sus cortos 33 años de vida fueron de gran impacto para la Iglesia. Santa Catalina es una de las tres doctoras de la Iglesia (las otras dos son Santa Teresa de Ávila y Santa Teresita del Niño Jesús), a pesar de que nunca tuvo una preparación académica formal. Santa Catalina fue el instrumento que utilizó el Señor para que regresara el Papado de Aviñón (Francia) a Roma. Santa Catalina tenía un profundo amor a la Eucaristía, a la Santísima Virgen y a los pobres. Tuvo muchas experiencias místicas, entre ellas:
  • El desposorio con Cristo
  • Profecías
  • Estigmas
  • Ayunos de largos períodos (en los cuales se alimentaba solamente de la Eucaristía)

Confianza y amor a la Virgen María

Desde niña, empezó a orar a la Reina de Siena, y a menudo se le oía rezar el Ave María bajando las escaleras de su casa. Un día cuando tenía 6 años de edad y mientras caminaba por las calles de Siena con su hermano, elevó su mirada y de repente vio sobre el techo de la Iglesia de Santo Domingo, al Rey de Reyes sobre un espléndido trono, vestido como el Papa con su corona Papal; y con Él estaban San Pedro, San Pablo y San Juan. Jesús mirando con ternura a Catalina, despacio y solemnemente la bendijo, haciendo tres veces la señal de la Cruz sobre ella con su mano derecha, como lo hace un obispo. Desde ese momento Catalina dejó de ser una niña, se enamoró profundamente de su amado Salvador "esa visión y esa bendición fueron tan poderosas que después ella no pudo pensar en nada más que en los ermitaños, y en cómo imitarlos". Al año siguiente, ante un cuadro de Nuestra Señora, se ofreció al Señor que la había bendecido. En este momento tan crucial oró a la Virgen:
"¡Santísima Virgen, no mires mi debilidad, sino dame la gracia de tener como esposo a Aquel  a quién yo amo con toda mi alma, tu Santísimo Hijo, Nuestro Único Señor, Jesucristo! Le prometo a Él y a Ti, que nunca tendré otro esposo".
Modelo de virtud antes de sus 15 años de edad

Con su ejemplo de humildad, obediencia y caridad ante su familia, los conquistó y entonces le permitieron ser miembro de la Tercera Orden de Santo Domingo y tener un cuarto privado. Allí comenzó a hacer actos de mortificación heroicos. Se alimentaba principalmente de hierbas y vestía con telas muy crudas. Asistía con gran generosidad a los pobres, a los enfermos, consolaba a los presos. Su sometimiento de la propia voluntad al Señor, aún en sus penitencias, daba verdadero valor a lo que hacía. Pero sus experiencias místicas no le quitaban las pruebas. Sufría por su temperamento al que dominaba con gran paciencia y por los baños calientes que le ordenaron los médicos. En medio de sus dolencias oraba sin cesar para expiar sus ofensas y purificar su corazón.

Recibe el hábito de la Tercera Orden Dominica

En la noche anterior a su profesión en la orden, después de pasar por una severa prueba en la cual el demonio se le apareció como un caballero muy guapo y elegante, y le ofreció un traje de seda con joyas brillantes, Catalina se tiró sobre el crucifijo y gritó:
"¡Mi único, mi amado esposo. Tú sabes que jamás he deseado a nadie más que a Ti. Ven en mi ayuda, mi amado Salvador!"
De pronto, frente a Catalina estaba la Madre de Dios, teniendo en sus manos un traje de oro, y con su voz suave y tierna, la Virgen le dijo:
"Este vestido, hija mía, lo he traído del corazón de mi Hijo. Estaba escondido en la herida de su costado como en una canasta de oro, y te lo hice con mis propias manos"
Entonces con ferviente amor y humildad, Catalina inclinó la cabeza, mientras la Virgen le imponía este vestido celestial. Por fin, en 1635, a los 18 años (según algunos escritores a los 20 años), recibió el hábito de la Tercera Orden Dominica. Durante tres años después de recibir el hábito, Catalina vivió, en la santa soledad de su pequeño cuarto y en su capilla favorita. Allí pasó un entrenamiento estricto basado en la auto-negación y desarrollo espiritual bajo la dirección personal de Cristo y de su Madre. No hablaba sino con Dios, la Virgen y su confesor.

El Niño Jesús



Catalina tenía gran devoción al Niño Jesús. Una noche de Navidad, mientras oraba con sus hermanas de la Tercera Orden en la Iglesia de Santo Domingo, se le concedió una visión muy impresionante. La Virgen María de rodillas adorando en oración ferviente al recién nacido, el Divino Niño. Catalina estaba tan sobrecogida que suplicó humildemente a la Virgen que le permitiera cargar al Niño por un momento. Con una sonrisa afectuosa, la Virgen tomó el Niño y se lo entregó a Catalina, quien teniéndolo en sus brazos, lo besó y le susurró en el oído los nombres de todos sus seres queridos.


