jueves, 23 de septiembre de 2010

San Pío de Pietrelcina - Fiesta Septiembre 23


Foto del Padre Pío en 1919

Fechas en la vida del Padre Pío

  • Mayo 25 de 1887. Nace en Pietrelcina, sur de Italia.
  • Mayo 26 de 1887. Bautizado con el nombre de Francisco (Forgione).
  • 1897. Primera comunión.
  • Enero de 1903. Entra en el convento de los capuchinos en Morcone.
  • Enero 22 de 1904. Primera profesión religiosa.
  • 1904 - 1907. Hace sus estudios de filosofía.
  • Enero 27 de 1907. Su profesión perpetua y solemne.
  • 1907 - 1909. Hace sus estudios de teología.
  • Julio 18 de 1909. Recibe el diaconado.
  • Agosto 10 de 1910. Es ordenado sacerdote en Benevento.
  • 1910 - 1915. Tiene que irse a vivir en Pietrelcina en casa de sus padres, a causa de sus continuas enfermedades.
  • Septiembre 20 de 1910. Recibe las cinco heridas pero invisibles.
  • Agosto 26 de 1912. Se siente herido por un dardo de fuego de amor hacia Dios y hacia el prójimo.
  • Viernes Santo de 1913. Se le aparece Jesús llorando a causa de los sacerdotes infieles e indignos.
  • 1915 - 1918. Prestando el servicio militar en el ejército.
  • 1918. Enviado a trabajar en San Giovanni Rotondo.
  • Septiembre 20 de 1919. Recibe del Crucifijo los estigmas o cinco heridas visibles, sangrantes.
  • Enero 3 de 1929. Muere la madre del Padre Pío.
  • 1931 - 1933. Por un decreto queda recluído en el convento sin poder tratar con la gente de fuera.
  • 1933. El Papa Pío XI declara que el Padre Pío queda libre del anterior decreto.
  • Mayo 16 de 1947. Primera piedra de la Casa Alivio al Sufrimiento.
  • Mayo 5 de 1956. Inaugura la Casa Alivio al Sufrimiento.
  • 1957. El Papa Pío XII concede al Padre Pío plenos poderes para disponer de los bienes de la clínica sin necesitar permiso de sus superiores.
  • Octubre 9 de 1958. Muere Pío XII el gran amigo del Padre Pío.
  • 1959. Consagración del nuevo Santuario de Nuestra Señora de las Gracias, en San Giovanni.
  • Agosto 6 de 1959. La Virgen de Fátima le obtiene milagrosamente la curación de una gravísima enfermedad.
  • 1960. Visita de Maccari.  El Padre Pío queda supervigilado hasta 1964.
  • 1961. Hace testamento declarando que todo lo que administra le queda a la Santa Sede.
  • Septiembre 23 de 1968. Muerte del Santo.
  • Mayo 2 de 1999. El Papa Pablo VI lo BEATIFICÓ en una solemnísima celebración en Roma.
  • Año 2002. CANONIZADO, o declarado SANTO por el Sumo Pontífice Juan Pablo II.
                                                                                    Bella Frase





Un día, ante la noticia de grandes sufrimientos que estaba padeciendo la gente, exclamó:

"Ah, si yo pudiera acabar con todos los sufrimientos del mundo...", pero luego se retractó y dijo esta bella frase:

"¿Y quién soy yo para pretender corregir lo que Nuestro Señor permite?  Todo sucede para bien de los que aman a Dios. Hágase siempre su santa voluntad".

Amar a Todos


Una de sus recomendaciones más frecuente era ésta:

"Amen, amen a todos, amen mucho. Basta apartar el corazón de todo aquello que sea desorden y que sea pecado. Amemos siempre, pero sobre todo amemos a Dios, que es el supremo y mayor bien que existe. Junto con Dios hay que amar también a las creaturas que Él ha creado. El amor lo colocó Nuestro Señor en el corazón para que amemos. Con tal de no amar a las creaturas más que a Dios o lo mismo que a Dios, amemos a todos, que el verdadero amor viene de Dios. Amemos todo lo bueno que hay en el mundo. Todo esto es creación del buen Dios, y los inventos los ha inspirado Él para nuestro bien. Toda la creación es obra del amor de Dios y nosotros debemos amar a esta creación que Él ama tanto también".

Los ataques del diablo

Todos los biógrafos del Padre Pío están de acuerdo en que las intervenciones diabólicas en la vida de este santo sacerdote son algo desconcertante.

El demonio lo atacaba con terribles tentaciones contra la fe, y contra la confianza y la misericordia de Dios. Le presentaba horrendas imaginaciones impuras y pensamientos de desesperación. Y cuando el "malhechor", como lo llamaba el Padre Pío, no lograba derrotarlo en nada, lo atacaba con gritos, ruidos horribles y tremendos golpes contra ese pobre cuerpo ya tan enfermo del buen religioso.

Narraciones de sus tentaciones, escritas por el Padre Pío en cartas a su director espiritual


"La última noche la pasé malísimamente. Desde las diez, hora en que me acosté, hasta las cinco de la mañana, cuando me levanté, el malhechor no hizo otra cosa que molestarme continuamente con pensamientos de desesperación y de falta de confianza en Dios. A ratos me parecía que iba a perder la cabeza y que esta noche iba a ser la última de mi vida. Pero bendito sea Jesús que ninguna de esas cosas ha sucedido. A las cinco de la mañana cuando el malhechor se alejó empecé a sentir un terrible frío por todo el cuerpo y esto me duró unas dos horas. Terminé echando sangre por la boca".
El 18 de enero de 1913 escribía:
"Anoche los impuros enemigos de Dios me atacaron con ruidos endiablados y presentándose en figuras horribles. Cuando vieron que a sus tentaciones les respondía con oraciones y que sus ataques resultaban vanos, se me lanzaron encima, me golpearon, lanzaron al suelo los libros y voltearon los muebles, lanzando gritos desesperados".
El 13 de febrero escribe:
"Llevo ya 22 días en los que Jesús permite a estas bestias feroces desahogar su ira contra mí. Tengo el cuerpo totalmente golpeado a causa de los golpes que ellos me han propinado. En este tiempo tan frío, con varios grados bajo cero, me quitan las cobijas y me tengo que quedar así por varias horas porque pierdo las fuerzas y no soy capaz de moverme... El demonio hace cuanto puede por alejarme de Jesús pero no lo logra conseguir. Hay momentos en los que me siento desfallecer por tantos ataques. Oh, Padre mío, cuántas lágrimas, cuántos suspiros dirijo al cielo para verme libre y vencedor de tan terribles ataques. Pero en todo esto brilla una luz de esperanza: después de tan horrendas horas de apariciones y tentaciones, siento las dulzuras maravillosas que Jesucristo hace gozar a quienes se mantienen fieles a su santa amistad".

Su arma preferida:  El Santo Rosario

¿Quién podría contar los rosarios que el Padre Pío rezó en tantos años?  Siempre llevaba la camándula en su mano. Y tenía rosarios en todas partes: debajo de la almohada, en los bolsillos, en la mesa. Se podía llamar "El religioso del rosario"Decía que el arma predilecta con la cual derrotaba a los enemigos del alma era el Santo Rosario.






Un día que estaba en cama enfermo, notó que se le había extraviado su rosario y le dijo al padre enfermero: "Por favor, busque dónde se me ha quedado mi arma de combate". El otro entendió y se fue a buscarle su camándula. Todo rato libre lo dedicaba a rezar el rosario, meditando los misterios. En su cuaderno de apuntes escribió: "Cada día rezaré cinco rosarios de quince misterios cada uno".

Últimos consejos del Padre Pío

Unos días antes de su muerte, se le acercaron algunos devotos y le pidieron:
"Padre, ¿qué consejos nos deja de recuerdos?"
Y él respondió:
"Amen mucho a la Virgen Santísima y háganla amar. Recen el rosario. Récenlo siempre. Récenlo cuántas más veces puedan. Recuerden que quien más reza tiene más posibilidades de salvarse, y quien menos reza, tiene más peligro de condenarse. El rosario es la oración que triunfa de todo y de todos".

La boleta de entrada

Un día lo visitaba el obispo Monseñor Pablo Corta, acompañado de un militar, y el prelado le pidió al Padre Pío que le consiguiera al oficial del ejército una boleta para entrar al cielo.

El Padre Pío sacó una camándula y entregándosela al militar le dijo:
"Ésta es la mejor boleta y recomendación para que al morir lo dejen entrar a la Patria Celestial. Recuerde que María Santísima es la Puerta del cielo. Si usted reza cada día con devoción el Santo Rosario, la Madre de Dios le conseguirá de su Hijo Jesucristo, la entrada a la Gloria Celestial".

Texto tomado del Libro:  San Pío de Pietrelcina - El Padre Pío - P. Eliécer Sálesman