Severos ataques del demonio

La serpiente, viendo su vida angelical, la asaltaba buscando destruir su virtud. Llenaba su imaginación con las más sucias representaciones y asaltaba su corazón con las más bajas y humillantes tentaciones. Después su alma quedaba en una nube de oscuridad, la más severa prueba imaginable. Se veía a sí misma cientos de veces al borde del precipicio, pero siempre sostenida por una mano invisible. Sus armas eran la oración ferviente, la humildad, resignación y confianza en Dios. Así venció las pruebas que sirvieron mucho para purificar su corazón. Nuestro Señor la visitó después y ella le dijo:
"¿Dónde estabas, mi divino Esposo, mientras yo yacía en tan temible condición de abandono?"
Jesús le contestó:
"Estaba contigo"
"¿Cómo? -replicó ella-, ¡¿entre las sucias abominaciones en que infectaban mi alma?!"
Él le dice:
"Eran desagradables y sumamente dolorosas para ti. Este conflicto, por lo tanto, fue tu mérito, y la victoria sobre ellas, fue debido a mi presencia".
El enemigo también la invitaba al orgullo, sin escatimar ni violencia ni estrategia alguna para seducirla a sus vicios. Pero la humildad era su defensa. Dios la recompensó con su caridad para los pobres y muchos milagros.

Nupcias con Jesús

Un día jueves después de que Catalina había orado todo el día con extraordinaria fe, Nuestro Señor se le apareció y le dijo:

"Ya que por amor a Mi has renunciado a todos los gozos terrenales y deseas gozarte sólo en Mi, he resuelto solemnemente celebrar Mi esposorio contigo y tomarte como mi esposa en la fe"
Mientras el Señor hablaba, aparecieron muchos Ángeles, su Santísima Madre, San Juan, San Pablo y Santo Domingo (ella era de su orden). Y mientras el Rey David tocaba una dulce música en su arpa, nuestra amorosa Madre tomó la mano de Catalina y la puso en la mano de su Hijo. Entonces Jesús, puso un anillo de oro en el dedo de Catalina, y dijo:
"Yo, tu Creador y Salvador, te acepto como esposa y te concedo una fe firme que nunca fallará. Nada temas. Te he puesto el escudo de la fe y prevalecerás sobre todos tus enemigos".
La corona de espinas
En una visión, el Señor le presentó dos coronas, una de oro y la otra de espinas, invitándola a escoger la que más le gustara. Ella respondió:
"Yo deseo, oh Señor, vivir aquí siempre conformada a tu pasión y a tu dolor, encontrando en el dolor y el sufrimiento mi respuesta y deleite".

Entonces, con decisión tomó la corona de espinas y la presionó con fuerza sobre su cabeza.

Experiencias místicas con la Virgen

Dos veces, en fiestas litúrgicas especiales, la Virgen le ayudó milagrosamente. Durante una Misa de año nuevo, Catalina estaba tan sobrecogida por la emoción, que cuando se puso de pie para ir a recibir la comunión estuvo a punto de caer. La Virgen, con sus manos tiernas y al mismo tiempo fuertes, la sostuvo hasta que se recuperó.

Un día de la Asunción, que tradicionalmente era la fiesta más grande del año en Siena, la ciudad de la Virgen, Catalina estaba muy enferma en cama, y deseaba intensamente por lo menos poder ver la catedral. De pronto se encontró en el atrio de la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora, y pudo caminar perfectamente y participar en la Misa solemne dedicada a la Virgen.

Fuente - Texto tomado de CATOLICO.ORG:

Día del Sacerdote Buen Pastor - Abril 29 de 2012

XLIX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones
Las vocaciones don de la caridad de Dios
El 29 de abril (4° Domingo de Pascua), llamado Domingo del Buen Pastor, se celebrará en todo el mundo la 49a Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, establecida por el Papa Pablo VI, y que este año tiene por lema:
"Las vocaciones don de la caridad de Dios"

Con motivo de esta Jornada el Papa Benedicto XVI envió un mensaje a todo el mundo católico, en el que insta a los obispos y sacerdotes a amar su vocación sacerdotal y religiosa. "Se trata de un amor sin reservas que nos precede, nos sostiene y nos llama durante el camino de la vida y tiene su raíz en la absoluta gratuidad de Dios", nos recuerda el Santo Padre.


El Papa nos recuerda que "En efecto, toda vocación específica nace de la iniciativa de Dios; es don de la caridad de Dios. Él es quien da el 'primer paso' y no como consecuencia de una bondad particular que encuentra en nosotros, sino en virtud de la presencia de su mismo amor 'derramado en nuestros corazones por el Espíritu' (Rm 5,5)".

El Santo Padre hace un llamado a promover las vocaciones: "El amor de Dios permanece para siempre, es fiel a sí mismo, a la 'palabra dada por mil generaciones' (Sal 105,8). Es preciso por tanto volver a anunciar, especialmente a las nuevas generaciones, la belleza cautivadora de ese amor divino, que precede y acompaña: es el resorte secreto, es la motivación que nunca falla, ni siquiera en las circunstancias más difíciles", más adelante el Papa marca las tareas que debe emprender la pastoral vocacional:
"Palabra, oración y Eucaristía son el tesoro precioso para comprender la belleza de una vida totalmente gastada por el Reino".
Al terminar el Santo Padre hace la siguiente motivación:
"Es importante que se creen en la Iglesia las condiciones favorables para que puedan aflorar tantos 'sí', en respuesta generosa a la llamada del amor de Dios".
Fuente - Texto tomado - Periódico Misión - La Iglesia de la Arquidiócesis de Medellín que se proyecta - Abril de 2012 - Ed. 05